Evidencia del manejo fisioterápico del codo de tenista
Autora principal: Raquel Sierra González
Vol. XV; nº 21; 1103
Evidence of physiotherapic management of tennis elbow
Fecha de recepción: 01/10/2020
Fecha de aceptación: 27/10/2020
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XV. Número 21 – Primera quincena de Noviembre de 2020 – Página inicial: Vol. XV; nº 21; 1103
Autora:
Raquel Sierra González. Fisioterapeuta Servicio Aragonés de Salud, Zaragoza, España.
RESUMEN:
El codo de tenista o epicondilitis es una patología consistente en un proceso angiofibroblástico de los tendones que se insertan en el epicóndilo lateral, principalmente del extensor radial corto del carpo. Causa dolor local o irradiado al antebrazo con limitación funcional que puede afectar a la actividad laboral. El tratamiento conservador, en el que se incluye la fisioterapia, es la primera opción de tratamiento. El diagnóstico a través de las pruebas ortopédicas y la elección de la técnica fisioterápica apoyada en la evidencia existente, son necesarios para optimizar las sesiones de tratamiento ante esta patología que se presenta de manera frecuente en la población de mediana edad.
Palabras clave: codo de tenista, epicondilitis, epicondilalgia, tratamiento, terapia, rehabilitación, fisioterapia
ABSTRACT:
Tennis elbow or epicondylitis is a pathology consisting of an angiofibroblastic process of the tendons that attach to the lateral epicondyle, mainly the extensor carpi radialis brevis. It causes local or pain radiating down the forearm with functional limitation that can affect usual work. Conservative treatment, which includes physiotherapy, is the first treatment option. Diagnosis through orthopedic tests and the choice of the physiotherapic technique supported by existing evidence are necessary to optimize treatment sessions for this pathology that occurs frequently in the middle-aged population.
Keywords: tennis elbow, epicondylitis, epicondylalgia, treatment, therapy, rehabilitation, physiotherapy.
INTRODUCCIÓN:
El codo de tenista es el término con el que también se conoce a la epicondilitis lateral (LE). Es una patología que se presenta con frecuencia en atención primaria, afectando a sujetos de mediana edad y sin diferencias significativas entre sexos.1
Supone una de las afecciones más incapacitantes y que más días de baja laboral acumula. Con respecto a su reconocimiento como enfermedad profesional, en el periodo de 2007 a 2012, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo registró tasas de incidencias acumuladas que le hacían ocupar el primer puesto del ranking con un 22,4%.2, 3
Es necesario conocer los tratamientos de fisioterapia disponibles y su efectividad, según la evidencia existente, para optimizar las sesiones que se dedican a esta patología y elegir entre el abanico de posibilidades la mejor manera de ejecutarlas. Para ello se ha procedido a revisar los artículos publicados en los últimos cinco años y bibliografía existente.
FISIOPATOLOGÍA:
Anteriormente se definía como un proceso puramente inflamatorio pero los estudios histiopatológicos han demostrado que se trata de un proceso degenerativo angiofibroblástico, que consistiría en una tendinosis del extensor corto radial del carpo (ERCB) en la mayor parte de los casos, pero también pueden verse afectados otros extensores de muñeca y el pronador.1,4,5
Se considera que esa degeneración del tendón en el 80% de los casos se debe a procesos repetitivos y el 20% es ocasionada por patología aguda o indirecta.6
EPIDEMIOLOGÍA:
La prevalencia se cifra en 1-3% sobre la población general, alcanzando un 7% en trabajadores que realizan tareas manuales con extensión y pronosupinación del antebrazo y la muñeca.6
La incidencia se sitúa en 3,4 por 1000. El pico de incidencia se encuentra entre los 45 y los 60 años y ajustada al sexo la mayor incidencia en mujeres se registra en la quinta década y en hombres en la cuarta década de vida.4
CLÍNICA:
Los pacientes presentan dolor local en el epicóndilo lateral del codo pudiendo irradiar hacia la mano siguiendo el recorrido de las masas musculares dorsales del antebrazo. Su forma de presentación es insidiosa y dará paso al dolor de tipo mecánico o intermitente que conforme el proceso degenerativo avance el paciente podrá padecerlo inclusive en reposo. El codo no suele estar limitado en su movilidad.
El mecanismo que desencadena el dolor es la extensión de dedos y muñeca, así como la extensión y pronosupinación con o sin resistencia del codo. Puede llegar a presentar debilidad al asir y portar objetos, así como pérdida funcional en las actividades manuales.6,7 Encontramos que hay un 25% de los casos que presentan epicondilitis bilateral. Cerca del 20% presenta una epitrocleítis homolateral posiblemente resultado de la compensación funcional. La duración de esta patología abarca de los 6 a 9 meses, pudiéndose prolongar en caso de epicondilitis bilaterales o en la combinación de epicondilitis-epitrocleitis.6
El 90% de los pacientes superará el proceso con la opción de tratamiento conservador; en el 10% restante una de las alternativas es la cirugía o artroscopia.8
DIAGNÓSTICO:
La historia clínica y la exploración física nos llevarán al diagnóstico del “codo de tenista”.
Los tres criterios considerados por el NYSOHC network 9 son el dolor espontáneo en el epicondilo lateral del codo, el dolor a la palpación en esa misma zona y la aparición de dolor en la extensión resistida de muñeca.
Las pruebas diagnósticas específicas de la epicondilitis o codo de tenista son 10:
- Test de la silla o Test de Gardner: Se le pide al paciente que levante una silla con el codo extendido y el antebrazo pronado.
- Prueba de Bowden: El paciente mantendrá una presión determinada mediante el manguito de presión con el codo extendido y antebrazo pronado.
- Prueba de Thomson: Con el codo extendido y mano empuñada en ligera extensión, el explorador enfrente del paciente llevará la muñeca del paciente hacia la flexión palmar mientras el sujeto contrarrestará dicha fuerza con los extensores.
- Prueba de Mill: El paciente parte de codo flexionado, muñeca en extensión dorsal y antebrazo ligeramente pronado. El explorador sujeta el codo y coloca su mano en la parte distal del antebrazo, contrarrestando la supinación que se le pedirá al sujeto.
- Prueba de estrés con el movimiento: El paciente realizara flexoextensiones de codo sucesivas manteniendo la muñeca extendida y el antebrazo pronado. Si este gesto produce dolor, se considera positiva.
- Prueba de Cozen: Se realiza el mismo procedimiento que la prueba de Thomson pero con el paciente en sedestación y la mano del explorador fijando una mano en el codo del sujeto.
- Prueba de Maudsley 7: Dolor al realizar fuerza de extensión contra resistencia con el 3.er dedo del antebrazo afecto. Se debe al atrapamiento selectivo del ECRB.
Todas estas pruebas se consideran positivas cuando al pedirle al paciente dichas maniobras aparece dolor en la zona local del epicóndilo y/o irradiado por las masas musculares de los extensores de la muñeca.
En la mayor parte de las ocasiones que nos enfrentamos a un paciente de mediana edad con dolor en epicondilo lateral, nos encontramos ante una epicondilalgia por tendinosis de los extensores. Existen otras causas que podrían justificar la existencia de dolor en la zona y que exigirían un diagnóstico diferencial (plica intrarticular, osteocondritis, artritis de la cabeza del radio, inestabilidad posterolateral del codo, atrapamiento del nervio interóseo posterior, síndrome del túnel radial, afecciones reumáticas o infecciosas). Por otro lado descartaremos afectación en otras estructuras a distancia que repercutan en dicha zona, como puede ser una radiculopatía cervical o articulación.7,8
TRATAMIENTO:
Programa de ejercicios:
Cómo hemos podido ver en distintos ensayos clínicos, la realización de ejercicios concéntricos, excéntricos y estiramientos suelen ser los habituales en los protocolos de recuperación de las epicondilitis.11
Pinemaki propuso estiramientos de los grupos musculares epicondíleos y epitrocleares, así como ejercicios activos contraresistidos con cinta elástica para los movimientos de la muñeca y pronosupinación de codo. Complementaba su propuesta con ejercicios de empuñamiento.
El programa de Newcomer trataba las epicondilitis con estiramientos de los grupos antes nombrados y fortalecimiento únicamente de los flexoextensores de muñeca. El programa de Nirschl mediante pesas para fortalecer los flexoextensores de muñeca así como los pronosupinadores. Trabaja la apertura y cierre de mano contraresistencia.11
Gatz pudo estudiar el efecto de los estiramientos estáticos de los extensores de la muñeca para tratar dicha tendinopatia con ayuda de una aplicación de pómada de polidicanol. La escala DASH que medía la funcionalidad del miembro superior mejoraba con este resultado.12
Existen propuestas del abordaje de la epicondilalgia mediante el tratamiento de las zonas anatómicas colindantes. En esta línea Marcolino 13 abordaba la epicondilitis con ejercicios de estiramientos cervicales y de extremidad superior entre otras técnicas. Por otra parte Lee 14 demostró la validez del fortalecimiento de los estabilizadores de hombro mediante el ejercicio push up con eslingas para esta patología comparándolos con ejercicios excéntricos de extensores de muñeca mediante cintas elásticas.
Terapia Manual:
Varios estudios describen en su metodología las movilizaciones articulares como tratamiento del codo de tenista. Las maniobras más usadas son la manipulación de Mills descrita por Cyriax consistente en el deslizamiento posteroanterior de la cabeza radial con antebrazo pronado, codo en extensión y muñeca en extensión 15,16,17,18 y el deslizamiento lateral de la articulación radiocubital, mientras el paciente realiza ejercicios de prensión mediante un dinamómetro 18, 19. Se pueden realizar varias series de varias repeticiones a lo largo de la sesión.
En los ensayos en los que el tratamiento propuesto contaba con movilizaciones articulares, se producía alivio del dolor, aumento de la fuerza de prensión y mejora de la funcionalidad tras realizar mediciones de ciertas escalas antes y después del tratamiento en varios periodos de tiempo 15,17,19. Hsu et al 16 en su estudio concluyó que las manipulaciones aliviaban el dolor de manera más temprana que la acupuntura. No sucedía lo mismo en el ensayo de Bostrøm et al 18, en el que se proponían 3 tipos de tratamiento con el elemento común de la cinesiterapia activa (ejercicios excéntricos, ejercicios excéntricos junto a terapia manual y ejercicios excéntricos más acupuntura) ya que las diferencias con mayor fuerza estadística se registraban para la acupuntura, en menor medida para la terapia manual, con respecto al dolor comparándolo con el grupo de sólo ejercicio.
Otra técnica que aparece en la bibliografía sobre la terapia manual usada en la epicondilitis es el masaje de fricción transversal. Éste provoca una rotura del tejido cicatricial y la reordenación de las nuevas fibras. En las tendinopatías distingue entre tendones con vaina o sin vaina. En la mayor parte de los casos se recomienda que mientras dure el tratamiento se evite movimientos dolorosos.20
El MTF o también llamado Cyriax se realiza de manera perpendicular a las fibras de los tendones que se insertan en el epicondilo (extensores de la muñeca)13,15,21, en la mayoría de las ocasiones en tiempos de entre 2-10 minutos (pudiendo ser mayor o menor). Particularmente en el caso de la epicondilalgia tras la aplicación del masaje de Cyriax, realizaremos una movilización grado C, como puede ser la movilización de Mills descrita anteriormente, para que se rompa la adherencia existente en la zona que sufre la entesopatía del extensor común.17, 20
Torres y Salvat 20 proponen un plan de tratamiento organizado en distintos ciclos combinando masoterapia y movilizaciones. En el primer ciclo de sesiones priman las movilizaciones articulares de la humerorradial y humerocubital así como técnicas de masoterapia como la presión y effleurage de los grupos musculares epitrocleares y epicondíleos, de los músculos braquial y el tríceps braquial. Ciertas epicondilalgias llevan asociadas problemas en la movilidad del sistema nervioso periférico, por lo cual se pone en juego el tratmiento con movilizaciones neurales del nervio mediano y radial en su zona de salida a nivel cervical, no sin antes tratar el tejido blando de la zona proximal del plexo braquial (triángulo interescalénico, desfiladero costoclavicular y retropectoral). En el siguiente ciclo seguiremos con las maniobras de movilización neural incluyendo codo, antebrazo, muñeca y mano, movilizando previamente los tejidos blandos de brazo y antebrazo, a la vez que procederemos a la liberación miofascial de la musculatura cervical, dorsal y escapulares. En las sesiones del último ciclo incidiremos en la higiene postural para evitar la recidiva y técnicas de masaje con movimiento activo.
Punción seca 22, 23,24:
Es una técnica sobre la que existe poca evidencia, pero extrapolando resultados en otro tipo de entesopatias, podríamos pensar en ella como una técnica para las epicondilalgias de origen miofascial. Realizando la exploración de la musculatura implicada con la detección de los puntos gatillos miofasciales (PG), procederemos a la desactivación de los mismos mediante una aguja con la que incidiremos sobre el nódulo de contracción buscando el agotamiento de la respuesta de espasmo local. Es necesario saber que pueden causar sintomatología en el codo de tenista los PG centrales de los músculos que se insertan en el epicóndilo, los PG activos en otros músculos que producen dolor referido en el epicóndilo o bien en la propia musculatura epicondílea. Los músculos más afectados con inserción en el epicóndilo son el extensor radial corto del carpo (ECRB) y extensor común dedos (ECD). El dato que se recoge sobre presencia de PG en dichos músculos en pacientes que padecen epicondilitis son 65 y 25% respectivamente. Hay otros músculos insercionales cuya presencia de PG puede causar epicondilalgia como son el extensor radial largo del carpo presente en el 60% de los casos que padecían epicondilitis y el braquiorradial del 50%. Otros músculos cuyos PG que pueden provocar dolor referido son tríceps, escalenos, infraespinoso, supraespinoso, subclavio.
Ultrasonidos:
La aplicación del ultrasonido puede realizarse en la zona de dolor del epicóndilo lateral (donde posicionaremos el transductor de manera fija realizando círculos e inclinaciones), alrededor del epicóndilo o en la musculatura epicondílea (recorriéndola con importante presión del cabezal). La intensidad de ultrasonido propuesta de manera mayoritaria por los distintos protocolos consultados se encuentra entre 1-1,5 w/cm2, con aplicación continua, frecuencia de 1 MHz y duración aproximada de la aplicación de 3 a 5 minutos (aunque también puede determinarse con la fórmula correspondiente de dosificación) El número de sesiones varía según el autor consultado pero la mayoría lo sitúa en torno a las 10-12 sesiones. 15,21,25,26,27
Los ultrasonidos suelen ser usados en combinación con otras técnicas (iontoforesis, cyriax, ejercicios y estiramientos, terapia manual) pero su efecto ha sido comprobado en solitario en comparación con otras técnicas. En esa línea, el estudio de Yalvaç et al 27 sobre los efectos de las ondas de choque frente a los del ultrasonido tomó como referencia la medición de variables la VAS, la dinamometría, el algómetro, y dos escalas de funcionalidad del miembro superior (QDASH y PRTEE) así como de calidad de vida (SF 36) al inicio del tratamiento y al mes de seguimiento. La comparación intragrupo mostró que ambas técnicas mejoraban esos parámetros sin diferencias significativas entre ambos grupos, excepto la algometría.
Láser:
Puede ser aplicado en su variedad de baja o alta intensidad. El tratamiento mediante el láser puede ser dividido en dos fases (analgésica y bioestimuladora).
El láser de alta intensidad (mayormente neodimio) será aplicado en la zona de mayor dolor de durante aproximadamente 1 minuto y 15 segundos, con dosis de 4 a 8 W y energías de 6J/cm2, de manera circular centrífuga en 3 o 4 sesiones donde intentaremos lograr efecto analgésico. La fase bioestimuladora aplicada de manera continúa en tiempos que pueden ir desde los 30 segundos a los 12 minutos y medio según autores, con dosis de 6w y energías de 100 a 150 J/cm2. Las sesiones rondan las 10 y se dividen en 2 o 3 semanas. 28,29
La otra posibilidad de tratamiento consiste en el láser de baja intensidad, con una longitud de onda de 904 nm, frecuencia de 5000 Hz, con una potencia de 240 MW. Se aplicará en la zona de más dolor, dividido a su vez en en 6 subareas, donde se permanecerán unos 30 segundos, alcanzando una densidad de energía de 2,4 J/cm2. Se decidieron por tres sesiones a la semana, en un periodo de tres semanas consecutivas.29
Ambas modalidades son efectivas a corto plazo para el tratamiento de la epicondilalgia, pero el láser de alta intensidad alcanza mejores resultados y más significativos estadísticamente para la fuerza de prensión, las escalas de función de miembro superior y de calidad de vida. 29
Kinesiotaping (KT):
Son distintos los kinesiotapings utilizados para tratar la epicondilitis. El más extendido y usado en distintos estudios 30,31, es el propuesto por Kaze et al 32, con dos tiras en Y. La primera tira inhibitoria de la actividad muscular (partiendo desde la muñeca, siguiendo el recorrido de los extensores, aplicada con tensión de 30% y habiendo posicionado la muñeca en flexión y desviación cubital, depositando las colas del vendaje sin tensión en zona ulnar y hacia epicondilo lateral sin tensión respectivamente y correctora de la fascia muscular). La segunda tira es perpendicular a la anterior también en Y soportando la fascia con tensión de 25-35%.
Selva 33 propone dos tiras cortas en Y colocadas de manera diagonal envolviendo el epicóndilo en el centro de ambas. Las colas de las tiras serán tensionadas al 25-50%. La otra técnica que se propone responde a la hipertonía muscular del extensor largo radial del carpo con el musculo estirado, con una tira desde distal a epicóndilo sin apenas tensión. Otra tira recorrerá desde el olecranon a zona medial de zona proximal antebrazo con poca tensión.
El KT ha sido estudiado frente a otras técnicas más costosas como son las ondas de choque 33 y los ultrasonidos 26,34, midiendo las variables de dolor, fuerza de prensión, escalas de función de miembro superior. Ambos grupos mostraron mejoras tras el tratamiento en todos los parámetros, pero no existían grandes diferencias intergrupos en los resultados, convirtiéndose así el KT en un método de tratamiento de bajo coste y efectivo.
Vendaje funcional:
Bové 35 propone dos tipos de vendaje, de manera que uno envuelve la articulación del codo y el otro trata el epicóndilo pero dejando libre la articulación antes nombrada.
El primero de ellos evita la extensión del codo y por lo tanto descarga al epicóndilo. En él se realizan dos anclajes con venda elástica adhesiva en tercio medio de antebrazo y en tercio distal de brazo. Las tiras activas impedirán la extensión del codo y para ello usaremos tiras de tape cruzado que vayan de un anclaje a otro y una venda elástica adhesiva rasgada en ambos lados, situando estas tiras en la cara anterior del brazo y antebrazo. Hay que cerrar con tiras de tape sobre los anclajes.
El segundo de los vendajes propuestos por Bové 35 consiste en colocar un punto de foam sobre el epicóndilo y rodeamos esta zona con una primera venda elástica adhesiva y una segunda de cierre encima de la anterior. En deportistas y para el uso de la actividad física colocaremos este vendaje en vez de venda elástica adhesiva con tiras de tape, que retiraremos al acabar la misma. Salli et al 28 estudió este tipo de vendaje que por su sencillez y similares resultados al láser, está demostrado como un buen método de tratamiento.
Órtesis:
Viladot 36 propone distintas ortésis. Por un lado el brazalete de material elástico o de neopreno que envolverá la parte proximal del antebrazo con la tensión que el paciente crea conveniente unos 3 cm por debajo del epicóndilo. Se superpondrá a una aleta que realiza presión en zona insercional tendinosa. Saremi et al 37 modificó dicho brazalete proponiendo un nuevo diseño frente a la tradicional descrita anteriormente, en el interior del brazalete existen dos aletas de presión de forma cilíndrica separadas entre sí para que se sitúen entre ellas el tendón del extensor radial del carpo y extensor común de los dedos. Esto provocara que las fuerzas sean divididas en vertical y horizontal.
La codera de neopreno engloba el codo que cubre parte distal del brazo y parte proximal del antebrazo que en la zona del codo a 3 cm por debajo del mismo, añade presión o bien mediante una banda elástica regulable o con una almohadilla siliconada. Proporcionan mayor protección que el brazalete.
Existen opciones para casos más graves de epicondilitis que se realizan en plástico termoconformado, y que limitan la pronosupinación, con una estructura en H, que se apoya en la zona dorsal del antebrazo y se sujeta por la zona inferior mediante cinchas regulables con velcro.36
En las últimas investigaciones se proponen órtesis de muñeca como coadyuvantes del tratamiento manual para incidir en la descarga de los extensores comunes. En el estudio realizado por Nowotny et al 38 se propone una órtesis dinámica para el codo de tenista, que sólo se encuentra por el momento en Suiza, Alemania y Austria. Ésta influye en el movimiento de extensión de la muñeca, manteniendo la muñeca en 30º de extensión. Esta realizada en un material termoconformado que se sitúa en la zona dorsal del antebrazo en su parte media y distal, de la cual parte dos barras a cada lado del antebrazo que se unen por una cincha que se sitúa en la articulación media de los dedos por una estructura que arrastra la muñeca a 30º de extensión. Esta órtesis demostró acelerar el proceso de recuperación. No sólo este autor habla del efecto de órtesis de muñeca para tratar la epicondilalgia, también Kachanathu et al 21 propone una órtesis estándar de muñeca (que es colocada en la zona distal del antebrazo y en mano) que suele ser llevada unas 6-8 horas y que posiciona la muñeca en unos 5-10º de extensión, viéndose en este estudio una mejora de la intensidad de dolor mayor que en aquellos pacientes que sólo se realizaba la terapia manual.
Ondas de choque 39-47:
Las ondas de choque son ondas acústicas que poseen frecuencias y energía muy altas. Pueden ser aplicadas de manera focal o radial. Las ondas de choque focales son de inducción electromagnética, no se dispersan y tienen gran capacidad de penetración de aproximadamente 10 cm, usando presiones de 100 a 1000 bares con una energía más alta. Estas últimas no suelen ser usadas en los desórdenes musculares por la intensidad alcanzada. Las ondas de choque radiales se producen por efecto neumático y su aplicación es divergente, con presiones que van de 1 a 10 bares de presión, con penetración superficial de 3 cm usado en desordenes musculares usando energías más bajas. No es necesario sedar al paciente para aplicarles las ondas radiales.
En los estudios realizados sobre ondas de choque en la epicondilitis, encontramos aplicaciones que se realizan con variaciones a lo largo del programa y otras que se aplican con los mismos parámetros durante toda la sesión. Los estudios mostraron protocolos con pulsos de 1500 o 2400 pulsos, aunque es mayoritario los protocolos con ciclos de 2000 a 2400, pudiendo variar o no el flujo de densidad de energía desde baja 0,02 a altas de 0,35 mJ/mm2, dependiendo de la tolerancia del paciente. La frecuencia de los aparatos que emiten estas ondas de choque varían de 4Hz a 21 Hz. Suelen aplicarse unas tres sesiones, que se llevaran a cabo semanalmente o dejando pasar unas 48-72 horas. La zona de aplicación más habitual es el punto más doloroso de la zona epicondílea , habiendo estudios que tratan primero de manera generalizada la zona del epicóndilo para luego centrarse en la zona más sensible, así como también las masas musculares, principalmente el grupo extensor del antebrazo.
Razavipour et al 41 demostró efectos a corto plazo de las ondas de choque para la mejora de dolor y la funcionalidad del miembro superior mediante la medición de la VAS y el QDASH en epicondilitis agudas. Con respecto al uso y efectos de las ondas focales o radiales, en el estudio de Krol et al 40 en el que se comparaban ambas modalidades para el tratamiento de la epicondilitis, concluyeron que ambas modalidades mostraban alivio del dolor e incremento de fuerza de los flexoextensores del antebrazo así como de la fuerza de prensión. Si consideramos la dosis de las ondas de choque según el ensayo de Taheri et al 44 podemos comprobar como tanto las dosis altas como bajas son efectivas apareciendo sus efectos alrededor de los tres meses, pero son las dosis más bajas las que parecen dar los mejores resultados para las variables dolor, test de extensión del tercer dedo y de la muñeca.
Valorando su uso con respecto a tratamiento farmacológico Rogoveanu et al 42 enfocó su estudio, registrando una mayor mejora de las ondas de choque con respecto a los fármacos AINES, siendo ambos tratamientos efectivos con mejoras estadísticamente significativas en las variables estudiadas que fueron el dolor mediante la escala VAS, señal de ecodopler y grosor del tendón extensor común. Wong et al 47 comparó la acupuntura con las ondas de choque, concluyeron resultados similares entre ambos grupos, sin diferencias significativas excepto para el alivio del dolor.
CONCLUSIONES:
La incidencia de la epicondilitis o codo de tenista como enfermedad profesional así como los días que acumula por baja laboral, son altas.
Existen múltiples estudios que demuestran la efectividad de las distintas técnicas de fisioterapia como tratamiento conservador del codo de tenista.
Al tratarse de un proceso degenerativo del tendón, es necesario un tratamiento fisioterápico basado en la evidencia para lograr resultados a nivel de la disminución de dolor y funcionalidad de la extremidad afecta de manera que se prolongue en el tiempo.
La elección de las técnicas dependerá del tiempo de la sesión, disponibilidad de medios, posibilidad de combinar varias de ellas, etc.
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