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Aproximación teórico-didáctico para el desarrollo humanista en la formación del profesional en Enfermería. Capítulo I. Contextualización de la problemática

Contexto Empírico

“la discrepancia con la situación actual del mundo es, en mi opinión, moralmente obligatoria. la humildad tiene que recorrer un trecho muy largo para nivelar tantos desniveles,

y los hombres que han tenido el privilegio o el mérito de su cultura

Deben ser los principales artífices de este cambio”.

Mayor Zaragoza (1987:33)

El desarrollo de la Enfermería ha ido en la vanguardia de movimientos para poner en práctica la estrategia de atención primaria de salud con el fin de lograr la meta de Salud para todos, en un mundo globalizado. Es por ello que, la profesión de Enfermería en América Latina enfrenta grandes retos. Por un lado la consolidación de un modelo profesional autónomo en lo científico técnico y en lo administrativo.

En la clínica, deberá reasumir su función de cuidador, pero su presencia en la atención de los pacientes deberá caracterizarse por intervenciones que demuestren la calidad científica y humanización del cuidado profesional. Asumir el ejercicio independiente, particularmente el dirigido a los cuidados en el hogar. Redefinir en teoría y práctica la dimensión de los cuidados prolongados y de los cuidados paliativos, para sociedades donde el perfil demográfico de los usuarios está en aumento, con sus características epidemiológicas de demencias, discapacidades y enfermedades crónicas.

Es por tanto que, se requiere de profesionales y ciudadanos éticos en sus actuaciones. En la actualidad no es suficiente con aceptar que el cuidado es el objeto de la disciplina y de la praxis en Enfermería; Es preciso asumir una nueva manera de contextualizar y conceptualizar el cuidado para ejercerlo profesionalmente, esto significa, modificar substancialmente nuestra manera de pensar, de ser y de hacer

Enfermería. Para ser profesionales autónomos, responsables de nuestros actos, con una praxis fundamentada tanto en evidencias científicas como en la sensibilidad y la creatividad, comprometido con la construcción de condiciones de vida favorables a los pueblos latinoamericanos, se demanda comprender el significado de las necesidades de bienestar de los colectivos sociales y de sus satisfactores; conocer las transformaciones que están sucediendo en su perfil demográfico y epidemiológico y en los sistemas y servicios de salud, para diseñar modelos de atención de Enfermería fundamentados en un serio trabajo investigativo, en la sistematización y socialización de nuestras experiencias como comunidad científica, para desarrollar la disciplina y cualificar el servicio que ofrecemos.

No obstante, existen interferencias en el proceder de la profesión como en el contexto organizacional en salud, que dificultan el desarrollo de la profesión, la investigación y la prestación de servicios de Enfermería de calidad para los usuarios. Entre las interferencias internas está la baja autoestima, como lo afirman Manzano y Ramos (2000):

El estado de ánimo está muy relacionado con los sentimientos prevalentes en el agotamiento emocional, e influye en la valoración de los problemas o situaciones estresantes, que se interpretan de manera diferente en función del nivel de energía y del estado de ánimo del momento (p.6).

De modo que, deviene en la autocompasión y cuyas raíces se encuentran en la visión de la profesión como un servicio caritativo de abnegación y vocación y peor aún de ayudantía al personal médico. Así mismo, Manzano y Ramos (Ob.cit) infieren que, la falta de creatividad por rutinización en las prácticas que se realizan cotidianamente, la ausencia de liderazgo; la falta de iniciativa para proponer modelos de Enfermería y, una baja producción científico – técnica. Por otra parte, el distanciamiento del sujeto de atención y la entrega de responsabilidades en personal menos calificado produce un efecto negativo para la profesión y constituye riesgos para la salud de la población.

Así mismo, se encuentran las interferencias externas como el deterioro en las

condiciones de trabajo, la sobrecarga laboral, la disminución del valor social y económico de la profesión, la anarquía en la asignación de funciones por parte de la burocracia administrativa de las instituciones de salud, la mercantilización de la salud y la baja inversión en el talento humano dentro de los sistemas de salud, las limitaciones en las posibilidades de estudio y de mayor formación, la ausencia tanto de educación continua como de exigencias de recertificación y acreditación.

Por tal motivo, situando una de las metas actuales de la educación universitaria que se centra en lograr la formación de profesionales de excelencia y ciudadanos comprometidos como respuestas a las necesidades de los escenarios profesionales, a las políticas del sistema público nacional de salud y a las tendencias mundiales de formación, es que se requieren profesionales que manifiesten un claro saber-hacer, lo cual demanda una determinada responsabilidad y capacidad para dar respuesta a las necesidades en salud, beneficiando de manera directa a la sociedad. En esto convergen varios criterios tales como: atender la condición humana, contextualizar la formación en términos de la disciplina y del contexto de la ocupación. Se suma, la conveniencia de asumir enfoques integradores desde el punto de vista del perfil del estudiante y de la estructura técnica, científica y de servicio que caracteriza la formación de los profesionales de la salud.

De acuerdo con los planteamientos antes expuestos, Campiram (2005), señala que “actualmente las instituciones de educación superior, enfrentan el reto del eje axiológico, el eje heurístico y el eje teórico de manera integrada” (p.41). De esta manera, plantea la necesidad de desarrollar estrategias de desarrollo actitudinal, heurística y teórica; ya que en las ciencias de la salud existe necesidad social de disponer de profesionales con preparación tanto desde la perspectiva científica y técnica como desde los fundamentos de la ética, exigencia a la que se debe dar respuesta desde el postgrado y doctorado. En este sentido, a juicio del autor, se necesita una didáctica más amplia e integradora.

De igual manera, otros autores tales como Zilberstein (1999), Torriccella (2004), y Vargas (2008) señalan la necesidad de que la didáctica sea integradora. Es decir, que logre integrar todos aquellos componentes que hacen de la formación del

profesional de Enfermería, un proceso de socialización, científico, tecnológico y humano.

Dadas las condiciones que anteceden el desarrollo del profesional de Enfermería, se entiende que cuidar a un ser humano es algo más que paliar sus necesidades de tipo somático, sino que consiste en percibir todas sus necesidades y velar por ellas; ahora