2) El Cuestionario de Alimentación de Tres Factores (Three Factor Eating Questionnaire) (TFEQ), muy similar al anterior, con 51 reactivos valora tres escalas:
a) La restricción alimentaria cognitiva
b) La alimentación emocional
c) La alimentación sin control.
Los resultados con la aplicación de este instrumento muestran asociación entre la restricción cognitiva con el índice de masa corporal y el sobrepeso. Dicho resultado se establece a partir de que en respuesta a una restricción alimentaria cognitiva poco efectiva tiende a desarrollar periodos de alimentación si control.
Si bien estudios encuentran que en los individuos normales las emociones y los estados de ánimos se ven involucrados en los patrones de consumo de alimentos y el tipo de alimentos preferentes según las emociones presente, en otros individuos dicho patrón tiende a verse involucrado en la ganancia de peso.
A aquellos que presentan un riesgo por la ganancia de peso por el consumo de alimentos asociado a las emociones algunos autores los refieren como comedores refrenados con tendencias a ser dietantes crónicos, los cual sugiere una tendencia a lo largo de su vida a establecer mecanismos de restricción de consumo de alimentos mediante dietas, las cuales presentan poca efectividad a largo plazo, ya que bajo ciertas condiciones emocionales dichos individuos responden sobrealimentándose o consumiendo alimentos con poca calidad nutricional y alto contenido calórico.
3) El Cuestionario de Conducta Alimentaria Infantil (Children’s Eating Behaviour Questionnaire) (CEBQ), con 35 reactivos evalúa ocho aspectos asociados al apetito incluidos en dos subescalas: a) la respuesta a la saciedad, b) el disfrute de alimentos, c) el consumo emocional excesivo, d) el deseo de beber, e) la respuesta frente a los alimentos, f) la lentitud al comer g) el bajo consumo emocional, y h) el ser melindroso o exigente con los alimentos.
Estudios han reportado con este instrumento, una asociación entre la respuesta frente a los alimentos, el consumo emocional excesivo y el disfrute de los alimentos con el peso y el IMC.
Se encuentra que los individuos cuya respuesta a la saciedad es más tardía, tienden al consumo de mayor cantidad de alimentos. Asimismo, el estado emocional y la satisfacción que se genera al consumir alimentos incrementa la posibilidad de mayor consumo de alimentos.
Conclusiones
Las conductas alimentarias involucran una interacción de factores fisiológicos, psicológicos, sociales y genéticos, que cobran influencia sobre los tiempos para el consumo de los alimentos, la cantidad de alimentos a consumir, las preferencias y la selección de los alimentos.
El entendimiento de porque consumimos alimentos y los factores motivacionales a las preferencias de los mismos, es importante para el enfrentamiento de la epidemia de la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, ya que la ingesta de alimentos es un factor impactante en el desarrollo y tratamiento de estas enfermedades.
Se requiere de mayor investigación de forma activa que involucre la fisiología y genética del sentido del gusto, las preferencias de los alimentos, las conductas alimentarias patológicas, las porciones de los alimentos requeridas para cubrir necesidades biológicas; así como el estudio de la selección de un alimento. Todos esto con el objetivo de expandir nuestro conocimiento en cómo nos alimentamos y porque el ser humano decide alimentarse de determinada manera.
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