93% de concordancia.
Morales F refiere que en caso de invasión vaginal se observa una interrupción de la pared vaginal de baja intensidad de señal por el tumor que es de alta intensidad de señal. Un tumor que se extiende a menos de 3 mm de la pared lateral de la pelvis, el encapsulamiento de los vasos ilíacos, la invasión directa de los músculos de la pared lateral de la pelvis y la destrucción de los huesos pélvicos son signos de invasión de la pared lateral de la pelvis.
Jones MW indica que la interrupción de las paredes del recto o la vejiga con una baja intensidad de señal indica invasión de estos órganos adyacentes.
Yang WT obtuvo que la exactitud de la resonancia magnética nuclear (RMN) en la detección de invasión del parametrio oscila entre el 77 y el 96%, resultado que coincide con otros estudios revisados.
Debido a su excelente resolución tisular, la resonancia magnética nuclear (RMN) resulta ventajosa en la visualización de afectación vaginal, rectal y vesical. La exactitud comunicada de la RM en cuanto a la invasión vaginal es del 86 al 93% 51,54. La resonancia magnética nuclear (RMN) también presenta una exactitud elevada (99%) en la detección de invasión de la vejiga urinaria. SILVERBERG SG, 2003.
Un metaanálisis de 57 estudios (38 sobre resonancia magnética nuclear (RMN), 11 sobre TC y 8 sobre RM y TC) reveló que la sensibilidad en cuanto a invasión del parametrio fue del 74% (intervalo de confianza [IC] del 95%, 68-79%) con la RM y del 55% (IC del 95%, 44-66%) con la TC. YAMASHITA Y, 1993.
En el reciente estudio clínico prospectivo y multicéntrico del American College of Radiology Imaging Network/Gynecologic Oncology Group, la sensibilidad para detectar invasión del parametrio fue baja con la RM (53%) y la TC (42%), pero fue superior a la de la estadificación clínica de la FIGO, que tan sólo fue del 29%. SCHEIDLER J, 2010.
En el presente estudio la invasión a parametrios solo se identificó a través de la resonancia en dos pacientes, más frecuente fue la invasión local a endometrio, vejiga útero, vagina y recto, estos hallazgos de la RM se corresponde con la estadificación clínica del tumor de los casos incluidos que fueron en II B y el III B.
Williams AD informa que en cuanto a la detección de metástasis ganglionares, la RM posee una exactitud semejante a la de la TC, el 88-89% con resonancia magnética nuclear (RMN) frente al 83-85% con TC, resultados que coinciden con otros autores consultados. VANZULII A, 1994.
Murillo R
7 plantea que tras la histerectomía radical, el 74% de las recidivas del cáncer de cuello uterino se ubica en la pelvis. Este autor planta además que las localizaciones más frecuentes de la enfermedad recidivante son el muñón vaginal, el parametrio y la pared lateral de la pelvis. La detección temprana y la caracterización exacta de la extensión de la enfermedad recidivante son importantes para identificar a las pacientes que podrían ser candidatas a una resección local, exenteración pélvica o radioterapia por una enfermedad irresecable.
La TC y la resonancia magnética nuclear (RMN) pueden poner de manifiesto la localización y extensión de las recidivas tras la cirugía, si bien el contraste tisular superior de la resonancia magnética nuclear (RMN) permite evaluar mejor la extensión local del tumor recidivante. En la evaluación de una recidiva generalizada se prefiere la TC. YANG WT, 2010.
Tras la radioterapia es importante distinguir las alteraciones secundarias a la radiación de un tumor recidivante. La TC sigue siendo limitada en este sentido. Frei KA refir que la resonancia magnética nuclear (RMN) ponderada en T2 tiene una sensibilidad elevada (90-91%), pero una especificidad baja (22-38%) para detectar enfermedad recidivante en el cuello uterino. Después de la radioterapia, el tumor y el útero disminuyen de tamaño, mientras que la estroma del cuello uterino muestra una intensidad de señal baja en las imágenes ponderadas en T2. LEE EJ, 1996.
La baja especificidad de la RM ponderada en T2 obedece al hecho de que algunos procesos benignos, tales como el edema, la inflamación y la necrosis, también pueden causar un aumento de la señal T2 que remeda un tumor residual. MEDINA F, 2010.
Seki H tras el uso de resonancia magnética nuclear (RMN) dinámica con imágenes ponderadas en T2 mejoró la especificidad del 22-38 al 67%. Sin embargo, las alteraciones tempranas tras la radioterapia pueden mostrar una captación temprana, que simula un tumor.
CONCLUSIONES
- Las pacientes con cáncer cervicouterino incluidas en el estudio se encontraron en la edad media de la vida predominando el color de piel blanco, el tipo histológico carcinoma epidermoide generalmente en estadio II B y con localización a nivel del exocérvix.
- Por ultrasonido las lesiones metastásicas tuvieron disminución a los tres y seis meses de tratamiento incrementándose a los doce meses. Por radiología convencional y TAC al diagnóstico se detectaron lesiones metastásicas a distancia.
- La resonancia magnética permitió determinar que durante los meses de tratamiento oncoespecífico existió disminución no significativa del tamaño uterino, la invasión local al diagnóstico fue principalmente a endometrio, sobre todo en las pacientes en estadio III B. La masa o tumor en el cuello uterino fue el principal hallazgo al diagnóstico disminuyendo los cambios de intensidad de señales post tratamiento. Se observó una marcada tendencia a la disminución de la intensidad de señales de las lesiones en las distintas técnicas y secuencias en los meses de terapia oncoespecífica y una respuesta global estable.
- La mortalidad fue baja a expensas principalmente de las metástasis y recidivas tumorales.