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La funcionalidad familiar como factor modificador de la relación entre conducta alimentaria y estado nutricional

Sin embargo Taborda et al. (2011) en su estudio “Funcionalidad familiar, seguridad alimentaria y estado nutricional de niños del Programa Departamental de Complementación Alimentaria de Antioquia” evidencio que a familias con un mayor número de integrantes tienen mayor riesgo de que los niños puedan desarrollar desnutrición crónica y retraso en el crecimiento, al igual que un niño que viva en un hogar disfuncional tiene 1,14 veces el riesgo de desarrollar desnutrición crónica destacando la importancia de la caracterización de las familias y su funcionalidad. (Taborda-Restrepo, Pérez-Cano, & Berbesi-Fernández, 2011, págs. 13,14). Al igual que Pally y Mejía (2012) quienes encontraron como factor de riesgo significativo para la desnutrición hogares con la presencia de otros hermanos menores de 5 años, asociándose con la competencia por lo alimentos y disminución del tiempo de cuidado materno. (Pally Callisaya & Mejía Salas, 2012, pág. 95).Al actuar la familia como fuente de salud o enfermedad, nos manifiesta la importancia de conocer todas las características de la dinámica familiar tal como lo han expresado varios autores en investigaciones anteriores donde se asocia la funcionalidad familiar, conductas de riesgo y enfermedades como Florenzzano (Florenzzano, 1992), Huerta-Martínez (Huerta-Martínez N, 2001) y Vázquez-Nava (Vázquez-Nava F, 2003).

De igual manera González et al. 2007, mediante la aplicación del APGAR a núcleos familiares de niños de 12 a 24 meses donde la menor puntuación fue un factor de riesgo de déficit longitud/edad, lo que demostraría que la disfunción familiar sería un factor de riesgo del estado nutricio del niño en el largo plazo, generando desnutrición crónica y retardo en el crecimiento linear. (González-Rico, Vásquez-Garibay, Sánchez-Talamantes, & Nápoles-Rodríguez, 2007, págs. 143,151) Sin embargo Sandoval-Montes et al. 2010, en su estudio “Obesidad en niños de 6 a 9 años. Factores socioeconómicos, demográficos y disfunción familiar” donde no identificaron asociación entre disfunción familiar y obesidad, pero hubo más familias disfuncionales y probablemente disfuncionales en los niños obesos. (Sandoval-Montes, y otros, 2010). Al igual que lo mencionan Bellot et al. (2010), donde en niños menores de 5 años más de 50% fueron niños eutróficos y en su mayoría pertenecían a familias normo funcionales al igual que los niños con sobrepeso. (Bellot Rocha, Cahuana Santamaría, Ayala Quintilla, & Vargas Loroño, 2010).

Ciertamente la funcionalidad familiar se desarrolla dentro de un entorno dinámico que vive en constante cambio quizá ahí radica una limitante importante de las discrepancias actuales en relación a la funcionalidad y múltiples patologías o condiciones de vida como lo menciona Flores González et al (2012) donde el 65.1% de los niños escolares con sobrepeso y obesidad presentaron algún tipo de disfuncionalidad en su núcleo familiar, de los cuales el 26.8% por ciento tenían peso normal que se contrasta con lo encontrado por Cesani (2010), donde se sostiene la probabilidad de que los niños que pertenezcan a hogares con contextos desfavorables presentan más sobrepeso. (Flores González & Sánchez Morales, 2012, págs. 1,11). Demostrando la necesidad de indagar aún más el papel que desempeña la dinámica de las familias en el desarrollo de enfermedades relacionadas con la nutrición, logrando indagar signos o síntomas de estas enfermedades desde etapas tempranas de la vida y evitando secuelas en este grupo vulnerable, principalmente en primer nivel de atención donde el Médico de Familia actúa como ente principal dentro del Modelo de Atención Integral de Salud.

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