Programa de educación para la salud dirigido a la mejora del autocuidado en pacientes de hemodiálisis
Introducción
La insuficiencia renal es un problema de salud pública emergente, cada año se va incrementando el número de pacientes en hemodiálisis, se considera por ello necesaria la labor de enfermería en la enseñanza de su propio autocuidado.
Universidad de Zaragoza. Facultad de Ciencias de la Salud. Grado en Enfermería. Curso Académico 2016 / 2017. TRABAJO FIN DE GRADO
Autor: Patricia López Martín.
Director: Ana Gascón Catalán.
- RESUMEN
Objetivo
Educar a los pacientes de hemodiálisis del hospital San Juan de Dios acerca de su propio autocuidado mediante un programa de educación para la salud.
Metodología
Se ha elaborado un programa de salud, para ello se ha realizado una búsqueda bibliográfica en las principales bases de datos biomédicas, así como de libros, páginas oficiales de sociedades científicas y protocolos. El ámbito de actuación son los pacientes de hemodiálisis, dirigido por enfermeras cualificadas en la materia.
Desarrollo
Se propone un programa de salud para la mejora de autocuidados de los pacientes de hemodiálisis, a través de sesiones didácticas. Se describirá el correcto manejo de autocuidados, valorándose sus conocimientos antes y después de las sesiones.
Conclusión
Suele darse por hecho que enfermería realiza una labor docente en sus pacientes, sin embargo la práctica demuestra que no se potencian lo suficiente los autocuidados que los pacientes deben seguir, por ello se plantea este programa de educación para la salud, como mejora y evaluación de la información que se facilita a dichos pacientes con el objetivo de prevenir las complicaciones asociadas al tratamiento de hemodiálisis.
Palabras clave
Hemodiálisis, autocuidado, enseñanza, acceso vascular, educación sanitaria, evaluación, insuficiencia renal crónica, síntomas, complicaciones.
La insuficiencia renal es una enfermedad en la que los riñones no son capaces de eliminar de la sangre los metabolitos acumulados, ocasionando un desequilibrio hídrico, electrolítico y acidobásico. Cuando los riñones ya no son capaces de limpiar la sangre de toxinas y retirar el agua adecuadamente, la persona comienza a presentar un conjunto de síntomas llamado “síndrome urémico” (esto ocurre cuando existe una funcionalidad renal de un 10% o menor). Se caracteriza principalmente por astenia, fatiga, hipertensión arterial, edemas, anorexia, náuseas, vómitos y anemia. 1, 2
Dicha enfermedad suele estar causada por enfermedades de base como diabetes mellitus, hipertensión, glomérulo nefritis, síndrome nefrótico, riñón poliquístico y lupus 3.
Desde el inicio de la aplicación de las alternativas de tratamiento sustitutivo renal (TSR), el número de pacientes tributarios de dicho tratamiento ha aumentado cada año en progresión lineal, sin que hasta el momento se detecte una estabilización en la incidencia de la mayoría de los Registros de Enfermos Renales. En la actualidad cerca de 45.000 pacientes en nuestro país están siendo tratados mediante algún tipo de modalidad de TSR.
Es además un tratamiento altamente costoso, (los costes directos del tratamiento de la enfermedad renal crónica superan al año los 800 millones de euros), tanto por el personal como por los tratamientos utilizados, la insuficiencia renal se considera un problema de salud pública emergente. 4, 5
Ante una insuficiencia renal crónica los tratamientos existentes son el trasplante, hemodiálisis y diálisis peritoneal. El trasplante generalmente es aceptado como la forma óptima de tratamiento sustitutivo para pacientes con enfermedad renal terminal. Sin embargo, dado el rápido aumento de la incidencia y prevalencia de dicha enfermedad renal y la escasez de riñones de donantes, la mayoría de los pacientes con enfermedad renal terminal necesitarán algún tipo de diálisis. 6
Es por ello que la hemodiálisis es el tratamiento más utilizado. Se basa en los principios de difusión y ultrafiltración para eliminar los electrolitos, productos de desecho y el exceso de agua del organismo. La sangre sale del paciente a través de una línea de acceso en un vaso y se bombea a través del dializador realizándose su depuración, y retornando nuevamente al paciente libre de impurezas. 1
Este tratamiento se realiza varias veces a lo largo de la semana, normalmente dos o tres, dependiendo de las características individuales del paciente. Cada sesión de tratamiento tiene una duración aproximada de entre tres y cuatro horas generalmente. Serán los nefrólogos quienes pauten el número de sesiones a la semana y el tiempo de cada una, entre otros aspectos.
Dicha técnica se realiza mediante una FAV (fistula arteriovenosa) o con un CVC (catéter venoso central).
La fistula arteriovenosa se crea mediante la formación de una anastomosis quirúrgica de una arteria y una vena, generalmente de la arteria radial y la vena cefálica. Cuando se unen la arteria y la vena, la presión dentro de la vena aumenta, fortaleciendo las paredes de la vena. La vena fortalecida está entonces en condiciones de recibir las agujas empleadas en la hemodiálisis. La fistula arteriovenosa típicamente tarda unos 3 o 4 meses en estar en condiciones de usarse en la hemodiálisis, y puede usarse durante un largo periodo de tiempo.
Existen diferentes tipos de fístulas:
- Autólogas: En la que se anastomosa una arteria y una vena superficial para el desarrollo y punción de esta última. Pueden estar en el antebrazo distal, flexura del brazo y localizadas en la pierna.
- Protésicas: En la que se crea un puente de material protésico entre una arteria y el sistema venoso profundo para punción de la misma. Pueden ser el primer acceso vascular en pacientes con un inadecuado sistema venoso superficial (10-15% de los pacientes) o como segunda opción tras la trombosis de fístulas autólogas previas. 7,8
Un catéter venoso central consiste en un catéter plástico con doble luz u ocasionalmente dos catéteres separados, que posee un tabique central que separa el lado de salida de la sangre del de reingreso, se utiliza en casos de pacientes en los que los vasos sanguíneos están dañados o son muy frágiles y no se puede crear una fístula. En el caso de que el catéter venoso central sea la mejor elección para su tratamiento de hemodiálisis, se insertará en una vena central, la vena de primera elección será la yugular externa derecha, posteriormente la interna izquierda y la externa izquierda, como segunda elección se proponen subclavias, femorales o incluso, mediante acceso translumbar, la cava. 9
Otro tipo, es la diálisis peritoneal, que se puede realizar gracias a que la membrana peritoneal que se encuentra intensamente vascularizada sirve de superficie de diálisis. A través de un catéter insertado en la cavidad peritoneal instila un dializado estéril atemperado, el líquido de desecho se drena fuera de la cavidad peritoneal a una bolsa estéril a favor de la gravedad. Este proceso de infusión del dializado, mantenimiento de la solución en el abdomen y drenaje se repite a intervalos establecidos. 1
Existen multitud de complicaciones derivadas del uso de estos tratamientos sustitutivos, como las disfunciones de los catéteres por obstrucción, infecciones, trombosis y hematomas de la fístula arteriovenosa, pérdida de la fijación del catéter, amputaciones etc. 10, 11
Es por ello que en los últimos años se ha puesto especial énfasis en la necesidad de que estos pacientes, cuya calidad de vida y supervivencia ha aumentado notablemente, asuman las limitaciones que impone su enfermedad y los autocuidados necesarios para mantener un nivel de independencia adecuado y evitar las complicaciones mencionadas que derivan del desconocimiento de ciertos aspectos fundamentales (dieta, ejercicio, hábitos de vida).
Es por ello por lo que se cree necesario desarrollar un programa para la salud. 12
-Elaborar un programa de educación para la salud adaptado a las necesidades de los pacientes de hemodiálisis, con el propósito de capacitarlos para su propio autocuidado.
-Remarcar que la insuficiencia renal crónica se está convirtiendo en un problema de salud pública creciente.
-Recalcar la importancia de la labor de enfermería para la enseñanza del autocuidado en pacientes de hemodiálisis.
-Realizar una revisión bibliográfica de los diferentes tipos de terapias sustitutivas utilizadas en pacientes con insuficiencia renal crónica.
Para la elaboración de este trabajo se ha realizado una búsqueda bibliográfica entre febrero y abril de 2017, en bases de datos como Scielo, Dialnet, PubMed, Cuiden Plus y Science Direct. Las palabras clave utilizadas han sido “hemodiálisis”, “autocuidado”, “enseñanza”, “acceso vascular”, “educación sanitaria”, “evaluación”, “insuficiencia renal crónica”, “síntomas”, “complicaciones”, entre otras. La búsqueda esta acotada a artículos de menos de 10 años de antigüedad, a texto completo y también se ha limitado por el idioma: español e inglés. Los operadores booleanos han sido AND y NOT.
También se ha completado la información con búsquedas en libros, páginas oficiales y diferentes manuales y guías oficiales sobre hemodiálisis.
Y finalmente como elaboración propia se han realizado encuestas varias, además del cartel informativo acerca de la sesión.
(Ver tabla nº1, Bases de datos, artículos seleccionados)