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Esquistosomiasis Vesical: Un Retorno de la Enfermedad Tropical Desatendida

Esquistosomiasis Vesical: Un Retorno de la Enfermedad Tropical Desatendida

Autora principal: Inés Giménez Andreu

Vol. XX; nº 08; 354

BladderSchistosomiasis: A Return of theNeglected Tropical Disease

Fecha de recepción: 13 de marzo de 2025
Fecha de aceptación: 7 de abril de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 08 Segunda quincena de abril de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 08; 354

 

AUTORES: Inés Giménez Andreu, Amaia Arrizabalaga Solano, Ana AldazAcín, Lydia García Fuentes, JaumeMonllauEspuis, Marta BurbanoHerraiz, Pablo Oteo Manjavacas.

CENTRO DE TRABAJO: Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

 

Resumen

 

La esquistosomiasis vesical es una enfermedad parasitaria causada por la infección con Schistosoma haematobium, un helminto que afecta predominantemente a las poblaciones en áreas endémicas de África, el Medio Oriente, Asia y, en menor medida, América Latina. La enfermedad se caracteriza por la invasión del tracto urinario, especialmente la vejiga, y está asociada con una serie de complicaciones urológicas, incluyendo hematuria, fibrosis, y, en casos graves, cáncer de vejiga. Este artículo tiene como objetivo proporcionar una revisión integral sobre la esquistosomiasis vesical desde una perspectiva urológica, abordando su patogenia, diagnóstico, manifestaciones clínicas, tratamiento y prevención, con especial énfasis en su impacto a largo plazo sobre la salud urinaria de los pacientes.

 

Abstract

Schistosomiasis of the bladder is a parasitic disease caused by infection with Schistosoma haematobium, a helminth that predominantly affects populations in endemic areas of Africa, the Middle East, Asia, and to a lesser extent Latin America. The disease is characterized by invasion of the urinary tract, especially the bladder, and is associated with a number of urological complications, including hematuria, fibrosis, and, in severe cases, bladder cancer. This article aims to provide a comprehensive review on schistosomiasis of the bladder from a urological perspective, addressing its pathogenesis, diagnosis, clinical manifestations, treatment, and prevention, with special emphasis on its long-term impact on patients’ urinary health.

 

Palabras clave: hematuria, fibrosis, esquistosomiasis, parásito

Keywords: hematuria, fibrosis, schistosomiasis, parasite

 

Declaración de buenas prácticas

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

 

 

Introducción

 

La esquistosomiasis, una de las enfermedades parasitarias más prevalentes a nivel mundial, es provocada por trematodos del género Schistosoma (1, 2). Existen cinco especies principales de esquistosomas que afectan a los seres humanos, siendo Schistosoma haematobium el causante de la esquistosomiasis vesical (1, 2). Aunque en su mayoría es prevalente en regiones tropicales y subtropicales, con una alta incidencia en África subsahariana, también se han reportado casos en el Medio Oriente, el sudeste asiático y América Latina. La esquistosomiasis vesical representa una condición que, si no se detecta ni se trata adecuadamente, puede derivar en complicaciones graves, entre ellas fibrosis vesical, hipertensión pulmonar, y cáncer de vejiga (2).

 

El propósito de este artículo es revisar la esquistosomiasis vesical, abordando los mecanismos patológicos, diagnóstico clínico, las opciones terapéuticas disponibles y su relevancia para los urólogos. De forma especial, se discutirá cómo los urólogos pueden desempeñar un papel clave en la identificación temprana de la enfermedad y en la gestión de sus complicaciones a largo plazo.

 

Mecanismos patológicos de la Esquistosomiasis vesical

 

La esquistosomiasis vesical es causada por la infección con Schistosoma haematobium. Este parásito se encuentra en su fase larval en los caracoles de agua dulce, de donde emerge como cercarias que pueden penetrar a través de la piel humana durante el contacto con agua contaminada. Una vez dentro del organismo, las cercarias migran a través del torrente sanguíneo hacia los pulmones y luego al hígado, donde maduran (2, 3). Posteriormente, los esquistosomas adultos migran hacia los vasos sanguíneos del sistema urinario, donde las hembras depositan sus huevos. La respuesta inflamatoria resultante por la presencia de estos huevos en la mucosa vesical es la causa principal de los síntomas urológicos y las complicaciones asociadas con la esquistosomiasis vesical.

 

Los huevos de S. haematobium que no son excretados a través de la orina pueden inducir una respuesta inflamatoria crónica que lleva a la formación de granulomas (2, 4). Estos granulomas, a su vez, desencadenan la fibrosis de la pared vesical y la proliferación de tejido cicatricial. En fases más avanzadas de la enfermedad, la fibrosis extensa puede llevar a una obstrucción del flujo urinario, así como a una deformación significativa de la vejiga. Además, la irritación crónica y la inflamación pueden facilitar el desarrollo de cáncer de vejiga, particularmente de tipo escamoso, una de las manifestaciones más graves de la esquistosomiasis vesical.

 

Manifestaciones clínicas

 

La esquistosomiasis vesical puede presentar una amplia gama de síntomas, que varían desde signos leves y no específicos hasta complicaciones graves que afectan la función urinaria y la calidad de vida del paciente. Entre las manifestaciones clínicas más comunes se incluyen (3, 4, 5):

 

  1. Hematuria: La hematuria, o la presencia de sangre en la orina, es uno de los síntomas más característicos de la esquistosomiasis vesical. La sangre en la orina es generalmente macroscópica, es decir, visible a simple vista, y puede ser intermitente o persistente.

 

  1. Dolor pélvico y disuria: El dolor en la región pélvica y la dificultad para orinar (disuria) son síntomas comunes en los pacientes infectados por *S. haematobium*. La irritación crónica de la vejiga por los huevos de esquistosoma puede generar inflamación y dolor al momento de la micción.

 

  1. Poliuria y nicturia: En las etapas más avanzadas de la enfermedad, los pacientes pueden experimentar un aumento en la frecuencia urinaria (poliuria) y necesidad de orinar durante la noche (nicturia), debido a la hipertrofia de la pared vesical y la pérdida de elasticidad.

 

  1. Complicaciones crónicas: A largo plazo, la esquistosomiasis vesical puede provocar complicaciones graves como la fibrosis vesical, que lleva a la formación de una vejiga de «piedra» o a la obstrucción del tracto urinario inferior. En algunos casos, la hipertensión pulmonar también puede desarrollarse debido a la fibrosis vascular que compromete el retorno venoso desde la vejiga hacia el corazón.

 

  1. Cáncer de vejiga: En casos más graves y crónicos de esquistosomiasis, el riesgo de cáncer de vejiga aumenta significativamente, particularmente el carcinoma de células escamosas. La inflamación crónica y la irritación continua de la mucosa vesical facilitan la carcinogénesis.

 

  1. Diagnóstico de la Esquistosomiasis vesical

 

El diagnóstico de la esquistosomiasis vesical se basa en una combinación de hallazgos clínicos, pruebas de laboratorio y, en algunos casos, estudios de imágenes. La hematuria persistente en un paciente que vive en o ha viajado a una zona endémica de esquistosomiasis debe levantar una alta sospecha de la enfermedad.

 

  1. Microscopía de orina: El diagnóstico más común de esquistosomiasis vesical se realiza mediante la detección de los huevos de S. haematobium en la orina del paciente (imagen 1 y 2). Esto se puede realizar con la técnica de sedimento urinario, donde se observa bajo el microscopio la presencia de los huevos del parásito. La prueba debe realizarse en varias muestras de orina, ya que la excreción de huevos puede ser intermitente (1, 2, 4).

 

  1. Pruebas serológicas: Las pruebas serológicas, como los ensayos de inmunoabsorción enzimática (ELISA) para detectar anticuerpos contra el parásito, pueden ser útiles en etapas tempranas de la infección, cuando los huevos no se detectan fácilmente en la orina. Sin embargo, estos métodos no son tan específicos como la microscopía de orina (1, 2).

 

  1. Imágenes por ultrasonido y cistoscopia: La ecografía renal y vesical puede mostrar signos de fibrosis vesical y de otras complicaciones, como la hidronefrosis. La cistoscopia, aunque no es un método de diagnóstico de rutina, puede ser útil para evaluar los daños a la mucosa vesical y permitir la biopsia de áreas sospechosas, especialmente en casos crónicos donde se sospecha cáncer de vejiga (Imagen 3).

 

  1. Tratamiento y manejo

El manejo de la esquistosomiasis vesical implica un enfoque integral que combina el tratamiento antiparasitario, el control de las complicaciones crónicas y la prevención de recurrencias. A pesar de que la esquistosomiasis es una enfermedad prevenible, sigue siendo un reto en las zonas endémicas, debido a la falta de diagnóstico temprano y la escasez de acceso a tratamientos adecuados. El tratamiento debe adaptarse a la fase de la enfermedad y a las complicaciones asociadas, y se debe considerar tanto el manejo farmacológico como el quirúrgico en los casos más graves.

5.1 Tratamiento antiparasitario

El tratamiento de la esquistosomiasis vesical se basa principalmente en el uso de praziquantel (3, 5), un medicamento antiparasitario que es altamente eficaz contra Schistosoma haematobium, el agente causal de la esquistosomiasis vesical. El praziquantel actúa paralizando y desintegrando la membrana del parásito, lo que facilita su eliminación a través de la orina. Este medicamento es el tratamiento de primera línea debido a su eficacia y seguridad, y se utiliza tanto para infecciones agudas como crónicas.

Dosis de Praziquantel (5):

  • Infección aguda: La dosis estándar de praziquantel es de 40 mg/kg, administrada en una sola dosis, o dividida en dos tomas durante el mismo día, dependiendo de la carga parasitaria.
  • Infección crónica: En algunos casos de infecciones crónicas o recurrentes, el tratamiento puede ser repetido después de algunas semanas, si persisten los síntomas o se observan huevos en las muestras de orina.

El praziquantel tiene una excelente tasa de cura para la eliminación del parásito, pero no cura las secuelas que deja la inflamación crónica y la fibrosis causada por la infección.

5.2 Manejo de las complicaciones crónicas

En los casos de esquistosomiasis vesical crónica, las complicaciones derivadas de la inflamación y la fibrosis pueden ser graves y afectar significativamente la calidad de vida del paciente. El manejo de estas complicaciones se enfoca en controlar los síntomas y evitar el progreso de las lesiones crónicas.

5.2.1. Fibrosis vesical y obstrucción urinaria

La fibrosis vesical es una consecuencia común de la infección crónica y se produce como resultado de la respuesta inflamatoria prolongada a los huevos de S. haematobium. Esto puede llevar a una reducción en la capacidad de la vejiga, aumento de la presión intravesical y alteración en el vaciamiento vesical, lo que puede causar disuria, hematuria y poliuria.

Tratamiento:

  • En casos leves de fibrosis, el tratamiento se centra en el alivio de los síntomas mediante analgésicos y antibióticos para prevenir infecciones secundarias.
  • En casos más graves, donde hay una obstrucción significativa o disfunción vesical, el manejo puede requerir procedimientos quirúrgicos como la cistectomía parcial o la derivación urinaria. Estas intervenciones se realizan para mejorar la calidad de vida del paciente y evitar complicaciones adicionales, como la insuficiencia renal.

5.2.2. Cáncer de vejiga relacionado con la Esquistosomiasis

La esquistosomiasis vesical crónica se asocia con un riesgo elevado de desarrollar cáncer de vejiga, particularmente de tipo escamoso (6, 7), debido a la inflamación crónica inducida por los huevos de S. haematobium. La transformación maligna es una de las complicaciones más temidas, ya que puede desarrollarse muchos años después de la infección inicial.

Tratamiento:

  • La detección temprana es crucial (6). Si se sospecha de cáncer de vejiga, se debe realizar una cistoscopia para evaluar la mucosa vesical y biopsiar las áreas sospechosas.
  • En caso de confirmarse el cáncer, el tratamiento dependerá de la etapa del cáncer y puede incluir una resección transuretral de la vejiga (RTUV), cistectomía (remoción parcial o total de la vejiga) y, en algunos casos, quimioterapia o radioterapia adyuvante.

5.3. Manejo de las infecciones secundarias

La esquistosomiasis vesical puede predisponer a los pacientes a infecciones urinarias recurrentes debido a la alteración de la mucosa vesical y el debilitamiento del sistema inmunológico local (2). Estas infecciones deben ser tratadas de manera agresiva para prevenir complicaciones adicionales.

Tratamiento:

  • Se utilizan antibióticos de amplio espectro basados en los cultivos de orina para tratar las infecciones urinarias.
  • La profilaxis antibiótica puede ser indicada en pacientes con infecciones urinarias recurrentes, especialmente en aquellos con fibrosis vesical grave o lesiones malignas.

5.3 Prevención de recurrencias

El tratamiento de la esquistosomiasis vesical no garantiza la erradicación de la infección a largo plazo, especialmente en áreas endémicas donde el acceso al agua potable y a la eliminación de caracoles infectados sigue siendo un desafío (2). Por ello, el tratamiento debe ir acompañado de medidas preventivas para reducir la transmisión y prevenir nuevas infecciones.

En las zonas endémicas, los programas de tratamiento masivo son esenciales para reducir la prevalencia de la esquistosomiasis. La quimioterapia masiva con praziquantel, administrado a toda la población en riesgo, es una estrategia clave para reducir la carga de la enfermedad y prevenir nuevos casos.

Los objetivos son eliminar la carga parasitaria de la población y, por otro lado, interrumpir el ciclo de transmisión en áreas donde el riesgo de contacto con agua infectada es elevado.

El control del ambiente acuático es una de las estrategias más efectivas para prevenir la propagación de la esquistosomiasis. La eliminación de los caracoles vectores mediante tratamientos químicos o biológicos, y la provisión de agua potable segura son medidas fundamentales para interrumpir el ciclo de vida del parásito (2).

La educación en las comunidades es crucial para reducir el riesgo de infección. Esto incluye la concienciación sobre los riesgos de nadar en aguas potencialmente infectadas y el fomento del uso de fuentes de agua segura, como pozos protegidos y sistemas de purificación.

5.4 Tratamientos Complementarios y Soporte

Además del tratamiento antiparasitario específico, es esencial abordar los efectos secundarios y las complicaciones derivadas de la esquistosomiasis vesical crónica.

Los pacientes con esquistosomiasis vesical avanzada a menudo experimentan dolor pélvico crónico debido a la inflamación y la fibrosis. El manejo del dolor es un aspecto importante del tratamiento, y se pueden utilizar analgésicos no opioides, como el paracetamol o los antiinflamatorios no esteroides (AINEs), según sea necesario. En casos graves, se pueden recurrir a analgésicos opioides bajo estricta supervisión médica (2).

 

5.4 Tratamiento Quirúrgico

En los casos avanzados de esquistosomiasis vesical, donde existen complicaciones graves como la fibrosis vesical, la hipertensión pulmonar, o cáncer de vejiga, es posible que se requiera intervención quirúrgica. Esto puede incluir procedimientos como (7):

  • Cistectomía parcial o total: Remoción de la vejiga en casos de daño irreversible o cáncer relacionado con la esquistosomiasis.
  • Derivación urinaria: Cuando no es posible preservar la vejiga, se pueden crear nuevas vías para la excreción de orina, como una derivación urinaria cutánea o una neovejiga.

 

 

Conclusión

La esquistosomiasis vesical es una enfermedad parasitaria tropical desatendida que sigue representando un desafío significativo para la salud pública en las regiones endémicas de África, el Medio Oriente y algunas partes de Asia y América Latina. Aunque la infección es prevenible y tratable, la esquistosomiasis vesical sigue siendo una de las principales causas de morbilidad en las áreas afectadas, debido a la falta de diagnóstico temprano, las dificultades de acceso a tratamientos eficaces y la persistencia de factores ambientales y sociales que facilitan su transmisión.

Desde una perspectiva urológica, la esquistosomiasis vesical no es simplemente una infección parasitaria, sino una condición compleja que puede tener un impacto devastador a largo plazo sobre la salud urinaria de los pacientes. Las consecuencias de la infección crónica por Schistosoma haematobium incluyen fibrosis vesical, hipertensión pulmonar, disfunción urinaria y, en casos más graves, cáncer de vejiga. Las secuelas de la infección, como la fibrosis vesical y el carcinoma de células escamosas, pueden no solo afectar la calidad de vida de los pacientes, sino también amenazar su supervivencia si no se detectan y tratan adecuadamente.

El diagnóstico temprano de la esquistosomiasis vesical es fundamental para el control de la enfermedad y la prevención de sus complicaciones a largo plazo. La microscopía de orina sigue siendo la herramienta diagnóstica más accesible y eficaz, pero en áreas donde los recursos son limitados, el uso de pruebas serológicas y de imagen puede ayudar a complementar el diagnóstico clínico. Los urólogos juegan un papel esencial en la identificación temprana de la enfermedad, especialmente en pacientes con hematuria persistente y antecedentes de viaje a zonas endémicas. Además, las técnicas de cistoscopia y las biopsias vesicales son herramientas útiles en la evaluación de la progresión de la enfermedad, particularmente en los casos crónicos donde el riesgo de cáncer de vejiga es elevado.

En cuanto al tratamiento, el praziquantel sigue siendo el fármaco de primera línea para la esquistosomiasis vesical, demostrando alta eficacia en la eliminación del parásito. Sin embargo, aunque el tratamiento antiparasitario puede eliminar la carga parasitaria, no revierte las lesiones crónicas y las complicaciones estructurales que la infección provoca en la vejiga. Esto subraya la necesidad de un enfoque multidisciplinario en el manejo de los casos graves, que debe incluir tanto el tratamiento farmacológico como intervenciones quirúrgicas en casos de fibrosis vesical severa, obstrucción urinaria o cáncer vesical relacionado. En algunos casos, los procedimientos quirúrgicos como la cistectomía o la derivación urinaria pueden ser necesarios para preservar la función renal y mejorar la calidad de vida del paciente.

El manejo de la esquistosomiasis vesical también debe ir acompañado de medidas preventivas. La prevención primaria, que incluye el control de los caracoles vectores y la mejora del acceso a fuentes de agua potable, es esencial para interrumpir el ciclo de vida del parásito. Los programas de tratamiento masivo con praziquantel en zonas endémicas pueden reducir la prevalencia de la enfermedad en la población general, evitando nuevas infecciones y protegiendo a las personas más vulnerables. Además, la educación comunitaria juega un papel crucial en la prevención, ya que la sensibilización sobre los riesgos del contacto con agua contaminada puede reducir la transmisión en áreas de alto riesgo.

A largo plazo, la esquistosomiasis vesical requiere un enfoque global que combine la mejora de los sistemas de salud locales, la prevención activa en las comunidades y el acceso equitativo a tratamientos efectivos. Si bien los avances en el tratamiento antiparasitario, la educación y la prevención han mejorado la situación en algunas regiones, todavía queda mucho por hacer. Es crucial que los profesionales de la salud, especialmente los urólogos, estén capacitados para reconocer los signos y síntomas de la esquistosomiasis vesical y participar en los esfuerzos para diagnosticar, tratar y manejar las complicaciones asociadas con la enfermedad.

En conclusión, la esquistosomiasis vesical no debe ser subestimada como una simple infección parasitaria; es una enfermedad con implicaciones a largo plazo para la salud urológica y general de los pacientes afectados. Un enfoque integral que incluya diagnóstico temprano, tratamiento adecuado, manejo de complicaciones crónicas y prevención activa es esencial para reducir el impacto de esta enfermedad en las comunidades endémicas y mejorar los resultados a largo plazo para los pacientes. Los urólogos, en particular, juegan un papel clave en la identificación y tratamiento de las complicaciones urológicas derivadas de la esquistosomiasis, y su implicación en el manejo de esta enfermedad será fundamental para lograr un control efectivo y duradero de la esquistosomiasis vesical a nivel mundial.

Ver anexo

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