en cierto modo, los sujetos con este tipo de trastornos reconocen que sus síntomas y sus pensamientos son irracionales, incluso en el caso de que éstos lleguen a dominarlos.
En los trastornos facticios con síntomas psicológicos, los síntomas »psicóticos» están bajo el control voluntario del sujeto y hay más probabilidad de que se presenten cuando el sujeto cree que está siendo observado.
Pueden presentarse síntomas psicóticos transitorios en los trastornos paranoide, esquizoide, límite y esquizotípico de la personalidad.
Las creencias o experiencias de los miembros de algunas o de otros grupos culturales pueden ser de difícil distinción de las ideas delirantes o de las alucinaciones.
En el retraso mental pueden sugerir esquizofrenia los siguientes elementos: un bajo nivel de actividad social, rarezas de la conducta y empobrecimiento de la capacidad cognitiva y de la afectividad. Cuando el rumbo o curso de la enfermedad es señalado como »en remisión», el tipo fenomenológico describirá el último episodio de esquizofrenia. Cuando la fenomenología del último episodio es desconocida, deberá anotarse como »indiferenciada»
Es necesario especificar si hubo un inicio tardío de la enfermedad, si la alteración se despliega después de los 45 años de edad.
Es importante tener en cuenta que la psicosis, presentada con deformación del contexto en forma de espejismos y deslumbramientos, suele ser la primera manifestación de la esquizofrenia, pero también de otras enfermedades psiquiátricas y somáticas. La evolución del paciente después del episodio psicótico será lo que condescenderá realizar el diagnóstico adecuado.
Algunos estudios publicados indican que, a los dos años del primer episodio psicótico, aproximadamente al 20% de los pacientes se le han cambiado, modificado, sustituido el diagnóstico de una posible esquizofrenia por el de otro trastorno psiquiátrico. Como describimos anteriormente el trastorno bipolar, el trastorno esquizoafectivo y las psicosis secundarias al consumo de tóxicos son los diagnósticos más frecuentes, una vez se ha descartado la esquizofrenia (8, 32, 48,50).
Esto se corresponde a que, muchas veces, la apariencia de los síntomas psicóticos oculta, o aminora, los síntomas afectivos, como la euforia o la depresión. Con el tiempo, estos pacientes demostrarán fases exclusivamente afectivas, de euforia o depresión, sin síntomas psicóticos, lo que hará cambiar el diagnóstico.
Estos replanteamientos no han de suponer un error por parte del experto. Al no existir ninguna prueba específica para afirmar que un paciente sufre de esquizofrenia, el diagnóstico ha de efectuarse invariablemente en función de los síntomas que presente el paciente. Lo que sí se puede solicitar al facultativo, y a todos los médicos en general, es prudencia, cordura, discreción en dicho diagnóstico y en la información al enfermo y a sus familiares.
Diagnóstico diferencial de la esquizofrenia
Con otros cuadros psíquicos
Psicosis histérica, disociativa
Trastorno borderline
Desarrollos paranoides, paranoia esquizoafectiva
Psicosis puerperales
Psicosis cicloides
Reacción psicótica breve
Folie à deux
Con cuadros orgánicos
Tumores cerebrales
(frontales, temporales)
Enfermedad del lóbulo temporal (epilepsia)
Encefalopatía vírica-encefalitis
Abscesos
Postencefalitis
Tirotoxicosis
Porfiria aguda intermitente
Otros
Con cuadros tóxicos
Anfetaminas. Consumo crónico LSD
Digital
Esteroides
Alucinosis alcohólica
Otros
Otros trastornos psicóticos
El trastorno psicótico más conocido es la esquizofrenia, pero al referirnos a los trastornos psicóticos nos estamos refiriendo a una categoría o grupo de enfermedades mentales que abarcan un gran número de subcategorías y que se caracterizan en su conjunto por la presencia de psicosis.
Clásicamente se suponen psicosis todos los trastornos mentales en los que la pérdida de contacto con la realidad es muy llamativa (por ejemplo, en casos en los que el paciente no distingue en absoluto entre la realidad y su fantasía, o entre sus miedos internos y las amenazas reales.). Cuando hablamos del término psicosis nos referimos a la pérdida de las fronteras del ego y a un grave deterioro en la evaluación de la realidad. Incluye a las ideas delirantes, a cualquier alucinación manifiesta, al lenguaje desorganizado o al comportamiento desorganizado o catatónico.
En un sentido preciso, la pérdida del contacto con la realidad se da en distinto grado en muchos trastornos psiquiátricos, incluidas las neurosis graves, pero en los trastornos psicóticos éste síntoma es más propio, particular y rudo.
Las psicosis cursan con mucha frecuencia con delirios; (pensamientos ilógicos, con frecuencia muy extravagantes y sin base real, que no están basados en una creencia cultural deferida y que no se pueden objetar a través de un razonamiento lógico); y con alucinaciones (percepciones sin estímulo real como voces, palabras, léxicos, gritos, órdenes, chillidos, rugidos, bramidos, alborotos, rumores, visiones). Las alucinaciones y los delirios pueden verse en cuadros de depresión psicótica, o manía delirante en el trastorno bipolar, en intoxicaciones por drogas estimulantes o alucinógenas, como efecto secundario de algunos fármacos, en el seno de algunas enfermedades médicas (neurológicas, reumatológicas, entre otras).
Recuerdo hace unos meses una paciente operada de una hernia discal extruida l5s1 y una fistula de liquido cefalorraquídeo lumbosacra por una durotomia incidental, que posterior a la cirugía la paciente presento un cuadro diarreico agudo, una sepsis de la herida quirúrgica, una meningoencefalitis con toma de la conciencia y alucinaciones auditivas y visuales e ideas delirantes llegando a la agitación psicomotora y agresividad por lo que hubo que sedarla e intubarla en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pues