Esofagitis eosinofílica: Avances en epidemiología, diagnóstico y tratamiento
Autor principal: José Alberto Antúnez Oliva
Vol. XX; nº 03; 71
Eosinophilic esophagitis: Advances in epidemiology, diagnosis and treatment
Fecha de recepción: 06/01/2025
Fecha de aceptación: 03/02/2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 03 Primera quincena de Febrero de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 03; 71
Autores:
Dr. José Alberto Antúnez Oliva
Médico general, investigador Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-6776-3008
Código Medico MED16686
Dr. César Camargo Cárdenas
Médico Internista, investigador Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: https://orcid.org/0009-0002-3261-6312
Código Medico MED10767
Dr. Jairo Sandoval Vargas
Médico general, investigador Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-9454-3860
Código Medico MED13269
Dr. Adipp Sallón Arroyo
Médico general, investigador Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: https://orcid.org/0009-0002-1385-6900
Código Medico MED9704
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Resumen:
La esofagitis eosinofílica es una enfermedad inflamatoria crónica del esófago, caracterizada por una infiltración significativa de eosinófilos en el tejido esofágico. Los avances en los métodos diagnósticos han permitido una mejor identificación y manejo de esta condición. La endoscopia, combinada con biopsias esofágicas, es fundamental para visualizar características típicas como los surcos longitudinales, la traquealización y los exudados blancos, confirmando el diagnóstico cuando se encuentran más de 15 eosinófilos por campo de alta potencia. Herramientas adicionales como el sondeo de imagen funcional y la manometría de alta resolución ayudan a evaluar las características fibroestenóticas y la función esofágica.
Las guías clínicas actuales destacan la importancia de excluir otras causas de eosinofilia esofágica, como la enfermedad por reflujo gastroesofágico. El manejo de la esofagitis eosinofílica incluye modificaciones dietéticas, tratamientos farmacológicos y, en algunos casos, dilatación esofágica. Los corticosteroides tópicos son eficaces, aunque su discontinuación puede llevar a una recurrencia de los síntomas. Los inhibidores de la bomba de protones también se utilizan comúnmente, aunque su efectividad en la reducción de los eosinófilos es variable.
Los tratamientos biológicos emergentes, como el dupilumab, han mostrado mejoras significativas en los síntomas y la progresión de la enfermedad, y otros anticuerpos monoclonales están siendo investigados. La investigación en curso sobre marcadores biológicos y nuevas terapias, incluyendo la terapia génica, es crucial para mejorar el diagnóstico temprano y personalizar los tratamientos.
La esofagitis eosinofílica puede llevar a complicaciones como estenosis esofágica y perforaciones, y afecta significativamente la calidad de vida de los pacientes debido a síntomas crónicos como la disfagia y el dolor torácico. La identificación y manejo de los desencadenantes dietéticos y ambientales es vital para controlar la inflamación y los síntomas. A pesar de los avances, persisten desafíos en el diagnóstico temprano y manejo efectivo, lo que subraya la necesidad de una investigación continua y ensayos clínicos para refinar las estrategias terapéuticas y mejorar los resultados a largo plazo.
Palabras clave: Eosinofilia, fibrosis, perforación, anticuerpos monoclonales, estenosis esofágica, dieta de eliminación.
Abstract:
Eosinophilic esophagitis is a chronic inflammatory disease of the esophagus, characterized by significant infiltration of eosinophils into the esophageal tissue. Advances in diagnostic methods have allowed for better identification and management of this condition. Endoscopy, combined with esophageal biopsies, is essential to visualize typical features such as longitudinal grooves, trachealization, and white exudates, confirming the diagnosis when more than 15 eosinophils are found per high-power field. Additional tools such as functional imaging and high-resolution manometry help to assess fibrostenotic features and esophageal function.
Current clinical guidelines emphasize the importance of excluding other causes of esophageal eosinophilia, such as gastroesophageal reflux disease. Management of eosinophilic esophagitis includes dietary modifications, pharmacological treatments, and in some cases, esophageal dilation. Topical corticosteroids are effective, although their discontinuation may lead to a recurrence of symptoms. Proton pump inhibitors are also commonly used, although their effectiveness in reducing eosinophils is variable.
Emerging biologic treatments, such as dupilumab, have shown significant improvements in symptoms and disease progression, and other monoclonal antibodies are being investigated. Ongoing research into biomarkers and new therapies, including gene therapy, is crucial to improve early diagnosis and personalize treatments.
Eosinophilic esophagitis can lead to complications such as esophageal strictures and perforations, and significantly impacts patients’ quality of life due to chronic symptoms such as dysphagia and chest pain. Identifying and managing dietary and environmental triggers is vital to controlling inflammation and symptoms. Despite advances, challenges remain in early diagnosis and effective management, underscoring the need for continued research and clinical trials to refine therapeutic strategies and improve long-term outcomes.
Keywords: Eosinophilia, fibrosis, perforation, monoclonal antibodies, esophageal stenosis, elimination diet
Introducción:
La esofagitis eosinofílica (EoE) es una enfermedad inflamatoria crónica mediada por el sistema inmunológico que afecta al esófago, caracterizándose por la infiltración de eosinófilos en la mucosa esofágica. Esta condición se manifiesta con síntomas como disfagia, impactación de alimentos y acidez estomacal, lo que impacta de manera significativa la calidad de vida de los pacientes. El diagnóstico se establece comúnmente mediante endoscopia y examen histológico, donde la presencia de más de 15 eosinófilos por campo de alta potencia en el tejido esofágico es un criterio fundamental (1; 2; 3). En los últimos años, la prevalencia de la EoE ha aumentado, especialmente en los países occidentales, lo que sugiere que factores ambientales y dietéticos podrían estar influyendo en este incremento (1).
La esofagitis eosinofílica se caracteriza por la infiltración de eosinófilos en el esófago, lo que desencadena un proceso de inflamación y remodelado del tejido esofágico, lo que finalmente puede generar disfunción (2; 3). Esta enfermedad es considerada un trastorno mediado por antígenos, en el cual tanto los factores genéticos como los ambientales desempeñan un papel clave en su patogénesis (3; 4).
En cuanto a la presentación clínica, los pacientes de EoE experimentan síntomas como disfagia, impactación de alimentos y síntomas similares al reflujo, que, con el tiempo, pueden derivar en estrechamiento y fibrosis del esófago (2; 5). Aunque la enfermedad afecta tanto a niños como a adultos, su incidencia es mayor en hombres (Lucero et al., 2024). Además, la prevalencia de la EoE ha aumentado considerablemente en las últimas dos décadas, lo que subraya su relevancia clínica creciente (4).
El tratamiento de la EoE incluye modificaciones dietéticas, inhibidores de la bomba de protones y corticosteroides tópicos (4; 3). Recientemente, han surgido tratamientos innovadores, como las terapias biológicas, entre ellas el dupilumab, que brindan opciones más específicas y dirigidas para el manejo de la enfermedad (4). En los casos más graves, la dilatación endoscópica es necesaria para tratar el estrechamiento esofágico (3). Sin embargo, pese a la definición clara de la EoE como una enfermedad inflamatoria del esófago, siguen existiendo desafíos en su manejo, especialmente respecto a los resultados a largo plazo y la personalización del tratamiento. La investigación continua busca optimizar las estrategias terapéuticas y mejorar la atención al paciente, profundizando en la patogénesis de la enfermedad e identificando marcadores predictivos que permitan guiar la respuesta al tratamiento de manera más efectiva (5).
El objetivo de esta revisión es ofrecer un análisis exhaustivo de la esofagitis eosinofílica, abordando su definición, mecanismos subyacentes, factores predisponentes, presentación clínica, diagnóstico, así como las opciones terapéuticas actuales y las nuevas estrategias emergentes para su tratamiento.
Metodología:
Este documento presenta un análisis bibliográfico descriptivo basado en una selección de 34 investigaciones que cumplen con los criterios de inclusión establecidos. Los estudios seleccionados, publicados entre 2020 y 2025 a excepción de una que se consideró de gran valor para la realización del análisis, están escritos en inglés o español. La recopilación de estos trabajos se realizó a través de varias plataformas digitales, incluyendo Elsevier, PubMed y Google Scholar, e incluye artículos de revistas académicas, metaanálisis y revisiones sistemáticas. Para la búsqueda, se emplearon términos clave específicos como: Eosinofilia, fibrosis, perforación, anticuerpos monoclonales, estenosis esofágica, dieta de eliminación.
Epidemiología:
La esofagitis eosinofílica es una enfermedad cuyo diagnóstico y prevalencia muestran variaciones geográficas notables. En los países occidentales, la prevalencia de la EoE es considerablemente más alta. Por ejemplo, en el suroeste de Suecia, los estudios indican una prevalencia de 113 casos por cada 100,000 habitantes, mientras que en Italia se reporta una prevalencia de 41 por cada 100,000 personas (6; 7). Un meta-análisis global reveló una prevalencia global de 68 casos por cada 100,000 habitantes y una incidencia de 8.43 casos por cada 100,000 años-persona (9). Sin embargo, la prevalencia en Japón y otros países asiáticos está menos documentada, lo que sugiere que puede haber diferencias regionales tanto en el diagnóstico como en la conciencia de la enfermedad (8).
La esofagitis eosinofílica afecta con mayor frecuencia a los hombres y puede presentarse a cualquier edad, aunque suele diagnosticarse en pacientes jóvenes (1; 6). Los factores genéticos, ambientales y los hábitos dietéticos desempeñan un papel importante en la patogénesis de la enfermedad, aunque los mecanismos exactos aún no se comprenden completamente (1). En cuanto a los síntomas, los más comunes incluyen la obstrucción aguda de bolo alimenticio y la fibrosis esofágica, especialmente en adultos (6).
En cuanto a las tendencias temporales, la incidencia y prevalencia de la EoE han mostrado un aumento en las últimas décadas. Este incremento podría estar relacionado con una mayor conciencia sobre la enfermedad y la mejora de las técnicas de diagnóstico (6; 9). Además, el aumento de enfermedades inflamatorias de tipo 2 a nivel global podría estar contribuyendo al aumento de los casos de EoE (9).
Etiología y patogénesis:
La esofagitis eosinofílica es una enfermedad inflamatoria mediada principalmente por células T auxiliares tipo 2 (Th2), las cuales liberan citocinas como la interleucina 4 (IL-4), IL-5 e IL-13. Estas citocinas juegan un papel fundamental en la activación y reclutamiento de eosinófilos, lo que conduce a la remodelación tisular y a la inflamación en el esófago. La respuesta inmunológica también implica una disfunción de la barrera epitelial, lo que facilita la penetración de alérgenos y perpetúa la inflamación. Además, las células cebadas contribuyen a este proceso mediante la liberación de mediadores proinflamatorios (10).
En cuanto a los factores desencadenantes, los alérgenos ambientales, incluidos los antígenos dietéticos, juegan un papel significativo en el desarrollo de la esofagitis eosinofílica. Los alimentos más comunes que provocan reacciones alérgicas incluyen las proteínas de la leche animal, el trigo, los huevos, la soja, los frutos secos y los mariscos (11). Además, la predisposición genética también tiene un papel importante, ya que se han identificado loci de susceptibilidad que aumentan el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Este componente genético interactúa con los factores ambientales, lo que exacerba la condición (10).
Los factores desencadenantes como ciertos alimentos y alérgenos ambientales pueden inducir la sobreproducción de eosinófilos e inflamación en el esófago. Esta inflamación provoca síntomas como disfagia e impactación de alimentos (1; 11). Con el tiempo, la inflamación crónica puede dar lugar a fibrosis y estenosis esofágica, lo que complica aún más la enfermedad (10). Aunque la etiología exacta de la esofagitis eosinofílica sigue siendo idiopática, la interacción entre los factores genéticos, inmunológicos y ambientales es evidente. El aumento en la prevalencia de esta enfermedad, especialmente en los países occidentales, sugiere una posible relación con los cambios en el estilo de vida y la dieta. Comprender estas interacciones complejas es crucial para desarrollar tratamientos efectivos y personalizados para la esofagitis eosinofílica (1; 12).
Manifestaciones clínicas:
Las manifestaciones clínicas de la esofagitis eosinofílica varían entre los adultos y los niños, presentando síntomas gastrointestinales característicos en cada grupo etario. En los adultos, la esofagitis eosinofílica se presenta comúnmente con disfagia, impactación de alimentos, dolor torácico y acidez estomacal refractaria, es decir, que no responde adecuadamente a los tratamientos convencionales para el reflujo (13; 14). En cambio, en los niños, los síntomas son menos específicos, con vómitos, dolor abdominal y falla en el crecimiento, lo que puede complicar el diagnóstico inicial (13; 15).
Además de los síntomas gastrointestinales, la esofagitis eosinofílica también se asocia con afecciones atópicas como el asma, la rinitis alérgica y la dermatitis atópica, lo que puede dificultar aún más el cuadro clínico, especialmente cuando estas condiciones atópicas coexisten con la esofagitis eosinofílica (14; 15).
La sintomatología de la esofagitis eosinofílica presenta diferencias significativas según la edad. En los niños, los síntomas son más generalizados y pueden incluir dificultades para alimentarse y malestar abdominal, mientras que en los adultos la afección tiende a afectar más específicamente la función esofágica, con síntomas como la disfagia para alimentos sólidos (13; 15). Además, la presencia de comorbilidades, especialmente enfermedades alérgicas, puede influir en la presentación clínica de la esofagitis eosinofílica y complicar el diagnóstico. La coexistencia de estas enfermedades atópicas puede enmascarar los síntomas o hacer que la condición sea más difícil de identificar (14; 15).
El diagnóstico diferencial es fundamental debido a la superposición de síntomas con otras patologías esofágicas. La esofagitis eosinofílica debe diferenciarse de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), ya que ambas comparten síntomas como la acidez estomacal y el dolor torácico. Sin embargo, a diferencia de la ERGE, la esofagitis eosinofílica se caracteriza por la infiltración de eosinófilos en el esófago y no responde bien al tratamiento con inhibidores de la bomba de protones, que son efectivos en la ERGE (14; 16). Además, debido a la superposición de síntomas con otras condiciones esofágicas, el diagnóstico de la esofagitis eosinofílica requiere un enfoque diagnóstico exhaustivo, que incluya endoscopia y examen histológico para confirmar la infiltración eosinofílica (17; 15).
Aunque la esofagitis eosinofílica está siendo cada vez más reconocida como un trastorno común del esófago, su diagnóstico sigue siendo desafiante debido a la superposición de síntomas con otras enfermedades y la variabilidad en su presentación. Por esta razón, se requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a gastroenterólogos, alergólogos y patólogos para manejar de manera eficaz la esofagitis eosinofílica, especialmente en los casos pediátricos, donde los síntomas suelen ser menos específicos (15).
Diagnóstico:
Los métodos diagnósticos para la esofagitis eosinofílica son fundamentales para identificar y confirmar la presencia de esta condición. La endoscopia es una herramienta esencial para visualizar las características típicas de la esofagitis eosinofílica, como los surcos longitudinales, la traquealización y los exudados blancos. Durante la endoscopia, se toman biopsias de múltiples sitios del esófago para confirmar la infiltración eosinofílica, estableciéndose un umbral de más de 15 eosinófilos por campo de alta potencia como diagnóstico (11; 18; 19).
El conteo de eosinófilos en las muestras de biopsia es crucial para diferenciar la esofagitis eosinofílica de otras condiciones como la enfermedad por reflujo gastroesofágico. Según las guías clínicas, los criterios diagnósticos histológicos incluyen la infiltración intraepitelial de eosinófilos, la presencia de microabscesos eosinofílicos y la degranulación de eosinófilos. Los criterios menores implican la hiperplasia de la zona basal y la fibrosis subepitelial. Además, es esencial excluir otras causas de eosinofilia esofágica, como la enfermedad por reflujo gastroesofágico, para confirmar el diagnóstico de esofagitis eosinofílica (18; 19).
Para cuantificar la carga de la enfermedad mucosa, se utiliza el puntaje de referencia endoscópico para la esofagitis eosinofílica (EREFS) (5; 20). Además de la endoscopia y las biopsias, herramientas como la sonda de imagen de lumen funcional (FLIP) y la manometría de alta resolución (HRM) proporcionan información sobre las características fibroestenóticas de la esofagitis eosinofílica, ayudando en la evaluación de la función y estructura esofágica (14).
En cuanto a las herramientas y avances en el diagnóstico temprano, se están explorando nuevos marcadores biológicos y técnicas de imagen avanzada para reducir la necesidad de endoscopias y biopsias repetidas. El desarrollo de tratamientos biológicos dirigidos, como el dupilumab, ha mejorado el manejo de la enfermedad y podría facilitar el diagnóstico temprano al reducir los conteos de eosinófilos y los síntomas (4; 21).
Los síntomas comunes de la esofagitis eosinofílica incluyen disfagia, impactación de alimentos y síntomas similares al reflujo. En los niños, los síntomas pueden incluir dolor abdominal y vómitos. La confirmación histológica, con la presencia de 15 o más eosinófilos por campo de alta potencia en biopsias esofágicas, es un criterio clave para el diagnóstico (5; 21; 22). Además, es importante excluir otras posibles causas de eosinofilia esofágica, como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (GERD) (4).
Herramientas como el Cuestionario de Síntomas de Disfagia (DSQ) y el Cuestionario de Impacto de la Esofagitis Eosinofílica (EoE-IQ) ayudan a evaluar la severidad de los síntomas y la calidad de vida (14). La investigación está en curso para identificar marcadores biológicos predictivos de la respuesta al tratamiento, lo que podría mejorar el diagnóstico temprano y las estrategias de tratamiento personalizadas (5).
Aunque el diagnóstico de la esofagitis eosinofílica depende en gran medida de la evidencia histológica, los avances en la comprensión de la fisiopatología de la enfermedad han llevado al desarrollo de nuevas herramientas diagnósticas y tratamientos. Estas innovaciones tienen como objetivo mejorar los resultados para los pacientes y reducir la carga de los procedimientos invasivos. Sin embargo, persisten desafíos en asegurar un diagnóstico temprano y un manejo efectivo, especialmente en entornos de atención primaria donde el reconocimiento de los síntomas de la esofagitis eosinofílica puede retrasarse (19).
Tratamiento:
Las opciones farmacológicas para la esofagitis eosinofílica son variadas y se adaptan a las necesidades individuales de los pacientes. Los corticosteroides tópicos ingeridos, como la fluticasona y el budesonida, son tratamientos estándar que han demostrado alta eficacia en la reducción de los conteos de eosinófilos y en la mejora de los síntomas. Sin embargo, la interrupción de estos medicamentos a menudo lleva a una recurrencia de los síntomas, y los datos sobre su uso a largo plazo son limitados (23; 24).
Los inhibidores de la bomba de protones, que son comúnmente utilizados en las primeras etapas de la enfermedad, pueden ser efectivos en algunos pacientes. Sin embargo, su eficacia en la reducción de los conteos de eosinófilos es incierta (25; 256).
El tratamiento biológico con dupilumab, un anticuerpo monoclonal, es prometedor aunque no suele ser una terapia de primera línea. Otros tratamientos biológicos que apuntan a vías específicas están siendo investigados (21; 26).
En cuanto a los enfoques dietéticos y de eliminación de alérgenos, las dietas de eliminación empíricas son preferidas sobre las dietas guiadas por pruebas de alergia, ya que han mostrado efectividad en la reducción de los conteos de eosinófilos. Las dietas elementales tienen una certeza moderada de eficacia, mientras que las dietas de eliminación empíricas tienen una certeza más baja (23; 25). El enfoque basado en pruebas de alergia tiene una tasa de fracaso más alta en comparación con las dietas empíricas, y los datos actuales no apoyan su uso para guiar eliminaciones de alimentos específicas (25).
La gestión de la enfermedad varía entre niños y adultos. Los niños suelen presentar síntomas como dolor abdominal y vómitos, y el tratamiento a menudo incluye modificaciones dietéticas y corticosteroides tópicos, considerando la seguridad y la facilidad de administración. En los adultos, es más probable que experimenten disfagia y obstrucción del bolo alimenticio. El tratamiento puede incluir una combinación de inhibidores de la bomba de protones, corticosteroides tópicos y cambios dietéticos, adaptados a la respuesta individual y las preferencias del paciente (21; 25).
Complicaciones:
Las complicaciones de la esofagitis eosinofílica no tratada pueden ser graves y afectar significativamente la calidad de vida de los pacientes. Una de las principales complicaciones es la estenosis esofágica, que ocurre cuando la inflamación crónica conduce a la formación de fibrosis y estenosis, resultando en una estrechez del esófago. Esta condición puede causar disfagia significativa e impactación del bolo alimenticio, que son síntomas comunes en los pacientes con esofagitis eosinofílica (27; 28).
Otra complicación potencial, aunque rara, son las perforaciones esofágicas. Estas pueden ocurrir especialmente después de una impactación de alimentos o procedimientos endoscópicos en pacientes no tratados. Las perforaciones esofágicas a menudo requieren intervención quirúrgica y pueden ser potencialmente mortales (27; 28).
Aunque la relación directa entre la esofagitis eosinofílica y el cáncer de esófago no está bien establecida, la inflamación crónica es un factor de riesgo conocido para la malignidad en otros contextos. Esto sugiere un riesgo potencial que merece más investigación (27).
Los efectos a largo plazo en la calidad de vida también son preocupantes. Los síntomas crónicos como la disfagia, la acidez estomacal y el dolor torácico pueden afectar significativamente las actividades diarias y la calidad de vida en general (29). Además, la naturaleza crónica de la esofagitis eosinofílica y sus síntomas puede llevar a la ansiedad y al aislamiento social, especialmente en casos de impactación recurrente de alimentos (30).
El manejo de la esofagitis eosinofílica crónica presenta varios desafíos. El diagnóstico requiere una biopsia esofágica y la diferenciación de otras condiciones como la enfermedad por reflujo gastroesofágico, que puede coexistir con la esofagitis eosinofílica, complicando el proceso diagnóstico (29; 30).
El tratamiento de la esofagitis eosinofílica incluye modificaciones dietéticas, farmacoterapia (como inhibidores de la bomba de protones y corticosteroides) y dilatación esofágica. Sin embargo, la eficacia del tratamiento varía, y el manejo a largo plazo puede ser complicado (29; 31).
Avances en la investigación:
Los tratamientos biológicos emergentes para la esofagitis eosinofílica representan una prometedora área de investigación y desarrollo. Un tratamiento innovador es el dupilumab, un anticuerpo monoclonal que actúa sobre el receptor de IL-4 y ha sido aprobado para el tratamiento de la esofagitis eosinofílica en pacientes mayores de 12 años. Este tratamiento ha demostrado mejoras significativas en los síntomas y la progresión de la enfermedad. Además, otros anticuerpos monoclonales que tienen como objetivo la IL-5 (mepolizumab, reslizumab, benralizumab) y la IL-13 (cendakimab) están en fase de investigación. Estos tratamientos buscan modular la respuesta inflamatoria al dirigirse a citocinas específicas involucradas en la esofagitis eosinofílica (32).
Asimismo, se están evaluando nuevos fármacos como el lirentelimab, que actúa sobre Siglec-8, y el etrasimod, que se dirige al receptor de esfingosina-1-fosfato, en ensayos clínicos. Estos tratamientos ofrecen nuevas vías potenciales al atacar diferentes mediadores inflamatorios (32).
El progreso en la comprensión de la patogénesis de la esofagitis eosinofílica ha sido significativo. La enfermedad comparte mecanismos patogénicos con otros trastornos inflamatorios de tipo 2, como el asma y la dermatitis atópica, lo que ha llevado a la identificación de nuevos objetivos moleculares específicos para la esofagitis eosinofílica (33). La respuesta inflamatoria en la esofagitis eosinofílica a menudo se desencadena por antígenos dietéticos o ambientales, subrayando la importancia de identificar estos desencadenantes para manejar la enfermedad de manera efectiva (32).
Áreas de investigación continua incluyen la terapia génica, que aunque aún no es un enfoque principal, está siendo explorada por su potencial en la comprensión de predisposiciones genéticas y la modificación de vías inflamatorias (33). Además, la complejidad de la patogénesis de la esofagitis eosinofílica y la variabilidad en la respuesta de los pacientes a los tratamientos requieren ensayos clínicos continuos para refinar las estrategias terapéuticas y validar nuevos tratamientos (34).
Conclusiones:
La comprensión de la esofagitis eosinofílica ha avanzado significativamente, con mejoras en los métodos diagnósticos y opciones terapéuticas. Las endoscopias, biopsias y nuevas tecnologías como el sondeo de imagen funcional y la manometría de alta resolución han mejorado la precisión en la evaluación y el diagnóstico de la enfermedad. Además, los tratamientos biológicos emergentes, como el dupilumab y otros anticuerpos monoclonales, ofrecen nuevas esperanzas al reducir los síntomas y la inflamación, mostrando promesas de mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.
La esofagitis eosinofílica se desencadena frecuentemente por antígenos dietéticos y ambientales, lo que subraya la importancia de identificar y manejar estos factores en el tratamiento. Las dietas de eliminación empíricas y la identificación de alergias específicas son enfoques clave para reducir la inflamación y los síntomas. La investigación en curso sobre marcadores biológicos y técnicas avanzadas de imagen también promete disminuir la necesidad de procedimientos invasivos repetidos, facilitando un manejo más eficiente y menos invasivo de la enfermedad.
A pesar de los avances, persisten desafíos significativos en el diagnóstico temprano y manejo efectivo de la esofagitis eosinofílica, especialmente en entornos de atención primaria. La variabilidad en la respuesta de los pacientes a los tratamientos y la necesidad de diferenciar esta enfermedad de otras condiciones como la enfermedad por reflujo gastroesofágico complican el proceso de manejo. La investigación continua, incluyendo ensayos clínicos y estudios sobre la patogénesis y terapias génicas potenciales, es crucial para refinar las estrategias terapéuticas y mejorar los resultados a largo plazo para los pacientes.
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