identificar los alimentos que estaban presentes en su dieta, así como la frecuencia con la que estos se alimentaban. El grupo de “alimentación adecuada” estuvo conformado por aquellos escolares que ingirieran, en cada comida, la porción mínima recomendada de cada grupo alimenticio, según lo establecido por el Ministerio de Salud Pública del Ecuador (13). La cantidad de alimentos que cubre la necesidad de nutrientes en este grupo de edad, fue la misma para niños y niñas, ya que no hay diferenciación en las necesidades por sexo.
Para el estudio del rendimiento académico, se solicitó a la institución el listado de calificaciones de los estudiantes de 5to y 6to grado, durante el primer lapso del año en curso (2015 – 2016), y se promediaron las calificaciones de todas las asignaturas.
RESULTADOS.
Del total de estudiantes encuestados, 64,3% son del género femenino y 36% del masculino (Ver Gráfico 1, Género de los estudiantes de 5to y 6to grado de la escuela “Manuel José Aguirre”).
En cuanto a la alimentación, 68% de los encuestados se ubicó en el grupo de alimentación adecuada, mientras que 32% cumplió criterios de una alimentación inadecuada (Ver Gráfico 2, Alimentación en Estudiantes de 5to y 6to grado de la escuela “Manuel José Aguirre”); es decir, que la mayoría de los estudiantes encuestados comen tres veces al día, y sus dietas incluyen porciones recomendadas de cereales y tubérculos, verduras y hortalizas, proteínas, leguminosas, fibra, y una cantidad adecuada de agua.
Lo anterior es relevante, tomando en cuenta que diversos estudios han reportado que alimentos como los vegetales de hojas verdes, el salmón, frutos secos, carnes magras y frutas frescas son buenos para el cerebro y, por ende, sus implicaciones podrían ser determinantes en el rendimiento escolar (14).
El rendimiento académico de la muestra estudiada se ubicó en un promedio de 8,91 puntos (de=0,59) con un puntaje mínimo de 7,35 y máximo de 9,76. A su vez, el promedio de los estudiantes de 5to grado fue de 8,76 (de=0,59) con un puntaje mínimo de 7,35 y máximo de 9,38; mientras en el grupo de estudiantes de 6to grado, el promedio fue de 9,09 (de=0,55) con puntaje mínimo y máximo de 7,70 y 9,76, respectivamente (Ver Tabla 1, Rendimiento Académico en estudiantes de 5to y 6to grado de la escuela “Manuel José Aguirre”).
Se puede decir que el promedio de calificaciones es alto, lo cual es importante, pues la educación es uno de los medios por los cuales la sociedad encamina a sus individuos hacia su desarrollo humano, preparándolos para el futuro (15).
A su vez, el grupo de alimentación adecuada tuvo un promedio de 9,04, mientras que el grupo de alimentación inadecuada presentó un puntaje medio de 8,63 para la variable rendimiento académico (Ver Tabla 2, Estadísticos de grupos).
Posteriormente, se procedió a verificar si las observaciones cumplían con el supuesto de normalidad y homogeneidad de varianzas. Se encontró que los datos cumplieron con el supuesto de normalidad (Ver Tabla 3, Prueba de Kolmogorov-Smirnov), mientras que el estadístico de Levene, indicó que las varianzas fueron homogéneas (F=1,34; p=0,26) por lo que se procedió a aplicar un estadístico paramétrico (Ver Tabla 4, Prueba t para muestras independientes).
En este sentido, se aplicó una prueba t de Student para muestras independientes (Ver Tabla 4, Prueba t para muestras independientes), con el objetivo de comparar las medias de rendimiento académico entre el grupo de estudiantes que cumplían criterios para una Alimentación Adecuada y el grupo de Alimentación Inadecuada. Con un nivel de confianza de 95%, se encontró que no existen diferencias estadísticamente significativas entre el rendimiento académico entre ambos grupos (t=1,78; p=0,05), es decir, que en la muestra estudiada, no existe una asociación directa entre la Alimentación y el Rendimiento Académico.
Pese a este hallazgo, no se puede obviar que un buen ambiente escolar, condiciones mínimas de bienestar psicosocial y económico, así como una alimentación saludable, constituyen elementos indispensables para el éxito del niño en la escuela (16). Es decir, si bien, puede no existir relación directa entre estas variables, no se debe olvidar que la alimentación tiene implicaciones en la salud general que, a su vez, tienen una incidencia indirecta sobre el rendimiento académico.
DISCUSIÓN.
La alimentación es un factor determinante en el crecimiento y desarrollo físico de las persona, debido a que provee de las sustancias que el organismo necesita para reparar y desarrollar las estructuras corporales y ayuda a sintetizar los elementos requeridos para la adecuada regulación, control y armonización de las actividades corporales vitales (1,5,6). Por este motivo, se llevó a cabo un estudio en la escuela “Manuel José Aguirre”, de la ciudad de Loja, Ecuador, con la finalidad de determinar si la alimentación guardaba relación con el rendimiento académico de los estudiantes de 5to y 6to grado de dicha institución.
Al respecto, se encontró que la mayoría de los estudiantes encuestados presentaron una adecuada alimentación, lo que coincide con los hallazgos de Cango y Torres (17), quienes reportaron alimentación balanceada en la mayoría de estudiantes, de una muestra de 175 escolares de educación básica de la ciudad de Loja, así como la investigación de Pacheco y Pacheco, quienes estudiaron el estado nutricional de un grupo de 51 estudiantes de básica de la ciudad de Cuenca, encontrando que se encontraban en los rangos normales (18).
La muestra estudiada presentó un alto rendimiento académico, lo que concuerda con los hallazgos de Agila y Samaniego (19), cuyo estudio reportó un promedio de calificaciones de 15,66 en escala de 20 puntos, en una muestra de 169 estudiantes de educación básica en la ciudad de Loja, así como los hallazgos de Cuenca y Sánchez (20), cuya investigación llevada a cabo con 219 estudiantes de la misma ciudad, encontró que el 95,2% de los encuestados presentaba un rendimiento académico de bueno a sobresaliente.
No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre el grupo que cumplía criterios para una buena alimentación y el que no. Estos resultados apoyan los hallazgos de Torres, quien tampoco encontró asociación entre el estado nutricional y el desempeño académico en una muestra de 407 adolescentes de la ciudad de Cuenca, Ecuador (21).
De igual forma,