- TRATAMIENTO Y ACTUACIÓN ENFERMERA
Al aceptar el origen multifactorial de los TCA, su abordaje se vuelve complicado y hace necesaria el abordaje desde diferentes ámbitos. Por ello, se opta por un equipo interdisciplinar integrado por psiquiatras, enfermeros y psicólogos, entre otros, en los que la ayuda de la familia y la colaboración de la persona afectada resultan indispensables. De esta forma, se intenta cubrir todas las necesidades que puede requerir un paciente con TCA.
El primer punto del tratamiento siempre será la aceptación y el conocimiento de su problema real de salud. Ha de comprometerse a seguir lo mejor que pueda las pautas indicadas y cumplir unos requisitos mínimos. Lo ideal sería que la familia también participara en este compromiso, aunque según la situación familiar, no siempre se puede logar. Las terapias podrán realizarse individual, familiar o a través de grupos de ayuda, según la preferencia y situación del paciente.
Para enseñar al paciente una conducta de alimentación adecuada, así como la importancia de la misma, se utilizan reforzadores y conductas de moldeamiento. Con el uso de técnicas, cognitivo-conductuales, se irá modificando la conducta del paciente y se irá aumentando la intensidad de los cuidados según su evolución.
La actuación de enfermería juega un papel crucial en este proceso. La enfermera deberá realizar un plan de cuidados individualizado, ya que cada caso es diferente. Para poder llevarlo a cabo, necesitamos información sobre la vida de los pacientes y su entorno, por lo que se utilizan una serie de cuestionarios preparados para ello. Además, la enfermera ayudará a la integración de la persona, tanto social como familiar, a través de actividades y objetivos que se deben ir cumpliendo poco a poco.
Es importante, como en cualquier relación terapéutica, una buena actitud por parte del profesional de enfermería, quien debería mostrarse abierta y comprensiva. De este modo, se creará un ambiente de confianza para fomentar la expresión de preocupaciones y sentimientos por parte de la paciente.
En el caso en que se precisa ingreso hospitalario, la prioridad será normalizar los niveles nutritivos y restaurar el desequilibrio fisiológico. El paciente deberá estar monitorizado en todo momento. Una vez controlada la situación, se debería continuar con la terapia, e indagar sobre la motivación y compromiso con el plan de cuidados, haciendo énfasis sobre su autoestima, percepción de sí mismo y relación con su entorno social.
Por norma general, el tratamiento establecido para alguien que padece AN en la adolescencia oscila entre 3 y 5 años, aunque la parte psicológica suele requerir más tiempo. Al llegar a los 18 años, suelen ser dados de alta, aunque si no ha cumplido los objetivos pasaría a una unidad de adultos, con terapia de sostén y abordaje psicológico.
Una de las causas más frecuentes que alargan el proceso de rehabilitación son las recaídas. Cuando aparece un problema emocional en una persona ha padecido un TCA, hay más probabilidades de que asocie ese mismo problema a la comida y termine en una conducta alimentaria inadecuada.
Debido a que cada vez aumentan los casos de TCA en edades tempranas, es importante comenzar la prevención lo antes posible. En muchas ocasiones, también hay que educar a las familias sobre estos trastornos, puesto que desconocen muchos aspectos del proceso y no saben cómo abordarlas. Es vital que, desde pequeños, se inculque a los niños la importancia de una buena autoestima y de valorarse a uno mismo, y con ello, aceptar su propio cuerpo.
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