Actualización en infecciones del tracto urinario en población pediátrica
Autor principal: Guido Angulo-Ureña
Vol. XVIII; nº 13; 626
Update on Urinary Tract Infections in Pediatric Population
Fecha de recepción: 04/06/2023
Fecha de aceptación: 28/06/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 13 Primera quincena de Julio de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 13; 626
Autores:
Guido Angulo-Ureña[1]
Caja Costarricense de Seguro Social, San José, Costa Rica. ORCID 0000-0001-5278-9232
Marialaura Rivas-Calderón[2]
Trabajador independiente, San José, Costa Rica ORCID 0009-0008-7245-1501
[1] Médico general, graduado de Universidad de Costa Rica. Código médico: MED 15898.
[2] Médico general, graduado de Universidad Autónoma de Centro América. Código médico: MED 17755.
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiente las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud ( OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Resumen: Las infecciones del tracto urinario representan una de las infecciones bacterianas más comunes en población pediátrica, se estima que 8% de la población femenina y 2% de la masculina van a tener un episodio de ITU durante sus primeros 11 años de vida. No existe un consenso internacional con respecto a clasificación de las infecciones del tracto urinario, sin embargo, existen esquemas basados en la sección del tracto urinario afectado, severidad, recurrencia, sintomatología y complicaciones que orientan el abordaje clínico. Su etiología es bacteriana en la mayoría de los casos, siendo E. coli el agente causal más frecuente.
La presentación clínica es muy heterogénea, y varía desde síntomas inespecíficos en neonatos, lactantes y preescolares, hasta síntomas urinarios clásicos en pacientes con mayor capacidad de comunicación. El estándar de oro para el diagnóstico de ITU es el cultivo de orina, con diferentes valores de corte para cada técnica de recolección de muestra. El pilar del tratamiento es la antibioticoterapia, que debe ser iniciado de manera oportuna para evitar complicaciones que pueden llevar a formación de cicatrices renales y daño renal crónico.
Palabras clave: infección del tracto urinario, cistitis, pielonefritis, factores de riesgo, antibiótico.
Abstract: Urinary tract infections are one of the most common bacterial infections in pediatric population. It is estimated that 8% of the female population and 2% of the male population will have at least one episode of UTI throughout their first 11 years of life. There is no international consensus on UTI classification; nonetheless, there are several classification schemes based on urinary tract site compromise, severity, recurrence, symptomatic presentation, and complications, that are useful in guiding the clinical management. UTIs are mostly bacterial in etiology, with E. coli being the most frequent causal agent.
The clinic presentation is highly heterogeneous. It can vary from non-specific symptoms in neonates, infants and young children, to classic urinary symptoms in verbal patients. The gold standard for UTI diagnosis is the urine culture, with different cutoff values for each sampling technique. The mainstay of treatment for UTIs is antibiotic management, which should be promptly initiated in order to prevent complications, scar formation and chronic kidney damage.
Keywords: Urinary tract infection, Cystitis, Pyelonephritis, Risk Factors, Antibiotic
Abreviaciones: Infección del trato urinario (ITU), Unidades formadoras de colonias (UFC)
Introducción
Las infecciones del tracto urinario (ITU) representan una de las infecciones bacterianas más frecuentes en la población pediátrica, siendo el segundo sitio anatómico afectado con mayor frecuencia después del oído medio.1,2,3 Se estima que 8% de la población entre 1 mes y 11 años de edad presentan al menos un episodio de ITU; lo que representa 1.5 millones de consultas ambulatorias anuales en los Estados Unidos, con un costo estimado de $630 millones para el año 2013.1
La ITU se caracteriza por la invasión y replicación de un agente patógeno en las vías urinarias, y que puede causar compromiso del tracto urinario inferior (cistitis) o del tracto urinario superior (pielonefritis).2,3 Las ITU representan un reto para el personal de salud, ya que su presentación clínica suele ser inespecífica, tiene una alta incidencia, alta tasa de recidivas y dificultad para la recolección de muestras de orina no contaminadas.1,2 Se asocian a morbilidad-mortalidad durante el periodo agudo como disuria, fiebre, dolor en flancos, bacteriemia y muerte ; además de posibles complicaciones a largo plazo como hipertensión, proteinuria, cicatrización y daño renal crónico.1,4
Las infecciones recurrentes se presentan entre 12-30% de los casos durante los siguientes 12 meses posteriores a un episodio aislado de ITU. Este primer episodio puede representar el debut de las manifestaciones clínicas de malformaciones congénitas renales y de las vías urinarias hasta en 30% de los pacientes.1,4 Las guías de manejo actuales se enfocan en el abordaje y tratamiento oportuno de los episodios de ITU, así como realización de estudios complementarios para evitar las complicaciones a largo plazo.1 Esta revisión tiene como objetivo la recopilación de la información más actualizada en cuanto a clasificación, diagnóstico y manejo de las infecciones del tracto urinario en pediatría, así como las intervenciones necesarias para prevenir las complicaciones agudas y crónicas asociadas a esta patología.
Metodología
Para la realización de este artículo se llevó a cabo una revisión bibliográfica extensa en la cual se incluyeron artículos, reportes de casos y consensos, con un total de 18 referencias bibliográficas. Se incluyeron únicamente bibliografías con no más de 7 años de antigüedad y se excluyeron aquellas publicadas antes del 2016. Se tomaron en cuenta publicaciones en inglés y en español.
La búsqueda fue realizada en diferentes bases de datos de calidad comolo son PubMed,Clinical Key, Nature, Scielo, entre otras. Se utilizaron palabras clave como “infección del tracto urinario”, “cistitis”, “pielonefritis”, “factores de riesgo”, “antibiótico”.
Epidemiología
Se estima que 8% de la población femenina y 2% de la población masculina presentan un episodio de ITU durante los primeros 7 años de vida.4 Las ITU presentan tres picos de incidencia, el primero en el periodo de lactancia, el segundo en el periodo preescolar y el tercero durante la adolescencia.4,5
Los síntomas y la incidencia de las ITU varían según el grupo etario en poblaciones pediátricas. En niños la mayor incidencia se reporta durante los primeros seis meses de vida en 5.3%, y disminuye a 2% para las edades de uno a seis años. El comportamiento es contrario para las niñas, en las que se reporta una incidencia de 2% durante los primeros seis meses de vida y una incidencia de 11% para las edades de uno a seis años.4,5
Las poblaciones con mayor incidencia de ITU son neonatos, lactantes menores, niñas pre-escolares y niños no circuncidados menores de un año.5,6 Se han identificado varios factores de riesgo en poblaciones especiales para el desarrollo de ITU como: disfunción intestinal o vesical, anomalías estructurales de las vías urinarias, reflujo vesicoureteral, vejiga neurogénica, obesidad, catéter permanente, e inmunosupresión.5,6,7,8
Existe una diferencia significativa en la prevalencia de ITU según grupo étnico, siendo hasta cuatro veces más prevalente en niños de ascendencia blanca o hispana que en niños de ascendencia negra. Además, las tasas de recurrencia son altas y oscilan entre 30-50%, afectando particularmente a niñas.2
Definición y Clasificación
La bacteriuria se define como la presencia de bacterias en la orina, y esta se clasifica como bacteriuria significativa dependiendo de la cuantificación de unidades formadoras de colonias (UFC) obtenidas en un medio de cultivo. Los valores diagnósticos dependen del método de obtención de la muestra, ya sea por aspirado suprapúbico, obtención de muestra por cateterización o muestra limpia de orina.4,9 La bacteriuria puede asociarse a colonización del tracto urinario en un paciente asintomático sin piuria, como es el caso de una bacteriuria asintomática; o a una ITU definida como bacteriuria significativa de un uropatógeno que cause una respuesta inflamatoria sintomática asociada a piuria.4,5,9
La piuria se define como la presencia de leucocitos en la orina, demostrada por esterasa leucocitaria por medio de tira reactiva, más de 5 leucocitos en campo de alto poder en una muestra centrifugada de orina, o más de 10 leucocitos por milímetro cúbico en una muestra centrifugada de orina.9
En la actualidad no existe un consenso internacional para la clasificación de las ITU, sin embargo, existen esquemas de clasificación basados en el compromiso del tracto de vías urinarias afectado, la severidad del episodio, la recurrencia, la sintomatología (bacteriuria asintomática vs ITU) y las complicaciones asociadas.1,5
La clasificación según sitio de infección divide las ITU en cistitis (infección del tracto urinario inferior) y pielonefritis (infección del tracto urinario superior). La cistitis es una condición inflamatoria de la mucosa de la vejiga urinaria, que se manifiesta clínicamente con síntomas como disuria, urgencia e incontinencia urinaria, orina fétida, dolor suprapúbico, hematuria, y epididimitis en algunas ocasiones. La pielonefritis es una infección piogénica difusa de la pelvis y el parénquima renal, que se manifiesta con síntomas como fiebre, escalofríos, dolor en flanco o ángulo costo-vertebral, o incluso manifestaciones sistémicas y shock séptico. En neonatos y lactantes estos síntomas son difíciles de identificar, los cuadros suelen ser menos específicos, y puede ser difícil diferenciar entre cistitis y pielonefritis.5,9
Las ITU se pueden clasificar según su severidad en: ITU leve cuando se presentan con sintomatología leve y se conserva la tolerancia a la vía oral, e ITU severa cuando se presentan síntomas más graves, temperatura corporal mayor a 39°C, vómito persistente y deshidratación.4,5
La clasificación según episodio incluye: primer episodio de ITU que puede ser el evento pivote para diagnóstico de anomalías anatómicas del tracto urogenital; ITU recurrente que se define como dos o más episodios en 12 meses; e ITU por recaída cuando se presenta en pacientes que reciben antibioticoterapia profiláctica.5,9
El último sistema de clasificación de la ITU las categoriza en complicada y no complicada. Las ITU no complicadas se presentan en pacientes con sistemas genitourinarios sin alteraciones morfológicas o funcionales y se pueden manejar de manera ambulatoria. Las ITU complicadas se presentan en pacientes críticamente enfermos, con evidencia de patología mecánica u obstructiva del tracto urinario, y pacientes sin respuesta al tratamiento apropiado en 48 horas. Este segundo grupo de pacientes requiere hospitalización y tratamiento antibiótico parenteral, además de estudios complementarios para identificar posibles anomalías estruturales.4,5,9
Aunque no existe un estándar de clasificación para las ITU, la tipificación del cuadro clínico por sitio anatómico y por severidad son las clasificaciones más importantes; adicionalmente, la identificación de complicaciones resulta de gran ayuda para determinar el manejo y el pronóstico de los pacientes con ITU.4,5
Etiología
El agente etiológico de la gran mayoría de episodios de ITU febril es bacteriano, sin diferencia en características como edad o género del paciente. En casos esporádicos se han identificado familias de virus como adenovirus, echovirus, enterovirus o coxsackievirus como agentes causales de episodios de ITU, casi siempre limitados al tracto urinario inferior. Además, algunas especies de hongos como Aspegillus spp., Candida spp. y Cryptococcus neoformans se han aislado como agentes causales de pielonefritis en pacientes con condiciones médicas específicas.2,11,12
Los bacilos gram-negativos provenientes de la microbiota intestinal son los uropatógenos aislados con mayor frecuencia en cultivos de orina por ITU; siendo Escherichia coli el agente causal en 80-90% de los casos para todas las edades, tanto para pacientes ambulatorios como hospitalizados. Otras bacterias gram-negativas intestinales son pocas veces el patógeno aislado durante el primer episodio de ITU, sin embargo, aumentan su incidencia en casos de ITU recurrentes o en aquellos con procedimientos invasivos o cateterización. Estos uropatógenos gram-negativos frecuentes son: Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella pneumoniae y Proteus mirabilis; estos dos últimos siendo distintivamente más común en niños que en niñas.2, 11, 14
Algunas bacterias gram-positivas se aíslan con relativa frecuencia en episodios de cistitis, pero afectan el tracto urinario superior en raras ocasiones; estas incluyen Staphylococcus aureus, Streptococcus pneumoniae y estreptococos del grupo viridans. Adicionalmente, el Staphylococcus saprophyticus es responsable del 15% de las ITU en pacientes femeninas adolescentes sexualmente activas.2, 11, 14
En un estudio retrospectivo observacional realizado en España en el 2017 para determinar la susceptibilidad antibiótica de los microorganismos responsables de ITU en población pediátricas, se analizó una muestra de 17164 cultivos de orina en pacientes sintomáticos, y se determinó que los agentes más frecuentes en orden descendente fueron: E.coli, P. mirabilis, K. pneumoniae, K. oxytoca, E. faecalis, P. aeruginosa y E. cloacae.13
Fisiopatología
El tracto urinario se considera un medio estéril, que cuenta con mecanismos de defensa innatos que lo hacen resistente a colonización bacteriana. El vaciamiento total de la vejiga durante la micción funciona como principal mecanismo de defensa contra uropatógenos; adicionalmente, el flujo unidireccional de la orina, la función de barrera del urotelio, la producción de moléculas antimicrobianas, y la composición iónica de la orina, confieren una limitante para la invasión y proliferación de agentes infecciosos.3,4
El urotelio de la vejiga además tiene vías de señalización a través de receptores tipo toll 4 (TLR4) con la capacidad de reconocer patrones moleculares asociados a patógenos, que se activan produciendo una cascada inflamatoria que estimula la secreción de IL-6, IL-8 y péptidos antimicrobianos. Estas citoquinas activan los receptores CXCR1 y CXCR2 de los neutrófilos, induciendo su reclutamiento y erradican el uropatógeno mediante fagocitosis.2,7
La mayoría de las ITU inicia por una colonización periuretral del patógeno o de la microbiota intestinal, que conlleva a un desbalance en los mecanismos de defensa del huésped y resulta en la migración de las bacterias a través de la uretra hacia la vejiga o el tracto urinario superior. La patogenicidad de las bacterias depende de la capacidad de supervivencia en los diferentes ambientes del tracto urinario y la capacidad de formación de biofilms.2,7,9
La virulencia de los uropatógenos también está determinada por factores específicos de cada cepa bacteriana, como motilidad celular, capacidad de formación de biofilms, producción de toxinas, recaptura de hierro y presencia de lipopolisacaridos. Además, se han identificado adhesinas específicas en cepas de E. coli (pili tipo1, P-fimbriae y X-adhesina) que aumentan su potencial patogénico y su capacidad de producir infección local y sistémica.2,7
Existen también factores específicos del huésped que pueden aumentar el riesgo de desarrollar ITU, estos se pueden agrupar en factores anatómicos o estructurales y de comportamiento. Entre los factores anatómicos congénitos del uréter se encuentran el reflujo vesicoureteral, ureterocele, inserción uretral ectópica y megaureter; además anomalías congénitas del riñón como displasia renal multiquística, riñón en herradura, ectopia renal cruzada y obstrucción de la unión pieloureteral. Las anomalías vesicales y uretrales que pueden aumentar el de ITU son divertículo vesical, valva uretral posterior, vejiga neurogénica, seno urogenital y cloaca.10
Se han identificado patrones de comportamiento o hábitos que pueden aumentar el riesgo de desarrollo de ITU, entre ellos se destacan: aguantar la orina por largos periodos de tiempo, vaciado vesical incompleto o disfuncional, constipación, ingesta inadecuada de agua y el inicio de relaciones sexuales.10
Presentación Clínica
El diagnóstico temprano y el inicio oportuno del tratamiento son los pilares de la prevención de complicaciones asociadas con las ITU; sin embargo, los signos y síntomas pueden ser amplios e inespecíficos, por lo que el conocimiento de la presentación clínica en diferentes grupos etarios y un alto índice de sospecha son indispensables para el correcto abordaje y manejo de los episodios de ITU.1,9,10
En neonatos y lactantes menores de 3 meses, los signos y síntomas suelen ser inespecíficos y el cuadro es en gran parte de los casos atípico. Síntomas como intolerancia a la vía oral, vómitos, diarrea, irritabilidad, letargo, falla para progresar, ictericia asintomática, orina fétida y fiebre de origen desconocido, pueden ser manifestaciones de ITU en esta población. Los niños menores de 3 meses tienen una elevada probabilidad de desarrollar bacteriemia y sepsis, con una elevada mortalidad, por lo que es de especial importancia el diagnóstico temprano.1,9,10
Los lactantes entre 3 meses y 2 años suelen presentar fiebre como síntoma pivote, asociado a síntomas inespecíficos como dolor abdominal, pérdida de apetito, dolor abdominal, poca ganancia de peso y deshidratación. En algunas ocasiones se describen síntomas urinarios, pero con menor frecuencia que los anteriores.10
Los niños mayores tienen mayor facilidad para comunicar sus molestias, por lo que los signos y síntomas clásicos de ITU son los más reportados en este grupo etario. En niños entre los 2 y 5 años de edad la fiebre y el dolor abdominal son los síntomas más comunes; mientras que los niños mayores de 5 años se presentan con disuria, frecuencia, incontinencia, dolor suprapúbico o en flanco, y dolor en el ángulo costo-diafragmático.1,9,10
Diagnóstico
El diagnóstico de ITU puede ser difícil por la gran variabilidad en su presentación clínica, por lo que es recomendado estudiar a ciertas poblaciones por ITU, entre ellas: niños o adolescentes con síntomas urinarios, lactantes con fiebre sin causa identificada, neonatos con signos y síntomas de bacteriemia, neonatos con hiperbilirrubinemia directa, y lactantes con falla para progresar.1,9
La valoración clínica debe ser detallada en cuanto a la historia de los síntomas agudos y antecedentes personales y familiares que hagan sospechar de posibles malformaciones del tracto urinario. El examen físico completo es indispensable para descartar otros posibles focos infecciosos que puedan explicar la fiebre, y debe ser detallada en exploración abdominal donde se puede encontrar masas o dolor a la palpación. Se debe hacer exploración de genitales externos para identificar posibles anomalías anatómicas y estado de circuncisión; y complementar con exploración de región lumbosacra en busca de signos de mielomeningocele.1,10
En los casos en los que se sospecha de ITU es indispensable recolectar una muestra de orina para análisis de tira reactiva, microscopía y cultivo. Existen cuatro métodos de recolección de la muestra de orina para neonatos, lactantes y niños pre-escolares que no están entrenados para usar el baño por si solos. Estas técnicas, en orden descendiente de tasa de muestras contaminadas (porcentaje) son: recolección con bolsa de orina (50-60%), muestra limpia de orina (26%), cateterización transuretral (10%) y aspiración vesical suprapúbica (1%).1,9,10
Se recomienda un abordaje en dos pasos, donde se obtiene una muestra limpia de orina para tamizaje, y si esta es positiva se toma una nueva muestra por cateterización o aspiración suprapúbica para procesar el cultivo de la orina.9,10
El análisis urinario y las pruebas con tira reactiva se utilizan como herramienta de tamizaje para pacientes con sospecha de ITU. Los nitritos se producen por el metabolismo de nitratos de la dieta mediado por bacterias anaerobias, y es sugestivo de ITU; sin embargo, existen uropatógenos que no participan de este proceso. La esterasa leucocitaria es una enzima presente en leucocitos y su presencia en la muestra de orina funciona como una medida indirecta de piuria. La presencia de esterasa leucocitaria y nitritos en la muestra orientan el diagnóstico de ITU especialmente si ambos resultados son positivos, sin embargo, su sensibilidad no es muy alta. Adicionalmente, la presencia de piuria y bacteriuria al examen microscópico aumenta la probabilidad de ITU.1,9
El cultivo de orina es el estándar de oro para el diagnóstico de ITU. Los valores de corte de UFC según el método de obtención de la muestra tienen variabilidad entre guías de manejo internacionales, por ejemplo, la sociedad de enfermedades infecciosas saudita propone los siguientes parámetros:9
- Espécimen de muestra limpia: >100.000 UFC/mL o >10.000 UFC/mL asociado a piuria y fiebre.
- Espécimen de cateterización transuretral: >50.000 UFC/mL o >10.000 UFC/mL asociado a piuria y fiebre.
- Espécimen de aspiración suprapúbica: >10.000 UFC/mL o cualquier valor de UFC/mL asociado a piuria y fiebre.
Estos parámetros establecidos concuerdan con la actualización más reciente del consenso de recomendaciones para infecciones del tracto urinario en niños de Suiza.8 Por otro lado, las guías europeas determinan que un cultivo se considera positivo si la muestra es tomada con técnica de chorro medio o cateterización con 103-104 UFC/mL de un solo uropatógeno.5
Además de los estudios necesarios para realizar el diagnóstico de ITU, la mayoría de sociedades profesionales recomiendan complementar la valoración del primer episodio de ITU con estudios de imágenes; esto con el fin de detectar posibles anomalías estructurales que aumenten el riesgo de ITUs a repetición y complicaciones a largo plazo.1,3,4 Según las recomendaciones del National Institute of Health and Care Excellence (NICE) del Reino Unido, existen indicaciones específicas para estudios de imágenes en cada grupo etario, sin embargo, estas indicaciones difieren en gran medida en comparación con otras organizaciones; por lo que no existe un consenso para la selección de pacientes que necesitan estudios adicionales.1,2
Sin importar el protocolo o criterios de selección que se adopten, el ultrasonido renal y de vías urinarias es el estudio de primera línea para valorar malformaciones del tracto urogenital. La mayoría de pacientes entre los 2-24 meses de edad son sometidos a un ultrasonido renal y de las vías urinarias posterior a su primer episodio de ITU febril, con el propósito de identificar uropatías obstructivas, dilataciones del tracto urinario o hipo-displasia renal.1,3,4
El reflujo vesicoureteral es la anomalía con mayor incidencia en estudios de imágenes de primera línea en pacientes con ITU, por lo que una cistoureterografía miccional es recomendada en casos donde el ultrasonido revele hallazgos patológicos. La realización de cistoureterografía miccional de rutina cayó en desuso ya que la mayoría de pacientes con reflujo vesicoureteral no requieren intervención quirúrgica, por lo que solamente se indica en pacientes con reportes de ultrasonido alterados.1,3,4
Otro estudio realizado es la gammagrafía renal con DMSA, que tiene como objetivo la identificación de pielonefritis aguda, ya que identifica las alteraciones en absorción del marcador por el parénquima renal. En las guías actuales no se recomienda la realización de la gammagrafía con DMSA como parte de la valoración de rutina; ya que el resultado pocas veces altera el manejo clínico de los pacientes pediátricos con ITU. 1,3,4
Tratamiento
El pilar del tratamiento de ITU es el inicio oportuno de antibioticoterapia empírica en el momento del diagnóstico. El tratamiento debe estar dirigido según la condición del paciente y los patrones de sensibilidad y resistencia antibiótica locales. En general los pacientes con infecciones del tracto urinario inferior y con tolerancia a la vía oral pueden ser tratados con antibioticoterapia oral que debe extenderse de 7-14 días, y medidas de soporte. Las opciones más frecuentemente utilizadas son:1,4,16
- Trimetoprim-sulfametoxazol 40mg (SMT) /kg/día cada 12 horas
- Amoxicilina-ácido clavulánico 40mg (amoxicilina) /kg/día cada 12 horas
- Cefadroxil 30-50mg/kg/días cada 12 horas
- Cefalexina 50-100mg/kg/día cada 6 horas
- Cefixime 8mg/kg/días cada día
- Cefuroxima 20-30mg/kg/día cada 12 horas
- Nitrofurantoína 5-7mg/kg/día cada 6 horas
Los pacientes deben ser revalorados con el reporte de sensibilidad del cultivo de orina para dirigir el tratamiento y hacer ajustes al tratamiento empírico de ser necesario.1,16 En pacientes con condición más severa, que no toleren la vía oral, o que cumplan con los criterios diagnósticos de pielonefritis aguda; la vía de administración del tratamiento indicada es la parenteral. Entre las opciones de tratamiento se encuentran: 1,4,17
- Ampicilina 100mg/kg/día cada 6 horas.
- Gentamicina 7.5mg/kg/día cada 8 horas.
- Ceftriaxona 50-100mg/kg/día cada 12 horas.
- Cefotaxime 100-200mg/kg/día cada 8 horas.
- Cefepime 100mg/kg/día cada 8 horas.
En pacientes con anormalidades estructurales, especialmente en aquellos con reflujo vesicoureteral, se ha debatido el beneficio del uso de tratamiento antibiótico profiláctico. Los resultados de los ensayos clínicos han sido controversiales y parece no tener un mayor impacto en la formación de cicatrices renales o daño renal crónico en la mayoría de los pacientes; por lo que la recomendación se mantiene para casos individualizados.4, 16,17
También se han estudiado intervenciones profilácticas no farmacológicas para la reducción de recurrencia de ITU en pacientes con factores de riesgo. Recientemente se demostró que el consumo de productos de arándanos rojos y de probióticos disminuyen el riesgo de recurrencia de ITU, sin embargo, el nivel de evidencia moderado para ambos casos y se concluye que se necesitan estudios más robustos para esta recomendación.4,18
Conclusión
Las ITU constituyen uno de los principales cuadros infecciosos presentes en poblaciones pediátricas, que representan un reto para el personal de salud por su amplio espectro de presentaciones clínicas y las diferencias en criterios de manejo y recomendaciones de las guías de consensos internacionales. Mantener un alto grado de sospecha clínica, especialmente en neonatos y lactantes, es clave para el diagnóstico oportuno y abordaje apropiado. En ausencia de un protocolo universalmente aceptado, se debe considerar complementar el abordaje con estudios de imágenes para descartar anomalías estructurales y tener seguimiento cercano con pacientes que presenten episodios recurrentes o cuadros atípicos; todo esto con el fin de minimizar las posibles complicaciones a largo plazo.
Referencias
- Simões E Silva AC, Oliveira EA, Mak RH. Urinary tract infection in pediatrics: an overview. J Pediatr (Rio J) [Internet]. 2020;96 Suppl 1:65–79. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jped.2019.10.006
- Leung AKC, Wong AHC, Leung AAM, Hon KL. Urinary Tract Infection in children. Recent Pat Inflamm Allergy Drug Discov [Internet]. 2019;13(1):2–18. Disponible en: http://dx.doi.org/10.2174/1872213X13666181228154940
- Korbel L, Howell M, Spencer JD. The clinical diagnosis and management of urinary tract infections in children and adolescents. Paediatr Int Child Health [Internet]. 2017;37(4):273–9. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1080/20469047.2017.1382046
- Millner R, Becknell B. Urinary tract infections. Pediatr Clin North Am [Internet]. 2019;66(1):1–13. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.pcl.2018.08.002
- ’t Hoen LA, Bogaert G, Radmayr C, Dogan HS, Nijman RJM, Quaedackers J, et al. Update of the EAU/ESPU guidelines on urinary tract infections in children. J Pediatr Urol [Internet]. 2021;17(2):200–7. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jpurol.2021.01.037
- Khan A, Jhaveri R, Seed PC, Arshad M. Update on associated risk factors, diagnosis, and management of recurrent urinary tract infections in children. J Pediatric Infect Dis Soc [Internet]. 2019;8(2):152–9. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1093/jpids/piy065
- Wagenlehner FME, Bjerklund Johansen TE, Cai T, Koves B, Kranz J, Pilatz A, et al. Epidemiology, definition and treatment of complicated urinary tract infections. Nat Rev Urol [Internet]. 2020;17(10):586–600. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1038/s41585-020-0362-4
- Buettcher M, Trueck J, Niederer-Loher A, Heininger U, Agyeman P, Asner S, et al. Swiss consensus recommendations on urinary tract infections in children. Eur J Pediatr [Internet]. 2021;180(3):663–74. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1007/s00431-020-03714-4
- Albarrak M, Alzomor O, Almaghrabi R, Alsubaie S, Alghamdi F, Bajouda A, et al. Diagnosis and management of community-acquired urinary tract infection in infants and children: Clinical guidelines endorsed by the Saudi Pediatric Infectious Diseases Society (SPIDS). Int J Pediatr Adolesc Med [Internet]. 2021;8(2):57–67. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.ijpam.2021.03.001
- Alley ME. Urinary tract infections in the pediatric patient. Phys Assist Clin [Internet]. 2016;1(4):639–60. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.cpha.2016.06.002
- Ohnishi T, Mishima Y, Matsuda N, Sato D, Umino D, Yonezawa R, et al. Clinical characteristics of pediatric febrile urinary tract infection in Japan. Int J Infect Dis [Internet]. 2021;104:97–101. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.ijid.2020.12.066
- Esposito S, Biasucci G, Pasini A, Predieri B, Vergine G, Crisafi A, et al. Antibiotic resistance in paediatric febrile urinary tract infections. J Glob Antimicrob Resist [Internet]. 2022;29:499–506. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jgar.2021.11.003
- Rodríguez-Lozano J, de Malet A, Cano ME, de la Rubia L, Wallmann R, Martínez-Martínez L, et al. Antimicrobial susceptibility of microorganisms that cause urinary tract infections in pediatric patients. Enferm infecc microbiol clin (Engl) [Internet]. 2018;36(7):417–22. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.eimce.2017.08.016
- Kutasy B, Coyle D, Fossum M. Urinary tract infection in children: Management in the era of antibiotic resistance-A pediatric urologist’s view. Eur Urol Focus [Internet]. 2017;3(2–3):207–11. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.euf.2017.09.013
- Ünsal H, Kaman A, Tanır G. Relationship between urinalysis findings and responsible pathogens in children with urinary tract infections. J Pediatr Urol [Internet]. 2019;15(6):606.e1-606.e6. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jpurol.2019.09.017
- Tullus K, Shaikh N. Urinary tract infections in children. Lancet [Internet]. 2020;395(10237):1659–68. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/s0140-6736(20)30676-0
- Demir M, Kazanasmaz H. Uropathogens and antibiotic resistance in the community and hospital-induced urinary tract infected children. J Glob Antimicrob Resist [Internet]. 2020;20:68–73. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.jgar.2019.07.019
- Meena J, Thomas CC, Kumar J, Raut S, Hari P. Non-antibiotic interventions for prevention of urinary tract infections in children: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Eur J Pediatr [Internet]. 2021;180(12):3535–45. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1007/s00431-021-04091-2