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Diagnóstico, manejo y seguimiento de pacientes intoxicados con metanol: una intoxicación potencialmente letal

Diagnóstico, manejo y seguimiento de pacientes intoxicados con metanol: una intoxicación potencialmente letal

Autora principal: Tania Martínez Izaguirre

Vol. XX; nº 07; 278

Diagnosis, management and follow-up of patients intoxicated with methanol: a potentially lethal poisoning

Fecha de recepción: 24 de febrero de 2025

Fecha de aceptación: 28 de marzo de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 07 Primera quincena de abril de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 07; 278

Autores:

Tania Martínez Izaguirre, Doctora en Medicina y Cirugía, Universidad de Costa Rica.
Alexandra Pineda Hernández, Doctora en Medicina y Cirugía, Universidad de Costa Rica.
Sara Quesada Gómez, Doctora en Medicina y Cirugía, Universidad de Costa Rica.
José Alberto Vargas Méndez, Doctor en Medicina y Cirugía, Universidad de Costa Rica.

Resumen

La intoxicación por metanol es una urgencia médica que requiere un diagnóstico y tratamiento oportuno debido a su alta toxicidad y mortalidad. El metanol es un alcohol tóxico que puede encontrarse en productos como disolventes, anticongelantes y bebidas adulteradas. Una vez ingerido, se metaboliza a formaldehído y ácido fórmico, compuestos responsables de los efectos tóxicos sistémicos, que incluyen acidosis metabólica severa, alteraciones neurológicas y ceguera irreversible.

El diagnóstico se basa en la sospecha clínica, el contexto de exposición y hallazgos analíticos como acidosis con brecha aniónica elevada y osmolalidad sérica alterada. La medición directa de niveles séricos de metanol confirma el diagnóstico, pero no siempre está disponible de forma inmediata. El tratamiento incluye estabilización del paciente, corrección de la acidosis, administración de antídotos como el fomepizol o etanol, y en casos graves, hemodiálisis para eliminar el metanol y sus metabolitos.

La educación sobre los riesgos del consumo de alcoholes adulterados y la regulación estricta en la producción y distribución de productos industriales son claves en la prevención de esta intoxicación. El seguimiento clínico posterior se enfoca en evaluar posibles secuelas neurológicas y visuales. Este artículo revisa la fisiopatología, diagnóstico, manejo clínico y seguimiento de esta condición potencialmente letal.

Palabras clave

metanol, intoxicación, acidosis metabólica, fomepizol, hemodiálisis

Abstract

Methanol poisoning is a medical emergency requiring timely diagnosis and treatment due to its high toxicity and mortality. Methanol is a toxic alcohol found in products such as solvents, antifreeze, and adulterated beverages. Once ingested, it is metabolized into formaldehyde and formic acid, the compounds responsible for systemic toxic effects, including severe metabolic acidosis, neurological impairment, and irreversible blindness.

Diagnosis is based on clinical suspicion, context of exposure, and analytical findings such as high anion gap metabolic acidosis and altered serum osmolality. Direct measurement of serum methanol confirms the diagnosis but is not always readily available. Treatment involves patient stabilization, acidosis correction, administration of antidotes like fomepizole or ethanol, and in severe cases, hemodialysis to eliminate methanol and its metabolites.

Education on the risks of adulterated alcohol consumption and strict regulation in the production and distribution of industrial products are key in preventing this poisoning. Follow-up focuses on assessing potential neurological and visual sequelae. This article reviews the pathophysiology, diagnosis, clinical management, and follow-up of this potentially lethal condition.

Keywords:

methanol, poisoning, metabolic acidosis, fomepizole, hemodialysis

Introducción

Las intoxicaciones por metanol representan un desafío médico debido a su potencial toxicidad y a los efectos adversos graves que puede causar en el organismo. Aunque inicialmente se ha utilizado en aplicaciones industriales, la ingesta de metanol ha aumentado como un tóxico de ingesta accidental o incluso intencional en distintos países del mundo. Según datos del Informe sobre la situación mundial del alcohol y la salud de la OMS, a nivel mundial el consumo de metanol alcanza los 225 millones de litros diarios, este consumo se genera por brotes principalmente en países subdesarrollados por la venta de bebidas adulteradas. En lugares como Cambodia, República Checa, Ecuador, Estonia, India, Indonesia, Kenia, Libia, Nicaragua, Noruega, Pakistán, Turquía y Uganda se han reportado entre 20 y 300 casos en cada brote, con una mortalidad que alcanza hasta el 30% (1, 2, 3).

En el caso de Costa Rica, según datos obtenidos del Expediente Digital Único en Salud (EDUS) y proporcionados por el Área de Estadística en Salud de la Gerencia Médica de la CCSS (Caja Costarricense del Seguro Social), entre el 2019 y el 2022 se atendieron un total de 301 casos de intoxicación por metanol en los servicios de emergencias de la CCSS, de los cuales, sólo 49 casos fueron pacientes mujeres, mientras que la población masculina representó el 83% de las intoxicaciones por metanol en ese periodo.

Vale la pena destacar que los casos de intoxicación por metanol fueron mayores en los primeros dos años de la pandemia. Comparados con el año anterior, las intoxicaciones por metanol disminuyeron aproximadamente en un 70.33% entre 2021 y 2022.

En esta revisión se abordará la toxicocinética y la toxicodinamia de la intoxicación por metanol. Además, se resumirá la presentación clínica característica de los pacientes intoxicados agudamente con metanol, incluyendo los signos y síntomas que se manifiestan en diferentes sistemas del cuerpo.

Por otro lado, se abordarán los métodos de diagnóstico más utilizados, incluyendo la historia clínica, los síntomas, los exámenes de laboratorio y la correlación con las manifestaciones clínicas. Asimismo, se discutirán los estudios complementarios que pueden ser útiles para confirmar el diagnóstico y evaluar el grado de intoxicación.

En este artículo se destacan las medidas esenciales que deben ser tomadas para reducir el metabolismo del metanol, eliminar sus metabolitos tóxicos y corregir la acidosis metabólica. El enfoque girará en torno al manejo terapéutico que incluye el uso de antídotos específicos, así como la posible aplicación de la hemodiálisis en casos graves.

Metodología (revisión bibliográfica)

Se realizó la búsqueda bibliográfica durante el periodo de abril 2023 a enero 2025 en bases de datos como AccessMedicine, UpToDate, PubMed y SciELO; a partir de palabras clave como: intoxicación por metanol, metabolismo del metanol, etanol, fomepizol y sus análogos en inglés. Se utilizaron artículos tanto en inglés como en español. Se obtuvo una cantidad total de 35 artículos tras la búsqueda, de tipo metanálisis y análisis de casos. Como criterio de selección se consideró que los artículos tuviesen como máximo 10 años de antigüedad, con algunas excepciones como la Guía de la Academia Americana de Toxicología. A su vez, se obtuvo información epidemiológica del Área de Estadística en Salud de la Caja Costarricense del Seguro Social.

Toxicodinamia y toxicocinética de la intoxicación con metanol

El metanol es un componente importante de productos industriales como limpiaparabrisas, anticongelantes y removedores de pintura. En ese contexto, las principales vías de absorción de este alcohol son la inhalación, la absorción cutánea y por medio de los ojos. Sin embargo, la principal vía de intoxicación con metanol es la ingesta por vía oral, ya sea de forma voluntaria en un intento de suicidio, en lugar de etanol en bebedores crónicos  o involuntaria en bebidas adulteradas. Por cualquiera de las vías mencionadas, el metanol es rápidamente absorbido, en el caso de la vía oral, aproximadamente 30-60 minutos tras la ingesta (4, 5).

Este alcohol posee un bajo volumen de distribución (Vd = 0,6 a 0,77 l/kg) y no se une a proteínas. Su vida media en plasma se encuentra entre las 2,5 y 87 horas, dependiendo de la concentración sérica y de si el metabolismo está bloqueado (p. ej., por etanol o fomepizol). En cuanto a su excreción solo alrededor del 3% se excreta sin cambios por los riñones y del 10 al 20% a través de la respiración (6).

Fisiopatología de la intoxicación aguda con metanol

Posterior a su absorción, el metanol es metabolizado en el hígado por medio de la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH) la cual lleva a la producción de formaldehído y este es metabolizado a ácido fórmico por la aldehído deshidrogenasa. Estos dos metabolitos tóxicos son los que generan los efectos clínicos de la intoxicación (6).

La dosis tóxica del metanol por vía oral es de 10-30 mL, a partir de los cuáles se presentan las manifestaciones clínicas que pueden ir desde náuseas, vómitos y embriaguez hasta la muerte con dosis letales de 240 mL (6). La literatura varía en cuanto al tiempo señalado como periodo de latencia antes de la aparición de las manifestaciones clínicas por aumento de la concentración de metabolitos tóxicos; se registran desde 6 hasta 30 horas. Este período además aumenta con la presencia de factores que bloqueen el metabolismo del metanol a dichos compuestos tóxicos incluyendo la co-ingesta con etanol (presente en el 10-60% de casos) ya que este compite por la enzima alcohol deshidrogenasa. En dicho caso el período de latencia puede extenderse hasta 72-96 horas (7, 8, 5).

De forma temprana, en las primeras horas tras la ingesta, se presenta un cuadro de embriaguez, leve depresión del SNC y síntomas gastrointestinales por el compuesto original. Este cuadro suele ser leve e incluso tolerado por individuos con alta tolerancia por el etanol.

Conforme transcurre el tiempo y comienza a aumentar la concentración de los metabolitos tóxicos; formaldehído y ácido fórmico, inicia la aparición de síntomas y signos característicos de la intoxicación aguda. Las principales repercusiones de esta intoxicación se manifiestan como alteraciones visuales, a nivel de SNC y desarrollo de acidosis metabólica. Todos los anteriores, por acumulación de ácido fórmico el cual puede generar lesiones en la retina y nervio óptico, necrosis de ganglios basales y hemorragias en SNC y desarrollo de acidosis metabólica (4).

El ácido fórmico inhibe el citocromo c en la mitocondria y depleta el ATP. Lo anterior da como resultado una acumulación de lactato, que junto a la acumulación de ácido fórmico produce la acidosis metabólica severa que lleva a las complicaciones más letales de esta intoxicación (9). El hallazgo característico en esta acidosis es que inicialmente exista un aumento importante en la osmolaridad sérica (usualmente un aumento de 20-25 mOsm/kg H2O de la brecha osmolar) debido a la presencia del alcohol intacto. Posteriormente, conforme este es metabolizado a ácido fórmico, comienza a aumentar la brecha aniónica y a disminuir la osmolar (7).

Presentación clínica del paciente intoxicado agudamente con metanol

Visión borrosa y diplopía: un inicio inadvertido

Los síntomas visuales inicialmente incluyen fotofobia, diplopía y visión en “campo de nieve”. Los signos clínicos incluyen papiledema, nistagmo (poco frecuente), hasta llegar a midriasis no reactiva una vez que se produjo daño permanente (8). Estas afecciones suelen aparecer entre las primeras 12-24 horas y revertirse alrededor de las 2 semanas después del cuadro agudo. Sin embargo, en intoxicaciones severas puede haber pérdida completa y permanente de la visión (9).

SNC: en riesgo de secuelas por la intoxicación aguda con metanol

Los síntomas neurológicos iniciales incluyen cefalea, vértigo, mareos y crisis convulsivas. Sin embargo, se pueden identificar signos como necrosis bilateral del putamen, daño de la sustancia blanca subcortical y hemorragias intracraneales. Lo anterior puede llevar a consecuencias como parkinsonismo de aparición tardía (8). Además del daño neuronal directo por el ácido fórmico, se ha visto que el proceso inflamatorio desencadenado a nivel de SNC tienen un papel importante en las secuelas observadas días o incluso semanas después del cuadro agudo (7, 9).

Acidosis metabólica: implicaciones sistémicas de la intoxicación aguda por metanol

La acidosis metabólica sugiere una intoxicación severa y correlaciona con la severidad del cuadro incluso en mayor medida que la medición de niveles séricos de metanol. Puede llevar a insuficiencia respiratoria y falla multiorgánica (4). La presencia temprana de crisis convulsivas, acidosis metabólica y coma pronostican una mala evolución clínica (8).

Diagnóstico: un reto semiológico

El diagnóstico de una intoxicación con metanol puede ser todo un reto para el personal de salud y el abordaje debe incluir la historia y manifestaciones clínicas, así como exámenes de laboratorio. Un antecedente de ingesta de metanol o bebidas adulteradas son altamente sugestivos de esta intoxicación, además de los hallazgos mencionados anteriormente que incluyen una acidosis metabólica con brecha aniónica y osmolar aumentadas, alteraciones visuales y neurológicas.

Otros hallazgos inespecíficos al examen físico pueden ser taquicardia, hipotensión, hipoglicemia, taquipnea, arritmias y signos de pancreatitis. A nivel electrolítico, se ha reportado hipomagnesemia, hipokalemia e hipofosfatemia. Aunque existe poca información relacionada a manifestaciones cardiacas, en un estudio realizado en la Universidad de Ciencias Médicas de Irán, con 365 casos de pacientes agudamente intoxicados con metanol, entre marzo y abril del 2020;  se reportaron hallazgos electrocardiográficos que incluye elevación de la onda J (68,8%), presencia de la onda U (59,2%), prolongación del QTc (53,2% en mujeres y 28,6% en hombres) y complejos QRS fragmentados (33,7%). En casos graves se puede presentar rabdomiólisis, insuficiencia renal, estado de coma y shock (10, 4).

En caso de contar con niveles séricos de metanol, se debe recordar relacionarlo con el tiempo post-ingesta ya que, niveles bajos o indetectables de metanol en un paciente sintomático tras varias horas desde la ingesta puede deberse a que ya todo el metanol se matabolizó a sus metabolitos ionizados por lo que no es suficiente para descartar una intoxicación por este alcohol.  Medir niveles séricos de ácido fórmico puede ser más preciso, sin embargo, pocas veces están disponibles.

Manejo: medidas esenciales

El manejo debe estar orientado hacia la reducción del metabolismo del metanol, así como la excreción de sus metabolitos primarios tóxicos en sangre y corrección de la acidosis metabólica (11). Idealmente, el abordaje debe ser de inicio temprano con el objetivo de evitar la progresión y las posibles complicaciones. Ante la falta de bibliografía que aporte un algoritmo integral y completo, que incluya las medidas básicas y necesarias en la atención del paciente intoxicado por metanol, se presenta en la figura 3 un esquema que pretende mostrar las acciones recomendadas en el abordaje terapéutico de este tipo de intoxicación.

Entonces, ante un paciente que se presenta al servicio de emergencias con un cuadro sugestivo de intoxicación por metanol, la evaluación inicial debe estar enfocada al tratamiento de condiciones que puedan alterar la estabilidad hemodinámica, ventilación y oxigenación y poner en riesgo la vida (12, 13). Posteriormente, se debe considerar la terapia con antídotos específicos como el etanol y fomepizol, la cual es considerada como un pilar en el tratamiento de la intoxicación con metanol (14). Asimismo, en caso de intoxicación grave, es apropiado sugerir el uso de hemodiálisis o coadyuvantes (15).

Medidas sintomáticas y de soporte

Dentro de las medidas de soporte y estabilización se debe considerar el uso de ventilación mecánica, vasopresores y líquidos intravenosos (15). La administración de fluidos debe permitir una adecuada diuresis, siempre que el paciente tenga una función renal normal (12). A su vez, se pueden administrar diuréticos, como furosemida, que generen una diuresis forzada e incrementen la eliminación del metanol. Raramente se presentan convulsiones en pacientes con intoxicación por metanol, empero, en caso de estar presentes se deben tratar con benzodiazepinas como Diazepam o Lorazepam (12, 15).

Es importante recalcar que, aunque se puede realizar la cuantificación de la concentración de metanol sérico con el objetivo de conocer el grado de ingesta y de intoxicación, el manejo inicial debe iniciarse a pesar de no contar con los resultados  (12, 15). Dentro de los exámenes de laboratorio complementarios en el manejo de cuadros de intoxicación por metanol se tienen el hemograma, electrolitos séricos, urianálisis, lipasa y amilasa, creatininkinasa, osmolaridad sérica, así como las concentraciones de metanol y etanol  (12). También se pueden realizar estudios de imágenes, como TAC o resonancia magnética para evaluar pacientes con alteración del estado mental, convulsiones u otras alteraciones neurológicas asociadas.

Decontaminación

El metanol es rápidamente absorbido a nivel del tracto gastrointestinal, razón por la cual no se aconsejan las medidas de descontaminación. El uso de fármacos eméticos no se recomienda debido al riesgo de aspiración de contenido gástrico, principalmente en pacientes obnubilados (12).

Por su parte, el uso de carbón activo no aporta ningún beneficio pues se ha visto que el metanol no es absorbido por el carbón activado de manera efectiva, por lo que se requerirían dosis exorbitantes  de carbón activado (12, 16). No obstante, si la ingesta de metanol se ha hecho en conjunto con otras sustancias que sí sean absorbidas por carbón activado se puede considerar su aplicación  (12).

Manejo de la acidosis metabólica

En caso de presentarse acidosis metabólica la prioridad se basa en corregir el estado acidótico mediante la administración de bicarbonato de sodio. Esta debe realizarse de forma guiada con los parámetros obtenidos por gases arteriales (15, 16). El grado de acidosis correlaciona con la severidad del cuadro, pues esta se asocia a un peor pronóstico (11, 12). Por ejemplo, se ha visto que, la corrección de la acidosis favorece un mejoramiento de los síntomas oftalmológicos (12).

Pacientes que se presenten con un pH menor a 7.3 deben ser tratados con una solución de bicarbonato de sodio intravenosa (12, 15, 16). Se recomienda iniciar con una solución de 1-2 mmol/kg de bicarbonato de sodio (13). La corrección de la acidosis reduce la relación de conversión de formato a ácido fórmico, siendo este último el que más contribuye a la acidosis metabólica presente en intoxicaciones severas (12). A su vez, la administración de base promueve la eliminación de formato y glicolato(12, 17, 18).

En pacientes que han ingerido tanto metanol como etanol de manera concomitante usualmente se observa una inhibición del metabolismo de etanol, lo que se traduce en una baja probabilidad de desarrollar acidosis (12).

Etanol y fomepizol: alternativas en el bloqueo del metabolismo del metanol

Existen dos antídotos efectivos para tratar la intoxicación con metanol: fomepizol y etanol. Ambos antídotos actúan bloqueando la metabolización del metanol en el hígado, lo que evita la formación de los compuestos tóxicos que causan los síntomas de la intoxicación. En esta sección, se logra ver en detalle el uso de fomepizol y etanol como antídotos para la intoxicación con metanol, sus mecanismos de acción, pautas de dosificación y efectos secundarios. Además, se discuten las consideraciones clínicas importantes en el uso de estos antídotos, incluyendo el momento óptimo de administración y el monitoreo necesario para garantizar una recuperación segura y completa del paciente (19, 20, 21).

Para el uso de los antídotos se debe cuantificar la concentración plasmática de metanol en niveles superiores a 20mg/dL, en casos donde esto no sea posible se debe tratar en caso de  una historia reciente (últimas 12 horas) de consumo de más de 10 g de metanol por el paciente, o cuando hay sospecha objetiva de ingestión de metanol con brecha osmolar > 10 mOsm/L o acidosis metabólica con brecha aniónica elevada sin que exista otra causa probable, esto en los casos con una presentación temprana que no tengan afectaciones visuales (19, 20).

Fomepizol: el antídoto más popular internacionalmente

Hoy en día, en los países de América del Norte y Europa Occidental, algunos autores consideran que el fomepizol es el antídoto de primera línea para la intoxicación por metanol. Este es un antagonista competitivo de la alcohol deshidrogenasa que se puede usar para tratar la intoxicación por metanol. Este antídoto tiene algunas ventajas ya que, a diferencia del etanol, no requiere un control regular de las concentraciones en sangre ni provoca embriaguez. Es particularmente útil en pacientes que están en riesgo de coma, aquellos que tienen disfunción hepática o han estado expuestos recientemente a disulfiram o metronidazol(22).

Para su uso se administra una dosis de carga en 30 minutos de 15 mg/kg IV diluidos a un volumen final de 250 mL de infusión intravenosa de solución salina al 0.9% o dextrosa. Posterior a esto se realiza un mantenimiento con un máximo de cuatro dosis de 10 mg/kg IV diluidos hasta un volumen final de 250 ml de infusión intravenosa de solución salina al 0.9% o dextrosa durante 30 minutos cada 12 horas (comenzando 12 horas después de la dosis de carga administrada), si el paciente para este punto sigue requiriendo tratamiento se debe aumentar la dosis a 15 mg/kg IV diluidos hasta un volumen final de 250 ml de solución salina al 0.9% o dextrosa al 5% durante 30 minutos cada 12 horas a partir de entonces. Para la descontinuación del tratamiento se debe esperar hasta que la concentración de metanol sea indetectable o que la concentración sea menor a 20mg/dl y que no haya signos de acidosis metabólica ni toxicidad sistémica. Importante destacar que en caso de presentarse un paciente con peso superior a los 110 kg se debe calcular las dosis de fomepizol usando el 110 kg como máximo en lugar de su peso real, así como aumentar la frecuencia de dosificación a cada 4 horas si el paciente se somete a hemodiálisis (19, 21).

En relación alfomepizol y su uso en población pediátrica, existe una cantidad de información limitada en cuanto a su efectividad y seguridad, sin embargo, evidencia anecdótica sugiere que tiene una efectividad semejante a la observada en población adulta (12, 23, 24, 25). No existe suficiente evidencia científica acerca de su uso en el embarazo. No obstante, teóricamente este debería ser más seguro que el etanol en un contexto de intoxicación por metanol (26).

Se han reportado varios efectos secundarios comunes asociados con el uso del fomepizol, incluyendo náuseas, vómitos, dolor de cabeza, mareo, somnolencia, fatiga, diarrea, dolor abdominal, aumento de la frecuencia cardíaca y aumento de la presión arterial. Si bien estos efectos secundarios son generalmente leves, en casos raros, se han reportado efectos secundarios más graves como convulsiones, hipotensión, trastornos de la coagulación, insuficiencia renal y reacciones alérgicas. La aparición de estos efectos secundarios graves puede requerir la suspensión inmediata del tratamiento (21, 22).

 Etanol: tratando un alcohol con otro alcohol

Debido a que en muchos países no se cuenta con el acceso a antídotos como el fomepizol se considera una elección adecuada el uso de etanol para el tratamiento de la intoxicación con metanol, esto debido a que de igual manera se metaboliza por la enzima alcohol deshidrogenasa con una afinidad superior a la del metanol, sumado a esto produce una inhibición competitiva bloqueando la formación de formaldehído y ácido fórmico que son metabolitos tóxicos del metanol (27, 28).

El etanol puede utilizarse como antídoto tanto en presentación IV como oral, la solución óptima para la administración IV debe contener etanol al 10% y dextrosa al 5%, mientras que de forma oral puede darse al 20-30% debido a que dosis superiores pueden generar gastritis. Para llegar a la concentración deseada se debe diluir el alcohol etílico absoluto con agua hasta llegar al porcentaje para la toma oral, mientras que para la colocación IV se diluye el etanol absoluto al 96% con solución glucosada. Con respecto a su uso IV se utiliza una dosis de carga de 7.5–8.0 ml/kg durante 1 hora, seguido de una dosis de mantenimiento de 1.0-2.0ml/kg/h o 2.5-3.0ml/kg/h durante el uso de hemodiálisis, por su parte para su uso oral se utiliza una dosis de carga de 3,5-4 ml/kg seguido 0.4–1.0 ml/kg/h de solución al 20% en bolos cada 3 horas (29); estas dosis se mantiene hasta que la concentración de metanol sea inferior a 20 mg/dl y pH >7.3 sin ayuda del bicarbonato (27, 30).

El paciente debe ser monitorizado cada 3 horas con una toma de glicemia por riesgo de hipoglicemia, así como medición de alcoholemia para mantener concentraciones de etanol en sangre de entre 100 y 150 mg/dl, para lo que se puede reajustar la dosis de etanol administrado cada hora (28).

El uso de etanol como antídoto en población pediátrica cuenta con poca información acerca de las complicaciones esperables. No obstante, se sabe que, los niños son más susceptibles al desarrollo de hipoglicemia ante la administración de etanol (12, 17, 24).  Esta complicación también es esperable en pacientes malnutridos y adultos mayores (17). En estos casos, se recomienda un control periódico de la glicemia, así como la utilización de solución glucosada (17). A su vez, se prefiere el uso vía intravenosa en lugar de oral, pero se debe considerar que la vía intravenosa puede generar irritación y tromboflebitis (24)..

En el caso del periodo de embarazo, el uso de cualquier alcohol durante el primer trimestre es más controversial debido a su asociación con el síndrome fetal alcohólico (12). Es importante recalcar que, el etanol es conocido por ser teratogénico y causante de hipoglicemia neonatal (15). Bajo estas circunstancias, se recomienda la monitorización de las concentraciones de etanol en sangre materna con el objetivo de evitar posibles complicaciones, como parto pretérmino y anormalidades en el tono muscular y reflejos del feto (31).

Etanol vs fomepizol

Algunos investigadores han comparado la eficacia del etanol y el fomepizol en el manejo de las intoxicaciones con metanol. Se ha visto que aunque el etanol se asocia con una mayor incidencia de complicaciones y efectos adversos, no se encontraron diferencias en la eficacia clínica, lo que sugiere que el etanol es una opción útil a tomar en cuenta para el manejo de estos pacientes. Aunque el fomepizol es más fácil de utilizar en la práctica clínica, el etanol todavía se usa como antídoto de primera línea en algunos centros médicos debido a su bajo costo, fácil disponibilidad y conocimiento sobre las maneras de usarlo por parte de los médicos de los distintos países (28, 32).

 Coadyuvantes

El uso de folatos en el manejo de la intoxicación con metanol ha sido propuesto debido a que, el ácido fórmico generado durante el proceso de metabolización del metanol consume el cofactor tetrahidrofolato, lo que resulta en deficiencia de folatos en el cuerpo. La administración de folatos puede ayudar a restaurar los niveles de tetrahidrofolato y a disminuir los efectos tóxicos del ácido fórmico.

En la actualidad la administración de un cofactor de soporte (folato IV o ácido folínico) en la intoxicación por metanol se encuentra recomendado en el escenario de una sospecha de intoxicación para ayudar al cambio del metabolismo de los alcoholes originales lejos de los ácidos tóxicos como ácido fórmico hacia metabolitos menos tóxicos. Sin embargo, la eficacia del uso de folatos en el manejo de la intoxicación con metanol es todavía objeto de debate y no está claro si puede prevenir o reducir las complicaciones asociadas con esta intoxicación (29, 33, 34, 35).

Hemodiálisis

En la actualidad los criterios para hemodiálisis en intoxicación por metanol están basados mayoritariamente en experiencia clínica y no en datos de investigación. Dentro de estos criterios se incluye una concentración sérica de metanol ≥50mg/100mL, así como la presencia de acidosis metabólica, insuficiencia renal, desequilibrio hidroelectrolítico que no responda al tratamiento convencional, trastornos visuales o disminución de los signos vitales a pesar de cuidados intensivos de apoyo, siendo estos criterios para sobrellevar el procedimiento que conlleva con riesgos como embolia gaseosa, trombosis, hipovolemia, hipotensión, anomalías electrolíticas e infecciones (29, 34, 35).

Conclusiones

La disminución en los casos de intoxicación por metanol en los últimos años podría ser atribuida a una mayor conciencia pública sobre los peligros del metanol y una mejor educación a nivel país sobre el uso seguro de productos químicos y desinfectantes durante la pandemia, por lo que se vuelve indispensable mantener abiertos los medios de comunicación que permitan seguir aportando información respecto a esta intoxicación potencialmente letal.

Las manifestaciones clínicas de la intoxicación aguda con metanol deben ser debidamente identificadas y abordadas para evitar las posibles complicaciones, las cuales pueden incluir secuelas a nivel del SNC, insuficiencia respiratoria, coma y shock. Por ende, es importante que el personal de salud se informe y actualice acerca de los hallazgos característicos.

La intoxicación con metanol puede representar un reto diagnóstico para el médico general, pues no existe una prueba de laboratorio o de gabinete confirmatoria para la intoxicación aguda con metanol. A su vez, los niveles séricos de metanol se consideran de poca significancia clínica. El estudio y documentación de hallazgos característicos en estos casos es necesario para seguir fortaleciendo el abordaje diagnóstico.

El abordaje terapéutico de la intoxicación con metanol debe enfocarse en la reducción del metabolismo del etanol, así como la excreción de sus metabolitos tóxicos. Ante la falta de un protocolo unificado para el tratamiento de una intoxicación aguda por metanol a nivel nacional, se debe tener presente que, es indispensable el uso de medidas rápidas de soporte, el tratamiento de posibles complicaciones y el uso de antídotos específicos. No se recomienda la utilización de medidas de descontaminación debido a su poca efectividad.

El fomepizol es considerado el antídoto de primera línea en muchos países pues, bloquea la metabolización del metanol en el hígado y no requiere un control regular de las concentraciones en sangre ni produce embriaguez. Es especialmente útil en pacientes en riesgo de coma, con disfunción hepática o expuestos a ciertos medicamentos. Sin embargo, se requiere más evidencia sobre su seguridad y eficacia en población pediátrica y durante el embarazo.

A pesar de la predilección de los entes de salud internacionales para el uso del fomepizol por encima del etanol, se debe tener presente las realidades del país donde no se encuentra disponible este antídoto en la seguridad social y es de difícil acceso en la medicina privada, lo que dificulta su uso en un entorno de intoxicación aguda por metanol en Costa Rica.

Aunque puede asociarse con una mayor incidencia de complicaciones y efectos adversos, se ha demostrado que la eficacia clínica del etanol es similar a la del fomepizol. Por esta razón, sumado a su facilidad de acceso en Costa Rica, lo hace candidato a ser el antídoto de elección en las intoxicaciones con metanol.

Ver anexos

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