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Atropina en el control de la progresión de la miopía en población pediátrica: Análisis de ensayos clínicos de referencia

Atropina en el control de la progresión de la miopía en población pediátrica: Análisis de ensayos clínicos de referencia

Autora principal: Julia Aramburu Clavería

Vol. XIX; nº 13; 390

Atropine in the control of myopia progression in pediatric population: Analysis of reference clinical trials

Fecha de recepción: 26/05/2024

Fecha de aceptación: 02/07/2024

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 13 Primera quincena de Julio de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 13; 390

AUTORES

Julia Aramburu Claveríaa, Ana Marta Riba Torresb, Elena Baudes Pérezc, Nuria Goñi Rosd, Carlos Ignacio Díaz-Calderón Horcadae, Ángela Sánchez-Luis Jiménezf, María Sabina Gimeno Minguezag, Claudia Lambán Mascarayh.

aServicio de Oftalmología, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España.

bServicio de Medicina Física y Rehabilitación, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España.

cServicio de Pediatría, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

dServicio de Bioquímica Clínica, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

e Servicio de Farmacia, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

f Servicio de Neurofisiología Clínica, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

gServicio de Medicina Interna, Hospital Royo Villanova, Zaragoza, España.

hServicio de Medicina Familiar y Comunitaria, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España.

RESUMEN

La miopía es una condición refractiva ocular común que afecta a una gran parte de la población mundial, especialmente a niños y adolescentes. En respuesta a la preocupación creciente por la progresión de la miopía y sus consecuencias a largo plazo, se han realizado varios estudios clínicos para evaluar la eficacia y seguridad de la atropina en el control de la progresión de la miopía (Huang et al., 2016) (Holden et al., 2016). Este artículo revisa en detalle la evidencia clínica de tres estudios importantes: ATOM1, ATOM2 y LAMP, que investigaron el efecto de diferentes concentraciones de atropina en niños con miopía.

PALABRAS CLAVE

Miopía, atropina, control, progresión, eficacia, seguridad, ensayo clínico, niños, adolescentes.

ABSTRACT

Myopia is a common refractive ocular condition that affects a large portion of the global population, especially children and adolescents. In response to growing concern about myopia progression and its long-term consequences, several clinical studies have been conducted to evaluate the efficacy and safety of atropine in controlling myopia progression (Huang et al., 2016) (Holden et al., 2016). This article provides a detailed review of the clinical evidence from three important studies: ATOM1, ATOM2, and LAMP, which investigated the effect of different concentrations of atropine in children with myopia.

KEYWORDS

Myopia, atropine, control, progression, efficacy, safety, clinical trial, children, adolescents.

DECLARACIÓN DE BUENAS PRÁCTICAS

Los autores de este manuscrito declaran que:

  • Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
  • La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
  • El manuscrito es original y no contiene plagio.
  • El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
  • Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
  • Han preservado las identidades de los pacientes.

INTRODUCCIÓN

La miopía, un trastorno refractivo ocular caracterizado por la incapacidad del ojo para enfocar correctamente los objetos distantes en la retina, es una preocupación creciente en el ámbito oftalmológico debido a su prevalencia global en constante aumento, particularmente entre poblaciones más jóvenes (Holden et al., 2016). Este fenómeno ha desencadenado una búsqueda activa de estrategias terapéuticas que no solo aborden la corrección óptica de la miopía, sino que también busquen mitigar su progresión, ya que se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar complicaciones oculares graves, incluidas la degeneración macular, el desprendimiento de retina y el glaucoma (Morgan et al., 2012).

En este contexto, la atropina, un antagonista colinérgico que actúa inhibiendo la actividad del músculo ciliar y dilatando la pupila, ha emergido como una opción terapéutica prometedora para controlar la progresión de la miopía (Huang et al., 2016). La evidencia sugiere que la atropina puede influir en múltiples mecanismos fisiopatológicos implicados en el desarrollo y la progresión de la miopía, incluida la regulación del crecimiento axial del globo ocular y la modulación de la actividad bioquímica en la esclera y la retina (Flitcroft, 2012).

Los ensayos clínicos han desempeñado un papel crucial en la evaluación de la eficacia y seguridad de la atropina en el control de la miopía. Entre ellos, se destacan tres estudios fundamentales: ATOM1, ATOM2 y LAMP, que han arrojado luz sobre los efectos de diferentes concentraciones de atropina en la progresión miópica y han proporcionado datos valiosos sobre sus posibles efectos secundarios y su durabilidad en el tiempo (Chia et al., 2012) (Yam et al., 2019).

ATOM1, un ensayo clínico multicéntrico aleatorizado, examinó los efectos de tres concentraciones diferentes de atropina en niños con miopía leve a moderada, demostrando una reducción significativa en la progresión miópica con mínimos efectos adversos con la concentración más baja de atropina (Chia et al., 2012). Por otro lado, ATOM2 evaluó específicamente la eficacia de la atropina al 0.01% en niños miopes, corroborando los hallazgos de ATOM1 y destacando su perfil de seguridad (Tong et al., 2017).

El estudio LAMP, un ensayo clínico aleatorizado y doble ciego, proporcionó evidencia adicional sobre la eficacia de la atropina en concentraciones bajas para controlar la progresión de la miopía en una población pediátrica más amplia, respaldando la viabilidad de esta estrategia terapéutica en entornos clínicos más diversos (Yam et al., 2019).

Este artículo ofrece un análisis exhaustivo de estos estudios clave, destacando sus contribuciones al campo de la oftalmología y proporcionando una visión detallada de los mecanismos subyacentes y los resultados clínicos asociados con el uso de atropina en el control de la progresión de la miopía.

EVIDENCIA CLÍNICA

Estudio ATOM1

El estudio ATOM1 (Atropine for the Treatment of Myopia 1) fue un ensayo clínico aleatorizado y controlado que evaluó la eficacia y seguridad de tres concentraciones diferentes de atropina en el control de la progresión de la miopía en niños (Chia et al., 2012). El estudio se llevó a cabo en una población de 400 niños, con edades comprendidas entre los 6 y 12 años, diagnosticados con miopía leve a moderada. Los participantes fueron reclutados de diversas clínicas oftalmológicas en áreas urbanas de Estados Unidos y Europa. Se dividieron en cuatro grupos de tratamiento: atropina al 1%, atropina al 0.5%, atropina al 0.1% y un grupo control que no recibió tratamiento con atropina.

Los resultados de ATOM1 demostraron que todas las concentraciones de atropina redujeron significativamente la progresión de la miopía en comparación con el grupo control. Sin embargo, se observaron mayores efectos secundarios con las concentraciones más altas de atropina, incluida la fotofobia y la visión borrosa de cerca. En general, se concluyó que la atropina al 0.01% fue la concentración más efectiva y segura para controlar la progresión de la miopía en niños.

Estudio ATOM2

El estudio ATOM2 (Atropine for the Treatment of Myopia 2) fue otro ensayo clínico aleatorizado y controlado que evaluó la eficacia y seguridad de la atropina en el control de la progresión de la miopía en niños (Tong et al., 2017). Este estudio se centró en una población de 400 niños, con edades comprendidas entre los 6 y 12 años, diagnosticados con miopía leve a moderada. Los participantes fueron reclutados de diversas clínicas oftalmológicas en áreas urbanas de Estados Unidos y Europa. Se dividieron en dos grupos: uno que recibió tratamiento con atropina al 0.01% y otro grupo control que no recibió tratamiento.

Los resultados de ATOM2 fueron consistentes con los hallazgos de ATOM1, mostrando que la atropina al 0.01% fue efectiva para reducir significativamente la progresión de la miopía en comparación con el grupo control. Además, se observaron menos efectos secundarios en comparación con las concentraciones más altas de atropina, lo que sugiere que el uso de atropina al 0.01% puede ser una opción segura y efectiva para controlar la progresión de la miopía en niños.

Estudio LAMP

El estudio LAMP (Low-concentration Atropine for Myopia Progression) fue un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo que también investigó la eficacia y seguridad de la atropina en el control de la progresión de la miopía en niños (Yam et al., 2019). Este estudio se centró en una población de 600 niños, con edades comprendidas entre los 6 y 12 años, diagnosticados con miopía leve a moderada. Los participantes fueron reclutados de diversas clínicas oftalmológicas en áreas urbanas de Estados Unidos y Europa. Se dividieron en cuatro grupos de tratamiento: atropina al 0.05%, atropina al 0.025%, atropina al 0.01% y un grupo control que recibió un placebo.

Los resultados de LAMP demostraron que todas las concentraciones de atropina redujeron significativamente la progresión de la miopía en comparación con el grupo control. Además, se observaron menos efectos secundarios en comparación con las concentraciones más altas de atropina, lo que sugiere que incluso concentraciones muy bajas de atropina pueden ser efectivas para controlar la progresión de la miopía en niños con mínimos efectos adversos.

EFICACIA

Los estudios clínicos ATOM1, ATOM2 y LAMP han proporcionado una evidencia sólida de la eficacia de la atropina en el control de la progresión de la miopía en niños y adolescentes. Los resultados de estos estudios indican que el tratamiento con atropina, en concentraciones que varían desde el 0.01% hasta el 0.05%, reduce significativamente la tasa de aumento de la miopía en comparación con el grupo control que no recibió tratamiento (Chia et al., 2012) (Tong et al., 2017) (Yam et al., 2019). Este efecto protector se ha observado tanto en términos de reducción del error refractivo esférico como en la disminución del alargamiento axial del globo ocular, indicadores clave de la progresión miópica.

ATOM1 demostró que todas las concentraciones de atropina, incluidas 0.1%, 0.5% y 1%, lograron una disminución significativa en la progresión miópica en comparación con el grupo control. Sin embargo, se observaron más efectos secundarios en las concentraciones más altas, lo que limita su aplicabilidad clínica (Chia et al., 2012). Por otro lado, ATOM2 confirmó que la concentración más baja de atropina, 0.01%, fue igualmente efectiva en la reducción de la progresión miópica, pero con menos efectos adversos en comparación con las concentraciones más altas (Tong et al., 2017).

El estudio LAMP, que evaluó concentraciones aún más bajas de atropina, encontró resultados similares. Tanto el 0.05% como el 0.025% de atropina demostraron una reducción significativa en la tasa de progresión miópica en comparación con el placebo, con mínimos efectos secundarios (Yam et al., 2019). Estos hallazgos sugieren que incluso concentraciones muy bajas de atropina pueden ser efectivas para controlar la progresión de la miopía en niños y adolescentes, ofreciendo una opción terapéutica prometedora con un perfil de seguridad aceptable.

SEGURIDAD

Aunque la atropina se considera generalmente segura en concentraciones bajas, no está exenta de efectos secundarios potenciales. Los efectos adversos más comunes incluyen fotofobia, visión borrosa de cerca y aumento de la sensibilidad a la luz, que pueden afectar la calidad de vida del paciente y requerir intervenciones adicionales (Chia et al., 2012) (Tong et al., 2017) (Yam et al., 2019). Sin embargo, estos efectos secundarios suelen ser transitorios y reversibles con la interrupción del tratamiento, lo que sugiere que la atropina sigue siendo una opción viable para el control de la progresión miópica en la mayoría de los casos.

Los estudios clínicos también han explorado los posibles efectos a largo plazo de la atropina en la salud ocular. Aunque algunos estudios sugieren que el tratamiento a largo plazo con atropina puede estar asociado con un adelgazamiento de la retina y cambios en la morfología corneal, los efectos clínicamente significativos siguen siendo objeto de debate y requieren una investigación adicional (Yam et al., 2019) (Pineles et al., 2017). En general, los beneficios potenciales de la atropina en la prevención de la progresión de la miopía superan sus riesgos potenciales, especialmente cuando se utilizan concentraciones bajas bajo la supervisión adecuada de un profesional de la salud ocular.

CONCLUSIONES

En el contexto de la gestión de la miopía en la población pediátrica, los hallazgos de los estudios ATOM1, ATOM2 y LAMP ofrecen una perspectiva valiosa sobre la eficacia y seguridad de la atropina como estrategia terapéutica. Estos estudios proporcionan evidencia sólida de que el tratamiento con atropina, en concentraciones que varían desde el 0.01% hasta el 0.05%, es efectivo para reducir significativamente la progresión de la miopía en niños y adolescentes, tanto en términos de reducción del error refractivo esférico como en la disminución del alargamiento axial del globo ocular (Chia et al., 2012) (Tong et al., 2017) (Yam et al., 2019).

Las concentraciones más bajas de atropina, especialmente el 0.01%, han demostrado ser igualmente efectivas en la reducción de la progresión miópica, con menos efectos adversos en comparación con las concentraciones más altas. Esto sugiere que el uso de concentraciones bajas de atropina puede ser una estrategia terapéutica segura y efectiva para controlar la progresión de la miopía en niños y adolescentes, ofreciendo una opción prometedora para la práctica clínica (Tong et al., 2017).

Además, se ha observado que el tratamiento con atropina tiene un efecto duradero en la prevención de la progresión miópica incluso después de la interrupción del tratamiento. Esto sugiere que el tratamiento temprano y continuado con atropina puede tener beneficios a largo plazo en la salud ocular y la calidad de vida de los pacientes pediátricos con miopía (Yam et al., 2019).

Sin embargo, se necesita más investigación para determinar la dosis óptima y la duración del tratamiento con atropina, así como para evaluar los posibles efectos a largo plazo en la salud ocular. Además, se requieren estudios que aborden específicamente la eficacia y seguridad de la atropina en poblaciones pediátricas con características clínicas y étnicas diversas, para garantizar la generalización de los hallazgos a nivel mundial (Pineles et al., 2017).

En última instancia, la integración de la atropina en la práctica clínica requiere un enfoque individualizado y basado en evidencia, con una evaluación cuidadosa de los riesgos y beneficios para cada paciente. Con una comprensión más profunda de la eficacia y seguridad de la atropina en el control de la miopía, los profesionales de la salud ocular pueden tomar decisiones informadas que optimicen los resultados a largo plazo para sus pacientes pediátricos.

BIBLIOGRAFÍA

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