denominó ataques isquémicos transitorios: «Dijo que son como pequeños arbustos que vuelan con el viento y se calman cuando calma el viento. Al tiempo, el viento los incita nuevamente a volar y vuelven a avisar. Se ven solamente cuando vuelan, cuando dan una señal»(17).
De acuerdo con Estol, el descubrimiento de las enfermedades cerebrovasculares trae aparejado la relación directa de diferentes factores de riesgo, tan común en nuestros tiempos, siendo implementados a partir de las publicaciones de Fischer y realizada por primera vez en el mundo en 1951 por el médico argentino Raúl Carrea (1,2).
Por años, se atribuyó a los ingleses la primera descripción de los factores de riesgo, lo que ocurrió es que ellos la publicaron antes en una revista de mayor prestigio que la que publicó el trabajo de Carrea, de allí la confusión».
En una investigación realizada en 1960 por Ibarra M. y otros sobre percepciones de riesgo y necesidades sentidas de la población de Asturias (15,18). Se identificaron problemas de saneamiento básico y viviendas, también aparecen problemas sociales y otros relacionados con los estilos de vida. Al revisar la mortalidad del municipio se apreció que, en general, es superior a la de la provincia y el país y la participación de la comunidad en la prevención y el control de estas enfermedades y factores de riesgo, era insuficiente. De igual forma, era baja la percepción de riesgo; los líderes de la comunidad no participaban en el control de estas enfermedades, tenían escasos conocimientos y preparación para el cambio y el servicio de salud no tenía la capacidad técnica suficiente, ni la infraestructura y recursos materiales para el manejo de estos problemas.
Por estos motivos, en octubre de 1968 se decidió realizar una intervención comunitaria donde se insistió en la capacitación de los profesionales y técnicos de la salud con nuevos conocimientos y habilidades para lograr un comportamiento más sano en la población en relación con el tabaquismo, consumo de alcohol, dieta, ejercicio físico y control de la tensión arterial, entre otros y también para el desarrollo de conductas preventivas, tanto para la prevención primaria de enfermedades, como para su diagnóstico precoz. Se trabajaría, además, en la captación y preparación de promotores de salud y en el fortalecimiento de la infraestructura de los consultorios y el policlínico (13,19).
Algunos investigadores (20), refieren que desde la época de 1970 se ha producido un constante descenso de las tasas de mortalidad, fundamentalmente en los pacientes de mayor edad. La razón no está bien determinada, habiéndose postulado diversas posibilidades: El descenso de la incidencia de las enfermedades cerebrovasculares, un mayor control de sus complicaciones, una disminución de la gravedad y cambios de los criterios diagnósticos o un mejor control de los factores de riesgo. La eficacia de las acciones de prevención y su éxito se relaciona con el conocimiento y la detección de los llamados factores de riesgo para desarrollar las enfermedades cerebrovasculares (45, 46).
Un factor de riesgo puede definirse como ciertos problemas médicos y característica biológica o el hábito que permite identificar a un grupo de personas con mayor probabilidad que el resto de la población general para presentar una determinada enfermedad a lo largo de su vida (9, 21,22). La importancia de los factores de riesgo radica en su identificación lo cual permitirá establecer estrategias y medidas de control en los sujetos que todavía no han padecido la enfermedad (prevención primaria), o si ya la ha presentado prevenir o disminuir las recidivas (prevención secundaria (44).
Las técnicas de estudio epidemiológico han permitido identificar un gran número de factores de riesgo para las enfermedades cerebrovasculares isquémicas, lo que refleja la heterogeneidad de este síndrome (23).
Estos se clasifican para su mejor estudio en:
- No Modificables.
- Modificables.
- Potenciales.
Dentro de los no modificables se encuentran aquellas características que como su nombre lo indican no se pueden cambiar como son:
- Edad: El riesgo cerebrovascular aumenta con la edad. A partir de los 55 años de edad, las probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular se duplican cada diez años como bien es conocido aparecen generalmente después de los 65 años y a medida que la edad avanza la persona es más propensa a padecer de ella (42).
- Sexo: La incidencia de accidentes cerebrovasculares es aproximadamente un 19% mayor en los hombres que en las mujeres. Como las mujeres en los Estados Unidos viven más que los hombres, la mayoría de los sobrevivientes de un accidente cerebrovascular mayores de 65 años de edad son mujeres, en este caso los hombres son más propenso a padecer de enfermedades cerebrovasculares en comparación con las mujeres, cuya proporción ha sido estimada en 1,3: 1. las mujeres se encuentran protegidas por los estrógenos hasta que llegan a la menopausia, a partir de la cual se igualan los valores con el de los hombres.
- Raza: Según la Asociación Americana del Corazón, los afros americanos tienen un mayor riesgo cerebrovascular que los blancos. Esto se debe principalmente al hecho de que los afros americanos tienen un mayor riesgo de sufrir de hipertensión arterial, diabetes y obesidad. con mayor índice de mortalidad que otras razas.
- Factores genéticos: El riesgo cerebrovascular es mayor en las personas que tienen antecedentes familiares de accidente cerebrovascular, existen enfermedades que se trasmiten genéticamente, como las enfermedades aterotrombóticas, la cual predispone a la persona a padecer enfermedades cerebrovasculares.
Dentro de los modificables se habla de enfermedades como:
- Hipertensión arterial: Es el mayor factor de riesgo para las enfermedades cerebrovasculares sea isquémica o hemorrágica en personas de todas las edades y de ambos sexos. Según la Asociación Americana del Corazón (24), la hipertensión afecta a casi 1 de cada 3 estadounidenses adulto. La mayoría de las personas no descubren que sufren de hipertensión hasta después de haber tenido un accidente cerebrovascular o un ataque al corazón. El control de la hipertensión reduce el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Según estudios realizados (1,8), afecta ambos sexos, el riesgo relativo es de 7,0 comparado con los normo tensos. La presión arterial sistólica elevada está asociadas con riesgo incrementado para desarrollar enfermedades cerebrovasculares. Cerca del 40% de las enfermedades cerebrovasculares se relacionan con las presiones arteriales sistólicas mayores de 140 mm Hg que agrava la ateroesclerosis en el cayado Aórtico y arterias cerebrales.
- Hiperlipidemia y dislipidemia: La