Atención de la población geriátrica, medidas contra el abuso y/o maltrato: enfoque basado en el derecho a la salud integral del adulto mayor
Autor principal: Olger Manrique Porras Herrer
Vol. XIX; nº 19; 891
Care of the geriatric population, measures against abuse and/or mistreatment: approach based on the right to comprehensive health of the elderly
Fecha de recepción: 16/09/2024
Fecha de aceptación: 14/10/2024
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 19 Primera quincena de Octubre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 19; 891
Autores:
Olger Manrique Porras Herrera
Autor independiente
Mariela Segura Monge
Autor independiente
Frexini Gutiérrez Salazar
Autor independiente
RESUMEN
El articulo presenta un abordaje narrativo sobre la atención integral del adulto mayor. Se expone la definición de adulto mayor y su contexto biospisocosocial. Se exponen las principales condiciones de vulnerabilidad que sufren las personas con el envejecimiento y los riesgos que esto conlleva. Al respecto se resaltan los principales aspectos en los cuales los adultos mayores sienten mayor vulnerabilidad ante acciones de abandono, maltrato físico, maltrato psicológico, exclusión social, violación de derechos económicos, entre otras. Se expone el enfoque integral de atención al adulto mayor y de cómo los médicos, profesional de enfermería, trabajadores sociales, familia y comunidad, puede integrarse para mejorar la calidad de vida de las personas adultos mayores. Se exponen estrategias para la integración de diferentes actores en la atención integral de las personas mayores, tales como médicos, profesional de enfermería, trabajadores sociales, familia y comunidad. Se exponen algunas normativas que garantizan los derechos de salud de los adultos mayores, bajo un contexto global y también enfocado al contexto costarricense. En líneas generales el estudio presenta características generales de la situación de los adultos mayores y las estrategias que desde la geriatría se proponen para garantizar los derechos de salud de personas que reúnan esta condición.
Palabras clave: adulto mayor, necesidades del adulto mayor, principios de la atención al adulto mayor, salud integral del adulto mayor, atención geriátrica integral, normativas costarricenses para el adulto mayor.
ABSTRACT
The article presents a narrative approach to comprehensive care for the elderly. The definition of the elderly and their biopsychological and social context are presented. The main conditions of vulnerability that people suffer with aging and the risks that this entails are presented. In this regard, the main aspects in which the elderly feel more vulnerable to acts of abandonment, physical abuse, psychological abuse, social exclusion, violation of economic rights, among others, are highlighted. The comprehensive approach to care for the elderly is presented and how doctors, nursing professionals, social workers, family and community can be integrated to improve the quality of life of the elderly. Strategies are presented for the integration of different actors in the comprehensive care of the elderly, such as doctors, nursing professionals, social workers, family and community. Some regulations that guarantee the health rights of the elderly are presented, under a global context and also focused on the Costa Rican context. In general terms, the study presents general characteristics of the situation of older adults and the strategies proposed by geriatrics to guarantee the health rights of people who meet this condition.
Keywords: older adults, needs of older adults, principles of care for older adults, comprehensive health for older adults, comprehensive geriatric care, Costa Rican regulations for older adults.
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
INTRODUCCIÓN
El aumento de la población geriátrica plantea importantes desafíos y oportunidades para los sistemas de atención sanitaria de todo el mundo. Con el aumento de la esperanza de vida, el cambio demográfico hacia una población de mayor edad requiere un enfoque integral de la atención geriátrica que aborde no solo las necesidades médicas de los adultos mayores, sino también sus derechos y dignidad. Este artículo de revisión se centra en la atención de la población geriátrica, haciendo hincapié en las medidas contra el abuso y el maltrato, y abogando por un enfoque basado en el derecho a la salud integral de los adultos mayores (1).
A medida que la población de ancianos continúa creciendo, caracterizada por una mayor prevalencia de enfermedades crónicas y necesidades de salud complejas, el riesgo de abuso y maltrato se convierte en una preocupación apremiante. Los estudios indican que los adultos mayores a menudo enfrentan diversas formas de negligencia y maltrato, que pueden afectar gravemente su salud física y mental. La Organización Mundial de la Salud destaca la necesidad de servicios de salud integrados que respeten los derechos de las personas mayores, asegurando que reciban protección y atención adecuadas adaptadas a sus circunstancias únicas (2).
En este contexto, un enfoque basado en los derechos de la atención geriátrica es esencial. No solo promueve la salud y el bienestar de los adultos mayores, sino que también salvaguarda su dignidad y autonomía. Al fomentar un entorno en el que las personas mayores puedan acceder a servicios de salud integrales libres de abusos, podemos mejorar su calidad de vida y garantizar que sus voces sean escuchadas en las decisiones que afectan su atención. Este artículo tiene como objetivo explorar el estado actual de la atención geriátrica, identificar las brechas en la protección contra el abuso y proponer estrategias para implementar un marco basado en los derechos que priorice la salud y la seguridad de los adultos mayores (3).
METODOLOGÍA
Esta revisión bibliográfica se realizó mediante una búsqueda sistemática en múltiples bases de datos electrónicas, incluidas Scielo, Dialnet, ELSEVIER, PubMed, para identificar artículos de investigación originales relacionados con la inmunoterapia con la atención integral del adulto mayor. La estrategia de búsqueda implicó el uso de palabras clave específicas relacionadas con descriptores como: adulto mayor, necesidades del adulto mayor, principios de la atención al adulto mayor, atención geriátrica integral. Los artículos se seleccionaron en función de sus títulos y resúmenes, seguido de una revisión exhaustiva de los textos completos para aquellos que cumplieron con los criterios iniciales. La extracción de datos se centró en las características clave de los estudios, incluyendo los aspectos clave del tema en cuestión sobre la atención integral de los adultos mayores con enfoque médico legal.
RESULTADOS
El adulto mayor y sus necesidades
El término adulto mayor generalmente se refiere a personas de 60 años o más, aunque las definiciones pueden variar levemente según el contexto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a los adultos mayores como aquellos de entre 60 y 80 años, mientras que otras fuentes a menudo utilizan 65 años como el umbral para ser considerado anciano. Estas clasificaciones son significativas ya que reflejan las diversas experiencias y necesidades de atención de los adultos mayores, que pueden variar mucho según la edad, el estado de salud y las circunstancias sociales (3).
Los adultos mayores tienen necesidades de atención únicas que se derivan de los cambios fisiológicos, psicológicos y sociales asociados con el envejecimiento. Los requisitos de atención comunes incluyen el manejo de enfermedades crónicas, asistencia con las actividades de la vida diaria y apoyo para la salud cognitiva. Muchos adultos mayores enfrentan desafíos como disminución de la movilidad, deterioro sensorial y mayor vulnerabilidad a problemas de salud mental como depresión y ansiedad. Además, pueden necesitar apoyo social para combatir la soledad y el aislamiento, que son comunes en este grupo de edad. Una atención geriátrica eficaz debe abarcar un enfoque holístico, que aborde no solo las necesidades médicas, sino también el bienestar emocional y social para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores (4).
Cambios físicos y psicosociales asociados a la vejez
El envejecimiento se asocia a una serie de cambios físicos que afectan a casi todos los sistemas orgánicos del cuerpo. A medida que las personas envejecen, experimentan un declive gradual de las funciones fisiológicas, lo que puede provocar diversos problemas de salud. Por ejemplo, el sistema cardiovascular muestra una disminución del gasto cardíaco y un aumento de la presión arterial, mientras que los pulmones muestran una menor eficiencia del intercambio de gases y una menor capacidad vital. Los cambios musculoesqueléticos, como la pérdida de masa muscular (sarcopenia) y densidad ósea (osteoporosis), contribuyen a un aumento de la fragilidad y el riesgo de caídas. Además, las deficiencias sensoriales, incluida la pérdida de audición y el deterioro de la visión, son comunes y afectan la comunicación y la calidad de vida en general. Estas transformaciones físicas requieren estrategias de atención médica personalizadas para controlar las enfermedades crónicas y promover el bienestar físico en los adultos mayores (5).
Psicológicamente, el envejecimiento puede provocar cambios significativos en la función cognitiva y la salud emocional. Si bien algunos adultos mayores mantienen las capacidades cognitivas hasta bien entrada la edad adulta, otros pueden experimentar un deterioro de la memoria, la velocidad de procesamiento y la función ejecutiva, lo que puede aumentar el riesgo de demencia y otros trastornos cognitivos (6). Además, los adultos mayores suelen enfrentarse a problemas emocionales como depresión, ansiedad y sentimientos de aislamiento, en particular si experimentan cambios importantes en su vida, como la jubilación, la pérdida de seres queridos o el deterioro de la salud. Estos factores psicológicos pueden verse agravados por las actitudes sociales hacia el envejecimiento, que pueden conducir a la estigmatización y a una menor participación social. Abordar la salud mental es fundamental en la atención geriátrica, ya que el bienestar psicológico está estrechamente vinculado a la salud física y la calidad de vida en general (7).
Los cambios sociales también desempeñan un papel fundamental en la vida de los adultos mayores. Muchos experimentan cambios en sus redes sociales debido a la jubilación, la reubicación o la pérdida de compañeros, lo que puede provocar un aumento de los sentimientos de soledad y aislamiento social. La transición a la jubilación puede alterar las rutinas diarias y reducir las oportunidades de interacción social, mientras que los problemas de salud pueden limitar la movilidad y la participación en actividades comunitarias. Además, los adultos mayores pueden enfrentarse a desafíos relacionados con las funciones de cuidado, ya que pueden convertirse en cuidadores de cónyuges o familiares, lo que puede añadir estrés y afectar a su propia salud. Promover el compromiso social a través de programas comunitarios, grupos de apoyo y participación familiar es esencial para mejorar el bienestar social de los adultos mayores, ayudándolos a mantener conexiones significativas y un sentido de propósito a medida que envejecen (8).
Vulnerabilidad del adulto mayor
Los adultos mayores son particularmente susceptibles al abuso y maltrato debido a una combinación de factores físicos, psicológicos y sociales que aumentan su vulnerabilidad. Uno de los factores más importantes es la presencia de deficiencias físicas o cognitivas, como la demencia o enfermedades crónicas, que pueden limitar su capacidad de cuidar de sí mismos y aumentar su dependencia de los cuidadores. Esta dependencia puede crear un desequilibrio de poder, haciendo que los adultos mayores sean más vulnerables al abandono, la explotación financiera y el abuso emocional o físico. Además, las deficiencias cognitivas pueden obstaculizar su capacidad de reconocer conductas abusivas o denunciarlas, lo que exacerba aún más su riesgo de maltrato (9).
El aislamiento social es otro factor crítico que aumenta el riesgo de abuso entre los adultos mayores. Aquellos que viven solos o tienen un contacto limitado con familiares y amigos a menudo carecen de una red de apoyo que pueda identificar e intervenir en casos de abuso. Este aislamiento puede facilitar que los abusadores actúen sin ser detectados, ya que puede que no haya nadie que note las señales de maltrato. Además, los adultos mayores que están socialmente aislados pueden experimentar mayores sentimientos de soledad y depresión, lo que puede perjudicar su capacidad de buscar ayuda o defenderse a sí mismos (10).
La dependencia económica de los cuidadores también desempeña un papel importante en la vulnerabilidad de los adultos mayores. Muchos de ellos dependen de familiares o cuidadores para recibir apoyo económico, lo que puede dar lugar a situaciones de explotación o abuso económico. Los cuidadores que están abrumados por el estrés o que tienen sus propios problemas de salud mental pueden ser más propensos a participar en conductas abusivas, en particular si perciben a la persona mayor a su cargo como una carga económica. Además, las actitudes sociales que devalúan a los adultos mayores pueden contribuir a una falta de respeto por sus derechos y autonomía, lo que aumenta aún más su susceptibilidad al maltrato (10).
Principales tipos de abusos que sufren los adultos mayores
Los adultos mayores pueden sufrir diversas formas de abuso, cada una con características e implicaciones distintas para su bienestar. Los principales tipos de abuso a los adultos mayores incluyen:
Abuso físico: implica el uso intencional de la fuerza que resulta en lesiones corporales, dolor o deterioro. Las formas comunes de abuso físico incluyen golpes, bofetadas, patadas y uso inadecuado de restricciones. Los signos pueden incluir hematomas inexplicables, fracturas u otras lesiones que no se alinean con las explicaciones proporcionadas por los cuidadores. El abuso físico puede provocar graves complicaciones de salud e incluso la muerte, especialmente en adultos mayores frágiles cuyos cuerpos son menos resistentes al trauma (11).
Abuso psicológico: también conocido como abuso emocional, este tipo abarca agresiones verbales, amenazas, humillación y aislamiento. Los cuidadores pueden menospreciar o intimidar a los adultos mayores, lo que provoca angustia emocional y un deterioro de la salud mental. El abuso psicológico puede ser particularmente insidioso, ya que sus efectos pueden no ser visibles de inmediato, pero pueden resultar en daño psicológico a largo plazo, incluida la ansiedad, la depresión y una disminución del sentido de autoestima. Abuso económico: esta forma de abuso implica el uso no autorizado de los recursos o activos financieros de un adulto mayor. Puede incluir el robo de dinero, la coerción de los ancianos para que firmen documentos o la manipulación para que tomen decisiones financieras que beneficien al abusador. El abuso económico puede afectar gravemente la estabilidad financiera de los adultos mayores, lo que les dificulta pagar la atención necesaria o vivir de forma independiente (12).
Abuso sexual: el abuso sexual contra adultos mayores incluye cualquier contacto o comportamiento sexual no consensuado. Esto puede ocurrir en varios entornos, incluidos los hogares de ancianos o dentro de las familias. Los signos pueden incluir lesiones inexplicables, infecciones de transmisión sexual o cambios de comportamiento. El abuso sexual a menudo no se denuncia, en particular entre los adultos mayores que pueden tener deterioro cognitivo que afecta su capacidad para comunicarse o dar su consentimiento (12) .
Negligencia: la negligencia ocurre cuando los cuidadores no brindan la atención esencial, lo que provoca daño o riesgo de daño al adulto mayor. Esto puede incluir alimentación inadecuada, atención médica o asistencia con las actividades diarias. Los signos de negligencia pueden manifestarse como desnutrición, deshidratación, mala higiene o afecciones médicas no tratadas. El abandono puede tener graves consecuencias para la salud física y mental de los adultos mayores, y a menudo conduce al deterioro de su bienestar general (13).
Abandono: El abandono implica el abandono de un adulto mayor por parte de un cuidador o de una persona responsable. Esto puede ocurrir en diversos contextos, como dejar a una persona mayor sola en un lugar público o no brindarle la atención necesaria. El abandono puede generar sentimientos de aislamiento y abandono, lo que agrava los problemas de salud mental y aumenta la vulnerabilidad a otras formas de abuso (11).
Comprender estos tipos de abuso es fundamental para las iniciativas de prevención e intervención, ya que cada forma requiere enfoques distintos para proteger a los adultos mayores y garantizar que se respeten sus derechos y su dignidad.
Atención geriátrica integral
El enfoque biopsicosocial para la atención integral de adultos es un marco holístico que integra factores biológicos, psicológicos y sociales para comprender y abordar la salud y la enfermedad. Desarrollado por George Engel a fines del siglo XX, este modelo surgió como una respuesta a las limitaciones del modelo biomédico tradicional, que se centra principalmente en los aspectos biológicos de la enfermedad. El modelo biopsicosocial postula que la salud no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino un estado de completo bienestar físico, mental y social. Al considerar la interacción entre estos tres dominios, los proveedores de atención médica pueden obtener una comprensión más integral de la condición de un paciente, lo que conduce a planes de tratamiento más efectivos y personalizados que abordan las causas fundamentales de los problemas de salud (14).
La importancia del enfoque biopsicosocial radica en su capacidad para promover un entorno de atención más centrado en el paciente. Este modelo alienta a los profesionales de la salud a mirar más allá de los síntomas y el historial médico, reconociendo el impacto significativo de los factores psicológicos (como el estrés, los mecanismos de afrontamiento y la salud mental) y los determinantes sociales, incluida la dinámica familiar, el apoyo de la comunidad y el nivel socioeconómico. Al adoptar esta perspectiva integradora, los médicos pueden mejorar la comunicación con los pacientes, mejorar la adherencia al tratamiento y, en última instancia, lograr mejores resultados de salud. Además, el enfoque biopsicosocial promueve la colaboración entre los distintos proveedores de atención médica, lo que garantiza que se tengan en cuenta todos los aspectos de la vida del paciente en el proceso de atención, lo que es particularmente crucial para el manejo de enfermedades crónicas y afecciones de salud complejas (15).
Atención primaria de salud del adulto mayor
Los profesionales de la salud desempeñan un papel crucial en la atención primaria, la detección temprana y la prevención del maltrato a los ancianos. Dadas sus frecuentes interacciones con adultos mayores, están en una posición ideal para identificar signos de abuso e intervenir adecuadamente. El entorno de atención médica es un punto crítico para la detección, ya que muchas víctimas de maltrato a los ancianos pueden no revelar su situación debido al miedo, la vergüenza o el deterioro cognitivo. Al implementar protocolos de detección de rutina que evalúen el posible abuso, los proveedores de atención médica pueden reconocer las vulnerabilidades y los factores de riesgo asociados con el maltrato a los ancianos. Este enfoque proactivo no solo ayuda en la detección temprana, sino que también establece una base para intervenciones oportunas que pueden prevenir daños mayores (8).
Además de la detección, los profesionales de la salud son responsables de educarse a sí mismos y a sus colegas sobre las diversas formas de maltrato a los ancianos, incluidos el físico, el psicológico, el económico y el abandono. Los programas de capacitación y las pautas de mejores prácticas pueden mejorar el conocimiento y la conciencia de los profesionales de la salud sobre las complejidades del maltrato a los ancianos, incluidos sus factores de riesgo e indicadores. Por ejemplo, comprender la dinámica psicosocial del maltrato a los ancianos puede empoderar a los proveedores para entablar conversaciones sensibles con sus pacientes, lo que ayuda a generar confianza y alentar la divulgación. Además, los profesionales de la salud deben estar familiarizados con las obligaciones legales que rodean la notificación obligatoria de sospechas de abuso, asegurándose de que toman las medidas adecuadas cuando es necesario (16).
El papel de los profesionales de la salud se extiende más allá de la detección y la notificación; también son fundamentales para brindar apoyo y recursos a las víctimas de abuso de ancianos. Esto incluye el desarrollo de planes de atención centrados en el paciente que aborden las necesidades de seguridad inmediatas de los adultos mayores, al tiempo que consideran su bienestar a largo plazo. La colaboración con los servicios sociales, los profesionales de la salud mental y los recursos comunitarios es esencial para crear una red de apoyo integral para las víctimas. Al defender a sus pacientes y facilitar el acceso a los servicios necesarios, los proveedores de atención médica pueden desempeñar un papel fundamental en el empoderamiento de los adultos mayores y la recuperación de su autonomía (17).
Por último, fomentar una cultura de concienciación y prevención dentro de los entornos de atención médica es vital para combatir el abuso de ancianos. Esto implica no solo la educación individual, sino también políticas institucionales que prioricen la seguridad y la dignidad de los adultos mayores. Las campañas de concienciación pública y las iniciativas de extensión comunitaria pueden mejorar aún más la comprensión del abuso de ancianos y su prevención entre los profesionales de la salud y el público en general. Al establecer un marco integral que integre estrategias de detección, intervención y prevención, los profesionales de la salud pueden contribuir significativamente a salvaguardar los derechos y el bienestar de los adultos mayores, promoviendo en última instancia un entorno más saludable y de mayor apoyo para esta población vulnerable (11).
Principios fundamentales de la atención en salud del adulto mayor
Los principios de dignidad, equidad y calidad en la atención médica para las personas mayores son fundamentales para garantizar que los adultos mayores reciban una atención respetuosa y eficaz. La dignidad en la atención a las personas mayores abarca el reconocimiento del valor de cada individuo y la importancia de tratarlos con respeto y compasión. Este principio enfatiza que los adultos mayores deben ser vistos como individuos con historias, preferencias y necesidades únicas, en lugar de simplemente como pacientes o un grupo demográfico. Mantener la dignidad implica fomentar un entorno donde los adultos mayores puedan expresar sus elecciones, participar en su atención y recibir servicios que respeten su identidad y valores personales. Los profesionales de la salud desempeñan un papel crucial en la puesta en práctica de la dignidad al adoptar actitudes positivas, practicar la empatía y garantizar la privacidad y la autonomía en los entornos de atención (18).
La equidad en la atención médica para las personas mayores se refiere a la distribución justa de los recursos y servicios, asegurando que todos los adultos mayores tengan acceso a la atención que necesitan, independientemente de su estatus socioeconómico, etnia o ubicación geográfica. Este principio reconoce que existen disparidades dentro de los sistemas de atención médica, a menudo exacerbadas por el edadismo y los estereotipos sobre los adultos mayores. Para promover la equidad, los sistemas de atención de la salud deben implementar políticas que aborden estas disparidades, como brindar atención culturalmente competente, aumentar el acceso a los servicios en áreas desatendidas y garantizar que los adultos mayores estén incluidos en los programas de promoción de la salud y prevención de enfermedades. Al priorizar la equidad, los proveedores de atención de la salud pueden ayudar a eliminar las barreras que impiden que los adultos mayores reciban atención de alta calidad (19).
La calidad de la atención de la salud para los adultos mayores abarca la eficacia, la seguridad y la orientación al paciente de los servicios de atención. La atención de alta calidad involucra no solo los aspectos clínicos del tratamiento, sino también la experiencia general de los adultos mayores dentro del sistema de atención de la salud. Esto incluye una comunicación clara, una toma de decisiones compartida y un entorno de apoyo que fomente la participación activa de los adultos mayores en su atención. La atención de calidad también requiere una evaluación y mejora continuas de las prácticas de atención de la salud, asegurando que satisfagan las necesidades cambiantes de la población que envejece. Al adherirse a los principios de dignidad, equidad y calidad, los sistemas de atención de la salud pueden crear un entorno más inclusivo y compasivo que mejore los resultados de salud y el bienestar general de los adultos mayores (18).
Atención al adulto mayor
El cuidado de las personas mayores abarca una variedad de servicios y estrategias diseñadas para satisfacer sus diversas necesidades y mejorar su calidad de vida. Las opciones clave incluyen centros de día, hogares de ancianos, servicios de atención domiciliaria y otros recursos comunitarios. Cada uno de estos entornos de atención desempeña un papel vital en el apoyo a los adultos mayores, en particular cuando enfrentan desafíos relacionados con la salud, la movilidad y la participación social (20).
Los centros de día sirven como centros comunitarios donde los adultos mayores pueden participar en actividades sociales, recibir comidas y acceder a servicios de salud. Estos centros promueven el envejecimiento activo y saludable al brindar programas estructurados que mejoran el bienestar físico y mental. El personal de los centros de día facilita las interacciones sociales, las actividades cognitivas y los ejercicios físicos, que son esenciales para combatir el aislamiento y mantener las capacidades funcionales. El entorno de un centro de día fomenta la participación comunitaria, lo que permite a las personas mayores construir relaciones y redes de apoyo que son cruciales para su salud emocional (7).
Los hogares de ancianos, también conocidos como centros de enfermería especializada, ofrecen un mayor nivel de atención para los adultos mayores que requieren asistencia con las actividades diarias y supervisión médica. Estas instalaciones brindan atención de enfermería las 24 horas, los 7 días de la semana, servicios de rehabilitación y un entorno estructurado adaptado para satisfacer las necesidades de los residentes con enfermedades crónicas o discapacidades. Los hogares de ancianos están equipados para manejar necesidades médicas complejas que no se pueden manejar en un entorno doméstico, lo que los convierte en una opción esencial para las personas que requieren apoyo continuo. Además, los hogares de ancianos a menudo organizan actividades sociales y programas para promover la interacción entre los residentes, lo que contribuye a su bienestar general (21).
Los servicios de atención domiciliaria representan otro componente fundamental de la atención a las personas mayores, ya que les permiten recibir asistencia personalizada en la comodidad de sus propios hogares. Los cuidadores profesionales brindan una variedad de servicios, que incluyen ayuda con las actividades diarias, compañía, administración de medicamentos y atención de relevo para los cuidadores familiares. Este enfoque no solo respalda la independencia de los adultos mayores, sino que también los ayuda a mantener un entorno familiar y reconfortante, lo que puede mejorar significativamente su bienestar emocional. Los servicios de atención domiciliaria a menudo se adaptan a las necesidades individuales, lo que garantiza que las personas mayores reciban el nivel adecuado de apoyo mientras permanecen conectados con sus comunidades (20).
Además de estas opciones de atención primaria, otras estrategias como los programas de extensión comunitaria, los servicios de transporte y las iniciativas de promoción de la salud desempeñan un papel importante en el apoyo a la población de edad avanzada. Estos recursos tienen como objetivo reducir el aislamiento, mejorar el acceso a la atención médica y promover la participación activa en la vida comunitaria. Al integrar diversas opciones de atención y recursos comunitarios, se puede establecer un enfoque integral para el cuidado de los ancianos, garantizando que los adultos mayores reciban el apoyo que necesitan para llevar una vida plena y digna (7) .
Garantías legales de atención del adulto mayor en el contexto costarricense
En Costa Rica, los derechos de los adultos mayores están protegidos a través de un sólido marco regulatorio diseñado para garantizar su dignidad, seguridad y bienestar. La base de este marco se estableció con la Constitución Política de 1949, que obliga al Estado a promover el bienestar de todos los habitantes, incluidos los adultos mayores. Este compromiso ha evolucionado a lo largo de los años y culminó con la promulgación de la Ley Integral para las Personas Adultas Mayores en 1999, que fue la primera legislación nacional específicamente destinada a mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Esta ley describe los derechos de los adultos mayores, incluido el derecho a una vida digna, la participación activa en la sociedad y el acceso a los servicios necesarios (22).
Los avances posteriores han fortalecido aún más las protecciones para los adultos mayores en Costa Rica. Cabe destacar que la ratificación de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Adultas Mayores en 2016 marcó un paso significativo hacia la alineación de las políticas nacionales con las normas internacionales de derechos humanos. Esta convención enfatiza la importancia de proteger la dignidad, la autonomía y los derechos de las personas mayores, reforzando la necesidad de atención integral y seguridad social. Además, la reciente aprobación de la Ley 10455 mejora las protecciones legales contra diversas formas de abuso, incluida la violencia física, psicológica y económica, al establecer mecanismos de aplicación y sanciones más claros para los infractores (23) .
A pesar de estos avances, aún existen desafíos en la implementación efectiva de estas protecciones. Los informes indican que un porcentaje significativo de adultos mayores en Costa Rica han experimentado alguna forma de violencia o discriminación, a menudo dentro de sus familias o comunidades (24). El Consejo Nacional del Adulto Mayor (CONAPAM) desempeña un papel crucial en la supervisión de la implementación de políticas y programas diseñados para apoyar a los adultos mayores, pero las actitudes sociales hacia el envejecimiento y el edadismo siguen planteando barreras para la plena realización de sus derechos. Se necesitan esfuerzos constantes para crear conciencia, promover la inclusión social y garantizar que los adultos mayores puedan vivir con dignidad y respeto en sus comunidades (25) .
Conclusiones
La atención integral al adulto mayor es un aspecto fundamental para garantizar el bienestar y la calidad de vida de esta población en crecimiento. A medida que la esperanza de vida aumenta, se hace cada vez más evidente la necesidad de adoptar un enfoque holístico que considere no solo las necesidades físicas, sino también las dimensiones psicológicas y sociales de los ancianos. La implementación de modelos de atención que promuevan la dignidad, la equidad y la calidad en el cuidado es esencial para abordar los desafíos que enfrentan los adultos mayores, quienes a menudo son vulnerables a diversas formas de abuso y desatención.
La colaboración entre profesionales de la salud, familiares y comunidades es crucial para desarrollar estrategias efectivas que respondan a las necesidades específicas de los mayores. Servicios como centros de día, atención domiciliaria y hogares de cuidado deben estar interconectados y ser accesibles, permitiendo que los adultos mayores reciban el apoyo adecuado en el entorno que mejor se adapte a sus circunstancias. Además, la sensibilización sobre los derechos de los adultos mayores y la promoción de políticas públicas que protejan su bienestar son pasos necesarios para crear un entorno más seguro y respetuoso.
En conclusión, la atención integral al adulto mayor no solo es un deber ético, sino también una responsabilidad social que requiere un compromiso colectivo. Al priorizar la dignidad, la equidad y la calidad en la atención, podemos contribuir a un envejecimiento saludable y activo, donde los adultos mayores sean valorados y respetados. Fomentar una cultura de cuidado y apoyo hacia esta población no solo beneficia a los ancianos, sino que enriquece a toda la sociedad, promoviendo un futuro más inclusivo y solidario para todos.
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