virulencia, patogenicidad, transmisibilidad, contagiosidad, letalidad, entre otros, lo demanda que en su tratamiento y control tantos médicos, enfermeros, bioanalistas y otros profesionales, técnicos y trabajadores de salud tengan un nivel de ejecución lo más cercano a la perfección; o sea que el dominio de las operaciones involucrados en ellas no se encuentre desde el punto psicológico a nivel de habilidades, sino que sean automatizadas, una estructura psicológica mayor: el hábito.
Para el paso de una estructura psicológica a otra es necesario dar un tratamiento didáctico especial, que se aplica en la actividad, en la práctica, en la educación en el trabajo que son las llamadas invariantes funcionales de ejecución, donde se definen las ejecuciones necesarias, imprescindibles, obligadas, necesarias de ser sistematizadas, lo que permite realizar operaciones próximo a la perfección independientemente del alto nivel de complejidad de la acción.
Las invariantes funcionales de ejecución no es una categoría solo aplicable a la ciencias médica y a la asistencia particular, son utilizadas en el deporte, la cultura, la educación, las artes, entre otras muchas donde se necesitan realizar operaciones de próximo a la perfección independientemente del nivel de complejidad que requiera la acción. Es una poderosa arma en nuestras manos para desarrollar altos niveles y estándares de competencias.
En nuestra especialidad, Medicina General Integral, la aplicación de las invariantes funcionales de ejecución son un recurso didáctico obligado a la hora de planificar los entrenamientos, cursos y posgrados para garantizar en nuestros especialistas altos niveles de competencias, lo que lo mismo, el desarrollo de habilidades, hábitos, capacidades, aptitudes, actitudes, rasgo de personalidad, entre otros. Este recurso debe implementarse desde la residencia, durante la educación en el trabajo, en los consultorios y policlínicos universitario. Es una modalidad que debe ser de dominio del GDT, quien debe crearla, implementarla y focalizarla hasta el logro del fin propuesto.
Sin embargo su aplicación y desarrollo no solo es útil y necesaria en Medicina General Integral, sino a todas las disciplinas y especialidades médicas, tanto en pregrado como en postgrado, como única forma de garantizar la aprensión de las habilidades y desarrollo de los hábitos que el perfil del profesional exige o demanda. Un momento cumbre para ser aplicado es durante el tercer año de la carrera de medicina, donde después de dos largos y proteicos años de ciclo básico se llega a las áreas clínicas, hospitales, policlínicos, en contacto directo con objeto de aprendizaje, los pacientes, específicamente nos referimos a las asignaturas de Propedéutica Clínica y Fisiopatológica.
Aplicando este recurso didáctico los estudiantes del tercer de medicina asimilaran las técnicas necesarias e imprescindibles para una práctica médica exitosa y competente al dominar toda la semiología y semiotecnia de los distintos aparatos y sistemas. Una poderosa armas en manos de los internistas, que le permitirá entregar al cuarto año de la carrera un producto altamente preparado, pertrechado de fuerte herramienta semiológica, tanto en realización de la anamnesis, en examen físico, la historia o expediente clínico, discusión diagnostica, diagnostico sindrómico, indicación de complementarios, contrastación, lo cual se complementará durante la rotación de medicina interna, con el diagnostico geológico y el tratamiento.
Es un proceso que debe ser condicionado, al que debe dedicarse tiempo y empeño, debe implementarse por aparatos y sistemas, dirigido y controlado por el profesor, e implementado sistematizados por cada equipo; ¿dónde? En cada servicio; ¿con quién? Con el objeto de aprendizaje; ¿cuándo? Durante la actividad, o sea la práctica, la educación en el trabajo.
Más que a dar conferencias magistrales, discursar, disertar durante el pase de visita, actividad necesaria, pero que debe dosificarse, lo que se necesita es aplicar métodos activos que garanticen el aprendizaje desarrollar de nuestros educando para que aprender haciendo se apropien de las herramientas y modos de actuación propios de cada disciplina o especialidad.
La aplicación y desarrollo de las invariantes funcionales de ejecución como recurso didáctico para el aprendizaje lo definen los objetivos como categoría rectora de esta, métodos apropiados para cada actividad, para cada operación a sistematizar; una evaluación sistemáticas adaptada a la realidad, o sea por aparato y sistema, que debe ser práctica, directa con el objeto. Los pacientes. Como señalamos las demás categorías didácticas componentes y recurso de aprendizajes deben adecuarse a este fin, donde las TIC juegan un rol importante, pero la práctica sistemática es lo que garantiza el aprendizaje.
Los docentes no podemos darnos el lujo, de que al final del semestre, cuando es tarde, próximo a realizar el examen práctico un número considerable de estudiantes o cursistas no dominan una determinada habilidad, que en el caso de la medicina podemos mencionar: interrogar, examinar, confeccionar, el expediente clínico, diagnosticar, contrastar, tratar, curar, rehabilitar, prevenir, promover, entre tantas habilidades médicas. Sencillamente si esto nos ocurre hemos perdido un preciado tiempo. Tampoco podemos culpar a los estudiantes o educando, la responsabilidad es nuestra, como líderes y guía del proceso.
Sistematización y control son las piedras angulares de este proceso, válido para todas las especialidades médicas, tanto en pregrado como en posgrado, durante la actividad, la educación en el trabajo, la atención a los pacientes, la práctica médica. Válidos, como dijimos a todas las disciplinas y especialidades médicas, lo que repercutirá en el rescate del insustituible método clínico y en la formación de recursos humanos altamente competentes.
Durante la campaña contra el Ébola, la preparación de los especialista se integró en el ámbitos de la cuarta enseñanza, en los terrenos de la educación continua, donde la práctica, aprender haciendo fue la modalidad fundamental para que los especialistas no solo aprendieran las habilidades, sino convertirla en hábitos, (automatizadas) para asimilar en tiempo récor las complejas técnicas y medios de actuación necesarios para derrotar a un enemigo invisible y altamente letal, un efímero error costaba la muerte.