Inicio > Geriatría y Gerontología > Grandes Síndromes Geriátricos > Página 6

Grandes Síndromes Geriátricos

Epidemiología:

Las caídas son un verdadero problema clínico entre la población anciana, debido a su alta frecuencia y sus consecuencias físicas, psicológicas y sociales. Son una causa importante de mortalidad, inmovilidad e institucionalización prematura, además de ser un importante marcador de fragilidad en la edad avanzada, así como un factor de riesgo de deterioro y mal pronóstico. Se calcula que cerca del 65% de los ancianos que viven en la comunidad, 40% de los que viven en una institución para cuidados prolongados y 20% de los hospitalizados sufren cuando menos una caída al año.

Las fractura de humero, muñeca, pelvis y cadera se consideran edad-dependientes, ya que son producto de los efectos de la osteoporosis y la caída. Suelen ocurrir con frecuencia lesiones de tipo hematoma o luxaciones articulares. En el estudio de los factores de riesgo, los cambios físicos propios del envejecimiento corresponden a los factores intrínsecos y las condiciones del medio a los factores extrínsecos; también se pueden dividir en factores de riesgo a largo y corto plazo.

Factores de riesgo:

Factores a largo plazo (crónicos): relación entre algunas enfermedades neurológicas, como Parkinson, hidrocefalia de presión normal o hemiparesia y las caídas, pero también se asocian estas a déficit o padecimiento sensoriales crónicos, así como alteraciones del funcionamiento cognoscitivo, neurológico y musculoesquelético. Medicamentos que se relacionan con disfunción vestibular son aminoglucósidos, aspirina, furosemida, quinina, quinidina, alcohol y tal vez nicotina.

El estado mental es primordial en la predisposición en las caídas, estado general, estado psicomotor y desempeño global de las actividades de la vida diaria. La capacidad visual es determinante en la estabilidad del organismo; a saber, la agudeza visual, adaptación a la oscuridad, visión periférica, sensibilidad de contraste y la acomodación contribuye a la adaptación del viejo a su entorno físico.

La mayoría de las caídas se suscitan en la noche, debido a una menor capacidad para adaptarse a la visión nocturna, las barreras arquitectónicas el sueño y sus alteraciones, la nicturia por inversión del nictámero con la necesidad de acudir al baño frecuentemente, así como el uso de hipnóticos-sedantes. La propiocepción contribuye en el equilibrio, sobre todo en los cambios de posición, al caminar en superficies irregulares y cuando existen sensoriopatías.

Cualquier limitación o enfermedad de hueso, musculo o articulación, componentes efectores de la estabilidad, aumenta el riesgo de caer. Problema de los pies, callosidades deformaciones del tobillo así como los resultantes del calzado, pueden ser causas de caídas que por lo general pasan inadvertidas. Los factores a corto plazo son enfermedades agudas o exacerbaciones de padecimiento crónico-degenerativo, insuficiencia cardíaca, y la hipo tensión ortostática. Un buen número de medicamentos que causan sedación, tiempo de reacción retardado, hipotensión y síndromes extra-piramidales.

Fisiopatología:

La estabilidad de la persona depende de una serie de factores, como el sensorio, SNC, estado mental o cognoscitivo y aparato musculo-esquelético y, además de lo anterior, del funcionamiento respiratorio íntegro y coordinado. Las enfermedades o discapacidades tienen un impacto tanto en el equilibrio como en la marcha, muy importantes, y se superponen con la edad.

La fractura es la complicación más temida, después de una caída, y las consecuencias debido a la inmovilización prolongada, secundaria a la fractura, puede ocasionar infección respiratoria, contracturas musculares y articulares, ulceras por presión, depresión, sobretodo dependencia funcional. Solo el 50% de los ancianos mayores de 70 años hospitalizados por una caída sobrevive a este acontecimiento en el año posterior a la caída. Las caídas pueden suceder a cualquier edad, en el anciano son realmente significativas, por sus efectos físicos directos como las lesiones y la muerte, o menos directo como la dependencia potencial, la incapacidad para el auto cuidado posterior, con una creciente demanda de cuidados por parte del familiar o del cuidador en la residencia. Este problema puede adquirir dimensiones tan importantes que el miedo, la frustración y sensación de incapacidad pueden llevar desde el aislamiento social al abatimiento funcional; ansioso y triste prefiere no salir, y en casa poco a poco merma su funcionalidad. A este cuadro se le llama síndrome post-caída y debe ser atendido con terapia de apoyo y rehabilitación.

Úlceras por presión

Las úlceras por presión (o escaras) constituyen un tipo de lesiones causadas por un trastorno de irrigación sanguínea y nutrición tisular como resultado de presión prolongada sobre prominencias óseas o cartilaginosas. Las lesiones no solo se producen en posición supina, sino también en los pacientes confinados a la silla de ruedas. Como el mecanismo primordial es la presión, es preferible denominarlos como “úlceras por presión” y no como ulceras por decúbito como es frecuentemente de escuchar. Ocurren con mayor frecuencia en la edad avanzada, pacientes confinados en cama o a silla de ruedas, desnutridos, comprometidos de conciencia y mal apoyo familiar. Los sitios más comprometidos en más del 80% de los casos son: sacro, trocánteres, nalgas, maléolos externos y talones.

Manifestaciones clínicas

Se manifiestan como una zona eritematosa no blanqueable, pérdida epitelial, pérdida de continuidad o formación de escaras sobre prominencias óseas.

Se clasifican según su extensión en: (Clasificación de Norton)

  • Estadío 1: eritema de la piel no blanqueable intacta.
  • Estadío 2: pérdida cutánea limitada a la epidermis o dermis.
  • Estadío 3: necrosis cutánea con compromiso del tejido subcutáneo; puede comprometer la aponeurosis sin atravesarla.
  • Estadío 4: compromiso muscular u óseo.

Etiología y Patogenia

El factor causal primordial en la génesis de las úlceras es la fuerza de compresión. Son más sensibles los tejidos subcutáneos y