Abordaje y diagnóstico diferencial del paciente eritrodérmico adulto: Revisión de Literatura
Autora principal: Dra. Sofía Gamboa Miranda
Vol. XVII; nº 13; 560
Approach and differential diagnosis of the adult erythrodermic patient: Literature review
Fecha de recepción: 01/06/2022
Fecha de aceptación: 01/07/2022
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 13 – Primera quincena de Julio de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 13; 560
Autoras:
Dra. Sofía Gamboa Miranda1; Dra. Melissa Castro Fernández2, Dra. Ana Patricia Marenco Flores3
1Médico General, investigadora independiente, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-0695-2294
2Médico General, Caja Costarricense del Seguro Social, Clínica Orotina-San Mateo, Alajuela, Costa Rica ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-6012-3537
3Médico General, investigadora independiente, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-6581-7615
Resumen
La eritrodermia es un síndrome clínico caracterizado por eritema y descamación generalizados que abarca al menos 90% de la superficie de la piel. Es considerada una emergencia dermatológica que requiere de una asistencia intrahospitalaria y en muchos casos en unidades de cuidados intensivos. Puede ser causada por exacerbación de dermatosis preexistentes, como reacción a medicamentos, malignidades, entre otras. Su patogenia depende de la causa subyacente, aunque se cree que la interacción de diversos factores inflamatorios resultan en un aumento de la mitosis y recambio de los queratinocitos, provocando una extensa exfoliación cutánea. El diagnóstico se basa en una detallada historia clínica y examen físico completo. Sin embargo, en muchos casos es necesario recurrir a estudios histológicos para ayudar a determinar la causa y frecuentemente, esta puede no identificarse. En casos agudos, los pacientes pueden presentar síntomas sistémicos que pueden complicar el progreso de la enfermedad. Por otro lado, en casos crónicos, este tipo de síntomas suele estar ausente. La evolución y características del brote podrían ayudar a identificar el trastorno subyacente causante de la eritrodermia. El tratamiento específico dependerá de la causa, de la gravedad y del curso de la afección. Sin embargo, hay medidas generales que deben realizarse en todos los casos, que incluyen la estabilización del paciente y corrección de trastornos hidroelectrolíticos, el uso de emolientes y otros tratamientos tópicos para proveer alivio al paciente.
Palabras clave: Eritrodermia, descamación, eritema, eccema, diagnóstico diferencial
Abstract
Erythroderma is a clinical syndrome characterized by generalized erythema and scaling involving at least 90% of the skin surface. It is considered a dermatological emergency that requires hospital care and in many cases admission to intensive care units. It can be caused by the exacerbation of pre-existing dermatoses, as a result of the reaction to medications, and certain malignancies, among others. Its pathogenesis depends on the underlying cause, although it is believed that the interaction of various inflammatory factors results in increased mitosis and turnover of keratinocytes, causing extensive skin exfoliation. Diagnosis is based on a detailed medical history and complete physical examination. However, histologic studies are necessary to help determine the cause in many cases, and the exact cause can in many cases not be identified. In acute cases, patients may present with systemic symptoms that can complicate the progress of the disease. On the other hand, in chronic cases, these types of symptoms are usually absent. The course and characteristics of the outbreak could help identify the underlying disorder causing the erythroderma. The specific treatment will depend on the cause, severity, and course of the condition. However, there are general measures that must be carried out in all cases, including patient stabilization and correction of electrolyte disturbances, the use of emollients, and other topical treatments to provide relief to the patient.
Keywords: Erythroderma, desquamation, erythema, eczema, differential diagnosis
Declaración de Buenas Prácticas Clínicas
Las autoras de este manuscrito declaran que:
Todas ellas han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses. La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS)
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista. Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Introducción
La eritrodermia también se conoce como dermatitis exfoliativa generalizada y se define como un síndrome dermatológico inflamatorio severo. Se caracteriza por eritema generalizado que puede ser agudo o crónico, y descamación que compromete al menos 90% de la superficie corporal total. Se considera una emergencia dermatológica [1,2,3]. Frecuentemente asocian erosiones, costras y cambios en el pelo y las uñas; además de complicaciones como linfadenopatías, hipotermia, deshidratación, desórdenes hidroelectrolíticos, falla orgánica y sepsis [2,3]. A excepción de la etiología medicamentosa, suele ser una enfermedad de instauración gradual e insidiosa. Fisiopatológicamente, es difícil definirla, ya que depende de la causa subyacente, y se debaten las vías patogénicas comunes [4, 5, 6 ].
La incidencia varía según los estudios, pero se han publicado cifras de 0.9-2 casos por 100 mil habitantes de la población general. Al filtrar por pacientes dermatológicos, la misma aumenta a de 30-44 casos por cada 100 mil [1,7]. Debido a la heterogeneidad de las etiologías, la incidencia relativa a la etiología es variable. En los adultos suele presentarse en la quinta década con predominancia masculina [3, 4, 8].
La mayoría de los estudios indica que en la mayoría de los casos, se trata de una exacerbación de una dermatosis preexistente, siendo la psoriasis la causa más frecuente [1]. Algunos estudios concuerdan en que la segunda causa en frecuencia son las reacciones medicamentosas, siendo importante los antiepilépticos (carbamazepina como primer agente, pero también penicilina y alopurinol) [2,3]. En inglés se utiliza la nemotecnia SCALPID: dermatitis seborreica/sarcoidosis, dermatitis de contacto, dermatitis atópica/enfermedades autoinmunes, linfoma/leucemia, psoriasis/pitiriasis rubra, infecciones, reacciones a drogas (medicamentosas) [1,2,3]. Además se debe considerar la existencia de múltiples casos idiopáticos (hasta 25% en algunas series) que generalmente se atribuyen a fallos en las biopsias, ya sea que no se obtuvieron, o que la muestras fueron insuficientes [1,3]. En general, definir la patología subyacente suele ser un reto y se requiere de una correlación clinicopatológica profunda [1, 2, 3].
El objetivo de esta revisión de la literatura es plasmar las últimas recomendaciones en el abordaje y tratamiento del paciente adulto con eritrodermia, considerando que este síndrome tiene la capacidad de modificar el pronóstico y la calidad de vida, además de que predispone a otras complicaciones que pueden llevar a la muerte (infecciones y trombosis) [3].
Metodología
La presente corresponde a una revisión bibliográfica descriptiva dedicada a presentar información actualizada respecto al abordaje del paciente eritrodérmico. Para la realización de este manuscrito se consultaron las bases de datos disponibles en la plataforma del Sistema de Bibliotecas, Documentación e Información (SIBDI) de la Universidad de Costa Rica (Clinical Key, ScienceDirect, Cochrane, Springer, Scopus) y la base de datos de uso libre, PubMed.
Criterios de inclusión: se utilizaron los artículos desde 2009 hasta el 2021, en inglés y español, que incluyera alguna de las palabras clave o keywords: Eritrodermia, descamación, eritema, eccema, diagnóstico diferencial (así como sus equivalentes en inglés).
Criterios de exclusión: artículos publicados antes del 2009, idiomas diferentes al inglés o español, e investigaciones con conflictos de intereses.
Discusión Patogénesis
Los mecanismos patogénicos de la eritrodermia dependen de la causa subyacente de la misma y las vías involucradas en la generalización de las lesiones cutáneas preexistentes aún no se conocen completamente [1]. Se cree una interacción compleja entre citoquinas (IL-1, IL-2, IL-8, molécula de adhesión intercelular (ICAM-1), el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), interferón gamma (IFN-γ) y el factor de crecimiento vascular endotelial (VEGF), quimioquinas y moléculas de adhesión, resultan en un aumento de la división celular de las células epidérmicas [1, 9, 10, 11, 12]. El número de queratinocitos germinativos así como su tasa de mitosis se encuentra aumentada en la piel de pacientes con eritrodermia, y el tiempo de tránsito de las células a través de la epidermis se encuentra acortado, lo cual resulta en exfoliación cutánea excesiva [1,9, 10].
Las escamas corresponden a material normalmente retenido por la piel (ácidos nucleicos, aminoácidos, proteínas solubles), y la pérdida de escamas provoca un aumeto de la pérdida proteica diaria de entre un 25-30% para los casos causados por psoriasis y de 10-15% para el resto de los casos [1, 13].En los útlimos años se ha visto una relación del desarrollo de eritrodermia senil con cambios en la respuesta inmune al tipo Th2 en los ancianos, ya que la respuesta predominante Th2, la interrupción de la función de barrera de la piel debido al envejecimiento y la administración prolongada de corticosteroides pueden estar asociadas con el desarrollo de eritrodermia inflamatoria [12].
Diagnóstico
El diagnóstico de eritrodermia se realiza con el hallazgo clínico de eritema generalizado y descamación que involucra ≥ 90% de la superficie de la piel [1,2]. Una historia clínica detallada es crucial para diagnosticar la etiología subyacente [2].
El diagnóstico diferencial de la eritrodermia incluye una reacción de hipersensibilidad a medicamentos, dermatosis inflamatoria, trastornos del tejido conectivo, infecciones y tumores malignos [14] Además, aproximadamente un tercio de los incidentes de eritrodermia son idiopáticos sin etiología identificable [14].
En el interrogatorio se debe preguntar a los pacientes sobre condiciones médicas preexistentes, alergias y enfermedades [2]. Los pacientes con antecedentes de trastornos dermatológicos pueden desarrollar eritrodermia durante un brote [3]. A su vez, un historial completo de medicamentos es de vital importancia y debe incluir detalles sobre todos los medicamentos recetados, de venta libre y naturales [2].
Por su parte, el examen físico permite evaluar el compromiso sistémico y las posibles complicaciones (organomegalia, linfadenopatía, edema periférico, infección, insuficiencia cardíaca y compromiso respiratorio potencial) [15]. Existen ciertos elementos durante la exploración física que el médico debe poner énfasis,: la existencia de ingurgitación yugular o edema; Hepatomegalia o esplenomegalia; adenopatías (pueden orientar a un proceso linfoproliferativo); fuerza muscular (dermatomiositis) o artritis (psoriasis), o ectropión [16].
Después de caracterizar la erupción morfológicamente, el tipo de reacción/síndrome subyacente se puede reducir y considerar más a fondo los elementos que puedan estar relacionados [17]. Otra característica importante a establecer es si la reacción se limita a la piel o si hay compromiso sistémico [17].
Posterior a una historia clínica y un examen físico detallado, una biopsia de piel, estudios de laboratorio, imágenes e histología pueden ser complementos útiles para derivar un diagnóstico definitivo y excluir otros diagnósticos diferenciales [1].
La principal pista dermatoscópica de la eritrodermia por dermatitis es la descamación/costras amarillentas, resultado de la hiperqueratosis y la espongiosis. Además, esta forma de eritrodermia también puede mostrar vasos punteados, pero, a diferencia de la psoriasis, se distribuyen en un patrón focal [18]. La biopsia de piel es una herramienta de diagnóstico útil para identificar la etiología subyacente [2]. Algunos de los hallazgos patológicos inespecíficos presentes en la eritrodermia incluyen la hiperortoqueratosis, acantosis e infiltrado inflamatorio perivascular crónico con o sin eosinofilia [2].
No obstante, las características cutáneas diagnósticas pueden estar enmascaradas por los cambios inespecíficos de la eritrodermia, y es posible que sea necesario repetir la biopsia cuando mejoren los signos clínicos inespecíficos [2, 15].
Manifestaciones sistémicas
Los pacientes con eritrodermia a menudo aquejan prurito, siendo este de los síntomas más prevalentes, fatiga, escalofríos y malestar general [1, 2]. Puede haber linfadenopatía periférica generalizada, lo que lleva a la necesidad de exámenes histológicos y moleculares para descartar la posibilidad de malignidad hematológica [1]. Otras características descritas en esta condición incluyen edema facial, pedio o pretibial, hipotermia, caquexia, hepatomegalia, esplenomegalia y fiebre en aproximadamente la mitad de los pacientes [1, 4, 8].La dermatitis exfoliativa puede provocar complicaciones sistémicas, como deshidratación y trastornos hidroelectrolíticos, insuficiencia cardíaca de alto gasto, síndrome de dificultad respiratoria aguda e infecciones secundarias [1, 2, 4, 5, 9,13, 19]. Las uñas pueden presentar onicolisis, ser gruesas, secas, sin brillo y con surcos [4, 5, 9, 20]. La sepsis estafilocócica puede ocurrir debido a la piel inflamada y excoriada, especialmente en pacientes con VIH o con una neoplasia maligna hematológica subyacente [1]. Es importante el reconocimiento de las manifestaciones sistémicas que podrían complicar potencialmente la evolución de la enfermedad [1].
Manifestaciones cutáneas
Como se mencionó anteriormente, la eritrodermia se caracteriza por la presencia de eritema y descamación de un 90% o más de la superficie cutánea [1]. La condición suele iniciar como una o más lesiones eritematosas primarias que coalescen para eventualmente abarcar la mayoría de la superficie de la piel [1, 8, 20]. La piel suele tomar una coloración roja brillante y posteriormente se vuelve xerótica, caliente, endurecida y suele aparecer un grado variable de descamación de 2 a 6 días después del inicio del eritema [1, 2,8,19, 20, 21]. El brote suele acompañarse de dolor o prurito [1, 2,8, 20].
En la mayoría de los casos su inicio suele ser gradual e insidioso excepto en los casos causados por fármacos, en donde el inicio suele ser repentino, rápidamente progresivo y resuelve más rápidamente [1, 3, 9, 20]. Además en casos de hipersensibilidad por drogas, linfoma cutáneo, alergia de contacto y leucemia muestran una progresión más rápida y suelen mostrar una progresión cefalocaudal, mientras que una progresión más lenta es característica de los trastornos cutáneos primarios como la psoriasis y la dermatitis atópica, en los que el brote se extiende desde el tronco hasta zonas acrales [20].
El tono del eritema puede variar según la causa específica de la eritrodermia [1, 19, 20]. Se ha descrito eritema de color salmón o rojo anaranjado en la pitiriasis rubra pilaris, rojo púrpura intenso en linfoma cutáneo de células T, rojo a rosa salmón en la eritrodermia por psoriasis, melanoeritrodermia en eritrodermia paraneoplásica y pápulas de color marrón rojizo en papuloeritrodermia de Ofuji [5, 20].
En las fases agudas, las escamas pueden aparecer grandes y con grandes costras, mientras que en los estados crónicos tienden a ser más pequeñas y secas [1, 3, 20]. El tipo de escama puede sugerir la etiología subyacente: escamas finas generalmente se encuentran en condiciones eccematosas, escamas costrosas en enfermedades inmuno ampollosas, escamas exfoliativas en reacciones a medicamentos y escamas similares a salvado de trigo en dermatitis seborreica [1]. En la eritrodermia crónica, los pacientes pueden desarrollar erosiones costrosas y liquenificación secundaria al rascado intenso; también puede haber hiperpigmentación o hipopigmentación [1, 9].
Hallazgos específicos según trastornos seleccionados
A) Psoriasis
La psoriasis es la causa más común en pacientes con eritrodermia, causando hasta un 23% de los casos [2, 3]. En estudios epidemiológicos, se ha visto que la eritrodermia asociada a la psoriasis se desarrolló después de que la psoriasis estuvo presente durante 10 años o más [2, 3]. La generalización de la psoriasis suele ocurrir tras la retirada de corticoesteroides tópicos u orales potentes, de ciclosporina o de metotrexate y en ocasiones tras una infección sistémica, fototoxicidad o una dermatitis irritativa de contacto [2]. Las características clásicas de las placas psoriásicas se pierden con la generalización del eritema; sin embargo, los cambios en las uñas, como manchas en “gotas de aceite”, la onicolisis y hoyos en las uñas aún pueden estar presentes debido a una tasa de recambio más lenta [2, 5].
B) Dermatitis atópica (DA)
Los pacientes con DA subyacente pueden presentar eritrodermia con liquenificación acompañante y esta suele ser más común en pacientes con DA de moderada a grave [2, 5]. Pueden tener una piel engrosada, escamas finas, sensación de ardor o dolor y un aumento de las marcas en la superficie de la piel [2, 20]. La dermatitis atópica, la dermatitis alérgica o irritante de contacto, la dermatitis seborreica y la dermatitis por autosensibilización pueden conducir a la autosensibilización o la generalización de la reacción y esta suele tener una progresión más lenta [2, 20]. Los linfocitos sensibilizados en la piel (con la ayuda de las células de Langerhans) migran a los ganglios linfáticos regionales donde sensibilizan a otros linfocitos y luego se distribuyen a sitios distantes de la piel donde provocarán una respuesta alérgica que puede provocar eritrodermia [2].
C) Reacciones por medicamentos
Varios medicamentos se han asociado al desarrollo de la eritrodermia [2]. El periodo de ventana entre la toma de medicamentos y la aparición de la eritrodermia es de 1-2 semanas [9]. Dentro de los medicamentos más comúnmente implicados se encuentra la carbamazepina, penicilina, alopurinol, isoniacida, antimaláricos, sulfonamidas, fenitoína, entre otros [3, 22]. Las manifestaciones adicionales asociadas incluyen fiebre y eosinofilia periférica, junto con hinchazón facial, hepatitis, miocarditis y nefritis intersticial alérgica [2, 3, 5, 14, 22]. Este conjunto de hallazgos se conoce como DRESS (reacción a medicamentos con eosinofilia y síntomas sistémicos) [2, 5, 14]. En comparación con otras causas, el inicio de la eritrodermia secundaria a la medicación suele ser más repentino y progresa rápidamente, y la resolución suele ser más rápida [2, 22].
D) Pitiriasis Rubra Pilaris
La pitiriasis rubra pilaris es la condición adquirida que es más probable que se vuelva eritrodérmica [2]. El nombre pitiriasis se refiere a la escama predominante, rubra al distintivo color rojo anaranjado y pilaris a las pápulas foliculares alrededor de los folículos pilosos [2]. Típicamente presenta descamación con pequeñas áreas o “islas” de piel no afectada junto con escamas gruesas amarillas en palmas y plantas [1, 2, 5, 19, 20].La pitiriasis rubra pilaris generalmente comienza con una erupción similar a la dermatitis seborreica en el cuero cabelludo o la cara y se propaga a un ritmo variable de manera cefalocaudal [2, 5, 20]. Es más común en hombres mayores de 50 años y frecuentemente es confundida con la psoriasis [2].
E) Linfoma cutáneo de células T (LCCT)
El linfoma cutáneo de células T es la neoplasia maligna más común asociada con la eritrodermia [2, 5]. En algunos estudios se ha reportado que es la causa de hasta el 25% de los casos de eritrodermia [2]. Los pacientes con LCCT también pueden tener micosis fungoides y síndrome de Sézary [2]. En estadios avanzados de micosis fungoides, puede haber linfadenopatía, organomegalia, úlceras, nódulos tumorales y eritema dérmico fijo con prurito intenso que puede extenderse por toda la superficie corporal [2, 11]. El linfoma cutáneo de células T puede presentarse con un tono rojo púrpura intenso, alopecia y queratodermia dolorosa y fisurada [2, 23]. El síndrome de Sézary se caracteriza por la triada de eritrodermia, linfocitos T malignos circulantes y linfadenopatía generalizada [2, 23]. Otras características clínicas del síndrome de Sézary incluyen facies leoninas prurito severo, junto con una característica de LCCT que puede incluir alopecia difusa y queratodermia palmar y plantar dolorosa [2, 20, 23].
Histopatología
En los pacientes eritrodérmicos, pueden haber rasgos histológicos que podrían apuntar hacia el trastorno subyacente, aunque en muchos casos estos rasgos pueden ocultarse por cambios inespecíficos de la eritrodermia [2, 24]. Por lo que puede ser útil realizar múltiples biopsias a lo largo del padecimiento para aumentar la precisión diagnóstica [1, 2]. Lo ideal es la toma de biopsias de tipo punch de 4 mm en zonas con lesiones representativas y estas deben analizarse también con inmunofluorescencia para análisis por sospecha de enfermedad autoinmune [1, 2].
Hallazgos histológicos frecuentes incluyen hiperqueratosis, acantosis, espongiosis e infiltrados inflamatorios perivasculares [1, 9, 24]. Los hallazgos histológicos en la eritrodermia de tipo paraneoplásica suelen ser inespecíficos; sin embargo, en determinados casos de eritrodermia por otras etiologías, la biopsia de piel puede aportar una valiosa información diagnóstica: la eritrodermia psoriásica se caracteriza por una hiperplasia epidérmica psoriasiforme, paraqueratosis, hipogranulosis y presentan microabscesos de Munro, mientras que las características distintivas de la micosis fungoides incluyen la aparición de linfocitos T epidermotrópicos atípicos y poblaciones de células T clonales [1,18, 22, 24].
Tratamiento
La eritrodermia es una emergencia dermatológica que requiere una consulta dermatológica e ingreso hospitalario en casos graves para evitar complicaciones potencialmente graves [15]. El manejo inicial de todos los tipos de eritrodermia es similar, incluso sin un diagnóstico etiológico [1]. Sin embargo, determinar la etiología subyacente de la eritrodermia es crucial, y se debe eliminar cualquier factor agravante externo[2].
El tratamiento principal consiste en la interrupción de todos los medicamentos ofensivos, el mantenimiento de la humedad y la integridad de la piel (a través del cuidado intensivo de heridas), hidratación y nutrición adecuadas, reposición de electrolitos y antibióticos para infecciones secundarias [14,15]. La eritrodermia como proceso aislado persistirá hasta que se aborde la condición subyacente, y la etiología primaria puede afectar el curso de la enfermedad y las opciones de manejo [15]. Por lo tanto, una vez que se establece el diagnóstico subyacente, se debe administrar rápidamente una terapia dirigida [15].
La función de barrera de la piel se puede mejorar con baños de coloides y compresas húmedas en no más de una cuarta parte del cuerpo a la vez, junto con cremas emolientes y corticosteroides tópicos de baja potencia [1]. No se recomiendan los corticosteroides tópicos de alta potencia ni el tacrolimus tópico, ya que la absorción sistémica aumenta con el aumento de la permeabilidad de la piel [1].
Si fuese necesario, se recomienda una dosis inicial de prednisolona o un agente equivalente de 0,5-1,0 mg/kg/día con una disminución gradual [14]. Se cree que una disminución gradual de esteroides durante 6 a 8 semanas reduce la posibilidad de sufrir una recaída y disminuye la probabilidad de un síndrome inflamatorio de reconstitución inmunitaria [14]. En particular, los esteroides sistémicos deben evitarse en la psoriasis y el síndrome de la piel escaldada por estafilococos [14].
Los emolientes en pomada se deben aplicar cada 2 horas para dar soporte a la piel [7]. Se pueden usar antihistamínicos sedantes para aliviar el prurito y controlar la ansiedad. Si el edema periférico no se alivia con la elevación de la pierna o vendajes tubulares, puede ser necesaria la administración cuidadosa de diuréticos sistémicos [2].
Conclusión
En la mayoría de los casos, la eritrodermia es el resultado de una afección subyacente, en muchas ocasiones la eritrodermia es un cuadro crónico, en otras es una urgencia dermatológica y la etiología en la mayoría de las ocasiones es difícil de determinar. La eritrodermia como resultado de una afección inflamatoria subyacente de la piel suele disminuir con el tratamiento. En general, el pronóstico de la eritrodermia depende de la causa subyacente y, suele ser favorable si la etiología subyacente se puede determinar de manera eficaz.
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