Impacto del uso temprano de pantallas en el desarrollo emocional y social: evidencia y perspectivas actuales
Autor principal: Dr. Rodrigo José Madrigal Valverde
Vol. XX; nº 08; 341
Impact of early screen use on emotional and social development: Current evidence and perspectives
Fecha de recepción: 10 de marzo de 2025
Fecha de aceptación: 4 de abril de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 08 Segunda quincena de abril de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 08; 341
Autores:
Dr. Rodrigo José Madrigal Valverde
Médico general, COOPESAIN. San José, Costa Rica.
Orcid: 0009-0005-6322-2414
Código Médico 15933
Dra. Aracelis Castro Soto
Médico general, investigadora independiente, San José, Costa Rica
Orcid: 0009-0004-2415-5784
Código Médico: 17199
Dra. Andrea Crespo-Sáenz
Médico general, Clínica Crespo Sáenz. San José, Costa Rica.
Orcid: 0009-0008-9235-5488
Código Médico 11547
Dra. Nicolle Contreras Figueroa
Médico general, Premedical. Cartago, Costa Rica.
Orcid: 0009-0001-7946-8487
Código Médico 15730
Dr. Allan Antonio Leiva Segnini
Médico general, investigador Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: 0009-0001-2879-8275
Código Médico 14961
Dra. Ana Karen Blanco Salazar
Médico general, investigadora Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: 0009-0006-5627-8302
Código Medico 18326
Dra. María Celeste Díaz Obando
Médico general, UNIMED URGENT CARE. Alajuela, Costa Rica.
Orcid: 0009-0007-2362-9580
Código Médico 17381
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Palabras clave: Uso temprano de pantallas, desarrollo infantil, regulación emocional, interacción social, lenguaje expresivo, mediación parental.
Key words: Early screen use, child development, emotional regulation, social interaction, expressive language, parental mediation.
Resumen:
El uso temprano de pantallas en la infancia es un tema de estudio relevante debido a su creciente impacto en el desarrollo emocional y social. Se ha identificado que la exposición a dispositivos electrónicos puede influir en el desarrollo del lenguaje, la inteligencia emocional y las habilidades sociales.
En cuanto al desarrollo lingüístico, el uso excesivo de pantallas en niños menores de tres años se asocia con retrasos en el lenguaje expresivo, aunque la ausencia total de contacto con pantallas también podría afectar la adquisición del lenguaje en niños mayores. En adolescentes, un uso moderado de dispositivos digitales puede favorecer el desarrollo de la inteligencia emocional, siempre que exista una gestión adecuada del contenido.
El impacto en la socialización infantil es significativo, ya que un uso excesivo de pantallas puede generar dificultades en la interacción social y en la regulación emocional. Factores como la mediación parental y la calidad del contenido consumido juegan un papel clave en la mitigación de estos efectos.
Para abordar este fenómeno, se realizó una revisión bibliográfica que analizó estudios sobre la relación entre el uso de pantallas y el desarrollo infantil. Se encontraron evidencias de que una supervisión parental adecuada y el equilibrio entre el uso de pantallas y otras actividades pueden favorecer un desarrollo más saludable.
Las estrategias recomendadas incluyen limitar el tiempo de exposición, fomentar la interacción familiar y priorizar contenidos educativos, con el fin de promover un desarrollo emocional y social óptimo en la infancia.
Abstract:
Early screen use in childhood is a relevant topic of study due to its growing impact on emotional and social development. It has been identified that exposure to electronic devices can influence the development of language, emotional intelligence and social skills.
Regarding linguistic development, excessive use of screens in children under three years of age is associated with delays in expressive language, although the complete absence of contact with screens could also affect language acquisition in older children. In adolescents, moderate use of digital devices can promote the development of emotional intelligence, provided that there is adequate management of the content.
The impact on child socialization is significant, since excessive use of screens can generate difficulties in social interaction and emotional regulation. Factors such as parental mediation and the quality of the content consumed play a key role in mitigating these effects.
To address this phenomenon, a bibliographic review was carried out that analyzed studies on the relationship between screen use and child development. Evidence was found that adequate parental supervision and a balance between screen time and other activities can promote healthier development.
Recommended strategies include limiting screen time, encouraging family interaction, and prioritizing educational content to promote optimal emotional and social development in childhood.
Introducción:
El impacto del uso temprano de pantallas en el desarrollo emocional y social es un área de estudio fundamental debido a la creciente presencia de dispositivos digitales en la vida de los niños. El uso temprano de pantallas se define como la exposición de niños menores de cinco años a dispositivos electrónicos como teléfonos inteligentes, tabletas y televisores. Esta exposición puede tener implicaciones significativas en distintos aspectos del desarrollo infantil, incluyendo el lenguaje, la inteligencia emocional y las habilidades sociales. A continuación, se exploran estos efectos en detalle (1; 2)
El desarrollo del lenguaje es una de las áreas más influenciadas por el uso temprano de pantallas. Se ha identificado una relación entre la exposición a dispositivos electrónicos y los retrasos en el lenguaje expresivo, especialmente en niños de 12 a 30 meses. En este grupo etario, un mayor tiempo de pantalla se asocia con un riesgo significativamente elevado de presentar retrasos en el desarrollo del lenguaje, con razones de probabilidades de 1.52 y 1.79 según diferentes rangos de edad. No obstante, la relación entre el tiempo de exposición a pantallas y el desarrollo lingüístico es compleja, ya que en niños de 31 a 48 meses, una ausencia total de contacto con pantallas también puede estar asociada con retrasos en la adquisición del lenguaje (1).
En cuanto a la inteligencia emocional, el uso de pantallas en adolescentes ha mostrado una correlación significativa con su desarrollo. Un estudio encontró que existe una relación positiva entre el tiempo de pantalla y la inteligencia emocional, lo que sugiere que una gestión adecuada del uso de dispositivos digitales puede desempeñar un papel clave en la adquisición de habilidades socioemocionales durante la adolescencia (2).
El desarrollo social y el comportamiento infantil también se ven afectados por el uso excesivo de dispositivos electrónicos en la primera infancia. La exposición prolongada a pantallas en edades tempranas se ha relacionado con efectos negativos en el desarrollo, incluyendo la adopción de hábitos de vida poco saludables y una disminución en las habilidades sociales a largo plazo (3). Asimismo, la interacción entre el cuidado paterno y los hábitos de consumo de pantallas desempeña un papel relevante en el desarrollo social de los niños. Se ha observado que las reacciones infantiles ante restricciones en el uso de pantallas, como berrinches o frustraciones intensas, están influenciadas tanto por sus propios hábitos de consumo como por los patrones de uso de sus padres, en particular los de sus figuras paternas (4).
Este artículo analiza el impacto del uso temprano de pantallas en el desarrollo emocional y social infantil, considerando sus efectos en la regulación emocional, la empatía y la interacción social. Se examinan factores moderadores como la mediación parental, la calidad del contenido y la edad de inicio, además de proponer estrategias para un uso equilibrado que favorezca el bienestar infantil.
Metodología:
Para el diseño de esta investigación sobre el impacto del uso temprano de pantallas en el desarrollo emocional y social infantil, se realizó una revisión bibliográfica exhaustiva. Esta revisión abordó aspectos clave como la prevalencia del uso de pantallas en la primera infancia, sus efectos en la regulación emocional, la empatía y las habilidades sociales, así como los factores moderadores y estrategias de mitigación. Se consultaron bases de datos científicas reconocidas, como PubMed, Scopus y Web of Science, debido a su relevancia en temas de psicología del desarrollo, educación y salud infantil.
Se aplicaron criterios estrictos de inclusión y exclusión para garantizar la calidad y pertinencia de los estudios seleccionados. Se incluyeron investigaciones publicadas entre 2020 y 2025, en inglés o español, que analizaran la relación entre el uso temprano de pantallas y el desarrollo emocional y social. Se excluyeron estudios con datos insuficientes, publicaciones duplicadas o aquellas sin revisión por pares. Las palabras clave utilizadas en la búsqueda incluyeron: Uso temprano de pantallas, desarrollo infantil, regulación emocional, interacción social, lenguaje expresivo, mediación parental.
La búsqueda inicial identificó 20 fuentes relevantes, que incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas y estudios longitudinales. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis exhaustivo de los efectos del uso de pantallas en la infancia, considerando variables como la edad de inicio, la duración del uso y el tipo de contenido consumido.
El análisis se llevó a cabo mediante un enfoque cualitativo y comparativo. Los hallazgos fueron organizados en categorías temáticas que permitieron identificar patrones en la relación entre el uso de pantallas y el desarrollo infantil. Este enfoque integral proporciona una visión estructurada del impacto del uso temprano de pantallas y ofrece recomendaciones basadas en evidencia para promover un uso equilibrado y beneficioso en la primera infancia.
Desarrollo emocional y social en la infancia:
Uno de los hitos más importantes en la infancia es la regulación emocional, la cual permite a los niños gestionar sus emociones de manera adecuada. La capacidad de regular las emociones está vinculada con una menor presencia de síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y problemas de conducta, lo que resalta su importancia en el desarrollo infantil (5). Además de la regulación emocional, la expresividad emocional también juega un papel crucial en la socialización. A medida que los niños alcanzan la edad preescolar, desarrollan una mayor capacidad de expresar sus emociones, lo que contribuye a su competencia social. Este proceso se ve favorecido por conversaciones reflexivas, en las que los niños aprenden a reconocer y verbalizar sus emociones en diferentes contextos (6).
La construcción de la identidad y la regulación emocional están estrechamente interrelacionadas. La capacidad de autorregulación es un indicador clave de competencia social y se desarrolla mediante métodos innovadores como las conversaciones reflexivas, las cuales permiten a los niños analizar sus emociones y comportamientos en distintas situaciones (6). Asimismo, la toma de conciencia sobre las propias emociones y la capacidad para regularlas desempeñan un papel fundamental en la formación de la identidad. Este proceso facilita la comprensión de las emociones propias y ajenas, lo que favorece el desarrollo de la empatía y la construcción de una identidad emocionalmente equilibrada (7).
En cuanto al desarrollo de habilidades sociales y la comunicación interpersonal, el aprendizaje socioemocional (SEL, por sus siglas en inglés) ha demostrado ser una estrategia eficaz para mejorar la interacción social en la infancia. Los programas de SEL contribuyen significativamente al desarrollo de habilidades sociales y a la mejora de las relaciones interpersonales, lo que a su vez se asocia con un mejor rendimiento académico (7). La comunicación interpersonal, por otro lado, se fortalece a través de la participación activa de la familia y la creación de entornos educativos que brinden apoyo emocional. La presencia de un entorno familiar y escolar que fomente la comunicación efectiva permite a los niños desarrollar habilidades lingüísticas y emocionales que favorecen su integración social (8).
Uso de pantallas en la primera infancia; tendencias y factores asociados:
El uso de pantallas en la infancia temprana ha aumentado significativamente en los últimos años, generando preocupación sobre sus efectos en el desarrollo infantil. La prevalencia de este hábito varía según el contexto cultural y las recomendaciones de las autoridades sanitarias. En la provincia de Fujian, China, la adherencia a las pautas de tiempo de pantalla es baja entre los niños de 1 a 2 años, con solo un 18.8% cumpliendo las recomendaciones. No obstante, la tasa de cumplimiento mejora en los menores de 1 año y en aquellos de 2 a 3 años, alcanzando un 56.8% y un 81.9%, respectivamente (9). Por otro lado, en Suecia, los padres muestran opiniones diversas respecto a las guías sobre el uso de pantallas, lo que sugiere la necesidad de revisar estas recomendaciones para alinearlas mejor con las prácticas familiares y los contextos culturales (10).
El tipo de dispositivos y el contenido consumido son factores determinantes en la relación entre el uso de pantallas y el desarrollo infantil. Los niños están expuestos a una amplia variedad de dispositivos, entre los que se incluyen televisores, teléfonos inteligentes, computadoras y consolas de videojuegos. Asimismo, el contenido consumido se divide entre material educativo y de entretenimiento, priorizando formatos interactivos y atractivos que captan la atención infantil y favorecen el tiempo de exposición a las pantallas (11).
Los factores familiares y socioculturales también desempeñan un papel clave en la configuración de los hábitos de uso de pantallas en la infancia. El comportamiento parental, como el fenómeno de phubbing materno, tiene una influencia significativa en el consumo de medios por parte de los niños, ya que la preferencia del niño por las pantallas media esta relación (12). Además, variables como el nivel educativo del padre, la disponibilidad de libros en el hogar y la calidad del cuidado infantil están asociadas con los hábitos de uso de pantallas y los resultados en el desarrollo infantil (4). También influyen las actitudes socioculturales hacia la exposición a pantallas y las prácticas de co-visualización, que pueden modular la adherencia a las recomendaciones sobre tiempo de pantalla (9).
Efectos del uso temprano de pantallas en el desarrollo emocional:
El uso excesivo de pantallas en la infancia temprana tiene implicaciones significativas en la regulación emocional y el autocontrol. Una revisión sistemática y un metanálisis han identificado que un mayor tiempo de exposición a pantallas se asocia con puntajes más bajos en pruebas de autorregulación en niños, lo que sugiere un impacto negativo en el desarrollo de habilidades esenciales para el manejo de emociones y comportamientos. Este hallazgo resalta la importancia de un uso moderado y controlado de las pantallas, ya que la sobreexposición puede interferir en la adquisición de mecanismos necesarios para gestionar impulsos y emociones de manera adaptativa (13).
Además, el uso inadecuado de pantallas está vinculado con el aumento del estrés y la ansiedad en la infancia. La presencia de rabietas y reacciones negativas ante la restricción del tiempo de pantalla indica un posible incremento en los niveles de estrés infantil, lo que podría estar relacionado con la dificultad de los niños para regular sus emociones sin la mediación de dispositivos electrónicos (4). Asimismo, se ha identificado una relación entre la depresión parental y el aumento del tiempo de pantalla en los niños, lo que sugiere que la salud mental de los padres puede influir directamente en el bienestar emocional de sus hijos y en la manera en que estos utilizan las pantallas (14).
El impacto del uso de pantallas también se extiende a la capacidad de empatía y expresión emocional en la infancia. Mientras que algunos estudios han señalado que el tiempo frente a dispositivos electrónicos puede afectar negativamente las habilidades de comunicación social, otros sugieren que, con una adecuada orientación y selección de contenidos, las pantallas pueden ser una herramienta útil para fomentar la empatía y la expresión emocional en los niños (14; 15). En este contexto, el papel de la participación parental y la alfabetización mediática resulta crucial para mitigar los efectos negativos y potenciar un desarrollo emocional saludable (15).
El uso temprano y excesivo de pantallas puede afectar negativamente la interacción cara a cara y las habilidades de comunicación en la infancia. La reducción en la frecuencia y calidad de las interacciones entre padres e hijos, esenciales para el desarrollo sociocognitivo, es una de las principales consecuencias de esta exposición prolongada a dispositivos digitales (16). Aunque no se ha identificado una correlación directa entre el tiempo de pantalla y las habilidades de comunicación social, sí se ha encontrado que la depresión parental, asociada a un mayor tiempo de pantalla en los niños, puede influir negativamente en dichas habilidades, afectando el desarrollo social de los menores (14).
Además del impacto en la comunicación, el uso de pantallas también influye en el juego simbólico y la creatividad. Se ha observado que los niños expuestos a pantallas táctiles antes de los 12 meses pueden presentar mejores habilidades de resolución de problemas, posiblemente debido a la interacción digital que estos dispositivos permiten. Sin embargo, esta ventaja no se traduce en un mayor desarrollo de la creatividad o del juego simbólico, lo que sugiere que el uso de pantallas no sustituye la importancia de las actividades tradicionales para estimular la imaginación infantil. En este sentido, la combinación de actividades creativas como colorear o hacer manualidades junto con un uso moderado de pantallas puede contribuir al desarrollo de mejores competencias personales y sociales (17).
El uso de pantallas también está relacionado con el desarrollo de comportamientos agresivos o retraídos en la infancia. En algunos casos, la restricción del tiempo de pantalla puede generar reacciones emocionales intensas, como rabietas o actitudes de retraimiento, lo que resalta la necesidad de establecer un equilibrio entre el uso de dispositivos y la realización de actividades alternativas que fomenten el desarrollo social y emocional (4). Además, se ha encontrado que un uso excesivo de pantallas durante la edad escolar temprana puede estar asociado con resultados negativos en el desarrollo infantil, incluyendo posibles problemas de conducta que pueden manifestarse en agresividad o aislamiento social (3).
Factores moderadores y variables contextuales:
La mediación parental juega un papel fundamental en la regulación del uso de pantallas y sus efectos en el desarrollo infantil. El monitoreo activo por parte de los padres, así como el establecimiento de límites claros, se asocian con una reducción en el uso problemático de pantallas en adolescentes. Estos hallazgos sugieren que una supervisión adecuada puede mitigar los efectos negativos del tiempo de pantalla y promover hábitos digitales más saludables. No obstante, el uso de pantallas como herramienta de control conductual, ya sea como recompensa o castigo, se ha relacionado con un incremento en el tiempo de exposición y con un uso más problemático de los dispositivos electrónicos (18).
Además de la supervisión parental, la cantidad, el tipo y la calidad del contenido consumido son factores determinantes en el impacto del uso de pantallas. Se ha observado que un uso moderado, comprendido entre 30 y 90 minutos diarios, se asocia con un mejor desarrollo personal y social en comparación con una exposición excesiva o insuficiente (17). No obstante, el tipo de contenido al que los niños están expuestos es igualmente relevante, ya que la visualización de material inadecuado puede generar riesgos en línea, afectar la autoestima y aumentar los síntomas depresivos (19).
La edad de inicio y la duración del uso de pantallas también tienen implicaciones significativas en el desarrollo infantil. Como se mencionó anteriormente, se ha encontrado que la introducción temprana a los dispositivos digitales, antes de los 12 meses, puede favorecer la adquisición de habilidades de resolución de problemas. Sin embargo, cuando el tiempo de exposición supera los 90 minutos diarios, se pueden observar efectos negativos en el desarrollo personal y social del niño (17). Asimismo, la exposición a pantallas entre los 12 y 30 meses se ha vinculado con retrasos en el lenguaje expresivo, aunque la ausencia total de pantallas en niños mayores también podría representar un riesgo para el desarrollo del lenguaje, lo que indica la necesidad de encontrar un equilibrio adecuado en el uso de estos dispositivos (1).
Estrategias de mitigación y recomendaciones:
Las estrategias de mitigación y recomendaciones para el uso de pantallas en la infancia se centran en regular la edad de introducción, la duración del uso y la calidad del contenido consumido. Se ha demostrado que retrasar la exposición a pantallas hasta después de los 12 meses y limitar el tiempo de uso diario a un rango de 30 a 90 minutos puede favorecer un mejor desarrollo personal y social en los niños. Además, el uso supervisado de dispositivos digitales, con contenido interactivo y educativo, contribuye a mitigar los posibles efectos negativos del tiempo de pantalla y favorece un aprendizaje más significativo (17).
Un aspecto clave en la regulación del uso de pantallas es la educación de los padres, especialmente de los padres varones, sobre el impacto de los hábitos digitales en el desarrollo infantil. La concienciación acerca de la importancia del cuidado de calidad y la interacción (4).
El establecimiento de límites claros y estructurados para el tiempo de pantalla es otra estrategia fundamental para prevenir un uso excesivo y sus consecuencias negativas. La implementación de normas específicas sobre cuándo y cómo pueden usarse las pantallas ayuda a los niños a desarrollar una relación más equilibrada con la tecnología (3). Asimismo, la selección de contenido adecuado a la edad y con un enfoque educativo puede potenciar la inteligencia emocional y las habilidades cognitivas, en lugar de afectar negativamente su desarrollo (2).
Más allá del control del tiempo de pantalla, es esencial fomentar actividades alternativas que promuevan el desarrollo emocional y social. La participación en actividades creativas, como colorear o hacer manualidades, se ha relacionado con una mejora en las competencias personales y sociales (17). De igual manera, el juego físico y la lectura constituyen herramientas esenciales para estimular la interacción social y el desarrollo cognitivo, proporcionando experiencias enriquecedoras que no pueden ser reemplazadas por el uso de dispositivos electrónicos (4).
Los educadores y profesionales de la salud desempeñan un papel crucial en la orientación y el apoyo a las familias en relación con el uso de pantallas. A través de recomendaciones basadas en evidencia, pueden promover prácticas saludables que equilibren el tiempo de pantalla con actividades que fortalezcan el desarrollo emocional y social de los niños (20). Además, la evaluación y el monitoreo continuo del desarrollo infantil permiten detectar a tiempo posibles dificultades asociadas al uso excesivo de pantallas y ajustar las estrategias de intervención según las necesidades individuales de cada niño (17).
Conclusiones:
El uso temprano de pantallas influye en el desarrollo emocional y social infantil, con efectos tanto positivos como negativos. Mientras que una exposición moderada y supervisada puede favorecer el desarrollo de habilidades socioemocionales, su uso excesivo se asocia con dificultades en la regulación emocional, la interacción social y el lenguaje expresivo, especialmente en niños menores de tres años.
Factores como la mediación parental, la calidad del contenido y la edad de inicio desempeñan un papel clave en la mitigación de los efectos negativos. La supervisión activa y la selección de contenido adecuado pueden transformar las pantallas en herramientas educativas, mientras que la falta de control y el uso desmedido pueden generar hábitos poco saludables y afectar la interacción cara a cara.
Las estrategias de regulación del tiempo de pantalla deben enfocarse en el equilibrio y la promoción de actividades alternativas. Establecer límites claros, fomentar el juego creativo y la lectura, así como concienciar a los padres sobre la importancia de la interacción de calidad, son medidas esenciales para garantizar un desarrollo infantil saludable en la era digital.
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