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Cáncer de páncreas. Generalidades

RADIOTERAPIA:

A pesar de las numerosas posibilidades quirúrgicas contra el cáncer de páncreas, más de un 80% de los pacientes presentan una enfermedad irresecable, es decir, no operable, de los cuales el 50% se trata de enfermedad metastásica.

La radioterapia es el procedimiento que suele emplearse para tratar el cáncer en los siguientes casos:

  • Antes de la cirugía para intentar reducir un tumor extirpable.
  • Pacientes con enfermedad localmente avanzada.
  • Después de la cirugía en aquellas personas que tienen posibilidad de que el cáncer reaparezca en la zona donde se ha intervenido.

A menudo, se administra radioterapia conjunta con quimioterapia, ya que ayuda a reducir el tumor lo suficiente para extirparlo mediante cirugía.

QUIMIOTERAPIA:

La quimioterapia consiste en el uso de fármacos para destruir células cancerosas, inhibiendo su capacidad para proliferar y dividirse. Estos fármacos se administran a través del torrente sanguíneo.

Puede ser neoadyuvante, cuando se administra previamente a la cirugía; de primera línea, de segunda línea y adyuvante (tras cirugía).

Cuidados de Enfermería:

Previamente, antes de cualquier intervención, ya sea cirugía, quimioterapia, etc.; debemos valorar como se encuentra el paciente y llevar a cabo medidas para disminuir su ansiedad y para que pueda relajarse, proporcionándole, además, un ambiente tranquilo.

Además, hay que llevar a cabo un buen asesoramiento, proporcionarle toda la información sobre el proceso que se vaya a llevar a cabo, de una manera objetiva, y debemos conseguir un consentimiento informado. También tenemos que resolverle correctamente todas las dudas que se le plantee.

Por otro lado, como se ha citado anteriormente, hay que valorar el estado emocional del paciente y brindarle nuestro apoyo. Hay que ayudarle a reconocer los sentimientos de tristeza, ira, ansiedad, etc.

Además, debemos practicar la escucha activa, atendiendo a sus sentimientos o creencias y permanecer junto al paciente en todo momento. Es necesario, además, favorecer que exprese sus sentimientos, a través, por ejemplo, del llanto.

Al mismo tiempo, hay que hacer que el paciente se sienta seguro en todo momento, proporcionando un ambiente no amenazador, mostrando calma y control sobre la situación, evitando, también, situaciones emocionales intensas, y respondiendo a todas las preguntas de manera sincera, así, como brindándole nuestro apoyo emocional.

Por otra parte, debemos hacer un control de las constantes vitales del paciente, así como administrar todos los fármacos que les haya sido prescrito (anestésicos, analgésicos, quimioterapéuticos), y vigilar los efectos adversos que se den por la colocación de los mismos.

Diagnósticos de Enfermería:

ALTERACIÓN DE LA NUTRICIÓN: MENOR QUE LOS REQUERIMIENTOS CORPORALES, relacionada con la anorexia con pérdida de peso, estreñimiento, hinchazón o flatulencia, diabetes de comienzo reciente o inestable, pérdida de peso.

Intervenciones:

  • Valorar la ingesta calórica (tipos y cantidades, así como porcentajes de hidratos de carbono, de proteínas y de grasas) para determinar la necesidad de cambios en la dieta.
  • Observe al paciente para detectar signos de pérdida de peso y deshidratación al fin de intervenir rápidamente con alimentos, suplementos nutricionales y líquidos.
  • Pregunte al paciente si presente anorexia, estreñimiento, hinchazón, flatulencia u otros signos y síntomas de distrés GI, que traducen la presión del tumor y la posible progresión de la enfermedad.
  • Proporcione comidas apetitosas de acuerdo, en lo posible, con los gustos y preferencias del paciente a fin de incrementar el consumo calórico.
  • Anime al paciente a hacer comidas pequeñas y frecuentes para incrementar la ingesta calórica.
  • Ofrezca medicaciones que alivien la distensión y la flatulencia abdominal, dado que estos síntomas tienden a afectar adversamente al apetito.

DOLOR relacionado con la presión provocada por el tumor y la irritación de los tejidos más próximos, que se manifiesta por un dolor epigástrico continuo, sordo, irritante y habitualmente peor durante la noche, o por dolor de espalda agravado por la posición horizontal; prurito.

Intervenciones:

  • Valore la localización, el comienzo, la duración, la radiación y la intensidad del dolor para determinar las intervenciones apropiadas, por ejemplo, el dolor de espalda suele aliviarse sentándose e inclinándose hacia delante o acostándose flexionado en posición fetal.
  • Proporcione los medicamente prescritos para el dolor según necesidad a fin de reducir el malestar del paciente.
  • Enseñe al paciente estrategias de autocuidado para tratar el color, por ejemplo, ejercicios de relajación, visualización, aplicación de calor o frío.
  • Vigile la dieta para determinar si ciertos alimentos incrementan o reducen el dolor del paciente o el malestar gastrointestinal.
  • Ofrezca al paciente baños, lociones y ungüentos frecuentes para aliviar las molestias de la piel y reducir el picor.

Nutrición:

El cáncer de páncreas es el tumor digestivo que más afecta al estado nutricional del paciente, ya que cursa con dolor abdominal, náuseas, vómitos, hiporexia y pérdida de peso. Por ello hay que tener en cuenta y vigilar el estado nutricional de los pacientes, pues la desnutrición causa un empeoramiento de la cicatrización, de manera que puede darse una dehiscencia o la aparición de fístulas.

Como ya se ha citado anteriormente, la pérdida de peso es uno de los signos que presenta esta enfermedad, de manera que el paciente, a la hora del diagnóstico ha perdido el 14% o más de su peso, pero, conforme evoluciona la enfermedad, puede llegar a perderse el 24.5% del mismo.

Es necesaria una evaluación nutricional previa al tratamiento del cáncer, para ver el estado nutricional y establecer las intervenciones adecuadas y necesarias, estableciendo la necesidad nutricional y las vías de alimentación precisas.

La pancreatoduodenectomía es el procedimiento quirúrgico más común, y que requiere una alta intervención nutricional, de forma que se demanda un apoyo nutricional preoperatorio de 7 a 10 días, para así poder reducir todas las complicaciones que puedan presentarse por un desequilibrio, consiguiendo una reducción del 10% de la morbimortalidad y un aumento de la calidad de vida de los pacientes. Este apoyo nutricional parenteral ha de continuar posteriormente a la intervención quirúrgica.

Por otra parte, en la mayoría de los casos es necesario administrar insulina en cantidades de hasta 30 UI.

Respecto a las grasas, puede producirse una esteatorrea, además de una deficiencia de vitaminas liposolubles, elementos traza y disminución en el consumo de carbohidratos simples por una mala absorción de las grasas. Es recomendable que se realicen comidas pequeñas y frecuentes con alta densidad energética y utilizar enzimas pancreáticas.

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