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Análisis del estado de salud de adultos mayores. Capítulo dos – marco teórico y definiciones

tendencia a la dependencia, rigidez psíquica, dificultad de acomodación a un medio diferente, retracción del campo de intereses, reducción de las relaciones interpersonales, de la participación en actividades sociales y a la toma de actitudes pasivas.

El anciano además se ve rodeado de otras circunstancias que van a complicar la terapia de sus enfermedades, lo que produce una particular demanda de atención socio sanitaria, es decir una demanda coordinada de atención debido a:

a)            Una mayor incidencia de enfermedad.

b)            Enfermedades que presentan mayor tendencia a la cronicidad, lo que hace que se le prescriban medicamentos de forma continua.

c)            Mayor número de medicamentos utilizados.

d)            Difícil situación social, en gran parte de las personas mayores, siendo cada vez más elevado el número de personas mayores que viven solas, con bajo poder adquisitivo.

e)            Capacidad mental disminuida en algunos casos.

f)             Frecuentes trastornos de hidratación y nutrición (Millán, 2011)

Entre los 30 y los 40 años se alcanza el máximo de altura, disminuyendo luego 5 mm por año a partir de los 50; este cambio es más acentuado en las mujeres. Se explica por cambios posturales (mayor flexión de cadera y rodillas), disminución de la altura de los cuerpos vertebrales y alteración de los discos intervertebrales.

El peso alcanza su máximo a los 50 años y luego disminuye. El compartimento de tejido graso sufre un aumento de 15 a 30% entre los 40 y 55 años para luego disminuir a aproximadamente un 20% promedio (Bonilla, 2006).

2.3.         Patologías del Adulto Mayor

El envejecimiento conlleva una serie de cambios que producen tendencia a la dependencia, rigidez psíquica, dificultad de acomodación a un medio diferente, retracción del campo de intereses, reducción de las relaciones interpersonales, de la participación en actividades sociales y a la toma de actitudes pasivas.

El anciano además se ve rodeado de otras circunstancias que van a complicar la terapia de sus enfermedades, lo que produce una particular demanda de atención socio sanitaria, es decir una demanda coordinada de atención debido a:

1)            Una mayor incidencia de enfermedad.

2)            Enfermedades que presentan mayor tendencia a la cronicidad, lo que hace que se le prescriban medicamentos de forma continua.

3)            Mayor número de medicamentos utilizados.

4)            Capacidad mental disminuida en algunos casos.

5)            Frecuentes trastornos de hidratación y nutrición (Millán, 2011)

6)            Difícil situación social, en gran parte de las personas mayores, siendo cada vez más elevado el número de personas mayores que viven solas, con bajo poder adquisitivo como se observa en nuestros resultados los cuales son similares con las cifras obtenidas en el estudio de Situación socio familiar, Valoración funcional del Adulto Mayor, publicado en la revista Perú Med, 2008.

2.3.1.     Piel y faneras

Por su extensión, la piel es el órgano más susceptible de recibir daño ambiental a través de los años, con el tiempo se hace más delgada, más seca, más transparente y se vuelve menos elástica, arrugada y de tinte amarillento. La epidermis sufre depresiones irregulares por pérdida de la polaridad de los queratinocitos, hay disminución de los melanocitos y existe tendencia a la displasia celular. La dermis pierde parte de su contenido colágeno, produciéndose arrugas; la pérdida de la elastina e incremento de los glicosaminoglicanos inducen la formación de pseudoelastina, que causa el color amarillento a la piel. La hipodermis se ve adelgazada por la disminución del tejido graso. Los folículos pilosos se atrofian y disminuyen su densidad, se pierde la producción de pigmentos por el decremento de los melanocitos.

Las uñas reducen su velocidad de crecimiento, aumentan su grosor y se vuelven opacas y más duras por aumento proporcional de la queratina, el tejido conectivo disminuye su contenido de colágeno y los fibroblastos reducen su recambio. Por pérdida del soporte elástico, los traumatismos pueden provocar la ruptura de vasos capilares por lo que a los 90 años el 70% de los adultos mayores presentan púrpura senil (Vélez, 2009).

2.3.2.     Sistema músculo esquelético

Entre los 30 y los 80 años se pierde un 30 a 40% de la masa muscular. Dicha pérdida no es lineal y se acelera con la edad. La fuerza muscular disminuye con los años, ya que las fibras tipo II (rápidas) disminuyen más que las fibras tipo I y las unidades motoras reducen su densidad. Las enzimas glicolíticas reducen su actividad más que las oxidantes. La menor actividad de la hormona de crecimiento y andrógenos contribuye a la disfunción muscular, la remodelación de tendones y ligamentos se vuelve más lenta, los cambios óseos son de particular importancia por sus implicancias clínico-epidemiológicas. Hay disminución en la actividad osteoblástica, decremento de la masa ósea, reducción del grosor de la cortical. En los hombres la masa ósea, es mayor a través de toda la vida y la pérdida de los estrógenos femeninos termina con el efecto inhibidor de éstos sobre los osteoclastos. Se produce osteoporosis (pérdida de la masa ósea con composición normal del hueso) típicamente en caderas, fémures y vértebras. También puede aparecer osteomalacia (falla en la calcificación de la matriz ósea y acumulación de hueso no calcificado) lo cual se asocia a déficit de vitamina D (Potal, 2007).

2.3.3.     Sistema nervioso

Se afecta de manera importante con el paso del tiempo. El peso cerebral disminuye con la edad y el flujo sanguíneo cerebral se reduce en un 20%, produciendo alteraciones de los procesos de autorregulación de flujo. Existe pérdida de neuronas; por ejemplo la circunvolución temporal superior pierde la mitad de su masa neuronal, mientras que la inferior sólo un 10%. Las mayores pérdidas son de los grupos de neuronas largas, como los haces piramidales, células de Purkinje, haces extrapiramidales; por el contrario, los grupos de núcleos del tronco, neuronas pontinas e hipotalámicas tienen pérdidas reducidas.

La mielina disminuye, al igual que la densidad de conexiones dendríticas, enlenteciendo el sistema. Hay disminución de la síntesis de catecolaminas, péptido inhibidor vasoactivo y sustancia P. Los receptores de catecolaminas, serotonina y opioides se reducen. Estos cambios en los neurotransmisores y sus receptores no se traducen necesariamente en cambios intelectuales y conductuales, sino que es el conjunto de modificaciones lo que provoca dichas variaciones. La arquitectura del sueño se altera trayendo como consecuencia el insomnio (Millán, 2011).

2.3.4.     Oído y audición