Factores no modificables:
Son las circunstancias propias de una persona que no pueden ser modificadas:
Edad avanzada: las cefaleas son más frecuentes en adultos que en niños.
Ser mujer: las cefaleas son más frecuentes en las mujeres y, especialmente, en las que ya han tenido la menopausia.
Etnia caucásica.
Factores genéticos.
Estatus socioeconómico bajo: Generalmente, un bajo nivel socioeconómico supone tener una mayor fuente de problemas o situaciones estresantes que pueden producir cefalea.
Bajo nivel educativo: El no haber ejercitado la mente durante la etapa escolar puede dificultar la resolución de diferentes aspectos, lo que propicia un sobreesfuerzo que se puede manifestar en forma de cefalea.
Factores modificables:
Son aquellos aspectos que se pueden alterar:
Ansiedad, depresión o estrés: puede tratar de reducirse la ansiedad o el estrés mediante la actividad física o las técnicas de relajación.
Trastornos del ritmo del sueño como la apnea o la roncopatía: surgen a causa de un mal hábito de sueño, por lo que se recomienda dormir las horas necesarias.
Abuso de fármacos: según la Sociedad Internacional de Cefalea, se considera abusivo tomar más de 10 dosis al mes a lo largo de tres meses en el caso de medicamentos contra el dolor, o más de 15 dosis al mes a lo largo de tres meses en el caso de analgésicos simples.
Abuso de cafeína: en ocasiones, el café puede ayudar a evitar una migraña o ayudar a la absorción de los analgésicos. Por otro lado, el café puede ser perjudicial si se toma en exceso, ya que puede crear una dependencia o interferir en las horas de sueño.
Obesidad.
Elevada frecuencia de crisis: Si las crisis de cefalea van en aumento y no se toman las medidas adecuadas, estas continuarán ocurriendo incluso más a menudo. Por tanto, al tratar los síntomas que las provocan, estas deberían dejar de darse, al menos, con tanta frecuencia.
Síntomas
El dolor puede localizarse en una parte de la cabeza o puede afectar a toda la cabeza de forma más general. La intensidad del dolor suele ser moderada o severa, y con cierta frecuencia puede ser incapacitante para el paciente, obligándole a acostarse y suspender toda su actividad. La frecuencia de los episodios es variable, oscilando entre uno y cuatro o cinco al mes. La duración de una crisis de migraña generalmente no sobrepasa las 24 horas, aunque pueden ser muy breves (tres o cuatro horas) o muy largas (hasta tres días).
El tipo de dolor que podría indicar una cefalea se divide de la siguiente forma:
-Dolor eléctrico (calambre).
-Dolor opresivo (como un casco).
-Dolor pulsátil (como un latido).
-Dolor terebrante (como un taladro).
-Dolor explosivo.
-De forma visible, se pueden detectar los siguientes síntomas:
-Edema palpebral: párpados más cerrados.
-Espasmos faciales.
-Párpados caídos.
-Anisocoria: diferencias entre la dilatación de las pupilas.
-Lagrimeo.
-Enrojecimiento de ojos.
-Vértigo.
-Náuseas y vómitos.
Existen ciertos síntomas que además requieren de una visita prácticamente inmediata al médico:
-Alteraciones en la visión: (manchas negras, luces brillantes, distorsión visual, visión doble, etcétera).
-Sensación de hormigueo en brazos y piernas.
-Erupciones cutáneas.
-Mareo e inestabilidad al ponerse en pie.
-Caída de párpados o cambios en el tamaño de la pupila.
-Rigidez en la nuca.
-Fiebre.
Diagnóstico
El médico debe realizar una cuidadosa historia clínica preguntando por:
-Las características del dolor (pulsátil).
-La localización (hemicraneal o frontal).
-El tiempo de evolución del dolor.
-Los factores que lo desencadenan o agravan (menstruación, estrés, etcétera).
-Los factores que lo alivian.
Los síntomas que se asocian al dolor (náuseas, vómitos, fotofobia, fonofobia) También se ha de preguntar si existe algún síntoma que preceda al dolor, como alteraciones de la visión (luces brillantes, manchas negras, defectos de visión, alteraciones de la sensibilidad, entre otros). Otra pregunta es por los antecedentes familiares, por si tiene algún familiar que padezca cefaleas similares a las suyas (generalmente existe algún antecedente). A continuación se realiza una exploración física y neurológica (se puede destacar la exploración de reflejos con un martillo, la auscultación craneal con un estetoscopio o la exploración el fondo de ojo, por ejemplo).
Tratamiento
En primer lugar, se debe saber qué tipo de cefalea es el que sufre el paciente. El tratamiento farmacológico cuando se da la crisis del dolor consiste betabloqueantes y antidepresivos y analgésicos antiinflamatorios en la fase aguda de la dolencia. Estos medicamentos no deben tomarse durante más de dos días a la semana, pues de hacerlo pueden provocar una cronificación del dolor. Tampoco deben combinarse unos fármacos con otros.
Para aquellas personas cuyas cefaleas duren más de dos días a la semana se puede recurrir a un tratamiento preventivo basado en la toma de antidepresivos como la amitriptilina, con una duración de tres a seis meses, u otros fármacos preventivos de distintos grupos farmacológicos.
Las técnicas de relajación son otra de las alternativas para rebajar los dolores, al igual que llevar una dieta equilibrada. Otras opciones que no implican la toma de fármacos consisten en tratar de seguir unos hábitos de vida saludables: mantener un horario de sueño regular, hacer ejercicio o evitar el tabaco y el alcohol.
Tratamiento de cefaleas en racimos
Los fármacos se emplearán para los casos en que las cefaleas se den de forma episódica. Para tratar los momentos de crisis de dolor se receta algún medicamento de la familia de triptanes, mientras que para los preventivos se recomiendan los corticoides.
El litio también es efectivo contra este tipo de cefalea, pero su uso debe ser muy cauteloso, ya que podría provocar problemas en la función renal, en la tiroides, causar diarrea o confusión mental.
Si las cefaleas no cesan con este tipo de tratamiento se pude recurrir a una intervención como la neuroestimulación.
Prevención
Existen formas de evitar que una cefalea se desarrolle más allá de lo que debería; estas son algunas de las recomendaciones:
Tratar de llevar una vida ordenada.
Realizar ejercicio físico de manera habitual.
Tener unos hábitos de alimentación saludables, tomando más frutas y verduras y evitando las grasas.
Evitar el alcohol y el tabaco.
Evitar abusos de medicación o cafeína.
Solicitar ayuda ante síntomas depresivos, que pueden ser un desencadenante del dolor o de su agravamiento.
Acudir al neurólogo frente a cualquier tipo de dolor inesperado.
Cuidados de enfermería
Descanso en una habitación oscura y silenciosa. Esto ayudará a reducir el dolor.
Aplicaciones de hielo en la cabeza por 15 a 20 minutos cada hora o según indicaciones. El hielo ayuda a disminuir el dolor.
Aplicación de calor a su cabeza por 20 a 30 minutos cada 2 horas por los días indicados. El calor ayuda a disminuir el dolor y los espasmos musculares. Se puede alternar entre el calor y el frío.
Control diario de migrañas. Anotar cuando empiezan y terminan las migrañas. Incluya los síntomas y lo que el paciente hacía cuando empezó la migraña. También lo que comió o tomó las 24 horas antes de que empezara la migraña.
Para prevenir cefaleas:
No fumar. .El humo del tabaco puede provocar una migraña. Si es necesario, se facilitará información acerca de cómo dejar de hacerlo.
No consumir alcohol. el alcohol puede provocar migrañas. También es posible que interfiera con los medicamentos utilizados para tratar la migraña.
Hacer ejercicio regularmente. Actividad física adecuada a la edad del paciente
Control del estrés. el estrés podría provocar migrañas. Enseñar nuevas maneras de relajarse tal como la respiración profunda.
Respetar horarios de sueño.
Control de la dieta. Los alimentos saludables incluyen la fruta, verduras, panes de grano entero, productos lácteos bajos en grasa, frijoles, carne magra y pescado. Hay alimentos que pueden provocar una migraña como el chocolate, cafeína o azúcares artificiales.
Conclusión.
Los cuidados de enfermería para pacientes con cefalea irán dirigidos casi exclusivamente a paliar el dolor. Para ello será importante facilitar descanso y tranquilidad al paciente y también administrar medicamentos necesarios. Además, se adoctrinará al paciente sobre las medidas necesarias para evitar nuevas recaídas. Entre esas medidas destacan el respeto de los horarios de sueño, controlar el estrés y evitar ciertos alimentos.
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