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Enfermería ante el trasplante de progenitores hematopoyéticos

REQUISITOS PARA SER DONANTE DE PROGENITORES HEMATOPOYÉTICOS

En principio, puede optar a ser donante toda persona de entre 18 y 55 años de edad, que goce de un buen estado de salud, un peso mínimo de 50 kg y en condiciones de donar sangre. A grandes rasgos, el donante no debe poseer antecedentes de enfermedades cardiacas, hepáticas, autoinmunes, neoplásicas o infecto-contagiosas. Al aspirante a donante se le efectúan una serie de estudios previos para valorar su idoneidad, como son:

  • Historia clínica: debe incluir los antecedentes personales y familiares, alergias o reacciones adversas a anestésicos, infecciones, viajes recientes a países con procesos infecciosos endémicos, antecedentes hematológicos, historia de vacunaciones, transfusiones sanguíneas y embarazos. El aspirante a donante debe cumplimentar un cuestionario con una batería de preguntas con el fin de identificar personas de alto riesgo para la infección y transmisión de VIH. Así mismo se descartará el posible embarazo en todas las mujeres.
  • Examen físico completo, que incluya peso y talla.
  • Radiografía de tórax y electrocardiograma.
  • Pruebas de laboratorio: hemograma, pruebas de coagulación, grupo ABO y Rh, bioquímica que incluya función hepática, urea, creatinina, electrolitos y glucosa, analítica básica de orina, serología infecciosa (anti-VIH1, antiVIH2, HBsAg, anti-VHC, anti-CMV, VDRL), tipaje HLA-A, B DR y test de embarazo (si procede).

CRITERIOS DE EXCLUSIÓN PARA SER DONANTE

Quedarán excluidas como donantes de progenitores hematopoyéticos las personas que presenten alguna de las características siguientes:

  • Edad inferior a 18 años o superior a 60 años.
  • Hipertensión arterial no controlada.
  • Diabetes mellitus insulinodependiente.
  • Enfermedad cardiovascular, pulmonar, hepática, hematológica u otra patología que suponga un riesgo sobreañadido de complicaciones para el donante.
  • Tener antecedentes o conocimiento de ser positivo para los marcadores serológicos de los virus de la hepatitis B, hepatitis C o alguna otra patología infecciosa potencialmente transmisible al receptor.
  • Tener alguno de los criterios siguientes:
  • Diagnóstico de SIDA o anticuerpos anti-VIH positivos.
  • Drogadicción o antecedentes de drogadicción por vía intravenosa.
  • Relaciones sexuales con múltiples parejas (homo-, bi- o heterosexuales).
  • Ser pareja de alguna de las dos anteriores categorías.
  • Ser hemofílico o pareja sexual de hemofílico.
  • Lesiones en el último año con material contaminado.
  • Tener antecedentes de enfermedad tumoral maligna, hematológica o autoinmune que suponga riesgo de transmisión al receptor.
  • Haber sido dado de baja definitiva como donante de sangre o tener criterios de exclusión definitiva como donante de sangre.

Además de lo anterior, es contraindicación de la donación de progenitores de sangre periférica:

  • Tener antecedentes de enfermedad inflamatoria ocular (iritis, epiescleritis).
  • Tener antecedentes o factores de riesgo de trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar.
  • Recibir tratamiento con litio.
  • Tener recuentos de plaquetas inferiores a 150.000/mL.

Se consideran contraindicaciones temporales:

  • El embarazo, ya que tras el alumbramiento y una vez concluida la lactancia se puede ser donante.
  • Los tratamientos anticoagulantes o antiagregantes (con aspirina, dipiridamol o similares), en función de la duración de los mismos.

Existen otros muchos procesos no incluidos en los anteriores listados que pueden dificultar la donación (obesidad mórbida, malformaciones del cuello o la columna vertebral, posibles alergias a los anestésicos y déficits enzimáticos familiares, entre otros), por ello es recomendable que todo candidato consulte su caso particular antes de inscribirse como donante ya que algunas patologías contraindican la donación de médula ósea pero no la de sangre periférica y viceversa.

FASES DEL TRASPLANTE DE PROGENITORES HEMATOPOYETICOS

En todo trasplante hematopoyético se pueden distinguir las siguientes fases:

  • Valoración pretrasplante:

No todos los pacientes son candidatos a un TPH, por ello, antes de incluir a un paciente en un programa de trasplante, se debe:

  • Comprobar que la enfermedad esté en las mejores condiciones para proceder al trasplante. En condiciones ideales, debería realizarse en una fase de remisión completa en la que no se evidencie actividad tumoral, con el objetivo de aumentar al máximo la probabilidad de éxito, ya que la efectividad antitumoral de todo trasplante es limitada.
  • Comprobar que el organismo del receptor podrá resistir la toxicidad producida por el tratamiento de acondicionamiento. La existencia de otras patologías asociadas puede obligar a modificar la estrategia del procedimiento y a emplear un tratamiento de acondicionamiento de intensidad reducida.
  • Informar adecuadamente al paciente y a sus familiares acerca del procedimiento, sus efectos secundarios o complicaciones a corto y largo plazo, los resultados esperados y sus alternativas terapéuticas.
  • En el trasplante alogénico, confirmar que el grao de compatibilidad donante-receptor es el adecuado.

Además, en el paciente receptor se realizarán las siguientes pruebas complementarias:

  • Analítica completa: hemograma, bioquímica y coagulación, serología frente a los agentes infecciosos más habituales.
  • En pacientes con leucemia, valoración del estado de la enfermedad mediante analíticas, aspirado y/o biopsia de médula ósea.
  • En las enfermedades con afección ganglionar: pruebas de imagen (TAC, PET-TAC, resonancia magnética, etc.).
  • Electrocardiograma y, en ocasiones, ecocardiograma.
  • Radiografía de tórax AP y lateral.
  • Pruebas funcionales respiratorias.
  • Revisión odontológica, ginecológica y/o psicológica (según el caso).
  • En pacientes en edad fértil, valorar la posibilidad de criopreservar espermatozoides, óvulos o tejido ovárico (según el caso).

Finalmente, el paciente debe leer atentamente el consentimiento informado para el trasplante y firmarlo. Si al leerlo le surge alguna duda, debe solicitar información adicional antes de firmarlo.

  • Ingreso en una unidad de aislamiento:

En función del tipo de trasplante y la intensidad del tratamiento de acondicionamiento, el paciente tendrá mayor o menos riesgo de contraer infecciones. Por ello, se plante el ingreso del paciente en un ambiente más o menos estéril que le proteja de los gérmenes presentes en su entorno.

  • Pacientes con alto riesgo de infecciones.

Los trasplantes alogénicos que requieren un tratamiento de acondicionamiento mieloablativo (explicado en el siguiente apartado) suelen ser atendidos en habitaciones con aire filtrado, complementadas con medidas como el correcto lavado de manos, el uso de mascarillas, batas y guantes estériles, la esterilización de todos los alimentos, bebidas y objetos que entran en la habitación y la restricción del número de visitas.

El filtrado del aire es muy efectivo para reducir la presencia de bacterias, hongos y virus en el ambiente, lo que va a ser muy útil en estos pacientes a los que se les va someter a un estado de inmunosupresión extremo.

  • Pacientes con bajo riesgo de infecciones.

Los trasplantes alogénicos que requieren un tratamiento de acondicionamiento menos agresivo se pueden atender en habitaciones individuales con aislamiento inverso o protector, en las que toda persona que entren a las mismas (tanto el personal sanitario como los familiares) deberán mantener una correcta higiene de manos y ponerse mascarilla.

  • Colocación de un catéter venoso central:

Para la realización del trasplante es necesario disponer de un acceso venoso central de doble o triple luz, con el objetivo de que el paciente reciba toda la medicación y transfusiones y se le efectúen las extracciones de sangre necesarias sin necesidad de punciones repetidas.

  • Acondicionamiento:

Previo a la infusión de las células progenitoras hematopoyéticas, el receptor tiene que recibir un tratamiento que prepare a su organismo para el injerto. Este tratamiento recibe el nombre de ‘acondicionamiento’ y se le administra al receptor con el objetivo de eliminar el máximo posible de células anómalas y preparar su organismo para la recepción y tolerancia de las células del donante que se le van a trasplantar poco después. Existen tres tipos de tratamiento de acondicionamiento:

Este tipo de acondicionamiento incluye el uso de uno o varios agentes quimioterápicos administrados a altas dosis, asociados o no a radioterapia. Cuando se utiliza radioterapia en el tratamiento de acondicionamiento suele ser en forma de ‘irradiación corporal total’, es decir, se aplica por todo el cuerpo del paciente, de forma fraccionada a lo largo de 3 a 6 sesiones administradas en 3-4 días. Con este acondicionamiento se pretenden tres objetivos:

  • Eliminar las células anómalas del organismo.
  • Crear espacio en la médula ósea para las nuevas células.
  • Evitar el rechazo de las nuevas células por parte de los linfocitos residuales del receptor.

La intensidad de este tipo de tratamiento de acondicionamiento es tal que destruye por completo las células madre y toda la celularidad derivada de éstas, produciendo lo que recibe el nombre de ‘mieloablación’. El paciente presenta pancitopenia extrema irreversible, es decir, el paciente no recupera su función medular si no se le administra las células madre de un donante o del propio paciente, por lo que puede ser mortal si no se produce el injerto.