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Enfermedad arterial periférica en pacientes diabéticos: Diagnóstico, manejo y avances en el tratamiento

Enfermedad arterial periférica en pacientes diabéticos: Diagnóstico, manejo y avances en el tratamiento

Autor principal: Dr. Manuel Antonio Ríos Duarte

Vol. XX; nº 08; 392

Peripheral arterial disease in diabetic patients: Diagnosis, management, and treatment advances

Fecha de recepción: 30 de marzo de 2025
Fecha de aceptación: 15 de abril de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 08 Segunda quincena de abril de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 08; 392

 

Autores:

 

Dr. Manuel Antonio Ríos Duarte

Médico General, investigador independiente, San José Costa Rica.

Orcid: https://orcid.org/0009-0000-7213-4962

Código Médico: 14263

 

Dra. Ana Gabriela Salazar Sánchez

Médico general, investigador independiente, San José, Costa Rica.

Orcid: https://orcid.org/0009-0009-8699-0909

Código médico: 14967

 

Dra. Ingrid Troz Parra,

Medico Asistente General,  Investigador independiente,  Heredia,  Costa Rica.

Orcid: https://orcid.org/0000-0002-6084-1413

Codigo Médico: 13624

 

Dra. Carolina Bolaños Parajeles

Medico Asistente General, investigador independiente, San José, Costa Rica.

Orcid:https://orcid.org/0000-0002-7749-7268

Código Médico: 15613

 

 

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

Palabras clave: Enfermedad arterial periférica, diabetes mellitus tipo 2, disfunción endotelial, aterosclerosis, resistencia a la insulina, inflamación crónica.

 

Key words: Peripheral arterial disease, type 2 diabetes mellitus, endothelial dysfunction, atherosclerosis, insulin resistance, chronic inflammation.

 

Resumen:

 

La enfermedad arterial periférica en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 es una condición compleja que involucra diversos mecanismos fisiopatológicos, factores de riesgo y estrategias de manejo. La disfunción endotelial, la resistencia a la insulina, la inflamación crónica y el estrés oxidativo son elementos clave en la progresión de la enfermedad, favoreciendo la aterosclerosis y la reducción del flujo sanguíneo en las extremidades. Estos procesos contribuyen al desarrollo de complicaciones graves, como la isquemia crítica de las extremidades y la necesidad de amputaciones.

 

La prevalencia de la enfermedad arterial periférica en pacientes diabéticos varía entre el 12,5 % y el 22 %, con una mayor incidencia en regiones donde la diabetes es altamente prevalente. Los factores de riesgo incluyen elementos modificables, como la obesidad y el mal control glucémico, y no modificables, como la edad avanzada y la predisposición genética. Un control glucémico deficiente se ha asociado con una mayor progresión de la enfermedad, mientras que una gestión óptima de la glucosa y el uso de terapias cardiovasculares han demostrado reducir complicaciones.

 

El diagnóstico se basa en la evaluación clínica y en pruebas no invasivas, como el índice tobillo-brazo y la ecografía dúplex. El tratamiento incluye el manejo farmacológico, la terapia endovascular y, en casos avanzados, la cirugía de revascularización. Estrategias emergentes, como la medicina regenerativa y la terapia con células madre, están en investigación. La rehabilitación vascular y el enfoque multidisciplinario son esenciales para mejorar la movilidad y la calidad de vida de los pacientes, optimizando su pronóstico y reduciendo el riesgo de discapacidad.

 

Abstract:

 

Peripheral arterial disease in patients with type 2 diabetes mellitus is a complex condition involving diverse pathophysiological mechanisms, risk factors, and management strategies. Endothelial dysfunction, insulin resistance, chronic inflammation, and oxidative stress are key factors in disease progression, promoting atherosclerosis and reduced blood flow in the extremities. These processes contribute to the development of serious complications, such as critical limb ischemia and the need for amputations.

 

The prevalence of peripheral arterial disease in diabetic patients ranges from 12.5% ​​to 22%, with a higher incidence in regions where diabetes is highly prevalent. Risk factors include modifiable factors, such as obesity and poor glycemic control, and nonmodifiable factors, such as advanced age and genetic predisposition. Poor glycemic control has been associated with greater disease progression, while optimal glucose management and the use of cardiovascular therapies have been shown to reduce complications.

 

Diagnosis is based on clinical evaluation and noninvasive tests, such as the ankle-brachial index and duplex ultrasound. Treatment includes pharmacological management, endovascular therapy, and, in advanced cases, revascularization surgery. Emerging strategies, such as regenerative medicine and stem cell therapy, are under investigation. Vascular rehabilitation and a multidisciplinary approach are essential to improve patients’ mobility and quality of life, optimizing their prognosis and reducing the risk of disability.

 

Introducción:

 

La enfermedad arterial periférica (EAP) es una complicación frecuente en pacientes diabéticos, especialmente en aquellos con diabetes mellitus tipo 2 (DM2). Esta afección se caracteriza por el estrechamiento progresivo de las arterias periféricas debido a la aterosclerosis, lo que provoca una reducción significativa del flujo sanguíneo hacia las extremidades. La prevalencia de la EAP en personas con diabetes es considerablemente alta y se asocia con un mayor riesgo de desarrollar úlceras en el pie diabético, gangrena e incluso la necesidad de amputación de miembros inferiores. Además, la relación entre la diabetes y la EAP es particularmente compleja, ya que la diabetes no solo incrementa la gravedad de la enfermedad, sino que también influye en la distribución distal de las lesiones ateroscleróticas, lo que dificulta su manejo. En este contexto, el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno resultan fundamentales para reducir las complicaciones y mejorar la calidad de vida de los pacientes (1; 2)

 

La enfermedad arterial periférica se define como la obstrucción del flujo sanguíneo en las arterias periféricas, principalmente debido al proceso aterosclerótico. Esta condición puede manifestarse con diversos síntomas, entre los que destacan la claudicación intermitente, el dolor en reposo y, en casos avanzados, la gangrena isquémica. Sin embargo, en pacientes diabéticos, la neuropatía periférica puede enmascarar estos síntomas, lo que dificulta la detección temprana de la enfermedad (1).

 

La diabetes mellitus es un factor de riesgo determinante en el desarrollo de la enfermedad arterial periférica, ya que los pacientes diabéticos presentan una mayor prevalencia y una progresión más agresiva de la EAP en comparación con la población no diabética (2). En regiones como la India, la prevalencia de la EAP en personas con diabetes tipo 2 es especialmente elevada, lo que pone de manifiesto la carga global que representa esta comorbilidad (3). La coexistencia de la EAP con la diabetes aumenta significativamente el riesgo de complicaciones cardiovasculares y eventos adversos en las extremidades, lo que contribuye a una mayor morbilidad y mortalidad en esta población (4).

 

Dada la gravedad de las complicaciones asociadas, la detección temprana de la enfermedad arterial periférica es crucial para prevenir la progresión de la enfermedad y evitar consecuencias devastadoras, como las úlceras del pie diabético y las amputaciones. En este sentido, el desarrollo de métodos diagnósticos innovadores ha cobrado gran relevancia. Técnicas como la medición de la aceleración sistólica máxima mediante ultrasonografía dúplex han demostrado ser prometedoras en la detección más precisa y temprana de la EAP en pacientes diabéticos (5).

 

El tratamiento de la EAP en el contexto de la diabetes requiere un enfoque integral y multidisciplinario. Además del control glucémico estricto, es fundamental la implementación de cambios en el estilo de vida, como la adopción de una alimentación saludable y la práctica regular de actividad física. Asimismo, el manejo farmacológico, que incluye terapias antiplaquetarias, estatinas y vasodilatadores, desempeña un papel clave en la reducción del riesgo de progresión de la enfermedad y sus complicaciones (2).

 

El objetivo de este estudio es analizar la relación entre la EAP y la DM2, destacando su impacto en la salud vascular, las complicaciones asociadas y la importancia del diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno. Se busca comprender cómo la diabetes influye en la progresión y gravedad de la EAP, así como identificar estrategias efectivas para su detección y manejo.

 

Metodología:

 

Para el desarrollo de esta investigación sobre la relación entre la EAP y la DM2, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar la prevalencia, las manifestaciones clínicas, los factores de riesgo y las estrategias de diagnóstico y tratamiento de la EAP en pacientes diabéticos. Esta revisión incluyó aspectos clave como la influencia de la diabetes en la progresión de la enfermedad arterial periférica, las complicaciones asociadas, los métodos diagnósticos actuales y emergentes, así como las intervenciones terapéuticas disponibles para mitigar el impacto de esta comorbilidad.

 

Para garantizar la calidad y relevancia de la información recopilada, se consultaron bases de datos científicas reconocidas, como PubMed, Scopus y Web of Science, debido a su prestigio y amplia cobertura en el ámbito de la medicina cardiovascular, endocrinología y enfermedades vasculares. Se establecieron criterios rigurosos de inclusión y exclusión. Se incluyeron estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que abordaran la fisiopatología de la EAP en el contexto de la diabetes, su impacto en la morbilidad y mortalidad, y los avances en diagnóstico y tratamiento. Se excluyeron investigaciones con datos incompletos, publicaciones duplicadas o aquellas sin revisión por pares. Para la búsqueda, se utilizaron palabras clave como: Enfermedad arterial periférica, diabetes mellitus tipo 2, disfunción endotelial, aterosclerosis, resistencia a la insulina, inflamación crónica.

 

La búsqueda inicial identificó 23 fuentes relevantes, entre las cuales se incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas, estudios clínicos y documentos de organismos especializados en enfermedades cardiovasculares y endocrinología. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis detallado para extraer información sobre la relación entre la diabetes y la EAP, la progresión de la enfermedad en pacientes diabéticos, los riesgos cardiovasculares y las estrategias terapéuticas más efectivas para su manejo.

 

El análisis se llevó a cabo utilizando enfoques cualitativos y comparativos. Se sintetizaron los hallazgos y se organizaron en categorías temáticas, lo que permitió identificar patrones en la prevalencia de la EAP en pacientes diabéticos, correlaciones con complicaciones cardiovasculares y el impacto de diversas estrategias de tratamiento. Este enfoque integral ofrece una visión estructurada del estado actual del conocimiento sobre la enfermedad arterial periférica en el contexto de la diabetes mellitus tipo 2, destacando oportunidades para futuras investigaciones y el desarrollo de estrategias de manejo más efectivas en esta población de alto riesgo.

 

Fisiopatología de la EAP en pacientes diabéticos:

 

La disfunción endotelial desempeña un papel crucial en la patogénesis de la EAP, ya que afecta la capacidad de vasodilatación y favorece la progresión de la aterosclerosis. En el contexto de la diabetes, los niveles elevados de glucosa y el aumento del estrés oxidativo alteran la señalización del óxido nítrico, lo que provoca un daño significativo en el endotelio y un incremento en la inflamación vascular. Estos factores contribuyen a la disfunción de los vasos sanguíneos y facilitan el desarrollo acelerado de la aterosclerosis en los pacientes diabéticos (6; 7).

 

Además, en los pacientes diabéticos con EAP se han identificado niveles elevados de marcadores inflamatorios, como la interleucina-6 (IL-6) y la molécula de adhesión celular vascular. La presencia de estos marcadores sugiere una estrecha relación entre la inflamación crónica y la disfunción endotelial, lo que refuerza el vínculo entre la diabetes y la progresión de la EAP (1).

 

Otro factor determinante en el daño vascular es la resistencia a la insulina, una característica central de la diabetes tipo 2. La incapacidad del organismo para utilizar eficazmente la insulina promueve la hiperglucemia y la dislipidemia, condiciones que favorecen la formación y progresión de la placa aterosclerótica. Este proceso contribuye significativamente al deterioro de los vasos sanguíneos y al desarrollo de la EAP en los pacientes diabéticos (4). La alteración de la señalización de la insulina no solo exacerba la disfunción endotelial, sino que también incrementa el riesgo de enfermedad vascular periférica, agravando aún más la progresión de la aterosclerosis en estos pacientes (6).

 

La inflamación crónica es otro componente fundamental en la patogénesis de la EAP en el contexto de la diabetes. La persistente activación del sistema inmune, evidenciada por los elevados niveles de citoquinas como la IL-6 y la IL-8, favorece el daño vascular y la inestabilidad de la placa aterosclerótica. Esta respuesta inflamatoria exacerbada incrementa el riesgo de eventos isquémicos en las extremidades inferiores y dificulta la cicatrización de heridas, aumentando la probabilidad de desarrollar úlceras y gangrena en los pacientes con diabetes y EAP (1).

 

Asimismo, el estrés oxidativo desempeña un papel crucial en la progresión de la enfermedad arterial periférica. Este proceso resulta de un desequilibrio entre la producción de especies reactivas del oxígeno y la capacidad antioxidante del organismo. La acumulación de radicales libres induce daño en las células endoteliales, exacerba la inflamación vascular y contribuye a la progresión de la aterosclerosis, lo que empeora el pronóstico de los pacientes diabéticos con EAP (6).

 

La diabetes no solo afecta a los vasos sanguíneos grandes, sino que también produce alteraciones en la microcirculación. Este fenómeno se manifiesta a través de la microangiopatía, que afecta a los vasos sanguíneos pequeños, y la macroangiopatía, que compromete los vasos de mayor calibre. La combinación de estos dos tipos de daño vascular conduce a una reducción significativa del flujo sanguíneo en las extremidades inferiores y a un mayor riesgo de desarrollar complicaciones isquémicas graves, como la isquemia crítica de las extremidades (4).

 

La coexistencia de microangiopatía y macroangiopatía en los pacientes con diabetes agrava la enfermedad arterial periférica y aumenta la probabilidad de desarrollar complicaciones severas, como la amputación de miembros inferiores. La interacción entre estos procesos patológicos resalta la necesidad de estrategias de prevención y tratamiento dirigidas tanto a la protección del endotelio como a la reducción de la inflamación y el estrés oxidativo, con el fin de mitigar la progresión de la EAP en la población diabética (8).

                                                             

Factores de riesgo y epidemiología:

 

La prevalencia de la EAP en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 ha sido ampliamente documentada en estudios multinacionales, los cuales han estimado que oscila entre el 12,5% y el 22% en esta población. Este dato resalta la alta incidencia de la EAP en personas con diabetes, lo que subraya la necesidad de estrategias de prevención y manejo específicas para este grupo de pacientes (4). En particular, en la India, la prevalencia de la EAP es considerablemente elevada, lo que se relaciona directamente con la alta incidencia de diabetes tipo 2 en la población. Este fenómeno refleja un desafío significativo para el sistema de salud, dada la estrecha relación entre la diabetes y las enfermedades vasculares (2).

 

Los factores de riesgo que predisponen al desarrollo de la EAP en pacientes diabéticos pueden clasificarse en modificables y no modificables. Dentro de los factores modificables, destacan la obesidad, los niveles elevados de triglicéridos y el mal control glucémico, todos los cuales juegan un papel clave en la progresión de la enfermedad. Asimismo, la urbanización y el sedentarismo han sido identificados como elementos que contribuyen al aumento de la incidencia de la EAP, al igual que la presencia de marcadores inflamatorios elevados, como la proteína C reactiva y el fibrinógeno, que están estrechamente relacionados con un mayor riesgo de enfermedad vascular (9).

 

Por otro lado, existen factores de riesgo no modificables que también influyen en el desarrollo de la EAP en pacientes con diabetes. Entre ellos, la edad avanzada y la predisposición genética juegan un papel determinante en la progresión de la enfermedad arterial. A medida que la edad avanza, la disfunción endotelial y la rigidez arterial se vuelven más pronunciadas, lo que incrementa el riesgo de desarrollar complicaciones vasculares en las extremidades inferiores. La predisposición genética, por su parte, puede hacer que ciertos individuos sean más susceptibles a la aterosclerosis y a sus consecuencias clínicas, independientemente de su estilo de vida o del control de otros factores de riesgo (9).

 

El control glucémico juega un papel crucial en la prevención y progresión de la EAP en pacientes diabéticos. Se ha demostrado que un control deficiente de la glucosa, reflejado en niveles elevados de hemoglobina glicosilada, está directamente asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad arterial periférica y sus complicaciones. La hiperglucemia crónica favorece la inflamación vascular, el estrés oxidativo y la disfunción endotelial, todos factores clave en la progresión de la aterosclerosis y la reducción del flujo sanguíneo en las extremidades (9).

 

Por el contrario, la mejora en el control glucémico ha mostrado efectos beneficiosos en la reducción de la incidencia y progresión de la EAP. La optimización del control de la glucosa en sangre, junto con el uso de medicamentos cardiovasculares profilácticos, ha sido un factor determinante en la disminución de los casos de EAP y sus complicaciones en las últimas décadas. La combinación de un manejo glucémico riguroso con el uso de terapias cardiovasculares ha permitido reducir la inflamación y mejorar la función endotelial, lo que se traduce en mejores resultados clínicos y en una menor necesidad de intervenciones invasivas en pacientes con diabetes y EAP (10).

 

Diagnóstico de la EAP en pacientes diabéticos:

Los pacientes diabéticos con enfermedad arterial periférica pueden manifestar una variedad de síntomas que reflejan el grado de obstrucción arterial y la afectación del flujo sanguíneo en las extremidades inferiores. Entre las manifestaciones clínicas más comunes se encuentra la claudicación intermitente, que se caracteriza por dolor en las piernas durante la actividad física, el cual desaparece con el reposo. En casos más avanzados, los pacientes pueden experimentar dolor en reposo, lo que indica una isquemia más severa. Además, la presencia de úlceras en los pies que no cicatrizan es una complicación frecuente en esta población, debido al compromiso circulatorio y la coexistencia de neuropatía diabética, lo que aumenta el riesgo de infecciones y amputaciones (5).

 

La exploración física de estos pacientes puede proporcionar signos clínicos importantes para la identificación de la enfermedad arterial periférica. Se pueden detectar alteraciones como la disminución o ausencia del pulso en las arterias pedias, lo que indica un flujo sanguíneo deficiente en las extremidades inferiores. Además, la piel fría y pálida en los pies, junto con un retraso en el llenado capilar, son hallazgos sugestivos de una perfusión inadecuada. Estas características clínicas subrayan la importancia de una evaluación detallada para detectar tempranamente la progresión de la enfermedad y prevenir complicaciones graves (11).

 

Para el diagnóstico de la enfermedad arterial periférica en pacientes diabéticos, se emplean diversas pruebas no invasivas que permiten evaluar el compromiso vascular. Una de las pruebas más utilizadas es el índice tobillo-brazo (ITB), el cual compara la presión arterial en el tobillo con la del brazo para detectar la presencia de obstrucciones arteriales. Sin embargo, esta prueba tiene limitaciones en los pacientes diabéticos debido a la frecuente calcificación arterial, lo que puede generar falsos negativos y dificultar la interpretación de los resultados (12; 13).

 

Como alternativa al índice tobillo-brazo, se ha sugerido el uso del índice dedo-brazo, el cual ha demostrado ser más preciso en la detección de la enfermedad arterial periférica en pacientes con diabetes. Esta prueba presenta una mayor sensibilidad y especificidad, lo que la convierte en una opción diagnóstica más confiable en aquellos casos donde el ITB no ofrece resultados concluyentes (13). Además, una técnica emergente en el diagnóstico de la enfermedad arterial periférica es la medición de la aceleración sistólica máxima mediante ultrasonografía dúplex. Este método ha mostrado ser prometedor, ya que permite una evaluación más detallada del flujo sanguíneo y puede superar algunas de las limitaciones de los métodos tradicionales (5).

 

El diagnóstico por imágenes juega un papel fundamental en la confirmación y caracterización de la enfermedad arterial periférica en pacientes con diabetes. La angiografía por tomografía computarizada y la resonancia magnética se han establecido como modalidades de referencia debido a su capacidad para proporcionar una visualización detallada de la anatomía arterial. Estas técnicas permiten identificar la localización y extensión de las obstrucciones, facilitando la planificación de estrategias terapéuticas (13).

 

Por otro lado, la ecografía dúplex se ha consolidado como un estándar de referencia en la evaluación de la enfermedad arterial periférica, ya que es un método no invasivo que permite analizar tanto la estructura como el flujo sanguíneo en las arterias afectadas. Esta herramienta es ampliamente utilizada en la práctica clínica debido a su accesibilidad y capacidad para detectar alteraciones hemodinámicas sin la necesidad de exponer al paciente a radiación o medios de contraste, lo que la convierte en una opción segura y eficaz para el seguimiento de la enfermedad (12).

 

Opciones de tratamiento:

 

La gestión médica de la enfermedad arterial periférica en pacientes con diabetes requiere un enfoque integral que combine el control metabólico, la terapia farmacológica y las intervenciones quirúrgicas o endovasculares cuando sea necesario. Un aspecto fundamental en este manejo es el control glucémico, ya que la hiperglucemia sostenida contribuye a la progresión de la aterosclerosis y al daño vascular. En este sentido, los fármacos como los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) y los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2) han demostrado beneficios cardiovasculares, aunque su impacto específico en la progresión de la enfermedad arterial periférica sigue siendo objeto de investigación (2).

 

Además del control glucémico, la terapia antihipertensiva desempeña un papel crucial en la reducción del riesgo cardiovascular. El uso de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o de los antagonistas de los receptores de la angiotensina se ha recomendado ampliamente para controlar la presión arterial y reducir las complicaciones vasculares en pacientes con diabetes y enfermedad arterial periférica. Un manejo adecuado de la hipertensión no solo mejora la perfusión tisular, sino que también reduce la probabilidad de eventos isquémicos en las extremidades inferiores (2).

 

Otro componente esencial en la prevención de eventos cardiovasculares y de extremidades adversos es el uso de antiagregantes plaquetarios y anticoagulantes. Estos fármacos han demostrado ser efectivos, especialmente en pacientes con enfermedad arterial periférica que también presentan antecedentes de enfermedad coronaria o cerebrovascular. La inhibición de la agregación plaquetaria contribuye a reducir el riesgo de trombosis en las arterias afectadas, lo que disminuye la probabilidad de eventos isquémicos severos y la progresión de la enfermedad (14).

 

El tratamiento hipolipidémico también juega un papel clave en el manejo de la enfermedad arterial periférica en pacientes con diabetes. Las estatinas son el pilar fundamental en el control de la dislipidemia, ya que han demostrado reducir significativamente la progresión de la aterosclerosis y mejorar los resultados cardiovasculares a largo plazo. Además del tratamiento farmacológico, es fundamental la implementación de cambios en el estilo de vida, como la cesación del tabaquismo, la adopción de una dieta equilibrada y la práctica de ejercicio físico estructurado. Estas modificaciones han demostrado ser altamente eficaces en la reducción del riesgo de progresión de la enfermedad y en la mejora de la calidad de vida de los pacientes (2; 14).

 

Cuando la terapia médica y las modificaciones en el estilo de vida no son suficientes para controlar la enfermedad, las intervenciones endovasculares representan una opción terapéutica clave. La angioplastia con balón y la colocación de stents son procedimientos utilizados para restablecer el flujo sanguíneo en las arterias ocluidas, lo que mejora el funcionamiento de las extremidades y alivia los síntomas isquémicos. Estas intervenciones son menos invasivas que la cirugía abierta y han demostrado ser efectivas en la mejora de la perfusión arterial (15).

 

Además, la farmacoterapia intraarterial se ha convertido en una estrategia emergente para optimizar los resultados de las intervenciones endovasculares. En particular, los globos recubiertos con fármacos han mostrado potencial para mantener la permeabilidad de los vasos tratados, reduciendo la reestenosis y mejorando los resultados clínicos en pacientes con enfermedad arterial periférica (15).

 

En los casos más graves, cuando las intervenciones endovasculares no son suficientes para restaurar la circulación sanguínea, se considera la cirugía de revascularización arterial. Esta opción terapéutica está indicada en pacientes con isquemia crítica de las extremidades y ofrece una mayor tasa de éxito en la recuperación funcional y en la reducción de la necesidad de amputaciones. Aunque se trata de un procedimiento más invasivo, sus beneficios en términos de mejora de la calidad de vida y reducción de la morbilidad lo convierten en una estrategia fundamental en el manejo de la enfermedad arterial periférica avanzada (15).

 

Además de las estrategias de revascularización, el cuidado de las úlceras y la prevención de amputaciones son aspectos fundamentales en el manejo integral de la enfermedad arterial periférica en pacientes diabéticos. Las terapias curativas avanzadas han surgido como alternativas prometedoras para el tratamiento de la isquemia crónica, incluyendo técnicas de medicina regenerativa como la angiogénesis terapéutica y el uso de biomateriales modificados mediante ingeniería tisular. Estas estrategias buscan estimular la formación de nuevos vasos sanguíneos y mejorar la perfusión en las áreas afectadas, lo que podría representar un avance significativo en el tratamiento de la enfermedad arterial periférica en el futuro (15).

 

Finalmente, la prevención de úlceras en los pies y la educación del paciente son elementos esenciales para reducir la incidencia de complicaciones y amputaciones. El uso de calzado adecuado desempeña un papel crucial en la protección de los pies y en la prevención de lesiones que puedan derivar en úlceras. Asimismo, la educación de los pacientes en el autocuidado y en la detección temprana de signos de deterioro vascular es fundamental para minimizar el riesgo de complicaciones graves y mejorar la calidad de vida de los pacientes con enfermedad arterial periférica (16).

 

Avances en el tratamiento de la EAP en diabetes:

 

Las nuevas estrategias terapéuticas en el tratamiento de la enfermedad arterial periférica han evolucionado en los últimos años, incorporando enfoques innovadores que buscan optimizar los resultados clínicos y reducir la progresión de la enfermedad en pacientes diabéticos. Las directrices recientes han recomendado la combinación de anticoagulantes en dosis bajas con aspirina para ciertos pacientes, con el objetivo de reducir el riesgo de eventos cardiovasculares y mejorar la perfusión en las extremidades afectadas. Este cambio refleja una optimización en la terapia médica basada en evidencia, lo que sugiere que una combinación estratégica de agentes antiplaquetarios y anticoagulantes puede ofrecer beneficios adicionales en la prevención de complicaciones vasculares (17).

 

Uno de los enfoques más prometedores en la investigación actual es la medicina regenerativa, particularmente la angiogénesis terapéutica, la cual busca estimular la formación de nuevos vasos sanguíneos para mejorar la perfusión en pacientes con enfermedad arterial periférica avanzada. Este enfoque ha despertado un gran interés debido a su potencial para regenerar el tejido isquémico y restaurar la circulación en las extremidades afectadas. Se han llevado a cabo estudios que exploran el uso de factores de crecimiento, biomateriales diseñados mediante ingeniería tisular y terapias celulares para potenciar estos procesos regenerativos (15; 18).

 

En paralelo, se están desarrollando enfoques innovadores como la terapia génica y la terapia dirigida, que buscan mejorar la eficacia de los tratamientos actuales y superar las limitaciones de las terapias convencionales. La terapia génica consiste en la administración de material genético que codifica proteínas específicas con el fin de inducir la regeneración vascular y reducir la inflamación crónica en los tejidos afectados. La terapia dirigida, por su parte, emplea moléculas diseñadas para actuar sobre mecanismos celulares específicos involucrados en la progresión de la enfermedad, lo que permite una intervención más precisa y con menos efectos adversos (19).

 

Dentro de las estrategias terapéuticas centradas en la angiogénesis, la administración de factores de crecimiento se ha posicionado como una herramienta clave para estimular la formación de nuevos vasos sanguíneos en los tejidos isquémicos. Estos factores de crecimiento, como el factor de crecimiento endotelial vascular y el factor de crecimiento fibroblástico, han demostrado su capacidad para mejorar el flujo sanguíneo y favorecer la regeneración vascular. Sin embargo, para mejorar su eficacia y prolongar su acción terapéutica, se han desarrollado biomateriales avanzados, como hidrogeles de ingeniería tisular, que encapsulan y liberan estos factores de crecimiento de manera controlada, permitiendo una restauración más efectiva de la perfusión sanguínea en los tejidos dañados (15; 18).

 

Otro avance significativo en la medicina regenerativa es la aplicación de terapias basadas en células madre para la regeneración vascular. La investigación en este campo ha mostrado resultados alentadores en la reparación de tejidos dañados y en la promoción de la angiogénesis en pacientes con enfermedad arterial periférica. Las células madre mesenquimales y las células progenitoras endoteliales han sido estudiadas por su capacidad de diferenciarse en células vasculares y contribuir a la formación de nuevos vasos sanguíneos. Actualmente, se están llevando a cabo ensayos clínicos para evaluar la seguridad y eficacia de estas terapias en la restauración de la función vascular y la mejora de los resultados clínicos en pacientes con isquemia crítica de las extremidades (18; 19).

 

Además de los avances en terapias biológicas y regenerativas, las innovaciones en dispositivos de revascularización han transformado el tratamiento de la enfermedad arterial periférica, proporcionando opciones mínimamente invasivas que optimizan los resultados y reducen los tiempos de recuperación. La cirugía endovascular ha evolucionado con nuevas técnicas y dispositivos que mejoran la precisión de las intervenciones, facilitando la restauración del flujo sanguíneo en arterias ocluidas. Estos avances han permitido tratar casos más complejos con menor riesgo de complicaciones, lo que representa una mejora significativa en la calidad de vida de los pacientes con enfermedad arterial periférica (17).

 

En este contexto, se están desarrollando dispositivos de revascularización de última generación, diseñados para mejorar la eficacia y durabilidad de las intervenciones quirúrgicas. Estos dispositivos incluyen stents de nueva generación, globos recubiertos con fármacos y sistemas de navegación guiados por inteligencia artificial, que permiten una mayor precisión en los procedimientos y reducen la incidencia de reestenosis. La combinación de estos avances tecnológicos con estrategias terapéuticas innovadoras ofrece un panorama alentador para el manejo de la enfermedad arterial periférica, proporcionando nuevas oportunidades para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes afectados (16).

 

Pronóstico y calidad de vida:

 

La enfermedad arterial periférica en pacientes diabéticos afecta gravemente su movilidad y funcionalidad, reduciendo la calidad de vida y limitando la capacidad para caminar. La neuropatía diabética disminuye la percepción del dolor, lo que contribuye a una menor actividad física en el hogar y acelera el deterioro físico (20). Además, la presencia de la EAP se asocia con una alta morbilidad cardiovascular y complicaciones en las extremidades, lo que agrava aún más los problemas de movilidad (4).

 

La rehabilitación vascular mediante ejercicio supervisado es un tratamiento recomendado para mejorar la capacidad de caminar y la calidad de vida. La terapia con ejercicios supervisados ha demostrado ser más efectiva cuando se combina con revascularización, en comparación con la cirugía por sí sola (21). Programas como caminar en cinta rodante han mostrado mejoras significativas en la función física y la distancia recorrida (22).

 

El enfoque multidisciplinario es esencial para optimizar los resultados en estos pacientes. La combinación de rehabilitación cardiovascular, cambios en el estilo de vida y tratamiento médico permite un mejor control de la diabetes y sus complicaciones vasculares. La colaboración entre profesionales de la salud es clave para abordar de manera integral la enfermedad arterial periférica en la diabetes (4; 23).

 

Conclusiones:

 

La enfermedad arterial periférica en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 es una condición multifactorial que involucra disfunción endotelial, inflamación crónica, resistencia a la insulina y estrés oxidativo, los cuales favorecen la progresión de la aterosclerosis y la reducción del flujo sanguíneo en las extremidades inferiores. Estos procesos aumentan el riesgo de isquemia crítica, ulceraciones y amputaciones, lo que resalta la necesidad de estrategias preventivas y terapéuticas tempranas para minimizar complicaciones.

 

El diagnóstico oportuno de la enfermedad arterial periférica en pacientes diabéticos es fundamental para su manejo efectivo. Sin embargo, las pruebas tradicionales, como el índice tobillo-brazo, pueden presentar limitaciones en esta población debido a la calcificación arterial. Métodos complementarios como el índice dedo-brazo, la ecografía dúplex y la angiografía por tomografía computarizada han demostrado ser herramientas más precisas para detectar la enfermedad y orientar las estrategias de tratamiento.

 

El tratamiento de la enfermedad arterial periférica en la diabetes requiere un enfoque integral que combine el control glucémico, la terapia farmacológica y las intervenciones endovasculares o quirúrgicas según la severidad del caso. Además, estrategias emergentes como la medicina regenerativa y la terapia con células madre presentan un gran potencial para mejorar la revascularización en pacientes con isquemia crítica. La rehabilitación vascular y el enfoque multidisciplinario son clave para optimizar la movilidad, reducir la morbilidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados.

 

Referencias:

 

  • Zaib S, Ahmad S, Khan I, Jardan YAB, Wondmie GF. An evaluation of inflammatory and endothelial dysfunction markers as determinants of peripheral arterial disease in those with diabetes mellitus. Scientific Reports [Internet]. 3 de julio de 2024;14(1). Disponible en: https://doi.org/10.1038/s41598-024-65188-w
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