atención y ayuda.
Adicionalmente, las relaciones de cuidado generan confianza en uno mismo y en los demás.
Estas relaciones permiten apreciar cómo se es capaz de cuidar a otros y cómo los demás son personas confiables que cuidan de nosotros. Es decir, las relaciones de cuidado contribuyen a la construcción de confianza en una sociedad.
Finalmente, las relaciones de cuidado y los procesos comunicativos que inciden sobre ello y su impacto interpersonal, favorecen el desarrollo de diversas competencias necesarias para el comportamiento moral, entendido como las acciones que tienen la intención de beneficiar a otros o a la comunidad, o por lo menos no hacerles daño, por los que en última instancia, las relaciones de cuidado facilitan la convivencia pacífica y constructiva en una sociedad. (14)
CONCLUSIONES:
El cuidar, tan milenario como el surgimiento del hombre, ha estado emparejado a un desarrollo paulatino del lenguaje y sus manifestaciones específicas que han variado según el progreso tecnológico, pero que se mantiene vigente ya que sin una buena comunicación no se puede cuidar con calidad en los diversos contextos de desarrollo social.
A raíz de todo esto, existen dilemas bioéticos que se relacionan muy especialmente con las habilidades y competencias en la comunicación y que dificultan en la actualidad el ejercicio del cuidar, tan universalmente difundido debido a sus características esenciales que hacen esta acción necesaria para la preservación del hombre, no obstante el uso las de las tecnologías ha contribuido a deshumanizar ese fenómeno, cosificando a la persona humana y dando un matiz estereotipado de despreocupación social que impacta negativamente con las acciones de mejoramiento social instituidas para preservar y mantener la especie humana en un mundo sostenible.
RECOMENDACIONES:
Es por ello que los autores recomiendan perfeccionar los métodos comunicativos para que los procesos del cuidar, a los que se les añaden los grandes desarrollos tecnológicos de las trasnacionales constituyan primicias fundamentales que involucren al hombre en su capacidad de dar confianza y empatía, fortaleciendo la responsabilidad moral sobre la atención interpersonal que requiere el hecho de brindar cuidados, enculturando esos valores a las generaciones que nos precederán.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
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12) Gracia, Diego. Bioética clínica, capítulos 1 y 2, Santafé de Bogotá, Editorial El Búho Ltda. 1998
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14) Kobak, R. The emotional dynamics of disruptions in attachment relationships. En J. Cassidy y P. Shaver (Eds.), Handbook of Attachment. New York: The Guilford Press. 1999