- percepciones que no existen que pueden ser auditivas, visuales, táctiles, olfativas o gustativas (las 2 primeras son las más comunes).
- Ideas delirantes: alteraciones del pensamiento, ideas falsas e irreductibles al razonamiento argumental.
- Lenguaje desorganizado e incoherente (suelen ser ideas de persecución, de grandeza, religiosos, de celos e hipocondríacos).
- Comportamiento gravemente desorganizado (agitación, incapacidad de organizarse y de mantener la higiene personal) o catatónico (con una disminución de la actividad psíquica y motora hasta llegar a una falta total de atención y rigidez).
Síntomas negativos: Parecen reflejar una disminución o pérdida de las funciones normales. Los síntomas negativos comprenden restricciones:
- Embotamiento afectivo: no reacción ante estímulos emocionales.
- Pobreza del habla (alogia).
- Abulia o apatía: falta de voluntad, incapacidad para persistir o para iniciar una actividad.
- Anhedonia: incapacidad para disfrutar de los placeres.
Los síntomas negativos alteran la capacidad de funcionar en la vida diaria de los pacientes, son personas que se acaban aislando y perdiendo a los amigos.
Algunos patrones incluyen además otras alteraciones como las cognitivas, afectivas y la ausencia de integración a la sociedad (36).
El curso de la enfermedad se caracteriza por fases de agudización y fases de remisión de los síntomas, aunque algunos enfermos presentan un curso estable. A medida que pasa el tiempo, los síntomas negativos se acentúan más, mientras que los positivos van remitiendo.
También se produce una despersonalización donde los fenómenos psíquicos como la percepción, la memoria o los sentimientos aparecen como extraños a uno mismo: es el llamado síndrome del espejo (38).
Otra característica es la desrealización o sensación de extrañeza frente al mundo externo, que por su proximidad y cotidianeidad debería resultar reconocido. El entorno aparece como nebuloso, irreal, extraño e insólito.
Fisiológicamente se puede observar un aumento del tamaño de los ventrículos cerebrales en los enfermos esquizofrénicos. Hay también un exceso de la actividad de los neurotransmisores dopaminérgicos.
La esquizofrenia afecta a las personas en el área social y laboral. Suelen tener problemas en las relaciones interpersonales, en el trabajo e incluso presentan dificultades en el cuidado de sí mismos.
Existen ciertas drogas que pueden inducir a la psicosis en personas con una especial vulnerabilidad a padecer esquizofrenia: anfetaminas (la más común), cannabis, alucinógenos (LSD), cocaína y alcohol.
Para su diagnóstico requiere de una exploración clínica y neurológica completa y minuciosa.
Abordaje clínico
Kraepelin demarco las psicosis maníacos-depresivas de la demencia precoz e identifico la catatonia, la hebefrenia y la esquizofrenia paranoide dándole un abordaje clínico en el cual instauraba varios subtipos de una entidad mayor (3, 37).
Sin embargo los trabajos realizados por Crow, Nancy Andreasen y los de Liddle facilitaron incluir todas las variantes en una entidad única que caracterizan los síndromes esquizofrénicos (3).
Estas representaciones tienen sus inconvenientes, sobre todo por la aparición de síntomas que sean difícil de clasificar, en estos casos entrarían dentro de una forma atípica de la enfermedad, asimismo se pueden abarcar entidades nosológicas equivalentes pero diferentes o de dudosa procedencia (3).
Semiología de la esquizofrenia
Tim Crow retomó la diferencias entre síntomas negativos y positivos descritas anteriormente por De Clerambault considerándolos como dos entidades diferentes, finalmente esta clasificación dio paso a otros patrones como lo afirman los estudios realizados por Arango López (38).
Nancy Coover Andreasen expuso un modelo unidimensional con dos polos sindrómicos opuestos, donde las distintas graduaciones entre uno y otro se expresaban en síntomas que se excluían entre sí, es decir, a mayor expresividad clínica de síntomas positivos menos sería la expresividad de los síntomas negativos y viceversa (3).
Liddle considera los síntomas positivos, los negativos y el síndrome de desorganización (37). Lo cual ha sido aceptado por otros investigadores.
Recientemente los resultados de las investigaciones en la genética que expresan ciertos grados de similitud entre el trastorno afectivo bipolar y la esquizofrenia asimismo una sucesión de concomitancias entre los que se encuentran fichas epidemiológicas, causas predisponentes, los adelantos de las neuroimágenes, han conducido a realizar nuevos planteamientos que además de los síntomas positivos y negativos incluyen el detrimento cognoscitivo, la manía y la depresión o trastorno del ánimo. (40).
Rodríguez Martínez, A.; Castaño Asins, J. plantean que la esquizofrenia es una enfermedad extraordinariamente compleja, en la que están presentes multitud de síntomas. El paciente esquizofrénico presenta alteraciones y cambios en los procesos de la percepción, pensamiento, emociones, la acción motora y la motivación (48).
Cuando se describen los síntomas psiquiátricos, cuando se dice positivo, es que es un síntoma que aparece, es algo nuevo, que no estaba presente en el pasado y negativo es la perdida de una capacidad previamente adquirida. Sin ser síntomas como explicamos antes propios de la enfermedad, que pueden aparecer hasta en personas que no poseen una enfermedad mental que están sometidos a un estado de ansiedad o estrés transcendente o significativo (48).
Todos estos síntomas no se manifiestan a la vez y muchos no serán percibidos y otros aparecerán de forma breve y temporal. Pero otros, sobre todo los negativos suelen presentarse de forma crónica y rebeldes a los tratamientos, a tal punto que el enfermo y sus familiares deben asimilar coexistir con ellos.
La anamnesis minuciosa, calmada, sin afán en el proceso de atención y relación médico paciente al igual que con los familiares o con los responsables del paciente nos permite realizar una adecuada evaluación de los síntomas, siendo la mejor herramienta del médico para el diagnostico certero de la enfermedad ya que realmente no existen exploraciones o estudios objetivos que faciliten establecerlos. Con el objeto de clasificarlos, diferentes investigadores han publicado unas escalas de puntuación de síntomas lo cual es discutido por otros. Las más conocidas son la SAPS