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La familia, el niño y la alimentación complementaria

estudiar las estaturas de niños/as en edad escolar, mujeres y hombres adultos. La prevalencia de emaciación es más alta durante los primeros 5 meses de vida (5.8%), a partir de los cuales comienza a disminuir progresivamente; entre los 48 y 60 meses disminuye a 0.9%. El bajo peso presenta la misma tendencia que el retardo en talla.

Así, mientras que en los primeros 5 meses la prevalencia mes de 5.5%, al año llega a un pico de 8.0%, a partir del cual comienza a decrecer gradualmente. Del mismo cuadro se desprende que el retardo en el crecimiento lineal, la emaciación y el bajo peso son más prevalentes en los niños que en las niñas. De esta manera, el retardo en talla es 25.8% en los niños y 24.6% en las niñas. Respecto a la emaciación, el bajo peso está presente en 2.9% de los niños y en 1.8% en las niñas. En relación con el bajo peso, la diferencia en la prevalencia es 1.5 puntos porcentuales: 7.1% en los niños y 5.6% en las niñas. (Freire, 2014)

Los indígenas son uno de los grupos con las condiciones de vida más pobres en el Ecuador, y esto se ve reflejado en la alta prevalencia de retardo en talla, aproximadamente dos veces más alta (42.3%), comparado con los afroecuatorianos (17.7%), montubios (21.3%), y con los mestizos, blancos u otros (24.1%). La prevalencia del retraso en el crecimiento lineal de la población indígena se considera muy alta, y, por lo tanto, requiere seguimiento y una atención especial a la hora de implementar políticas con enfoque diferencial. (Freire, 2014)

Similar comportamiento se observa en lo niños/as emaciados (2.1% en el quintil más alto y 2.4% en el quintil más bajo), y/o los niños/as con bajo peso (4.7% en el quintil rico y 9.0% en el quintil pobre). Se presenta en las prevalencias de emaciación (de 1.7% vs. 2.2%) y de bajo peso (de 3.6% vs. 9.2%), para las madres con educación superior y analfabetas, respectivamente. (Freire, 2014)

También se destaca que si bien las prevalencias de emaciación y bajo peso para la edad son relativamente bajas, los niños de 0 a 24 meses son los que presentan la prevalencias más altas.

LA DOBLE CARGA DE LA MALNUTRICIÓN EN EL ECUADOR

En la actualidad cada vez más países como México, India, China, Rusia, entre otros, enfrentan una doble carga de la malnutrición, es decir, el rápido aumento del sobrepeso y la obesidad en coexistencia con elevadas tasas de retardo en talla y deficiencia de micronutrientes. Los datos que presenta la ENSANUT-ECU afirman que el Ecuador no se sustrae de estos problemas, al igual que otros países (Freire et al. 2014). Por lo tanto, es común ver problemas de retraso en el crecimiento y/o deficiencia de micronutrientes acompañados de elevadas tasas de sobrepeso y obesidad en un mismo hogar, e incluso en un mismo individuo. Este es el nuevo perfil epidemiológico nutricional al que se enfrenta el país como consecuencia de no haber logrado disminuir la desnutrición, y las deficiencias específicas de micronutrientes y al surgimiento del sobrepeso y la obesidad. Esta situación tendrá un enorme impacto en la economía familiar y en la economía del país, ya que necesariamente habrá un aumento en los costos de salud e impacto en el desarrollo y productividad.

En un estudio realizado en 2014 con datos de la ENSANUT-ECU sobre la doble carga de la malnutrición en Ecuador (Freire et al. 2014), se documentó la coexistencia de elevadas tasas de sobrepeso y obesidad acompañadas de deficiencias de micronutrientes en mujeres en edad fértil y escolares, así como hogares en los cuales coexisten madres con sobrepeso y niños menores de 5 años con retardo en talla. En el Ecuador en el 13.1% de hogares coexisten madres con sobrepeso u obesidad con hijos menores de 5 años que tienen baja talla para la edad, es decir, ambas condiciones coexisten en un mismo hogar.

Por lo antes mencionado se destaca, la importancia de un inicio adecuado de la ablactación en los niños de 6 hasta los 2 años de edad, y sus diferentes consecuencias ante la inadecuada alimentación, como el sobrepeso, obesidad, desnutrición, anemia, diarreas, infecciones respiratorias y sus perjuicios en el desarrollo intelectual y físico del niño hacia la vida adulta, por lo tanto, antes de iniciar la alimentación complementaria debemos tomar en cuenta alguno signos en el niño(a) para empezar con la ablactación y que se da por la Maduración de respuesta neuromotora en la alimentación del niño que es regulada por diversos factores, entre los cuales la maduración del sistema neuromotor y la adquisición de nuevas funciones cognitivas, le permiten al niño la autorregulación de la ingesta y expresar sus deseos o no de comer. Además de los reflejos y habilidades de respuesta neuromotora debemos tomar en cuenta la razón por que se inicia a los seis meses la alimentación complementaria, entre los cuales tenemos:

Maduración digestoabsortiva: la función digestiva de la mayoría de los lactantes de seis meses es suficientemente madura para digerir la mayor parte de los almidones (cocidos o hidrolizados), las proteínas y la grasa de la dieta no láctea. Se recuerda que en el caso de la amilasa pancreática a los cuatro meses es baja o casi ausente.

Maduración renal: a los seis meses la filtración glomerular es del 60-80% de la del adulto y las capacidades de concentración y de excreción de sodio, fosfatos e hidrogeniones son mayores que al nacimiento, aunque aún limitadas entre los seis y los doce meses.

Desarrollo psicomotor: hacia los cinco meses el bebé empieza a llevarse objetos a la boca; a los seis meses el lactante inicia los movimientos de masticación, desaparece el reflejo de extrusión y es capaz de llevar hacia atrás el bolo alimenticio para su deglución; hacia los ocho meses la mayoría se sienta sin apoyo y tiene suficiente flexibilidad lingual para tragar alimentos más espesos; hacia los diez meses puede beber con una taza, manejar una cuchara y coger alimentos con sus dedos.

Maduración inmune: la introducción de alimentación complementaria supone la exposición a nuevos antígenos y cambios en la flora digestiva con repercusión en el equilibrio inmunológico intestinal. Es un momento de gran influencia sobre el patrón de inmunorrespuesta, y los factores específicos tolerogénicos y protectores del intestino que aporta la leche humana pueden modular y prevenir la aparición de alergias y reacciones adversas.

La OMS, recomienda los siguientes puntos para el inicio de la ablactación.

Duración de la lactancia materna exclusiva y edad de introducción de los alimentos complementarios. Practicar la lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad, introducir los alimentos complementarios a partir de los 6 meses de edad (180 días) y continuar con la lactancia materna. Continuar con la lactancia materna frecuente y a demanda hasta los dos años de edad o más.

Practicar la alimentación perceptiva, aplicando los principios de cuidado psico-social. Específicamente: a) alimentar a los lactantes directamente y asistir a los niños mayores cuando comen por sí solos, respondiendo a sus signos de hambre y satisfacción; b) alimentar despacio y pacientemente y animar a los niños a comer, pero sin forzarlos; c) si los niños rechazan varios alimentos, experimentar con diversas combinaciones, sabores, texturas y métodos para animarlos a comer; d) minimizar las distracciones durante las horas de comida si el niño pierde interés rápidamente; e) recordar que los momentos de comer son periodos de aprendizaje y amor – hablar con los niños y mantener el contacto visual.