clínico epidemiológico, a delimitar al problema o los problemas de salud que presentan sus pacientes relacionado con el motivo de consulta; a recoger las informaciones necesarias, auxiliándose de la observación y otras técnicas durante la anamnesis próxima y remota de alta calidad y, el exhaustivo y minucioso examen físico que lo pertrecharan de los síntomas y signos que le permitirán realizar y plantear una correcta hipótesis diagnostica, que luego someterá a una rigurosa contrastación a través de los exámenes complementarios, discusión diagnóstica, evolución de paciente, entre otros, para arribar al diagnóstico definitivo de la entidad nosológica del enfermo y a la solución de la problemática de cada paciente.
Todo éste proceso se da durante un fenómeno de capital importancia para la práctica médica que no es otro que la confección del documento más importante durante toda la labor asistencial, la historia o expediente clínico de cada paciente, donde se desarrolla un momento crucial y privilegiado: la entrevista médica, el examen físico, la relación médico paciente y medico paciente familia. Pero además es el momento en que el equipo de profesores imparte docencia, da orientaciones sobre la conducta a seguir con cada paciente, responsabiliza al educando a la vez que audita y evalúa.
Desde los primeros años de formación, o sea, el pregrado, el postgrado y durante toda la vida laboral, éste modo de actuación acompañará al profesional durante el resto de su vida, lo que garantizará, en el ir y venir, en las cuantiosas y obligadas sistematizaciones, no solo que las habilidades sean aprendidas y consolidadas, sino que ocupe un lugar privilegiado en las estructuras superiores del sistema nervioso superior de profesional, o sea, un hábito. El nuevo medico hará de esta herramienta un método, una dinámica de trabajo con la cual fija y desarrolla los conocimientos aprendidos en los años precedentes y lo que aprenderás en el futuro. Además de ejercitarlo en al aplicar el método clínico epidemiológico.
Otro momento de capital importancia en nuestro análisis lo constituye la aprehensión por parte de los profesionales de la salud, además de los modos de actuación de cada disciplina o especialidad médica, son las normas de conductas y principios éticos de la misma, la afamada ética y deontología médica, que tanto se preconiza y que regula la conducta que deben tener estos, tanto con los pacientes, con la disciplina, con sus compañeros y con la sociedad. Es en el trabajador de la salud, como en ningún otro, donde estas normas y principios meritan ser interiorizado e implantado por cada uno de sus miembros. Cualquier omisión de ellos pueden dar al trato con la vida de los pacientes.
Los valores humanos que deben poseer los trabajadores de la salud también merecen un análisis especial, pues si los mismos son imprescindibles para la condición humana, lo es mucho más para médicos, enfermeros, tecnólogos y otros trabajadores del ramo. El sentido de responsabilidad y pertenencia son otros de los principios obligados a mencionar, los de beneficencia y no maleficencia resultan también de los más importantes. En el servicio durante el trabajo con los pacientes, junto a su equipo de salud, con el liderazgo de los profesores, es donde los educandos van heredando los rasgos de la personalidad que lo identifican no solo como profesionales de la salud, sino inclusive ente del servicio o especialidad pertenecen.
En este complejo proceso de profesionalización juegan un papel decisivo el colectivo de profesores, sus valores éticos morales, su preparación científica, asistencial, docente y gerencial; su vilo y exigencia por que se cumplan lo que está normado, tanto por el ministerio, como por el hospital y servicio en la atención secundaria y; policlínico y consultorio en la atención primaria; tanto es así, que existen equipos trabajo en diferentes servicios de muchos hospitales y grupos básicos de trabajo (GBT) en la atención primaria en Cuba, que han trascendido a la celebridad por sus excelentes resultados en todos estos indicadores de competencia; cuando se ha logrado reunir, formar un equipo de hombres y mujeres de determinadas características, donde la disciplina y la exigencia ha sido el capital fundamental.
No podemos olvidar la posición, el lugar que ocupan los trabajadores de la salud, y el médico en particular en la sociedad, su privilegiado liderazgo conquistado a golpe de estudio y tesonero trabajo en su ámbito de actuación, su posibilidad y responsabilidad de acompañar al hombre en los momentos más crítico de su vida, cuando está enfermo, necesitado de atención que lo mantengan con vida, desde la concesión, el nacimiento, e incluso, hasta después de su muerte, como guardianes de la salud de la sociedad, no importa el sistema político o creencias religiosas.
Los trabajadores de la salud deben tener presente esta realidad en todo momento, en la práctica médica diaria y en su vida personal por lo que representan para el individuo independientemente del grupo atareo a que pertenezca, para la familia, la comunidad, en síntesis para la humanidad toda y en correspondencia, asumir esta realidad.
Si bien todos estos principios y normas están bien delimitados en los sistemas de contenidos de las disciplinas cada servicio tiene sus propias normas que regulan el funcionamiento interno del mismo y que son de obligatorio cumplimiento por todos sus integrantes. En las rotaciones, estancia, pasantía u otra modalidad de la enseñanza, bien sea en pregrado, postgrado o en formación continua, el educando o cursistas va heredando estos principios y normas al interactuar con los pacientes y, profesores, con sus compañeros y con el resto de trabajadores.
Es en este apartado, en este importante ámbito, donde se dan las diferentes interacciones que marcaran para el resto de su vida al profesional: la relación médico – paciente, médico – paciente – familia, médicos – médicos, médicos – enfermeros, médicos con el resto de los trabajadores y médicos – profesores, que aunque también son médicos, enfermeras, tecnólogos, entre otros, su preparación científica, docente, científica y gerencial lo hacen merecedor de un respeto, tratamiento y consideración especial como líder indiscutible del equipo del trabajo.
Como hemos visto, tanto en la formación de los Especialistas en Medicina