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Características psicoemocionales de los pacientes del hogar geriátrico San Vicente de Paul

abandonar el vientre materno y regirse por las condiciones que ofrece el medio externo.

Infancia: A partir de los dos años y hasta la llegada de la adolescencia, el individuo vive un periodo de aprendizaje y desarrollo. La infancia o niñez es una etapa importante de desarrollo, en la que se adquieren numerosas habilidades, como hablar, leer y comprender ideas. En comparación con otros mamíferos, los seres humanos vivimos una infancia bastante prolongada, que dura, incluso, más de diez años. Esto posibilita que incorporemos suficientes conocimientos para que, desde la etapa siguiente y hasta el final de la vida, nos desarrollemos como personas independientes.

Adolescencia: La adolescencia es uno de los períodos más complejos del ciclo vital. No sólo por la cantidad de cambios físicos y hormonales que acarrea, sino también porque a nivel psicológico es una etapa de numerosos cuestionamientos. Es el paso desde la infancia a la edad adulta, donde emerge la figura del «yo». Un adolescente crítico, que enjuicia su entorno, su cuerpo, sus amistades y las autoridades. Todo individuo, durante esta etapa, se vuelve más complejo. Los órganos sexuales se vuelven funcionales (producen hormonas y están listos para la reproducción), son más notorias las diferencias entre hombres y mujeres y existe un desarrollo emocional y personal clave.

Adultez: Abarca desde los 18 años hasta los 65 años de edad, se desarrolla una de las etapas más estables a nivel orgánico. Durante esta etapa, considerando el estilo de vida de cada persona, se presenta un bienestar físico general; Las capacidades y las destrezas físicas alcanzan la plenitud, hay gran agudeza visual, auditiva y se ha completado el desarrollo cerebral. El bienestar corporal permite dedicarse a decisiones trascendentales durante este período. El futuro laboral, la independencia económica y la vida en pareja son algunos de los temas más recurrentes. Es un periodo en el que muchas parejas optan por ser padres, mientras otras recurren a determinados métodos anticonceptivos para prevenir embarazos. A pesar de que en los primeros años de este periodo no es evidente, poco a poco las células de todo el organismo comienzan a envejecer, iniciándose un paulatino proceso de degeneración celular.

Adulto Mayor

Bobbio N., (1997) citado por Cardona D., Estrada A., Agudelo H., (2003) hace un análisis descarnado de lo que significa ser adulto mayor en una sociedad como la nuestra: la vejez es el descenso hacia ningún lugar, es largo, continuo e irreversible, bajas escalón por escalón, pero una vez apoyas el pie en la grada más baja, sabes que a la de arriba ya no volverás, no sabes cuantos escalones quedan, pero cada vez son menos, porque la medicina no hace vivir más a los viejos, solo les impide morir.

Así, como el envejecer constituye un proceso en el que participan factores biológicos, psicológicos y sociales. El envejecimiento biológico es tanto de órganos como de funciones que se producen a diferentes niveles: molecular, celular, tisular y sistémico, siendo a la vez estructural y funcional. El celular se caracteriza por una disminución en diferentes procesos como: capacidad metabólica, descontrol en las funciones de proliferación, replicación (se duplican menos) y sobrevivencia, fosforilación oxidativa, síntesis de proteínas enzimáticas, estructurales, receptores celulares y factores de trascripción, así como de la capacidad de incorporar nutrientes y reparar el daño del material genético por las senescencia replicativa; es un proceso continuo, universal, progresivo, irreversible e incrementa la vulnerabilidad a la mayoría de las enfermedades.

La vejez según Moragas R., (1991) también citado por Cardona D., Estrada A., Agudelo H., (2003) supone ciertas limitaciones para el sujeto pero también posee unos potenciales únicos y distintivos: serenidad de juicio, experiencia, madurez vital, perspectiva de la historia personal y social. Así los adultos mayores exhibirán la personalidad que el medio les permita, en algunos casos con elementos de desarrollo personal, aunque este desarrollo vaya en dirección contraria a los valores predominantes en la sociedad actual. Hay una gran diversidad de factores involucrados en el proceso de envejecimiento y la complejidad de sus relaciones. En un sentido más amplio, se puede asumir que el envejecimiento resulta de la suma de todos los cambios que ocurren a través del tiempo en todos los organismos, desde su concepción hasta su muerte.

En América Latina, el primer grupo de adultos mayores lo conforman generalmente personas más independientes, así lo señalan Cardona D., Estrada A., Agudelo H., (2003) citando a Aranibar (2001), muchas de ellas aún insertas en la fuerza de trabajo (en especial las de 60-64 años), y más integradas socialmente. Entre las personas del segundo grupo, pareciera ser más aplicable la visión de la vejez desde el punto de vista de las “pérdidas”.

De igual forma La Organización Panamericana de la Salud OPS (1994) citado por Cardona D., Estrada A., Agudelo H., (2003) ajustó la edad y señaló como adulto mayor a la persona de 65 años o más de edad, pero aclaró que como los países tienen condiciones socioeconómicas y ambientales tan diferentes, cada país debe ajustar su edad dependiendo de ellas. Por esta razón y basados en la esperanza de vida para Medellín, por sexo y por comuna realizado por el Grupo de Investigación Demografía y Salud, de la Facultad Nacional de Salud Pública, Universidad de Antioquia, para este estudio, por adulto mayor se entenderá a toda aquella persona de 65 o más años; se asume que esta población se encuentra en la culminación de un proceso natural con deficiencias funcionales, como resultado de cambios biológicos, psicológicos y sociales, condicionado por un fondo genético, los estilos de vida que se tienen desde la niñez y los factores ambientales en que vive el individuo.

Un anciano o adulto mayor es, por definición, Sendra J., (2008) aquel individuo mayor de sesenta y cinco años. Se les llama también personas de la tercera edad. Algunos autores distinguen una cuarta edad, que comienza a partir de los ochenta años. Otros autores diferencian entre tercera y cuarta edad, en función de criterios relacionados con la autonomía, el estado de salud y la capacidad funcional, reservando el término cuarta edad para las personas más vulnerables y dependientes.

Características del Adulto Mayor