menudo con vehículos motorizados (26,6%), seguidos de los objetos fijos (21,0%). En México y Colombia un estudio similar retrospectivo y descriptivo reveló que el 20% de las muertes relacionadas con accidentes de transporte se asociaron con las motocicletas. En Brasil, aplicando el mismo estudio se demostró que la proporción de muertes relacionadas con el tráfico de motocicletas aumentó de 4,1% en 1996 al 28,4% en 2007. Carrasco et al. Observó que la flota de motocicletas en Campiñas había crecido cuatro veces más rápido que la población. En 2009, Campiñas tenía un 126% más motocicletas que en 2001, y entre 2001 y 2009, 479 personas murieron como consecuencia de accidentes en motocicleta en la ciudad de Campiñas. (Andrea et al., 2013).
Este tipo de problema también se observó en algunas partes de Asia y la India. A pesar de las evidentes ventajas de coste (precio de compra, los gastos de combustible por milla y mantenimiento), muchos estudios han demostrado que el alto riesgo de mortalidad y lesiones es mucho mayor de accidentes en motocicleta que en otras categorías de vehículos de motor. La vulnerabilidad de los motociclistas en un accidente es 14 veces más probable en comparación con los ocupantes de automóviles. El análisis de los datos nos demuestra que a pesar de tratarse de países desarrollados en donde se imponen las leyes y las normas de seguridad se observa una alta incidencia de accidentes en donde los adolescentes, quizá en su afán de “crecer” rápidamente, de probarse como los mejores o diferentes, de aceptar desafíos y enfrentar peligros sin tener en cuenta las consecuencias, terminan súbitamente con esta etapa al asumir compromisos, sin madurez ni responsabilidad, lo cual pone de manifiesto un patrón elevado de lesiones corporales que difiere de los conductores de motocicletas adultos (Liang et al., 2015).
De igual forma en los Estados Unidos se realizó un estudio experimental intra sujetos para investigar las lesiones de los adolescentes peatones de 14 y 15 años que se dan como consecuencia de la restricción de sueño y que constituye la sexta causa de muerte principal de muerte, hiriendo y matando a 8.133 105 adolescentes en 2008, lo que sugiere que los adolescentes cansados tienden a comportarse de manera peligrosa al cruzar las calles. Los expertos actualmente sugieren que los adolescentes requieren al menos 8,5 horas de sueño ininterrumpido todas las noches, aunque el tiempo recomendado es controvertido y ha cambiado con los años, los adolescentes estadounidenses obtienen un sueño inadecuado por múltiples, razones biológicas, culturales y psicosociales.
El sueño inadecuado en las noches probablemente resulta de la variación del ritmo circadiano durante la adolescencia, lo que hace que se quedan dormidos más tarde, con una necesidad biológica de dormir más tarde para obtener adecuado descanso, por otro lado los adolescentes tienden a despertar temprano debido a la escuela. Otros factores que afectan de forma aguda la privación del sueño incluyen la supervisión de los adolescentes por los padres, el deseo de los adolescentes por la independencia, el aumento exigencias académicas, la participación en la vida social y actividades extracurriculares, razones psicosociales y culturales, incluido velada social eventos (por ejemplo, un partido de fútbol nocturno o de diversiones nocturnas) y plazos académicos (por ejemplo, quedarse hasta tarde para prepararse para un examen) y como respuesta a la presión de grupo. Crónicamente individuos privados de sueño muestran una mayor impulsividad y la asunción de riesgos, tiempos de reacción más lentos, disminución de la atención, y deterioro de la toma de decisiones. El comportamiento peatonal seguro requiere múltiples aspectos de la función cognitiva.
En primer lugar, requiere control de los impulsos; en segundo lugar, requiere la toma de decisiones eficiente, rápida y precisa, y por ultimo requiere la atención al tráfico en sentido contrario, citando estas influencias cognitivas en el funcionamiento, los científicos han reportado un aumento no intencional del riesgo de lesiones en los adolescentes con inadecuado sueño o trastornos del sueño. También es importante resaltar el papel de los padres en la toma de decisiones y del cual los adolescentes se sienten controlados.
Un total de 55 jóvenes de 14 y 15 años de edad participan en un entorno peatonal por la mañana después de una noche de adecuado sueño (dormir 8,5 horas) y un dormir de forma aguda la noche restringido (Sueño 4 horas). La hipótesis era que los adolescentes harían mostrar un comportamiento peatonal más riesgoso con el sueño restringido. El estudio tiene fortalezas y limitaciones, un punto fuerte es el diseño de la investigación de medidas repetidas, que minimiza el error de medición a través de muestras. Una de las limitaciones es que estudió sólo una etapa de desarrollo (14 a 15-años de edad), y los resultados no pueden generalizarse a otras edades, los investigadores estudiaron sólo el 8,5 horas de sueño, y no se sabe cómo los adolescentes podría función con 6, 7,5 o 2 horas de sueño en su comportamiento peatonal seguro (Davis, Avis, & Schwebel, 2013).
Estos resultados son coherentes con los datos obtenidos en china en la ciudad de Shenzhen en donde se realizó un estudio transversal y se consideró como variables independientes las características demográficas, factores de comportamiento y el insomnio, la muestra final del estudio consistió en 4.138 estudiantes, incluyendo 2.134 niños y 2.004 niñas. La edad media fue de 15,3 años de edad, que van desde 10 a 24 años de edad, los estudiantes varones tenían incidencia de lesiones significativamente mayor en comparación con los estudiantes de sexo femenino (17,10% vs 9,73%, p <0,001). En la cual también sugirió que entre los adolescentes, con una corta duración de sueño podría ser un factor de riesgo potencial para las lesiones no intencionales.
La somnolencia y la fatiga han demostrado ser los principales factores de riesgo de lesión, estos resultados también son consistentes con anteriores estudios de los adolescentes en los Estados Unidos reportado por Hammig et al. Por lo tanto, sugerimos que la comprensión temprana de características de los estudiantes y sus comportamientos podría proporcionar oportunidades para la intervención temprana y así evitar posibles lesiones y consecuencias relacionadas. (Zhou, Chen, & Dong, 2013).
En cuanto a las lesiones no intencionales por ahogamientos o inmersión en los estados unidos se realizó un estudio prospectivo y descriptivo y se pudo observar que constituye la segunda causa de muerte en sujetos entre 1 y 14 años, datos que se relacionan con los encontrados en Sudamérica Brasil en donde las lesiones por ahogamiento constituyo la tercera causa de muerte (55 muertes 10,4%). en el período de 2005 a 2008, sobre las características epidemiológicas de menores de 18 años de edad, los varones fueron los más expuestos y los lugares en donde se produjeron los accidentes fueron, de 53 inmersiones, 52 ocurrieron en piscinas (48 de agua dulce y 4 salinizadas), la mayoría de ellas de propiedad privada (33 casos) y el resto de propiedad pública. Destaca un fallecido en una bañera doméstica.
La hora en que se produjo los accidentes ocurrieron principalmente entre 16-20 h, hecho posiblemente influenciado por las actividades recreativas en piscinas de colegios, clubes y viviendas unifamiliares propias de nuestro entorno, en series de otras latitudes ocurren