El resurgimiento de los psicodélicos en el tratamiento de trastornos de ansiedad y depresión
Autor principal: Pablo Josías Corrales Fajardo
Vol. XIX; nº 13; 401
The resurgence of psychedelics in the treatment of anxiety and depression disorders
Fecha de recepción: 05/06/2024
Fecha de aceptación: 04/07/2024
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 13 Primera quincena de Julio de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 13; 401
AUTORES:
- Pablo Josías Corrales Fajardo. Médico general. Investigador independiente. San José, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0005-4918-313X
- Jordi Emanuel Ortega Chacón. Médico general. Investigador independiente. San José, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0005-1269-6505
- Sebastián Dufner Krieger. Médico general. Investigador independiente. San José, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0000-6847-7372
- Tamara García Díaz. Médico general. Investigador independiente. Heredia, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0005-7998-5352
- Fiorella Apuy Rodríguez. Médico general. Investigador independiente. San José, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0006-2538-0814
Resumen
Los tratamientos existentes para trastornos psiquiátricos como la ansiedad y la depresión han sido en muchos insuficientes para el manejo adecuado y la remisión de estas condiciones. Después de varias décadas de estricto control y vigilancia, los psicodélicos han resurgido como una opción terapéutica viable e innovadora, aunque aún falta investigar algunos aspectos sobre estos, el futuro es esperanzador. En el caso de la depresión, algunos compuestos como la psilocibina han dado una nueva alternativa segura y eficaz en su tratamiento, así como otros medicamentos psicodélicos. En este artículo se ofrece una revisión y reseña breve de algunos de estos medicamentos y su potencial como alternativas en el tratamiento de la ansiedad y la depresión.
Palabras clave: psicodélicos, ansiedad, depresión, psicoterapia asistida por psicodélicos, trastorno psiquiátrico, psilocibina, LSD, MDMA.
Abstract
Existing treatments for psychiatric disorders such as anxiety and depression have often been insufficient for the adequate management and remission of these conditions. After several decades of strict control and surveillance, psychedelics have reemerged as a viable and innovative therapeutic option, although some aspects of them still need to be investigated, the future is hopeful. In the case of depression, some compounds such as psilocybin have provided a new safe and effective alternative in its treatment, as well as other psychedelic medications. This article provides a review and brief overview of some of these medications and their potential as alternatives in the treatment of anxiety and depression.
Keywords: psychedelics, anxiety, depression, psychedelic-assisted psychotherapy, psychiatric disorder, psilocybin, LSD, MDMA.
Declaración de buenas prácticas
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Introducción
Entre los trastornos psiquiátricos, los trastornos de ansiedad y depresión destacan por ser las condiciones más frecuentes de este grupo. A pesar de haber sido sujeto de innumerables estudios para su prevención y tratamiento, continúan aumentando en incidencia y prevalencia. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019, 301 millones de personas padecían trastornos de ansiedad y 280 millones de personas padecían depresión. Además, posterior a la pandemia por COVID-19 en el año 2020, se presentó un aumento de entre el 26% a 28% en trastornos de ansiedad y depresión graves (1).
Los trastornos depresivos son un desorden multifactorial, caracterizados por episodios de alteración en el afecto, predominantemente con humor depresivo. Presentando síntomas como anhedonia, cambios en el apetito, alteraciones del sueño, sentimientos de culpa, ideas de muerte, entre otros (2). Los fármacos antidepresivos han sido del tratamiento de elección para la mayoría de casos de estos trastornos desde su descubrimiento en 1957, sin embargo, se ha reportado que hasta el 60% de los pacientes permanecen con síntomas a pesar de recibir dicho tratamiento (3).
En el caso de los trastornos de ansiedad, estos se caracterizan por un miedo y preocupación excesivos, así como por cambios maladaptivos del comportamiento en respuesta dichos sentimientos. Y según el tipo de desorden, pueden incurrir en una amplia gama de síntomas somáticos y cognitivos, como un miedo persistente ante situaciones específicas, náuseas y palpitaciones. A pesar de la gran cantidad de tratamientos usuales disponibles, el curso de los trastornos de ansiedad suele ser crónico, y la remisión completa es infrecuente, además que estos medicamentos no siempre son bien tolerados o efectivos (4).
Según la información expuesta anteriormente, queda claro que dichas condiciones resultan difíciles de tratar adecuadamente. Los fármacos psicodélicos, o simplemente llamados psicodélicos, han sido objeto de numerosas investigaciones para responder a este problema, y están en proceso de desarrollo como fármacos con potencial para uso terapéutico. Agencias reguladoras como la Food and Drug Administration (FDA) de Estado Unidos, y la European Medicines Agency (EMA), han aprobado la realización de ensayos clínicos de fase intermedia y avanzada como parte del proceso de desarrollo de estos medicamentos (5). En el presente artículo se discutirá sobre la alternativa que representan los psicodélicos en el tratamiento de dichas condiciones.
Métodos
Se elaboró una revisión bibliográfica a partir de artículos científicos, páginas web y libros, obtenidos de bases de datos como PUBMED, Google Scholar, Elsevier, AccessMedicine y Scientific Electronic Library Online (SciELO). En los motores de búsqueda se introdujeron los términos: “psicodélicos para trastorno de ansiedad”, “psicodélicos para trastorno depresivo”, “fármacos psicodélicos” y “terapia con psicodélicos”. Se excluyeron aquellos artículos más antiguos del año 2019 con el fin de obtener información actualizada sobre el tema. El resultante cuerpo bibliográfica que se utilizó en este trabajo y que cumplió con los criterios indicados consta de 18 artículos.
Discusión
El término psicodélico, proveniente del griego psychḗ (mente, alma) y dēleín (manifestar), hace referencia a un grupo de compuestos que producen varios efectos psicológicos como estados alterados de la sensopercepción, y cambios en el pensamiento, las emociones y la consciencia. Estos se clasifican en: psicodélicos clásicos como el dietilamida de ácido lisérgico (LSD), N,N-dimetiltriptamina (DMT), psilocibina y mescalina (3,4,5-trimetoxifenetilamina), los cuales se cree que ejercen sus efectos a través de agonismo en los receptores serotoninérgicos 5HTA2, y los psicodélicos atípicos como la 3,4-metilendioximetanfetamina (MDMA) y la ketamina, que no actúan a través de mecanismos serotoninérgicos (6,7).
Algunos de estos son enteógenos, es decir plantas con propiedades psicoactivas utilizadas en contextos religiosos y espirituales, como por ejemplo la ayahuasca, peyote y algunos hongos. Estos se han utilizado desde tiempos ancestrales en rituales, ceremonias y sanación. No obstante, el uso terapéutico de estos compuestos en la civilización occidental moderna inicia en 1943 con el descubrimiento accidental del efecto psicodélico del LSD por el químico suizo Albert Hofmann. Esto inicialmente causó que se llevaran a cabo muchas investigaciones sobre los usos terapéuticos de estas sustancias en los trastornos psiquiátricos, mostrando resultados favorables en condiciones como el alcoholismo, adicción, depresión y ansiedad. Además, dichos estudios arrojaron una luz con respecto a la fisiopatología y los mecanismos que ocasionan la génesis de estos trastornos. Sin embargo, a partir de 1970 los estudios realizados son muy pocos y limitados, debido a la Ley de Prevención y Control Integral del Abuso de Drogas de 1970 en Estados Unidos, donde se realizaban la mayor parte de estas investigaciones (4).
Actualmente, gracias al desarrollo de la tecnología en neuroimágenes, así como en el avance en la comprensión de la neurobiología de los trastornos psiquiátricos, se ha despertado un nuevo interés por la investigación de los usos terapéuticos de estas sustancias, principalmente en las últimas dos décadas con estudios realizados en Trastorno Obsesivo Compulsivo así como en ansiedad y depresión asociadas al cáncer, y se han obtenido resultados prometedores principalmente en ansiedad y depresión asociadas a enfermedades terminales, trastornos de alimentación, y adicciones. La mayoría de estos resultados se han logrado a través de un modelo típicamente llamado “Psicoterapia Asistida por Psicodélicos” (PAP), en la cual se realizan varias sesiones psicológicas de preparación y luego 1 o 2 sesiones de dosificación, en las cuales se administra el medicamento psicodélico vía oral para inducir una experiencia psicodélica por un periodo de 4 a 9 horas, y posteriormente se realizan sesiones de integración psicológica, lo que permite a los pacientes trabajar y asimilar sentimientos difíciles y dolorosos, logrando así un efecto ansiolítico y antidepresivo (3,4,8).
Trastorno depresivo
En el caso de los trastornos de depresión y síntomas depresivos, los psicodélicos clásicos han mostrado una marcada reducción en los síntomas, aunque su eficacia clínica definitiva aún continua en estudio. Esto incluso evidenciado desde los primeros estudios con estas sustancias, en una revisión de diversos estudios de 1949 a 1970 en los cuales se utilizó terapia psicodélica para el tratamiento de depresión se encontró que en el 79.2% de los participantes hubo alguna mejoría clínica y reducción de síntomas, y los efectos eran más marcados al emplear además algún tipo de acompañamiento psicológico. Revisiones de publicaciones más recientes han analizado la efectividad tanto de psicodélicos clásicos como los atípicos en estudios mejor diseñados con grupo control, y han documentado mejoría clínica de los pacientes y reducción de los síntomas, especialmente en pacientes con depresión por enfermedad terminal. A pesar del consistente hallazgo de mejoría clínica con estos compuestos, aún no se ha elucidado completamente el mecanismo a través del cual esto sucede, se han propuesto algunas posibilidades como: aumento del insight o consciencia de la enfermedad, aumento de la cognición social y de la procesividad emocional, flexibilidad psicológica y experiencia mística; también se han propuesto mecanismos neurobiológicos como aumento en la neuroplasticidad y la activación fronto-cortical (3,7).
Entre las sustancias que llaman la atención por su efectividad en el tratamiento de la depresión, destaca la psilocibina, un psicodélico natural que se encuentra en los hongos del género Psilocybe, por su rápido inicio de efecto, baja toxicidad, baja capacidad de generar adicción, y perfil favorable de efectos adversos. Esta presenta un inicio de acción más rápido (de 2 a 4 horas) en comparación con el LSD (6 a 8 horas) y la mescalina (8 a 20 horas). Varios estudios han demostrado la efectividad de la psilocibina en la reducción de los síntomas de depresión. Por ejemplo, en un estudio controlado aleatorizado realizado en 2020 se observó que posterior a la administración de psilocibina, los síntomas de depresión se reducían drásticamente, con aproximadamente un 54% de los pacientes manteniéndose en remisión total un mes después. En otro estudio de 2021, se compararon dos grupos de pacientes con trastorno depresivo, a uno se le brindo tratamiento con escitalopram por 6 semanas, y a otro con psilocibina por el mismo periodo de tiempo, al final del estudio se realizaron escalas de depresión para evaluar el cambio en los pacientes, y no hubo diferencia significativa entre ambos grupos, pero si la hubo en los efectos adversos reportados, presentando un peor perfil de efectos adversos el escitalopram (sequedad bucal, disfunción sexual, disminución en respuesta emocional), esto sugiere que la psilocibina es al menos tan efectiva como los antidepresivos comúnmente usados para el tratamiento de los trastorno depresivos, y con un mejor perfil de efectos adversos (9). Esto en consistente con hallazgos de varios metaanálisis en los que concluye que la psilocibina produce efectos rápidos y duraderos para los pacientes con depresión, y que es un medicamento bastante seguro y bien tolerado, aunque aún no hay consenso en un estándar para las dosis y esquemas a utilizar (10,11).
La ayahuasca es un preparado enteogénico elaborado a partir de plantas como Banisteriopsis caapi y Psychotria viridis, utilizada desde épocas precolombinas por tribus suramericanas en rituales religiosos, socioculturales y espirituales, así como en el tratamiento de enfermedades, como afrodisiaco y como estimulante para los guerreros. El principio activo de este preparado es el DMT. En varios estudios en voluntarios sanos y en animales se ha demostrado su efectividad antidepresiva y ansiolítica, esto gracias a sus efectos psicológicos positivos como una sensación de bienestar y satisfacción general, la disolución del ego y la inducción de estados de mindfulness y relajación. Además, en estudios observacionales longitudinales se ha evidenciado que la ayahuasca no es perjudicial para la salud mental, por el contrario, disminuye la incidencia de trastornos psiquiátricos, ha demostrado mejores tasas de respuesta al tratamiento y de remisión en pacientes con Depresión Resistente al Tratamiento (TRD), e incluso se ha reportado que la ayahuasca puede tener el potencial de tratar y disminuir la ideación suicida (3,6,12).
La ketamina es un derivado sintético de ciclohexanona utilizado como anestésico, específicamente clasificado como anestésico disociativo. Tiene dos enantiómeros: la (R)-ketamina y la (S)-ketamina, conocida como esketamina, la cual es más potente como anestésico, y recientemente ha sido utilizada en presentación intranasal para el tratamiento de TRD con buenos resultados y menor aparición de efectos adversos. No obstante, los mejores resultados con este fármaco para el tratamiento de la depresión se han logrado utilizando una mezcla racémica de ambos enantiómeros de forma intravenosa, con una significativamente mayor respuesta clínica y tasa de remisión, efectiva tanto para TRD como para depresión bipolar. La principal preocupación de este fármaco radica en los efectos adversos y en el potencial de adicción. Sin embargo, respecto a los efectos adversos como cefalea, mareo, disociación, aumento de la presión arterial, náuseas y sedación, se ha encontrado que son transitorios y resuelven usualmente en menos de una hora de la aplicación del medicamento. En el caso del potencial de adicción y abuso, esto aún continua en estudio por lo cual el tratamiento debe ser estrictamente supervisado y aplicado por un médico, sin embargo, se ha observado que es mucho menor el riesgo de adicción cuando se utiliza la preparación intranasal, razón por la cual esta continúa siendo la opción preferida (13,14).
Trastornos de ansiedad
Con respecto a los trastornos de ansiedad, varios estudios han demostrado que los psicodélicos disminuyen los síntomas de ansiedad y pánico, los puntajes obtenidos en las escalas de ansiedad, y son muy bien tolerados (4).
En el caso del LSD, un derivado semisintético del ácido lisérgico que se puede producir naturalmente en hongos como Claviceps purpurea. En un estudio de 2014 doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo realizado en pacientes con ansiedad por enfermedad terminal, se realizaron dos sesiones experimentales separadas por 2 a 3 semanas entre sí, en las cuales se utilizó una dosis de 200 μg (la cual es alucinógena) vs una dosis placebo de 20 μg (ahora considerada microdosis) administradas oralmente, seguidas por 3 sesiones de psicoterapia sin uso de medicamento. Se observó que una semana posterior a ambas sesiones no hubo cambios significativos en los scores de ansiedad, sin embargo, 2 meses después hubo reducción significativa en los scores de ansiedad del grupo tratado con 200 μg, además se dio seguimiento a este grupo, y un año después permanecía aproximadamente el 80% libre de ansiedad (4,13,15). Esto sugiere que el LSD puede se efectivo en el tratamiento y control de la ansiedad a largo plazo, aunque el número de estudios disponible aún es limitado. También se ha encontrado que el LSD puede ser útil en el tratamiento de otras condiciones como enfermedad de Alzheimer, esquizofrenia, artritis reumatoide y trastornos de espectro autista (TEA) (12). En otro estudio de 2023, doble ciego, controlado, aleatorizado, se comparó el efecto de 200 μg de LSD brindados oralmente en dos sesiones separadas, con sesiones preparatorias previas a la administración del medicamento y sesiones integrativas posteriores, en un grupo de pacientes con ansiedad por enfermedad terminal vs un grupo de pacientes diagnosticados con enfermedad de Alzheimer, y se reportó que en ambos grupos 16 semanas después de las sesiones de dosificación los scores de ansiedad habían disminuido, además de que los pacientes refirieron una sensación de bienestar subjetiva en comparación a previo de la administración del medicamento, lo que es consistente con estudios previos como el de 2014 (15).
El MDMA, también conocido como Molly o éxtasis, es un derivado sintético de anfetamina, el cual actúa sobre diversos receptores y transportadores a nivel cerebral, con una preferencia por el sistema serotoninérgico. Aumenta las concentraciones extracelulares de Serotonina (5-HT), Dopamina (DA) y Norepinefrina (NE) mediante la reversión de sus trasportadores (SERT, DAT y NAT, respectivamente), además que presenta cierta afinidad por los receptores 5-HT, DA, muscarínicos, histamínicos y adrenérgicos. Por lo que, a pesar de ser químicamente un derivado de anfetamina, se comporta más como un psicodélico empatógeno que como un estimulante. Especialmente a dosis bajas (< 3 mg/kg) que estimula principalmente la liberación de serotonina, y mínimamente la de dopamina, por lo que en dichas dosis se reduce sustancialmente el riesgo de generar adicción. Es considerado un medicamento prosocial pues ocasiona cambios comportamentales como un aumento de la empatía, de la confianza en los demás, extroversión y socialidad. Por esto se ha usado en con junto con psicoterapia como tratamiento adyuvante en tratamiento de ansiedad social y TEA. Además, ensayos clínicos recientes de fase 2 y 3 han demostrado su efectividad y seguridad en el tratamiento de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) (13,16).
La psilocibina también ha demostrado gran potencial como ansiolítico, en un estudio piloto de 2011, doble ciego, controlado, se utilizaron varias dosis de psilocibina para el tratamiento de ansiedad relacionada con enfermedad terminal, incluyendo pacientes con trastorno de ansiedad generalizada y trastorno de adaptación, y el grupo experimental (que recibió una dosis de 0.2 mg/kg de psilocibina) presentó una marcada disminución de los síntomas de ansiedad y malestar psicológico, tanto en 1 mes como 3 meses posterior a la administración de las dosis, respecto al grupo control que recibió 250 mg de niacina como placebo. Estos hallazgos son consistentes con otros estudios, por ejemplo, un estudio aleatorizado, doble ciego realizado en 2016, donde se comparó los efectos de una dosis de psilocibina de 22 a 30 mg/70 kg vs una dosis de 1 a 3 mg/70 kg, en el cual se comprobó que una dosis mayor de psilocibina presenta una sustancial disminución sostenida de los síntomas de ansiedad y depresión, con casi el 80% de los pacientes manteniendo remisión en un periodo de 6 meses (17,18).
Conclusiones
Los trastornos psiquiátricos como la ansiedad y depresión son muy frecuentes en nuestro medio y continúan como una causa importante de morbimortalidad. Además, su tratamiento puede ser desafiante pues en muchas ocasiones los pacientes no responden adecuadamente a los tratamientos convencionales, o no los toleran por su perfil de efectos adversos. Los psicodélicos resurgen, luego de haber sido aplacados como alternativa terapéutica durante los años 70s y 80s, como una respuesta a este problema, y han demostrado ser una opción valida y prometedora en el tratamiento de estas condiciones. No obstante, aún hay mucho que se desconoce de estos y que se debe continuar investigando, como su mecanismo de acción exacto, seguridad a largo plazo, y las dosis y esquemas terapéuticos. Parece ser claro que el uso concomitante de psicoterapia con la administración de estos medicamentos es muy beneficioso y ocasiona un efecto sinérgico.
Esperamos en el futuro poder contar con más opciones para el tratamiento de los trastornos psiquiátricos como podrían llegar a ser los psicodélicos.
Referencias
- Organización Mundial de la Salud: OMS. Trastornos mentales [Internet]. Who.int. Organización Mundial de la Salud: OMS; 2022. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-disorders
- Loosen PT, Shelton RC. «Mood Disorders.» Current Diagnosis & Treatment: Psychiatry, 3e Eds. Michael H. Ebert, et al. McGraw-Hill Education, 2019; 4-5.
- Muttoni S, Ardissino M, John C. Classical psychedelics for the treatment of depression and anxiety: A systematic review. Journal of Affective Disorders. 2019 Nov;258(1):11–24.
- Feulner L, Sermchaiwong T, Rodland N, Galarneau D. Efficacy and Safety of Psychedelics in Treating Anxiety Disorders. Ochsner J. 2023 Winter;23(4):315-328.
- Toledo M, Penengo M, Lozano F, Carrera I, Apud I, Scuro J, Vázquez M, Ramos L. Psicodélicos: ¿disputan el campo terapéutico? Revista de Psiquiatría del Uruguay [Internet]. 1 de diciembre de 2023;87(2):120-122. Disponible en: https://doi.org/10.46706/psi/87.2.5
- Kamal S, Jha MK, Radhakrishnan R. Role of Psychedelics in Treatment-Resistant Depression. Psychiatric Clinics of North America. 2023 Mar;46(2):291–305.
- Ko K, Kopra EI, Cleare AJ, Rucker JJ. Psychedelic therapy for depressive symptoms: A systematic review and meta-analysis. Journal of Affective Disorders. 2022;322.
- Barksdale BR, Doss MK, Fonzo GA, Nemeroff CB. The mechanistic divide in psychedelic neuroscience: An unbridgeable gap? Neurotherapeutics. 2024;e00322–2.
- Korkmaz ND, Cikrikcili U, Akan M, Yucesan E. Psychedelic therapy in depression and substance use disorders. European Journal Of Neuroscience/EJN European Journal Of Neuroscience [Internet]. 2024; Disponible en: https://doi.org/10.1111/ejn.16421
- Fang S, Yang X, Zhang W. Efficacy and acceptability of psilocybin for primary or secondary depression: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Frontiers In Psychiatry [Internet]. 2024;15. Disponible en: https://doi.org/10.3389/fpsyt.2024.1359088
- Haikazian S, Chen-Li DCJ, Johnson DE, Fancy F, Levinta A, Husain MI, et al. Psilocybin-assisted therapy for depression: A systematic review and meta-analysis. Psychiatry Research [Internet]. 2023;329:115531. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.psychres.2023.115531
- Lowe H, Toyang N, Steele B, Grant J, Ali A, Gordon L, et al. Psychedelics: Alternative and Potential Therapeutic Options for Treating Mood and Anxiety Disorders. Molecules/Molecules Online/Molecules Annual [Internet]. 2022;27(8):2520. Disponible en: https://doi.org/10.3390/molecules27082520
- Bosch OG, Halm S, Seifritz E. Psychedelics in the treatment of unipolar and bipolar depression. International Journal Of Bipolar Disorders [Internet]. 2022;10(1). Disponible en: https://doi.org/10.1186/s40345-022-00265-5
- Pérez-Esparza R, Kobayashi-Romero LF, Mendoza AMG, Lamas-Aguilar RM, Sosa MV, Encarnación-Martínez M, et al. Ketamina, un nuevo agente terapéutico para la depresión. Revista de la Facultad de Medicina [Internet]. 2020;63(1):6-13. Disponible en: https://doi.org/10.22201/fm.24484865e.2020.63.1.02
- Inserra A, Piot A, De Gregorio D, Gobbi G. Lysergic Acid Diethylamide (LSD) for the Treatment of Anxiety Disorders: Preclinical and Clinical Evidence. CNS Drugs [Internet]. 2023;37(9):733-54. Disponible en: https://doi.org/10.1007/s40263-023-01008-5
- Pantoni MM, Kim JL, Van Alstyne KR, Anagnostaras SG. MDMA and memory, addiction, and depression: dose-effect analysis. Psychopharmacology/Psychopharmacologia [Internet]. 2022;239(3):935-49. Disponible en: https://doi.org/10.1007/s00213-022-06086-9
- Ziff S, Stern B, Lewis G, Majeed M, Gorantla VR. Analysis of Psilocybin-Assisted Therapy in Medicine: A Narrative Review. Curēus [Internet]. 2022; Disponible en: https://doi.org/10.7759/cureus.21944
- Da Costa SC, Oesterle T, Rummans TA, Richelson E, Gold M. Psychedelic drugs for psychiatric disorders. Journal Of The Neurological Sciences [Internet]. 2022;440:120332. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.jns.2022.120332