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Fracturas de clavícula en recién nacidos: incidencia, factores de riesgo y estrategias de manejo actual

Fracturas de clavícula en recién nacidos: incidencia, factores de riesgo y estrategias de manejo actual

Autora principal: María Verónica Quesada Espinoza

Vol. XX; nº 06; 228

Clavicle fractures in newborns: incidence, risk factors, and current management strategies

Fecha de recepción: 09/02/2025

Fecha de aceptación: 20/03/2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 06 Segunda quincena de Marzo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 06; 228

Autores:

Dra. María Verónica Quesada Espinoza

Médico general, Gerencia Médica, Coordinadora UTLE, CCSS. Heredia, Costa Rica.

Orcid: 0009-0002-3781-043X

Código Medico 12939

Dra. Emma Belle Sinclair Blair

Médico general, Hospital San Carlos, Servicio de Pediatría, CCSS. Alajuela, Costa Rica.

Orcid: 0009-0002-5948-5068

Código Medico 13989

Dra. Ilein Sophia Solano Chacón

Médico general, Hospital México, Servicio de Emergencias, CCSS. San José, Costa Rica.

Orcid: 0009-0008-3881-5439

Código Medico 14011

Dra. Paola Ugarte Medina

Médico general, Gerencia Médica, Asesor UTLE, CCSS. San José, Costa Rica.

Orcid: 0009-0002-9004-8632

Código Medico 17732

Dra. Brenda Karina Víquez Murillo

Médico general, Hospital San Vicente de Paul, Servicio de Psiquiatría, CCSS. Heredia, Costa Rica.

Orcid: 0009-0002-6895-5025

Código Medico 15504

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

Resumen:

Las fracturas de clavícula en recién nacidos son comunes y generalmente ocurren durante el parto debido a factores como la distocia de hombros. Estas lesiones suelen tener un pronóstico favorable con tratamiento conservador, aunque pueden asociarse a complicaciones graves, como lesiones del plexo braquial, que requieren un diagnóstico temprano para evitar secuelas a largo plazo. La incidencia de fracturas de clavícula es de 0.5% a 1% de los nacimientos, siendo más frecuentes en varones y en el lado derecho del cuerpo. La mayoría son del tipo uno según la clasificación de Allman, y su tratamiento se basa principalmente en la inmovilización y analgesia, con un buen pronóstico funcional.

Los factores de riesgo incluyen condiciones obstétricas como la macrosomía fetal, el uso de fórceps y la distocia de hombros. Aunque las cesáreas se consideran protectoras contra lesiones del plexo braquial, también pueden asociarse a fracturas de clavícula. Además, el peso al nacer y las presentaciones anómalas aumentan el riesgo de fracturas. El diagnóstico clínico se complementa con radiografía y ultrasonido, siendo este último útil para evitar exposición a radiación.

En términos de manejo, el tratamiento conservador con cabestrillo o vendaje es generalmente suficiente, y la intervención quirúrgica rara vez es necesaria. Las complicaciones incluyen consolidación viciosa y limitación de movilidad, aunque el pronóstico es generalmente excelente. La identificación temprana de factores de riesgo y la capacitación del personal de salud son fundamentales para prevenir y manejar eficazmente las fracturas de clavícula neonatales.

Palabras clave: fractura de clavícula, recién nacido, distocia de hombros, plexo braquial, macrosomía fetal.

Abstract:

Clavicle fractures in newborns are common and usually occur during delivery due to factors such as shoulder dystocia. These injuries usually have a favorable prognosis with conservative treatment, although they can be associated with serious complications, such as brachial plexus injuries, which require early diagnosis to avoid long-term sequelae. The incidence of clavicle fractures is 0.5% to 1% of births, being more frequent in males and on the right side of the body. Most are type one according to the Allman classification, and their treatment is based mainly on immobilization and analgesia, with a good functional prognosis.

Risk factors include obstetric conditions such as fetal macrosomia, the use of forceps, and shoulder dystocia. Although cesarean sections are considered protective against brachial plexus injuries, they can also be associated with clavicle fractures. In addition, birth weight and abnormal presentations increase the risk of fractures. Clinical diagnosis is complemented by radiography and ultrasound, the latter being useful to avoid radiation exposure.

In terms of management, conservative treatment with a sling or bandage is generally sufficient, and surgical intervention is rarely necessary. Complications include malunion and limited mobility, although the prognosis is generally excellent. Early identification of risk factors and training of health personnel are essential to prevent and effectively manage neonatal clavicle fractures.

Keywords: clavicle fracture, newborn, shoulder dystocia, brachial plexus, fetal macrosomia.

Introducción: 

Las fracturas de clavícula en recién nacidos representan un tema de gran interés debido a sus implicaciones clínicas y el riesgo de complicaciones asociadas, como lesiones del plexo braquial (LPB). Estas fracturas, que generalmente ocurren durante el proceso de parto, suelen tener un pronóstico favorable con tratamiento conservador. Sin embargo, comprender su epidemiología y relevancia clínica es fundamental para mejorar la atención neonatal y optimizar los resultados en los pacientes (1; 2).

Las fracturas de clavícula son una de las lesiones más comunes relacionadas con el nacimiento, generalmente provocadas por fuerzas mecánicas durante el parto, como la distocia de hombros. Estas fracturas no solo constituyen un marcador de complicaciones potenciales, sino que también pueden indicar la presencia de lesiones asociadas, como las del plexo braquial, que pueden generar secuelas neurológicas a largo plazo si no se diagnostican y tratan oportunamente (1).

Desde el punto de vista epidemiológico, las fracturas de clavícula en recién nacidos tienen una incidencia de entre el 0.5% y el 1% de todos los nacimientos vivos, con una mayor prevalencia en los varones y en el lado derecho (1). La mayoría de estas fracturas corresponden al tipo I de la clasificación de Allman, las cuales no están significativamente asociadas con un mayor riesgo de lesiones del plexo braquial. Factores como el parto prematuro y el bajo peso al nacer han sido objeto de estudio para evaluar su asociación con el riesgo de fractura. Sin embargo, estos factores parecen tener mayor relevancia en la incidencia de fracturas durante la infancia y no tanto en el período neonatal (2).

En cuanto a su relevancia clínica, el manejo de las fracturas de clavícula en recién nacidos se basa principalmente en el tratamiento conservador, que incluye la inmovilización y el control del dolor. Este enfoque suele ser eficaz para garantizar una adecuada curación y resultados funcionales positivos sin secuelas a largo plazo (3). El diagnóstico temprano y la diferenciación de otras posibles causas, como el maltrato infantil, son esenciales, especialmente en casos de cesáreas, donde la presencia de una fractura puede ser menos esperada (4). La morfología de la fractura, en particular los tipos espirales y oblicuos, desempeña un papel clave en la evaluación del riesgo de lesión del plexo braquial, lo que guía las decisiones clínicas sobre el monitoreo y la intervención (1).

El objetivo de este artículo es realizar una revisión exhaustiva sobre las fracturas de clavícula en recién nacidos, abarcando su epidemiología, factores de riesgo, morfología y su asociación con complicaciones como las LPB. Se busca analizar la relevancia clínica de estas fracturas, destacando la importancia del diagnóstico temprano y del tratamiento adecuado para garantizar una evolución favorable. Además, se pretende identificar tendencias actuales en su manejo y proporcionar una base de conocimiento que contribuya a la mejora de las estrategias de cuidado neonatal y a la reducción de posibles secuelas a largo plazo.

Metodología:

Para el diseño de esta investigación sobre las fracturas de clavícula en recién nacidos, con un enfoque en su epidemiología, factores de riesgo, morfología y complicaciones asociadas, se realizó una revisión bibliográfica exhaustiva. Esta revisión incluyó aspectos clave como la definición y relevancia de las fracturas de clavícula en el contexto del traumatismo neonatal, la identificación de factores de riesgo, las principales manifestaciones clínicas y las estrategias de manejo actuales. Se consultaron bases de datos científicas reconocidas, como PubMed, Scopus y Web of Science, debido a su alta calidad y pertinencia en temas de neonatología, traumatología y pediatría.

Se aplicaron criterios de inclusión y exclusión rigurosos para garantizar la calidad y pertinencia de la información seleccionada. Los criterios de inclusión consideraron estudios publicados entre 2020 y 2025, escritos en inglés o español, que abordaran la epidemiología, la morfología de las fracturas, el riesgo de LPB y las estrategias de tratamiento en recién nacidos. Se excluyeron estudios con datos incompletos, publicaciones duplicadas o aquellas que no contaran con revisión por pares. Las palabras clave utilizadas incluyeron: fractura de clavícula, recién nacido, distocia de hombros, plexo braquial, macrosomía fetal.

La búsqueda inicial identificó 18 fuentes relevantes, que incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas y guías clínicas actualizadas. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis exhaustivo para extraer datos relacionados con la incidencia y distribución de las fracturas, la asociación entre la morfología del hueso fracturado y el riesgo de complicaciones, así como las opciones de tratamiento conservador más utilizadas.

El análisis de la información se llevó a cabo utilizando enfoques cualitativos y comparativos. Los resultados fueron organizados en categorías temáticas para facilitar la identificación de patrones epidemiológicos, factores de riesgo clave y recomendaciones terapéuticas actuales. Este enfoque integral ofrece una visión clara y estructurada sobre las fracturas de clavícula en recién nacidos y busca contribuir al desarrollo de mejores prácticas clínicas y estrategias preventivas en el manejo del traumatismo neonatal.

Epidemiología e incidencia:

Las fracturas de clavícula representan la lesión ósea más común relacionada con el nacimiento. La incidencia de estas fracturas se ha documentado en 2.9 por cada 1000 nacidos vivos en estudios realizados en Suecia, lo que permite extrapolar esta cifra a poblaciones con características demográficas similares (5). En Estados Unidos, la incidencia de las lesiones del plexo braquial asociadas al nacimiento (LPBN), frecuentemente vinculadas con fracturas de clavícula, se ha mantenido estable, con una tasa de 0.9 a 1.1 por cada 1000 nacidos vivos (6).

Diversos factores demográficos y clínicos influyen significativamente en la probabilidad de sufrir fracturas de clavícula durante el nacimiento. Condiciones como la distocia de hombros, la macrosomía fetal y las presentaciones no craneales aumentan de manera notable el riesgo de estas lesiones (7; 6). Además, se han identificado factores demográficos asociados a una mayor incidencia de lesiones del plexo braquial, como el sexo femenino, la pertenencia a razas no caucásicas y la cobertura médica a través de programas como Medicaid, lo que podría estar relacionado con desigualdades en el acceso a la atención prenatal y perinatal (6).

En cuanto al tipo de parto, las fracturas de clavícula y otras patologías asociadas presentan diferencias significativas entre partos vaginales y cesáreas. Los partos vaginales, especialmente aquellos con presentación pélvica, muestran un riesgo relativo 6.2 veces mayor de desarrollar patologías relacionadas en comparación con las presentaciones craneales (7). Aunque las cesáreas suelen ser consideradas protectoras contra las lesiones del plexo braquial, no están exentas de riesgo. Complicaciones durante el procedimiento pueden incrementar la probabilidad de fracturas de clavícula, especialmente en presentaciones craneales, donde el riesgo es hasta 5.04 veces mayor en comparación con los partos vaginales (4; 6).

Etiología y factores de riesgo:

Los factores maternos, obstétricos y neonatales juegan un papel clave en el riesgo de fracturas de clavícula en recién nacidos, subrayando la complejidad multifactorial de estas lesiones. Entre los factores maternos, el índice de masa corporal (IMC) elevado y la presencia de diabetes gestacional destacan como elementos significativos. Un IMC materno alto se asocia directamente con un mayor riesgo de fracturas claviculares, principalmente debido a la mayor incidencia de macrosomía fetal en estas gestaciones, lo que incrementa las complicaciones durante el parto (8; 9). Además, el estatus socioeconómico bajo se ha relacionado con un riesgo más elevado de fracturas, probablemente debido a un acceso limitado a cuidados prenatales y a la falta de educación sobre prácticas de salud materna (8).

En el ámbito obstétrico, ciertas intervenciones y condiciones durante el parto aumentan considerablemente el riesgo de fractura clavicular neonatal. Las asistencias mecánicas, como el uso de fórceps o la extracción con ventosa, son factores determinantes, ya que estas maniobras pueden ejercer presión adicional sobre los hombros del recién nacido, favoreciendo la aparición de fracturas (8; 10). Entre las complicaciones más críticas se encuentra la distocia de hombros, situación en la cual el hombro del feto queda atrapado detrás del hueso púbico de la madre. Esta condición requiere maniobras de liberación que pueden provocar lesiones óseas (9). Asimismo, la inducción del trabajo de parto ha surgido como un factor de riesgo reciente, mostrando una asociación significativa con la aparición de fracturas de clavícula en comparación con partos espontáneos (10).

Por último, los factores neonatales también desempeñan un papel relevante. El peso al nacer es uno de los determinantes más documentados en la literatura, ya que los neonatos con mayor peso presentan un riesgo significativamente superior de experimentar complicaciones durante el parto, incluida la fractura clavicular (8; 10). Además, las presentaciones fetales anómalas, como la presentación podálica o de nalgas, complican la dinámica del parto y aumentan la probabilidad de lesiones óseas (8).

Manifestaciones clínicas y diagnóstico:

Las manifestaciones clínicas de las fracturas de clavícula en recién nacidos pueden variar desde signos sutiles hasta síntomas más evidentes. Los neonatos con esta lesión suelen presentar movimiento limitado del brazo en el lado afectado, acompañado de llanto al intentar mover el brazo. Además, es común la presencia de una irregularidad ósea palpable o crepitación sobre la clavícula, así como hinchazón y sensibilidad local (8).

En el proceso diagnóstico, es esencial diferenciar la fractura clavicular de otras patologías neonatales que pueden compartir síntomas similares. Las LPB son una de las principales afecciones que requieren un diagnóstico diferencial, ya que estas se presentan con debilidad o parálisis del brazo, pero sin la irregularidad ósea característica de las fracturas. Asimismo, aunque menos frecuentes, las luxaciones de hombro pueden ocurrir como consecuencia de un traumatismo durante el parto, por lo que deben ser consideradas, especialmente en partos complicados (11).

El diagnóstico de las fracturas de clavícula en recién nacidos comienza con una evaluación física detallada. La observación del movimiento del brazo y la palpación de la clavícula proporcionan pistas diagnósticas iniciales. La presencia de dolor localizado, deformidad o movilidad anormal del segmento óseo afectado orienta hacia la sospecha clínica (8).

En cuanto a los estudios de imagen, la radiografía de tórax es la herramienta más utilizada para confirmar la presencia de fracturas. Esta técnica permite visualizar la estructura ósea y detectar discontinuidades en la clavícula (12). Sin embargo, el ultrasonido ha ganado popularidad como método diagnóstico, especialmente por su seguridad y eficacia en la visualización de tejidos blandos y estructuras óseas sin exposición a radiación. Su uso es cada vez más frecuente para el diagnóstico en neonatos, brindando imágenes claras y detalladas del área afectada (13).

En el contexto del diagnóstico diferencial, las LPB requieren una evaluación cuidadosa, dado que pueden simular una fractura clavicular al presentarse con ausencia de movimiento en el brazo y la mano. Sin embargo, estas lesiones no presentan las características palpables propias de una fractura. Por otro lado, la luxación de hombro, aunque rara, debe descartarse mediante una evaluación radiográfica, especialmente si hay antecedentes de parto dificultoso (11).

Clasificación de las fracturas de clavícula:

Las fracturas de clavícula en recién nacidos pueden clasificarse según su ubicación anatómica y la gravedad del daño óseo. En cuanto a la clasificación por ubicación, las fracturas del tercio medio son las más frecuentes en los neonatos. Esta área es especialmente vulnerable debido a la anatomía del hueso y las fuerzas ejercidas durante el parto, lo que la convierte en el sitio más común de fractura (8).

Las fracturas distales, ubicadas cerca del extremo del hombro, son menos comunes en recién nacidos. Su proximidad a la articulación acromioclavicular puede implicar un manejo diferente y requiere una evaluación detallada para descartar lesiones articulares asociadas. Por su parte, las fracturas proximales, situadas cerca del esternón, son extremadamente raras. Este tipo de fracturas puede estar relacionado con lesiones más complejas y demanda una valoración minuciosa para identificar posibles complicaciones (8).

La clasificación por gravedad distingue entre fracturas completas e incompletas. Las fracturas completas atraviesan completamente el hueso y suelen ser más fáciles de identificar clínicamente, ya que provocan síntomas evidentes, como inflamación, deformidad palpable y dolor localizado (13).

Estas fracturas requieren un diagnóstico rápido para evitar complicaciones a largo plazo. En cambio, las fracturas en tallo verde, que son incompletas, se caracterizan por una flexión del hueso con una rotura parcial solo en un lado. Este tipo de fractura es común en recién nacidos debido a la flexibilidad natural de sus huesos y, a menudo, presenta síntomas menos evidentes, lo que puede dificultar su detección clínica inicial (13).

Manejo y tratamiento:

La inmovilización y la analgesia constituyen la base del tratamiento. Se suele emplear un vendaje blando o cabestrillo para limitar el movimiento del brazo afectado y proteger la clavícula mientras cicatriza. Paralelamente, se administran analgésicos para controlar el dolor y asegurar el confort del bebé. Este enfoque es generalmente suficiente debido a la rápida capacidad de cicatrización en los neonatos, que facilita la recuperación completa en pocas semanas (14).

En el diagnóstico y seguimiento de estas fracturas, el ultrasonido desempeña un papel fundamental. Este método no invasivo permite confirmar la presencia de fracturas sin exponer al recién nacido a radiación, siendo especialmente útil para evaluar la alineación ósea y detectar posibles complicaciones (13).

En el ámbito de la atención neonatal, es crucial realizar una monitorización constante del estado general del recién nacido. Esto incluye vigilar los niveles de dolor y malestar, así como adoptar técnicas adecuadas de alimentación y manipulación para evitar causar estrés adicional en el sitio de la lesión. Asimismo, la orientación a los padres es esencial, ya que debe proporcionarles las herramientas necesarias para manejar y cuidar adecuadamente a su bebé, reduciendo el riesgo de empeorar la fractura y promoviendo un entorno seguro para la recuperación (8).

En casos excepcionales, podría considerarse la intervención quirúrgica, aunque es extremadamente rara en recién nacidos. Esta opción se limita a situaciones en las que hay un desplazamiento significativo del hueso o complicaciones que comprometen la función. En estos casos, se podría recurrir a la fijación con placas bloqueadas precontorneadas, aunque este tipo de intervención es mucho más común en niños mayores y adultos (15).

El seguimiento y la recuperación son aspectos clave para asegurar un buen resultado. La mayoría de las fracturas de clavícula en recién nacidos sanan completamente en unas pocas semanas sin necesidad de controles radiográficos adicionales, salvo que surjan complicaciones. Las citas de seguimiento permiten confirmar la correcta alineación y la ausencia de secuelas. El pronóstico es excelente en la gran mayoría de los casos, y la recuperación total se produce sin limitaciones funcionales a largo plazo (14).

Complicaciones y pronóstico:

Las complicaciones de las fracturas de clavícula en recién nacidos pueden clasificarse en tempranas y tardías, siendo fundamental su detección precoz para evitar secuelas a largo plazo. Entre las complicaciones tempranas, el dolor y la deformidad transitoria en el sitio de la fractura son los síntomas más comunes. Los recién nacidos pueden mostrar molestias al mover el brazo afectado y una protuberancia temporal en la zona de la clavícula. Estos síntomas, generalmente, se manejan con tratamiento conservador, que incluye la inmovilización mediante un vendaje suave y la administración de analgésicos para el control del dolor (16).

Sin embargo, el diagnóstico temprano puede ser un desafío, ya que algunos casos pasan desapercibidos durante la evaluación clínica inicial. Para confirmar la presencia de fracturas, es esencial una evaluación clínica cuidadosa, complementada con imágenes de ultrasonido, las cuales ofrecen una herramienta no invasiva y efectiva para visualizar las estructuras óseas sin exponer al recién nacido a radiación (13; 16).

En cuanto a las complicaciones tardías, la consolidación viciosa es una de las más importantes. Esta condición ocurre cuando la fractura cicatriza de manera incorrecta, lo que puede ocasionar una deformidad permanente. Aunque es poco común en neonatos debido a su alta capacidad de remodelación ósea, en algunos casos puede ser necesario intervenir para corregir el malalineamiento. Otra complicación rara, pero relevante, es la limitación de la movilidad del brazo, que puede afectar el desarrollo del niño y limitar sus actividades diarias si la fractura no se maneja adecuadamente. En estos casos, la rehabilitación mediante fisioterapia puede ser necesaria para restaurar la funcionalidad del miembro afectado (16).

Los factores pronósticos que influyen en el desenlace clínico de las fracturas de clavícula incluyen tanto las características del recién nacido como las condiciones del parto y la salud materna. El peso al nacer y el método de parto juegan un papel crucial. Los recién nacidos de mayor peso y aquellos que nacen por parto vaginal, especialmente cuando se utilizan instrumentos como fórceps o ventosas, presentan un mayor riesgo de fracturas y, potencialmente, peores resultados a largo plazo (8; 10).

Por otra parte, las condiciones maternas como la diabetes y la obesidad también aumentan el riesgo de fracturas neonatales, influyendo directamente en el pronóstico (17). Asimismo, el estatus socioeconómico es un factor importante, ya que las familias con recursos limitados pueden tener menos acceso a cuidados prenatales adecuados y tratamiento oportuno, lo que puede impactar en la evolución de estas lesiones (8).

Prevención y estrategias obstétricas:

La identificación temprana de los factores de riesgo asociados con las fracturas de clavícula en recién nacidos es fundamental para prevenir complicaciones y mejorar el manejo durante el parto. La macrosomía es uno de los principales factores de riesgo. Los recién nacidos con un peso al nacer superior a 4,000 g tienen una incidencia significativamente mayor de fracturas de clavícula, alcanzando el 2.13% en comparación con el 0.41% en neonatos sin macrosomía (18). Otra condición clave es la distocia de hombros, la cual presenta una incidencia del 3.99% de fracturas de clavícula, lo que subraya la necesidad de una vigilancia estrecha durante el trabajo de parto para reducir este riesgo. Además, el tipo de presentación fetal desempeña un papel importante. La presentación pélvica aumenta el riesgo de patologías asociadas, incluidas las fracturas de clavícula, en 5.54 veces en comparación con la presentación cefálica (7; 18).

El manejo adecuado del parto es esencial para minimizar el riesgo de fracturas de clavícula y otras complicaciones neonatales. La cesárea, aunque necesaria en ciertas situaciones, no está exenta de riesgos y debe reservarse para casos con indicaciones claras, ya que puede aumentar la probabilidad de patologías relacionadas (7). Por otro lado, los partos vaginales instrumentales tienen una mayor incidencia de fracturas de clavícula (0.99%) en comparación con los partos vaginales espontáneos (0.48%) (18). Esto resalta la importancia de evaluar cuidadosamente la necesidad de intervenciones durante el parto. El uso de modelos predictivos basados en evaluaciones del tercer trimestre es una estrategia valiosa para anticipar posibles complicaciones en el nacimiento. Estas evaluaciones permiten a los profesionales de la salud planificar de manera más efectiva el manejo del parto, reduciendo así la probabilidad de lesiones neonatales (7).

La capacitación del personal de salud en la identificación de factores de riesgo y estrategias de manejo de las fracturas de clavícula es clave para garantizar una intervención oportuna. Los trabajadores de la salud deben estar familiarizados con los signos clínicos que sugieren la presencia de fracturas y las mejores prácticas para su manejo. Además, es crucial aumentar la conciencia sobre la relación entre la morfología de las fracturas de clavícula y las lesiones del plexo braquial, lo que puede orientar las evaluaciones clínicas y las intervenciones para evitar daños adicionales (1).

Conclusiones:

Las fracturas de clavícula en recién nacidos son lesiones comunes durante el parto, especialmente en situaciones complicadas como la distocia de hombros, que generan un aumento en el riesgo de lesiones asociadas como las del plexo braquial. La detección temprana de estas fracturas es fundamental para evitar complicaciones a largo plazo. Aunque muchas de estas lesiones tienen un pronóstico favorable con tratamiento conservador, un diagnóstico oportuno permite diferenciar las fracturas de clavícula de otras condiciones que pueden presentar síntomas similares, como las lesiones del plexo braquial. Un manejo adecuado desde el inicio, con un enfoque clínico preciso, es crucial para evitar secuelas neurológicas y mejorar la calidad de vida del recién nacido.

El tratamiento conservador es generalmente efectivo para la mayoría de las fracturas de clavícula neonatales, pero el seguimiento continuo es esencial para asegurar una recuperación óptima sin complicaciones. La inmovilización y el control del dolor mediante analgésicos son los pilares del tratamiento, con excelentes resultados funcionales en la mayoría de los casos. Sin embargo, algunas fracturas pueden presentar complicaciones, como la consolidación viciosa, que requiere intervención para evitar deformidades a largo plazo. La utilización de tecnologías como el ultrasonido para el diagnóstico y el seguimiento, junto con la observación clínica, facilita la identificación temprana de posibles complicaciones y contribuye a optimizar el tratamiento de estas lesiones.

La identificación de factores de riesgo, tales como la macrosomía fetal, las presentaciones anómalas y el uso de intervenciones como los fórceps durante el parto, es crucial para prevenir las fracturas de clavícula en recién nacidos y mejorar los resultados. La implementación de estrategias de manejo apropiadas, basadas en la evaluación de estos factores de riesgo, puede reducir significativamente la incidencia de estas fracturas y las complicaciones asociadas. Los profesionales de la salud deben estar entrenados en la identificación temprana de estos factores para poder intervenir de manera oportuna y aplicar las mejores prácticas durante el parto, lo que contribuirá a mejorar los resultados neonatales y reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo.

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