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Efectos de los rayos X sobre la salud desde el punto de vista de la Enfermería

Piel: A la piel le afectan bastante las radiaciones ionizantes, porque es el órgano de entrada de las mismas en la irradiación externa y además tiene una renovación constante, lo que la hace especialmente sensible a las radiaciones por su elevado número de mitosis celulares. Las células de la capa basal al ser las más indiferenciadas y tener una elevada tasa de división, son las más radiosensibles. Además su posición superficial hace que puedan ser alcanzadas por radiaciones muy poco energéticas. Al exponer la piel a la radiación se puede producir varios efectos como es el eritema, la descamación, la caída del cabello,…

Médula Ósea: Las células parenquimatosas de la médula ósea están constituidas por las células madre, además de todos los precursores de los elementos sanguíneos y una serie de células sanguíneas que todavía no han pasado a la circulación.

Cristalino: Mirar durante muchas horas a la pantalla radioscópica favores la aparición de opacidad del cristalino, es decir, cataratas.

Testículos: Los testículos constituyen un órgano de gran radiosensibilidad debido a que contienen tanto células diferenciadas y radiorresistentes (los espermatozoides maduros) como células indiferenciadas que se dividen rápidamente y por tanto radiosensibles (las espermatogonias).

Ovarios: Las células germinales en la mujer no están dividiéndose constantemente, sino que lo hacen de forma cíclica al contrario de lo que sucede en el varón. Tras irradiar los ovarios con dosis moderadas existe un periodo de fertilidad, debido a la presencia de folículos maduros (relativamente resistentes). Más tarde, sobreviene una esterilidad debida a la lesión de los folículos intermedios (muy radiosensibles). Posteriormente puede recuperarse la fertilidad por evolución de los folículos pequeños (muy resistentes).

Los tejidos glandulares y la mucosa del aparato digestivo son también órganos que pueden afectarse específicamente por las radiaciones ionizantes, debido al mayor índice de reproductibilidad de sus tejidos. Además se debe tener en cuenta que cualquier órgano puede considerarse crítico en un momento determinado. Esto es debido a que se puede verse afectado por motivos diferentes como: La aplicación de isótopos específicos de ese órgano o la acción directa de las radiaciones sobre órganos próximos en un tratamiento radioterápico,…

Carcinogénesis inducida por la radiación.

El cáncer es una de las enfermedades más importantes que afectan a la población en general. Aproximadamente el 40% de la población ha desarrollado o desarrollará algún cáncer a lo largo de su vida. El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo desarrollado. Aproximadamente el 13% de los defunciones son debidos a esta enfermedad.

El cáncer es una enfermedad que está relacionada con una reproducción celular descontrolada, a pesar de que existen varios mecanismos biológicos destinados a impedir que esto ocurra. Si se producen suficientes mutaciones en el ADN, los mecanismos biológicos de reparación pueden ser superados o anulados y entonces la multiplicación celular puede descontrolarse y dar lugar a la formación de cáncer. La inducción al cáncer por la radiación es el efecto somático más importante de las mismas a dosis bajas.

Los japoneses supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki del 6 y 9 de agosto de 1945 son quizás el grupo estudiado más importante, debido al cuidadoso seguimiento a que han sido sometidos, al gran número de personas afectadas, al cuidadoso seguimiento a que han sido sometidos, y al hecho de que personas de todas las edades y ambos sexos recibieron un amplio rango de dosis. Al estudiar los primeros 24.000 fallecimientos de este grupo. 5.000 fueron debidos a cáncer, con un exceso sobre la expectativa de muerte y, por tanto, atribuible a la irradiación.

Siempre hay un largo período de latencia entre la irradiación y la aparición del tumor. La mayor parte del intervalo de latencia se debe al tiempo requerido para que el tumor llegue a crecer lo suficiente como para hacerse detectable. Existe un retraso antes de que la primera célula o células comiencen a dividirse y a formar un tumor. Las estimaciones de riesgo más seguras para la inducción del cáncer por la radiación ionizante se refieren a la leucemia, al cáncer de tiroides y al cáncer de mama, e incluso estas están sujetas a incertidumbres considerables.

El mecanismo de la carcinogénesis no está del todo claro. Dado que las radiaciones ionizantes son potentes agentes mutágenos, durante mucho tiempo se ha mantenido la teoría de que la carcinogénesis resulta de la mutación de una célula somática normal. Sin embargo, si la tasa de mutaciones somáticas se considera similar a la de las mutaciones genéticas, que han sido estudiadas con más intensidad, debería esperarse una incidencia de cáncer radioinducido mucho mayor que la existente. Hoy día predomina la idea de que el cáncer inducido por la radiación puede ser el resultado de una serie de fenómenos en los que la mutación radioinducida supondría un eslabón más en la cadena constituida por más factores. El descubrimiento de los oncogenes ofrece una explicación simple e interesante. Las radiaciones ionizantes son particularmente eficaces en producir roturas cromosómicas. Si en la recombinación se produce una translocación, la célula puede ser viable. Esto permite que el oncogén pueda expresarse en una nueva posición distinta a la posición primaria.

Actualmente se sabe que existe una relación clara y directa entre la dosis de radiación recibida y la posibilidad de desarrollar un tumor. Ver Tabla nº3: Fuentes de radiación y posibilidad de desarrollar un cáncer (al final del artículo).

Las dosis menores de 1 sievert (Sv) de radiación no suelen provocar síntomas y, en general, no son advertidas aunque pueden eventualmente aumentar el riesgo de contraer cáncer y fallecer por ese motivo en un plazo de años. Una dosis de 0,25 Sv provoca un 1% de probabilidad de exceso de muerte por cáncer. Esto significa que, en una población de 100 personas en la que cada una de ellas reciba una dosis de 0,25 sievert, al menos una de ellas fallecerá por cáncer debido a la radiación.

Las radiaciones ionizantes tienen una singular relación con el cáncer, ya que, si bien son causa de riesgo adicional, a la vez constituyen una de las herramientas más eficientes para tratarlo y combatirlo.

Efectos sobre el embrión, feto y la lactancia materna

Tanto el embarazo como la lactancia son situaciones especiales de la mujer durante los cuales puede tornarse más sensible tanto a factores internos como externos. Con respeto a la radiación ionizante es bien sabido que no producen los mismos efectos al recibir cierta dosis de radiación en el período fetal que en la adultez, debido a que en el primero las células se reproducen rápidamente y son mucho más sensibles. Los efectos de dicha radiación pueden ser inducidos por mutaciones en el óvulo o el espermatozoide de los progenitores, denominando a esto efecto genético; o bien por exposición del embrión o el feto a las radiaciones, denominando a esto efecto congénito.

Cada etapa de la gestación conlleva un riesgo para el feto o embrión ante la exposición a los rayos X. Ver Tabla nº4: Riesgos más importantes en cada fase de la gestación (al final del artículo).

En definitiva, las lesiones generales producidas por la radiación ionizante sobre el embrión y el feto pueden resumirse en: los efectos letales, que implican la inviabilidad del embrión o el feto; las anomalías congénitas, que se manifiestan en el nacimiento, y los efectos tardíos, que no son visibles en el nacimiento, sino que se manifiestan más tarde, meses e incluso años más tarde.

Se debe tener en cuenta que existen enfermedades de carácter hereditario que pueden afectar a un embrión o feto y que podrían surgir de la exposición a la radiación de las células germinales, tanto de hombres como de mujeres. Dichas células pueden presentar mutaciones en su ADN capaces de originar efectos indeseados en los descendientes durante varias generaciones.

También es necesario tener en cuenta que dosis muy altas recibidas en la gestación provocan que la probabilidad de fallecimiento por cáncer desde el nacimiento y hasta los 15 años de edad sea de 1 en 30 por cada sievert recibido.

Como se desarrolla al comienzo de este punto no solo el embarazo constituye una situación especial para la mujer sino que también lo conforma la lactancia natural. Los efectos de los rayos X sobre la lactancia no están muy definidos, pero parece ser que los rayos X no se transmiten a través de la leche materna, ni alteran sus propiedades organolépticas, ni la hace tóxica. Lo que si se ha demostrado es que la manipulación de líquidos o polvos radiactivos por parte de madres que estén dando la lactancia natural a sus hijos, puede constituir un riesgo de exposición a la radiación ionizante para dichos niños, por contaminación a través de la piel de la madre.

Anexos – Efectos de los rayos X sobre la salud desde el punto de vista de la Enfermería

Anexos – Efectos de los rayos X sobre la salud desde el punto de vista de la Enfermería

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