de antibiótico y estadía hospitalaria.
Procesamiento estadístico: Se construyó un archivo de datos con la información obtenida a partir de las historias clínicas, procesado con el paquete estadístico SPSS versión 11,5 sobre plataforma Windows, con el cual se obtuvieron las tablas de distribuciones de frecuencia que arrojaron las cifras puntuales requeridas.
Análisis y discusión de los resultados
En el estudio realizado los pacientes que padecieron con más frecuencia de apendicitis aguda se encontraron entre 20 a 30 años de edad con el 37,5%, seguido por los menores de 20 años, disminuyendo a medida que avanza la edad, lo cual coincide con otros autores. (2, 8, 9) Podemos deducir que la apendicitis aguda es muy frecuente en la adolescencia y en el adulto joven, disminuyendo su frecuencia en el adulto mayor, debido fundamentalmente por la cantidad de tejido linfoide que decrece con el avance de la edad. (10)
El sexo más afectado es el masculino, predominando sobre el femenino en una proporción de 2:1 en todos los grupos de edades analizados coincidiendo con la literatura internacional. Ver Tabla nº1: Pacientes operados de apendicitis aguda según el sexo y la edad (al final del artículo). (11) Después de los 25 años, la frecuencia disminuye gradualmente hasta que la proporción por sexo es más o menos igual. (3) Rodríguez-Loeches muestra, que la frecuencia de esta urgencia es de 1 por cada 700 personas. (12)
La apendicitis aguda es la causa más frecuente de abdomen agudo quirúrgico y el cuadro clínico tiene 3 características: síntomas digestivos, cuadro séptico y peritonitis localizada, generalmente en la fosa ilíaca derecha; (13) lo cual se podrá apreciar en los resultados que se muestran a continuación.
El dolor estuvo presente en el 100% de los pacientes, seguido por la anorexia y las náuseas con 72,3 y 60% respectivamente; el 48,6% tuvo vómitos. La fiebre representó el 42,3% y los escalofríos asociados a la misma en el 37,5%; Felmer y cols. en el estudio realizado en Colombia reportaron similar porcentaje, (14) por lo que pudiera no ser una guía fiel para el diagnóstico de apendicitis aguda sino un signo más para orientarnos.
La constipación se constató en el 18,6% y las diarreas ocuparon el 7,1%, como se puede apreciar en la tabla nº2: Síntomas presentes en la apendicitis aguda (al final del artículo). El dolor comenzó en la región epigástrica y se trasladó hacia la fosa iliaca derecha (FID) en 167 pacientes (66%) al transcurrir de 4 a 6 horas y en 86 pacientes (34%) tuvo su comienzo en la fosa ilíaca derecha. Consideramos de gran importancia la secuencia del dolor, ya que en el mayor porciento presentó la secuencia sintomática inicial típica conocida como «Cronología de Murphy», (15) orientándonos en el diagnóstico; aunque es bueno recordar que no es patognomónico de la apendicitis.
Al 100% de los pacientes se le indicó el leucograma el cual fue positivo (+ de 10.00 x 10 g/l) en 227 pacientes (90%) con un predominio de polimorfonucleares de 80 a 85% fundamentalmente. A 193 pacientes (76,3%) de los enfermos se le realizó un parcial de orina y solo fue positivo en 29 de ellos (11,5%). Estos resultados coinciden con otros autores, ya que generalmente los pacientes tienen un recuento de glóbulos blancos elevados, con desviación a la izquierda, aunque los mismos pueden estar normales y tratarse de una apendicitis aguda. El análisis de orina consideramos que no debe indicarse de forma rutinaria, sino en solo los pacientes que se sospeche una sepsis urinaria. El ultrasonido, la tomografía computarizada y la laparoscopia son medios diagnósticos útiles en los casos de difícil diagnóstico. (8, 16) La ecografía hoy en día, es el examen que debe considerarse como el primer método imagenológico a emplear para confirmar la apendicitis aguda, y su sensibilidad en el diagnóstico es del 85% y su especificidad del 95%. (15)
La incisión más utilizada fue la paramedia derecha en 171 pacientes (67,6%), seguida por la de Mc Burney en 60 pacientes (23,7%), la media infraumbilical en el 4,7% (12 pacientes) y la de Rockey Deaves en solo 10 pacientes (4%). Es importante señalar que para realizar la incisión de Mc Burney o la de Rockey Deaves se debe realizar una comprobación laparoscópica, porque de existir una complicación o una posición apendicular difícil, estos tipos de incisiones aportan un campo operatorio muy reducido, lo cual pudiera ocasionar daño; por lo que el abordaje recomendado cuando no se dispone de laparoscopia, es a través de una incisión paramedia infraumbilical derecha, ya que se puede prolongar muy fácil en casos complicados y brinda una buena exposición operatoria. (17)
En 192 pacientes (75,9%) la posición era mesocelíaca y en 37 pacientes (14,6%) se encontró en una posición retrocecal. En la literatura consultada se reporta que la posición más frecuente es la mesocelíaca, y la retrocecal menos frecuente y solo está presente en aproximadamente el 13% de los pacientes; (8, 12, 18) por lo que consideramos que los resultados obtenidos son similares a los reportados en otros estudios. En 24 pacientes (9,5%) la posición del apéndice era pelviano, y no se encontró en la posición de izquierda.
Las formas anatomopatológicas de la apendicitis aguda encontrada en la investigación, se aprecian en la tabla nº3: Formas anatomopatológicas de la apendicitis aguda (al final del artículo), donde se describe que en 31 pacientes el apéndice estaba gangrenado y en 15 pacientes tenían una perforación apendicular. En la mayoría de los casos, estuvo relacionado con la demora de la atención médica y en otros casos, no se pensó inicialmente en la posibilidad que se tratase de una apendicitis aguda.
En relación con las complicaciones presentes en el estudio realizado, la sepsis de la herida se presentó fundamentalmente en los pacientes que tenían las fases más avanzadas de la enfermedad al igual que el íleo paralítico, encontrado en 23 pacientes (9,1%).
El porcentaje total de enfermos con apendicitis aguda no complicada fue aproximadamente del 80%, y los rangos publicados en países desarrollados, el promedio oscilan entre 61 y 83%, en otro estudio realizado en México fue de 71,3%. (19) Otro autor publicó que en su serie tuvo un 13% de complicaciones postoperatorias, y la infección de la herida quirúrgica resultó ser la más frecuente de todas. La infección de la herida depende de muchos factores: la virulencia del microorganismo causal, la destreza del cirujano, el estado en que se encuentra el órgano al ser extirpado, así como la capacidad para diagnosticar la complicación a tiempo. (20) Cruz Hernández y