nuestro país existe una farmacia principal municipal, en la cual opera un profesional de la salud, ya sea médico, enfermera u otro licenciado del ramo, cuyo fin es propiciar el uso racional y adecuado de los medicamentos, fortaleza que nos pone en condiciones de combatir este nocivo habito.
Po último concordamos con algunos autores que plantean que automedicación y la polifarmacia son los principales patrones de consumo de medicamentos dentro del uso irracional de fármacos. Ambas prácticas se han convertido en un problema de salud a nivel mundial, constituyendo un potencial riesgo para los sujetos que las practican. (7, 8)
Desarrollo
La génesis de la automedicación en la paciente senectud es un fenómeno multifactorial que obedece a la necesidad creciente del hombre, a lo largo de su desarrollo histórico social, de dar respuesta a los diferentes problemas de salud, a lo que se ha enfrentado como individuo, sino también unido a su familia, comunidad y sociedad.
Automedicarse y medicar a otros, es un proceso que ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes; la presencia de curanderos, hechiceros, botánicos empíricos, el arte de sobar, consumir brebaje, etc, forman parte de la historia del hombre como especie, de cómo fue ejercida la medicina y como se trató de resolver las problemáticas o compromisos de la salud del hombre en aquellas épocas remotas.
En cada forma de organización humana, llámese tribus, barrio, bateyes, poblados, entre otros, siempre existieron personajes que se dedicaron a la atención de sus congéneres, empleando los recursos que tenían a su alcance, generalmente natural o espiritual, constituyendo, sin dudas, una necesidad sociohistórica. Esta práctica, como herencia cultural de la humanidad trasciende hasta nuestros días, más comunes lo países en los llamados países en vía de desarrollo.
Lo primario para que haya el fenómeno de automedicación es la alteración de la salud del ser humano, familiares, amigos, vecinos, y la necesidad de estos de restablecerse plenamente y de incorporarse a la sociedad, sumado a la fe o creencia de que lo que practica es bueno, o sea, tiene que existir una convicción profunda de que el producto consumido le devolverá la salud, le aliviará sus males o sencillamente le salvará de la muerte. Es un proceso que actúa a nivel consciente, en las estructuras superiores del sistema nervioso central (SNC) a nivel cortical.
Los otros son historias, anécdotas, leyendas, rituales de que muchas personas han resuelto sus problemas con ellos, y de personajes célebres dotados de poderes o conocimientos sobre determinados productos o remedios, que han sido exitosos en el tratamiento de michas enfermedades.
El origen de la automedicación tiene sus antecedentes, sin dudas, en la génesis de la especie humana y de la propia medicina como disciplina. Ambas tienen un tronco común. Son tres las condicionales indispensables para su práctica: el individuo con alteración en la salud, el facilitador o prestador y los medios o productos a utilizar.
Estas trilogías de factores trascienden hasta nuestros días, no solo en la automedicación, sino también en la práctica médica científicamente instituida. Es en esta dirección que debemos abordar la solución la solución del problema, actuando sobre el individuo enfermo, sobre el facilitador o prestador y controlando los medios y expendio de los productos.
Al analizar la epidemiologia de la automedicación en el adulto mayor podemos decir que es un proceso es muy proteico y extremadamente complejo, dada las amplias diversidades de productos y métodos que se usan tanto por el mismo individuo como por los prestadores. Factores biológicos, sociales y ambientales determinan su implementación y puesta en práctica tal como: enfermedades, riesgos o alteración a la salud del individuo, la edad, sexo, raza o etnia, nivel cultural, creencias religiosas, estrato social, desenvolvimiento económico, medio ambiente y ecológicos entre otros.
En las sociedades de mayor desarrollo existen mayor nivel cultural, adquisitivo y por lo tanto es más frecuente el uso de fármacos que se expenden en farmacias, mientras que en los países subdesarrollados es más común el uso de fitofármacos y brebajes, la proliferación de curanderos, botánicos empíricos, entro otros. Dentro de una misma sociedad hay diferencia en los métodos y medios utilizados, las clases altas y media se comportan como las de los países desarrollados, mientras que los estratos sociales más pobres y de bajo nivel cultural lo hacen como las de los países subdesarrollados, o sea utilizan métodos y medios menos sofisticados.
Independientemente de la vertiente que se tome, el enfrentamiento a éste flagelo debe ser también polimorfo y por todos los frentes, con participación del individuo, la familia, la comunidad, las instituciones, no solo de salud, también los gobiernos y organismos internacionales. No es solamente un problema de salud pública, es una problemática que trasciende sus límites
Podemos diseñar medidas encaminadas al uso racional y adecuado de los medicamentos en nuestras farmacias, pero siempre el individuo tendrá la oportunidad de acceder a ellos, bien sea por que un paciente no completó el tratamiento indicado por su médico o sencillamente porque de su paquete de tratamiento regaló algunas cantidad a otra persona, o porque en el mercado un trabajador irresponsable la facilitó al anciano o sencillamente ejerciendo una medicina de complacencia.
Los fitofármacos y otros productos empleados curanderos, sobadores, botánicos