e incorporación social de los padres, acompañan generalmente a un buen desempeño del rol que deben jugar en la educación de sus hijos (9).
La mayoría de los estudiantes expresó comunicarse bien con sus padres en cuanto a sus amistades y actividades del tiempo libre, a pesar de constatarse mayor compresión de ambos padres hacia los varones al cometer conductas no aprobadas por ellos, lo que se consideró como consecuencia de las diferencias en la crianza según género. Patricia Herrera plantea que: “cualquier alteración de los procesos de interrelación familiar la afecta y da lugar a dobles mensajes, mensajes indirectos y comunicaciones incongruentes que tienen como principal causa dilemas no resueltos y que se pueden poner de manifiesto, por ejemplo, en los conflictos ante la asignación-asunción de roles, ante la necesidad de realización personal y autonomía de la mujer, y las limitaciones impuestas por la familia.
Se afecta también la comunicación, en tanto que la sobrecarga de roles, la sobreexigencia en la mujer, unido al papel periférico en que se mantiene el hombre, limitan las posibilidades de comunicación con los hijos y entre ellos como pareja, limitándola en ocasiones a cuestiones referentes a la vida escolar o laboral” (10).
En la sexualidad, a los padres, sobre todo con las hijas hembras, les cuesta aprobar que éstas den pasos por sí solas mayormente por el miedo a la maternidad precoz que, además del riesgo, afecta su proyecto de vida. A esto se le suman los prejuicios sobre la moral de la mujer que provocan que exageren la sobreprotección con las hijas; aunque muchos tengan bastante claro la igualdad entre ambos sexos, prefieren guardar las buenas costumbres y para ello, no importa cuán permisivo se sea con los hijos varones, pero con las hembras es mejor no arriesgarse.
García Íñiguez y Salam Betancourt consideran a la familia como fuente deficiente de información. Fresno Chávez plantea que existen severas dificultades en lo referente a la comunicación sobre temáticas de sexualidad con los padres en lo concerniente a la información sobre la temática sexual. Otros autores plantean que la fuente de información que predominó en sus estudios fue la familia, lo que coincide con lo encontrado en este trabajo, aunque es importante señalar que sólo se cuenta con los resultados de la encuesta y no se midieron otras fuentes. (Citados Torriente Barzaga) (11). Un estudio sobre comunicación y conflicto entre padres, madres e hijos adolescentes, arrojó que la comunicación desde la percepción de los adolescentes fue mejor con sus madres que con los padres (12).
Los estudiantes de ambos sexos consideraron a sus madres responsables en alto grado de lo que ellos conocían y practicaban en su vida sexual; fundamentalmente en la enseñanza de la prevención de embarazos no deseados y MAC; matizándose el hecho de que instruyen menos, con respecto a las relaciones sexuales propiamente, a sus hijos varones. De los padres es evidente menor influencia, sobre todo en sus hijas. Por tanto, aunque los estudiantes consideran que sus familias participan, fueron evidentes las diferencias en la preparación de los hijos según sexo, así como la proyección que le dan a esta preparación las madres. Vale apuntar que la relación docente que se establece entre padres e hijos a propósito de este particular, favorece la comunicación y la influencia familiar en la SSR de los segundos. El padre que logra mantenerse próximo al adolescente, percibe los cambios en su desarrollo y tránsito a la vida adulta. Así, la familia conoce mejor sus comportamientos y respuestas ante los eventos que se le presentan en la vida cotidiana y puede orientarlos oportunamente y tutelar o censurar sus conductas. No hay dudas de la significación que reviste la educación sexual tanto de los adolescentes como de toda la población, pues muchos adultos sienten malestar frente a los temas de la sexualidad juvenil. “La abstinencia sexual es lo que la sociedad espera de los jóvenes; sin embargo, no es lo que la sociedad practica siempre: lo importante es aceptar que los jóvenes tienen vida sexual y lo que toca es actuar y educar consecuente con ello” (13).
Por último, el modelo sexual de los padres, en general, fue poco aceptado por sus hijos. Como plantea González Labrador, son la consecuencia del tipo de sociedad patriarcal en que vivimos. A las hijas se les educa para la casa, para asumir papeles de buena madre y esposa… Al varón se magnifica su estereotipada virilidad, se sobreexige un determinado comportamiento sexual y de género… pero nunca se reflexiona sobre qué piensa él con la llegada de un hijo. Poco se le prepara sobre las responsabilidades de este evento vital y se pierde de vista la educación de la paternidad responsable (14,15), siendo, como es la educación, una condición fundamental de la existencia y desarrollo de la sociedad humana.
CONCLUSIONES
La mayoría de los estudiantes viven con ambos padres, los cuales tienen un alto nivel escolar y exigen más a las hembras.
La comunicación sobre sexualidad entre padres y adolescentes fue referida como buena aunque los estudiantes consideraron que las madres eran quienes más aportaban a su Educación Sexual.
El enfoque de género también estuvo presente en las relaciones que establecían los padres y madres con sus hijos. En general, los adolescentes no aprobaron el modelo sexual de sus padres para su vida futura.
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