MÉTODO
Se realizó una revisión actualizada de 28 referencias bibliográficas sobre las Infecciones de Transmisión Sexual, los métodos anticonceptivos y la conducta sexual en ambos sexos. Las mismas fueron localizadas en las diversas bibliotecas visitadas del territorio.
DESARROLLO
La anticoncepción, la programación de los embarazos y la prevención de las infecciones de transmisión sexual (ITS), pueden considerarse partes componentes del todo que representa la Planificación Familiar, no puede admitirse que una de las partes interfiera en el logro adecuado de la otra, por lo cual no puede aceptarse que algún método anticonceptivo predisponga categóricamente a padecer alguna ITS, cuando a lo que se debe aspirar es a lo contrario. Para estar seguros de que no es así, se comenzara una defensa que se le hace a los anticonceptivos, con los cuales, en ocasiones, se ha sido injusto, en relación con este tema.
Anticonceptivos de barrera e infecciones de transmisión sexual
Nadie pone en duda que los anticonceptivos de barrera constituyen en la actualidad el arma fundamental de que se dispone para la protección contra las infecciones de transmisión sexual (ITS). Entre estos, el condón masculino es el que ofrece mayor protección contra estas enfermedades, incluido el VIH. (5,6) Además, cuando se usa sistemática y correctamente, el condón masculino también es sumamente eficaz como anticonceptivo. (6)
La protección que ofrece el preservativo masculino contra las infecciones de transmisión sexual (ITS) no depende, en esencia, del tipo de material del cual esté compuesto, por lo que son tan eficaces los tradicionales de látex, como los que están compuesto por nuevos materiales sintéticos, que son menos alergénicos, como el poliuretano, polímero sintético derivado del petróleo, el estirenoetileno butilenoestireno (SEBS), un elastómero termoplástico sintético, o el tactylon, otro elastómero sintético. Más aún, se ha informado que los de poliuretano son todavía más eficaces que los de látex para proteger de las ITS, ya que estos últimos, a diferencia de los primeros, pueden perder sus propiedades aislantes cuando se usan en combinación con lubricantes liposolubles (vaselina, aceites, etcétera). (7)
El mecanismo de protección se explica por el hecho de que la superficie física interpuesta entre el pene y la vagina impide el contacto directo entre estos, lo cual imposibilita el intercambio de secreciones y el contacto con lesiones genitales, en los casos en los que estas estuvieran presentes. (7) Se ha estimado que con el uso consistente del preservativo masculino se puede impedir la transmisión sexual del VIH en un 80%. Este también protege muy eficazmente de la infección por sífilis, gonorrea, clamidias y trichomonas, pero parcialmente de la causada por el virus del herpes simple y el del papiloma humano, y de otras infecciones de transmisión sexual (ITS) que pueden producir úlceras en los genitales. (7)
La protección contra las ITS que proporcionan los anticonceptivos de barrera femeninos, es más modesta, cuando se compara con la brindada por el condón masculino.[8] Desde el punto de vista teórico, el diafragma debería brindar protección al conducto endocervical contra la infección por los microorganismos causantes de infecciones de transmisión sexual (ITS)S que se instalan en esta zona del aparato genital o en otras superiores, con lo que disminuiría también el riesgo de sufrir una enfermedad pélvica inflamatoria (EPI); sin embargo, estudios cuidadosos de Masters y Johnson indican que el diafragma generalmente se desplaza durante el coito, y esto ocasiona que pierda parcialmente su capacidad protectora contra estas infecciones. (9)
No obstante, ya se han acumulado pruebas del potencial del diafragma para proteger de determinados tipos de infecciones de transmisión sexual (ITS), sobre todo, las que afectan al cuello uterino, como la clamidiasis y la gonorrea, e indirectamente protegería también del VIH, puesto que la infección por este virus se propicia con la presencia de otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Además, se ha dicho que la mayoría de las infecciones por el VIH ocurren probablemente en el interior del cuello uterino, el cual es más vulnerable que la vagina, dado que el recubrimiento endocervical es más delgado y más frágil que el epitelio exocervical y el vaginal; pero más aún, en las adolescentes, que son un grupo de riesgo de ITS, es frecuente la ectopia cervical, lo que todavía hace más débil esta zona del aparato genital ante las infecciones por microorganismos patógenos. (10)
El condón femenino de poliuretano puede proteger, también en teoría, de las infecciones de transmisión sexual (ITS), incluido el VIH. En un análisis acerca de la seguridad, eficacia y aceptabilidad del condón femenino, la OMS estimó que el uso correcto de este método podría reducir la transmisión del VIH en un 93%; no obstante, se necesitan más investigaciones para asegurar su verdadera eficacia, en relación con este último aspecto. (7, 10,11) Esta sí ha sido probada en la prevención de la trichomoniasis vaginal. (7, 10, 12) Otros métodos de barrera como el capuchón cervical, la esponja y los espermicidas solos, son menos eficaces en este sentido. (6)
La protección que ofrecen todos los métodos de barrera contra las infecciones por gérmenes que producen ITS puede incrementarse si se usan en combinación con sustancias espermicidas-microbicidas como el cloruro de benzalconio o el nonoxinol-9, entre otras. Este último está disponible como anticonceptivo desde hace ya varios años (se ha ofrecido en forma de gel, espuma, crema, supositorio, tableta espumante, lámina, etc.) y ha demostrado ser un microbicida eficaz contra bacterias y virus. (13, 14) No obstante, últimamente se ha cuestionado su eficacia para proteger de la infección por el VIH, pues estudios recientes llevados a cabo por la OMS en varios países, no han podido probar este beneficio. (15, 16)
Actualmente, se están elaborando nuevos productos microbicidas para prevenir la infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), diseñados para aplicarse en la vagina y/o el recto y formulados en forma de gel, espuma, crema, supositorio, película y esponja impregnada en el producto, y según cálculos de expertos, los que tengan una eficacia de incluso un 60% contra el VIH, podrían prevenir por lo menos aproximadamente 2,5 millones de infecciones por este virus en un período de 3 años. Estos microbicidas actuarían a través de 3 mecanismos fundamentales: inactivación y destrucción de los agentes patógenos productores de infecciones de transmisión sexual (ITS),