mismo tiempo, percibir los beneficios que pueden recibir de realizar el tratamiento de forma sistémica y no ocasionalmente. Para ello debería proporcionárseles una adecuada educación, para tener a personas capaces y formadas, más que informadas, para el tratamiento que tienen que llevar por largos períodos o por toda la vida.
Resulta fundamental la participación de los médicos y del personal usual del centro de salud (sobre todo Enfermería) en el proceso de motivación de los usuarios potenciales de los programas de promoción (que son todos los beneficiarios de cualquier sistema de salud). Son éstos mismos, los que en un futuro, pueden constatar si en verdad estos programas tienen un impacto sobre el estado de salud de los pacientes a medio y largo plazo; e incluso, si se produce una modificación en el sentido de una mayor racionalidad en el uso de que dichos beneficiarios hacen de los servicios de salud. No parece posible la realización con éxito de las tareas de promoción de la salud si los profesionales del campo no se convencen de esta necesidad y asumen una tarea sistemática de motivación y educación a la población para que se involucre en estas nuevas actividades que se requieren para hacer una prevención efectiva de las enfermedades y una mejora de los niveles de salubridad en general.
Es cierto que la educación durante la consulta es de mucha importancia pues favorece la comunicación médico-paciente. Pero existen múltiples experiencias que demuestran que las reuniones en pequeños grupos brindan nuevas posibilidades al trabajo de educación en salud y refuerzan el mensaje individual recibido en consulta, que se enriquece con la participación activa y responsable de las audiencias a las que van dirigidos.
Las potencialidades para lograr una intervención poblacional son muchas y siempre ventajosas lo que redundaría en una prevención adecuada de este problema de salud. Es muy importante señalar que un gran porcentaje de eventos, relacionados fundamentalmente con enfermedades cardiovasculares, ocurren en personas que presentan un ligero aumento de la presión arterial que no han sido diagnosticadas ni tratadas, por lo que el fomento de acciones relacionadas con modificaciones en los estilos de vida pueden incidir en esta gran masa, al reducir factores de riesgo asociados a su etiología ó complicaciones.
Los aspectos más importantes a tener en cuenta en esta educación comunitaria son: control del peso corporal, disminuyendo la obesidad; incremento de la actividad física, disminuyendo el sedentarismo; reducción de la ingesta de sal; lograr una adecuada educación nutricional sobre una ingesta con equilibrio energético y proporcionadora de micronutrientes favorecedores para la salud (dieta DASH); eliminación del hábito de fumar; y eliminación o disminución a niveles no dañinos de la ingestión de alcohol.
Finalmente reseñar que estos programas de prevención de la hipertensión arterial y consecuentemente de la enfermedad cardiovascular, deberían formar parte de la educación que se brinda a los niños y adolescentes de modo que desde edades tempranas adopten estilos de vida saludables que prevengan la aparición no sólo de hipertensión arterial (HTA) sino también de muchas otras enfermedades asociadas como la obesidad, la cual está siendo en la actualidad la epidemia del siglo XXI.
Tabla 1. Definiciones y clasificaciones de los valores de presión arterial
Categoría – PAS* – PAD* – JNC7**
Optima <120 <80 Normal
Normal Alta 120-129 80-84 Prehipertensión
Normal Alta 130-139 85-89 Prehipertensión
Hipertensión arterial (HTA) grado I (ligera) 140-159 90-99 Estadio 1
Hipertensión arterial (HTA) grado II (moderada) 160-179 100-109 Estadio 2
Hipertensión arterial (HTA) grado III (grave) >ó=180 >ó=110 Estadio 3
Hipertensión arterial sistólica aislada >ó=140 <90
* En mm de Hg (Mercurio)
** The Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation and Treatment of High Blood Pressure
Tabla 2. Cambios en el estilo de vida y efecto sobre la presión arterial
CAMBIO – RECOMENDACIÓN – REDUCCIÓN ESTIMADA DE LA PRESIÓN ARTERIAL SISTÓLICA
Reducción del Peso
Mantener el peso ideal (IMC: 20-25 Kg/m²)
Entre 5 y 20 mm por una reducción de 10 Kg de peso
Restricción de sal (una cucharada de café)
Mantener la ingesta a cifras del consumo por debajo de 100 mmol/día
2-8 mm Hg
Moderación en el consumo de alcohol
Limitar el consumo por debajo de 210 gramos semanales (30 gramos/día) en hombres y 140 gramos semanales (20 gramos/día) en mujeres
2-4 mm Hg
Adopción de la dieta DASH*
Dieta rica en frutas, verduras y productos lácteos desnatados con reducción de la grasa total y especialmente saturada
8-14 mm Hg
Ejercicio físico
Práctica habitual (al menos 5 días a la semana) de ejercicio aeróbico (como caminar deprisa durante al menos 30-45 minutos)
4-9 mm Hg
* Los efectos de la dieta DASH sólo se han probado en EEUU y son comparados con los de la dieta típica americana. Las características de la dieta DASH son similares aunque no idéntica a la dieta mediterránea que está asociada con una protección frente a la enfermedad cardiovascular.
Tabla 3. Estratificación del riesgo cardiovascular y riesgo adicional para adecuar la conducta terapéutica
■ Presión arterial Normal (presión arterial sistólica – PAS 120-129 ó presión arterial diastólica – PAD 80-84):
– Sin otros factores de riesgo: Riesgo medio
– 1-2 factores de riesgo: Riesgo adicional bajo
– 3 ó más factores de riesgo (SM, DLP, DM): Riesgo adicional moderado
– Enfermedad cardiovascular o renal establecida: Riesgo adicional muy alto
■ Presión arterial Normal Alta (presión arterial sistólica – PAS 130-139 ó presión arterial diastólica – PAD 85-89):
– Sin otros factores de riesgo: Riesgo medio
– 1-2 factores de riesgo: Riesgo adicional bajo
– 3 ó más factores de riesgo: Riesgo adicional alto
– Enfermedad cardiovascular o renal establecida: Riesgo adicional muy alto
■ Presión arterial grado I (presión arterial sistólica – PAS 140-159 ó presión