Interacción entre la microbiota intestinal y el trastorno del espectro autista: mecanismos, evidencia clínica e intervenciones terapéuticas
Autor principal: Dr. Juan Carlos Umaña Zárate
Vol. XX; nº 08; 336
Interaction between intestinal microbiota and autism spectrum disorder: mechanisms, clinical evidence and therapeutic perspectives
Fecha de recepción: 9 de marzo de 2025
Fecha de aceptación: 4 de abril de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 08 Segunda quincena de abril de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 08; 336
Autores:
Dr. Juan Carlos Umaña Zárate
Médico general, investigador Independiente. Heredia, Costa Rica.
Orcid: 0009-0006-6576-2163
Código Médico 18710
Dra. Andrea Crespo-Sáenz
Médico general, Clínica Crespo Sáenz. San José, Costa Rica.
Orcid: 0009-0008-9235-5488
Código Médico 11547
Dra. Marianella Cordero Carrión
Médico general, Clínica Vital. Cartago, Costa Rica.
Orcid:0009-0001-4882-5533
Código Médico 18182
Dr. Allan Antonio Leiva Segnini
Médico general, investigador Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: 0009-0001-2879-8275
Código Médico 14961
Dr. Carlos Alberto Cortés Quirós
Médico general, Clínica Zahha. San José, Costa Rica.
Orcid:0009-0006-0520-4346
Código Médico 10861
Dr. Fernando Mora López
Médico general, investigador Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: 0009-0009-5764-1638
Código Médico 15338
Dra. María Celeste Díaz Obando
Médico general, UNIMED URGENT CARE. Alajuela, Costa Rica.
Orcid: 0009-0007-2362-9580
Código Médico 17381
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Palabras clave: trastorno del espectro autista, microbiota intestinal, trastornos gastrointestinales, eje microbiota-intestino-cerebro, intervenciones terapéuticas.
Key words: autism spectrum disorder, gut microbiota, gastrointestinal disorders, microbiota-gut-brain axis, therapeutic interventions.
Resumen:
La interacción entre la microbiota intestinal y los Trastornos del Espectro Autista (TEA) ha emergido como un campo clave en la investigación médica. Los trastornos gastrointestinales (TGI), frecuentes en personas con TEA, se asocian con disbiosis intestinal caracterizada por menor diversidad bacteriana y alteraciones en metabolitos microbianos. Las herramientas diagnósticas incluyen análisis de microbiota, biomarcadores de permeabilidad intestinal y técnicas metabolómicas. Las intervenciones terapéuticas, como dietas específicas, probióticos y trasplantes de microbiota fecal, han demostrado mejoras en síntomas gastrointestinales y conductuales. Sin embargo, la falta de estandarización limita su aplicación clínica. La necesidad de estudios longitudinales, biomarcadores específicos y enfoques personalizados resulta fundamental para optimizar el diagnóstico y tratamiento en pacientes con TEA, mejorando así su calidad de vida.
Abstract:
The interaction between the intestinal microbiota and Autism Spectrum Disorders (ASD) has emerged as a key field in medical research. Gastrointestinal disorders (GIDs), common in individuals with ASD, are associated with intestinal dysbiosis characterized by lower bacterial diversity and alterations in microbial metabolites. Diagnostic tools include microbiota analysis, intestinal permeability biomarkers, and metabolomic techniques. Therapeutic interventions, such as specific diets, probiotics, and fecal microbiota transplants, have demonstrated improvements in gastrointestinal and behavioral symptoms. However, the lack of standardization limits their clinical application. The need for longitudinal studies, specific biomarkers, and personalized approaches is essential to optimize diagnosis and treatment in patients with ASD, thus improving their quality of life.
Introducción:
El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo caracterizada por alteraciones en la comunicación, la interacción social y la presencia de comportamientos repetitivos (1-4). Su prevalencia ha aumentado en la última década, estimándose entre el 1% y el 1.5% a nivel mundial. En España, se reporta en el 1.55% de los preescolares y el 1% de los escolares, con una mayor incidencia en varones (4:1) (5). Además de los desafíos en el desarrollo, los niños con TEA requieren más atención médica y presentan una mayor carga de comorbilidades en comparación con la población neurotípica, lo que afecta su calidad de vida (1).
La etiología del TEA es multifactorial, con una base genética que explica aproximadamente el 25-30% de los casos. Sin embargo, la interacción con factores ambientales y mecanismos epigenéticos sigue en estudio. En los últimos años, el interés en la microbiota intestinal ha crecido debido a su posible influencia en la fisiopatología del TEA, modulando la respuesta inmune, el metabolismo y la función neuromoduladora (2,3,5,6).
La microbiota intestinal es un ecosistema diverso de microorganismos, incluyendo bacterias y hongos que interactúan con la mucosa intestinal y el sistema inmune. Su papel en la digestión, la producción de metabolitos bioactivos y la regulación de la inflamación es fundamental. En individuos con TEA, se ha identificado una disbiosis intestinal, caracterizada por menor diversidad microbiana y alteraciones en la abundancia de ciertas especies bacterianas (1,4,5).
Hasta el 70% de los pacientes con TEA presentan trastornos gastrointestinales (TGI), como estreñimiento, diarrea, dolor abdominal y síndrome del intestino irritable. La gravedad de estos TGI se ha relacionado con la intensidad de los síntomas neuroconductuales, lo que sugiere una conexión entre el intestino y el cerebro (1,3,4,6). En este sentido, el eje microbiota-intestino-cerebro (MIC) ha cobrado relevancia, ya que regula la comunicación bidireccional entre el intestino y el sistema nervioso central mediante mecanismos inmunológicos, endocrinos y metabólicos (1-3,5,7-12). La microbiota intestinal puede influir en la función cerebral a través de la producción de neurotransmisores, ácidos grasos de cadena corta y la modulación de la respuesta inmune, lo que podría impactar en la expresión del TEA (9,13).
Dado su papel en la salud intestinal y cerebral, se han desarrollado estrategias terapéuticas para modular la microbiota y mejorar los síntomas del TEA. Entre ellas, se encuentran dietas sin gluten ni caseína, el uso de prebióticos y probióticos, así como enfoques más avanzados como el trasplante de microbiota fecal (TMF) y la terapia de transferencia de microbiota (MTT), que buscan restablecer el equilibrio microbiano (1-5,8,9,13,15).
Esta revisión tiene como objetivo analizar la evidencia científica disponible sobre la interacción entre la microbiota intestinal y el TEA, explorando sus mecanismos fisiopatológicos, hallazgos clínicos y posibles intervenciones terapéuticas. Asimismo, se abarcarán los desafíos actuales en la investigación y las direcciones futuras para optimizar el manejo del TEA desde una perspectiva integradora.
Metodología:
Para la elaboración de esta revisión científica, se llevó a cabo una búsqueda bibliográfica exhaustiva en bases de datos reconocidas, tales como PubMed, ScienceDirect, ClinicalKey y Google Scholar. Se establecieron criterios específicos de inclusión y exclusión con el objetivo de asegurar la relevancia, actualidad y precisión de la información recopilada. Se incluyeron artículos publicados en inglés y español entre los años 2020 y 2025.
La estrategia de búsqueda se estructuró mediante el uso de términos clave relevantes para el tema, entre ellos: “trastorno del espectro autista”, “microbiota intestinal”, “eje intestino-cerebro”, “trastornos gastrointestinales” e “intervenciones terapéuticas”.
Se seleccionaron un total de 17 referencias, incluyendo revisiones sistemáticas, estudios clínicos y reportes de casos. La información se organizó en secciones que abordan la relación entre la microbiota intestinal y el trastorno del espectro autista, incluyendo su fisiopatología,factores de riesgo, manifestaciones clínicas, diagnóstico, intervenciones terapéuticasy pronóstico.
Fisiopatología:
La relación entre la microbiota intestinal y el trastorno del espectro autista se basa en una serie de mecanismos fisiopatológicos complejos que afectan tanto el desarrollo neurológico como la manifestación de los síntomas autísticos. Estos mecanismos incluyen alteraciones en la composición microbiana, cambios en la permeabilidad intestinal, desregulación de las vías de comunicación entre el intestino y el cerebro, y alteraciones en la producción de neurotransmisores y metabolitos, todo lo cual puede contribuir a la expresión clínica del TEA (3,9,13).
Uno de los procesos clave en este contexto es la disbiosis intestinal, un desequilibrio en la microbiota que resulta en una disminución de bacterias beneficiosas y un aumento de microorganismos potencialmente patógenos. Entre los cambios observados, se destaca la reducción de bacterias como Bifidobacterium sp. y Faecalibacteriumprausnitzii, mientras que se incrementan bacterias como Clostridiumsp. y Desulfovibrio sp., que producen toxinas y sulfuro de hidrógeno (H2S), ambos factores asociados con daño intestinal. Esta alteración microbiana puede alterar la producción de metabolitos esenciales y aumentar la permeabilidad intestinal, facilitando la translocación de bacterias y sustancias tóxicas al torrente sanguíneo, lo que favorece la inflamación sistémica (1-5,7-10,12,13,16).
La permeabilidad intestinal alterada, conocida como «leaky gut», es otro aspecto relevante. En individuos con TEA, este fenómeno se observa en una proporción significativa de casos, lo que permite la entrada de compuestos dañinos al organismo, desencadenando respuestas inmunitarias que afectan tanto al sistema nervioso central como a otros sistemas del cuerpo (1-3,5,9,13,14,16).
Un factor importante en la fisiopatología del TEA es la alteración del eje MIC, que conecta a la microbiota intestinal con el cerebro a través de diversas vías, incluyendo nerviosas, endocrinas e inmunitarias. La microbiota tiene la capacidad de influir en el nervio vago, que juega un papel fundamental en la comunicación entre el intestino y el cerebro, así como en el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA), modulando la respuesta al estrés (1,3,4,5,7-10,12,13). Además, la disbiosis puede alterar la producción de citoquinas proinflamatorias que afectan tanto el cerebro como el sistema inmunitario (2,5,7,9,12,13,16).
En términos de neurotransmisores, la microbiota intestinal influye en la producción de sustancias clave como la serotonina, dopamina yácido gamma-aminobutírico(GABA). Las alteraciones en la microbiota pueden modificar los niveles de estos neurotransmisores, afectando la regulación emocional y el comportamiento. Además, los ácidos grasos de cadena corta, productos de la fermentación microbiana, desempeñan un papel crucial en la función cerebral y en la modulación de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica (1,3-5,7-9,12,13,16).
La inflamación y activación inmunitaria también son componentes centrales en este proceso. La disbiosis intestinal, al alterar la permeabilidad intestinal, puede desencadenar la liberación de citoquinas inflamatorias que afectan tanto al sistema nervioso central como a otros órganos. Estos cambios pueden contribuir a la neurodegeneración y a la exacerbación de los síntomas del TEA, lo que sugiere la importancia de los mecanismos inmunitarios en la fisiopatología del trastorno (1,2,5,7,8,10,12,13).
Finalmente, la microbiota intestinal puede influir en la expresión génica y el splicing neuronal, lo que tiene implicaciones en el desarrollo y la plasticidad neuronal. Estudios recientes han mostrado que el trasplante de microbiota fecal de individuos con TEA a modelos animales puede inducir cambios en la expresión génica y en comportamientos típicos del autismo, lo que sugiere que la microbiota podría modificar la programación genética y la función cerebral (7,16).
Factores de riesgo:
El desarrollo del TEA se ha vinculado con diversos factores que influyen en la composición y funcionalidad de la microbiota intestinal. Estos factores pueden clasificarse en prenatales, natales, postnatales, genéticos y ambientales, todos con un impacto potencial en el equilibrio del eje MIC.
Factores prenatales
Durante la gestación, diversas condiciones maternas pueden afectar la microbiota intestinal del feto y su desarrollo neurológico. La activación inmune materna, resultado de infecciones durante el embarazo, se ha asociado con disbiosis en la descendencia, lo que podría contribuir a alteraciones en el neurodesarrollo. Asimismo, la salud materna juega un papel fundamental, ya que deficiencias nutricionales, como la falta de folato y hierro, así como el consumo de ciertos medicamentos, pueden influir en el desarrollo del sistema nervioso y en la composición microbiana del bebé. Además, el estrés materno elevado puede modificar la microbiota intestinal del feto, favoreciendo la proliferación de bacterias potencialmente perjudicialesy reduciendo microorganismos beneficiosos, como Lactobacilli sp. y Bifidobacterium sp., lo que podría afectar la función inmune y neurológica del bebé (3,5,7).
Factores natales
Las condiciones en el nacimiento también tienen un papel clave en la formación de la microbiota intestinal. Complicaciones durante el parto, como la hipoxia o problemas con el cordón umbilical, pueden afectar la colonización microbiana inicial y el desarrollo neurológico. El tipo de parto es otro factor determinante, ya que los bebés nacidos por cesárea presentan una microbiota menos diversa en comparación con aquellos nacidos por vía vaginal, quienes adquieren bacterias beneficiosas del canal de parto materno. Asimismo, la edad gestacional influye en la composición microbiana, ya que el nacimiento prematuro o postérmino puede alterar el proceso natural de colonización intestinal, afectando el desarrollo inmunológico y neurológico del bebé (3,8,15).
Factores postnatales
Después del nacimiento, diversos elementos pueden modificar la microbiota intestinal y su influencia en el TEA. La lactancia materna es un factor protector, ya que favorece el desarrollo de una microbiota equilibrada, mientras que la alimentación con fórmula puede generar alteraciones en su composición. La exposición ambiental también desempeña un papel importante, ya que contaminantes presentes en el aire y otros factores ambientales pueden afectar la microbiota y promover la inflamación sistémica (3).
El uso de antibióticos en los primeros años de vida es otro factor relevante, ya que puede inducir disbiosis, alterando el equilibrio microbiano y aumentando la susceptibilidad a trastornos neurológicos y gastrointestinales. De igual manera, la dieta juega un papel crucial en el mantenimiento de una microbiota intestinal saludable, pues una alimentación inadecuada o restrictiva puede afectar negativamente su diversidad y estabilidad, impactando el desarrollo neurológico y la función del eje microbiota-intestino-cerebro (2,3,6,7).
Factores genéticos
El TEA tiene una base genética que también influye en la microbiota intestinal. Se estima que entre el 25 % y el 30 % de los casos presentan una predisposición genética que podría afectar la estabilidad microbiana y la respuesta inmune a cambios en la composición bacteriana. Además, se ha observado una mayor permeabilidad intestinal en personas con TEA y sus familiares, lo que sugiere una relación genética con la función de la barrera intestinal y su impacto en la comunicación entre el intestino y el cerebro (5,10).
Alteraciones en el eje microbiota-intestino-cerebro
Cualquier disrupción en esta comunicación bidireccional puede generar alteraciones en la función gastrointestinal, el equilibrio microbiano y el sistema nervioso. Se ha observado que factores como el estrés pueden modificar la microbiota intestinal, afectando la producción de neurotransmisores y hormonas, lo que podría influir en el neurodesarrollo y el comportamiento (7).
Factores asociados a la disbiosis intestinal
Las alteraciones en la microbiota intestinal pueden contribuir al desarrollo del TEA a través de distintos mecanismos. La reducción de la diversidad bacteriana puede afectar la maduración cerebral y la regulación del sistema inmunológico (1,5,7).
Otros factores
Existen otros elementos que pueden influir en la relación entre la microbiota intestinal y el TEA. La exposición a situaciones de estrés prolongado puede afectar la composición microbiana y la función cerebral. Además, se han identificado anomalías en el sistema entérico y neuroinmune en pacientes con TEA, lo que sugiere una conexión entre la microbiota y la sintomatología de la condición. Finalmente, el estilo de vida, incluyendo la actividad física y la regulación del ritmo circadiano, también puede modular la microbiota intestinal y su impacto en el neurodesarrollo (5,13,15).
Manifestaciones clínicas:
Los principales síntomas de esta afección incluyen estreñimiento, dolor abdominal, diarrea y síndrome del intestino irritable (SII). Estos no solo varían en severidad, sino que también se correlacionan con la gravedad de las manifestaciones neurológicas, especialmente en niños y adolescentes. Los TGI más comunes, como el dolor abdominal, el reflujo gastroesofágico y la flatulencia, son un componente clínico frecuente que debe considerarse en la evaluación integral de estos pacientes (1,6).
La disbiosis intestinal, característica del TEA, se refleja en una menor diversidad bacteriana y alteraciones en la proporción de Bacteroidota y Bacillota, además de un incremento en bacterias patógenas del género Clostridium, Desulfovibrio, Sutterella, Bacteroides y Bifidobacterium. Al aumentar la permeabilidad intestinal como consecuencia de estas alteraciones, el paso de diversos metabolitos al torrente sanguíneopuede desencadenar inflamación sistémica y en el sistema nervioso central (SNC), con elevación de citoquinas proinflamatorias como IL-1β, IL-6 y TNF-α, factores que pueden impactar el desarrollo cerebral y la función neurológica (1,3,5,7,8,10,13).
Las manifestaciones conductuales asociadas incluyen ansiedad, hipersensibilidad sensorial y comportamientos rígido-compulsivos, que se agravan en presencia de TGI. Estudios han encontrado que la gravedad de estos síntomas está relacionada con una baja proporción de Bacteroidota/Bacillotay con la presencia de bacterias como Desulfovibrio sp., vinculadas a la severidad del autismo (5,7). Además, las dietas restrictivas y la selectividad alimentaria, frecuentes en niños con TEA, contribuyen a la disbiosis al reducir el consumo de fibra y aumentar la ingesta de carbohidratos simples y grasas saturadas (4).
Hallazgos recientes han identificado que géneros bacterianos como Clostridium y Desulfovibrio favorecen el daño intestinal mediante la liberación de toxinas proinflamatorias y la producción de H2S, mientras que la reducción de Bifidobacteriumsp. y Blautia sp. se asocia con alteraciones en el metabolismo de ácidos biliares y triptófano. Estas alteraciones, a su vez, agravan tanto los TGI como los problemas de comportamiento social. Asimismo, un aumento en Sutterella sp.y géneros proinflamatorios como Clostridium XVIII y Escherichia/Shigellase ha relacionado específicamente con el estreñimiento y la inflamación intestinal en esta población (1,5,7).
Diagnóstico:
El diagnóstico en esta área es un campo emergente que aún carece de protocolos estandarizados (7,8,13). No obstante, la investigación en esta área ha avanzado significativamente, incorporando diversas herramientas y enfoques que abordan aspectos gastrointestinales, microbianos y neurobiológicos.
Evaluación de los trastornos gastrointestinales
Debido a la alta frecuencia de TGI en personas con TEA, es esencial realizar una evaluación detallada de síntomas como estreñimiento, diarrea, dolor abdominal, flatulencia y reflujo gastroesofágico (1,3). Para cuantificar la gravedad de estos trastornos, se emplean cuestionarios específicos dirigidos a los cuidadores y herramientas clínicas diseñadas para evaluar el impacto en la calidad de vida del paciente (5).
Análisis de la composición de la microbiota intestinal
El estudio de la microbiota intestinal mediante técnicas de secuenciación masiva, como el análisis del gen 16S rRNA, permite identificar alteraciones en su composición. Estas técnicas han mostrado que los individuos con TEA presentan una menor diversidad bacteriana, una alterada proporción Bacteroidetes/Firmicutes y un aumento de bacterias potencialmente patógenas como Clostridium y Desulfovibrio (5,12,13). Sin embargo, las discrepancias en los métodos empleados entre estudios dificultan la comparación de resultados, lo que subraya la necesidad de protocolos estandarizados (1,6).
Evaluación de la permeabilidad intestinal
El análisis de la permeabilidad intestinal constituye otra herramienta relevante, aunque su aplicación en el contexto del TEA todavía es limitada. Biomarcadores como la zonulina y la calprotectina fecal han sido estudiados para evaluar la integridad de la barrera intestinal, aunque los resultados obtenidos varían según las investigaciones, lo que limita su uso clínico (5,12).
Análisis de metabolitos microbianos
La evaluación de los metabolitos producidos por la microbiota, como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) y el triptófano, resulta fundamental para entender su influencia en el sistema nervioso y la respuesta inmunitaria (5,12). A través de técnicas de metabolómica, como la cromatografía de gases-espectrometría de masas (GC-MS), se analizan estos compuestos tanto en muestras fecales como en suero, identificando posibles vínculos con los síntomas del TEA (2).
Evaluación del eje microbiota-intestino-cerebro
La interacción entre la microbiota y el sistema nervioso central también se estudia mediante la medición de citoquinas proinflamatorias como IL-6 y TNF-α, que pueden reflejar respuestas inflamatorias sistémicas. Asimismo, se analizan neurotransmisores como la serotonina y el GABA para explorar cómo la microbiota puede influir en su producción y metabolismo, afectando el desarrollo y el comportamiento en el TEA (5,13).
Retos y consideraciones para la Investigación
Para avanzar en el diagnóstico de la interacción microbiota-TEA, es crucial estandarizar los protocolos de recolección de muestras, análisis de datos y criterios diagnósticos (3,7). Los estudios longitudinales, con muestras representativas, permitirán comprender mejor la evolución de estas alteraciones a lo largo del tiempo (3). Un enfoque interdisciplinario que integre especialistas en gastroenterología, neurología, psiquiatría y nutrición resulta esencial para un diagnóstico más preciso (12,13). Finalmente, el desarrollo de biomarcadores específicos podría facilitar la detección temprana y abrir nuevas vías para intervenciones terapéuticas personalizadas (12).
Tratamiento:
Las intervenciones terapéuticas se centran en modular la microbiota para mejorar los síntomas gastrointestinales y conductuales asociados. Dentro de ellas, se incluyen:
Dietas de exclusión: libres de gluten y caseína
Las dietas libres de gluten y caseína han sido propuestas como una alternativa terapéutica para reducir comorbilidades neurológicas, alergias y problemas intestinales en personas con TEA. Estas dietas se basan en la hipótesis de que la digestión ineficaz de estas proteínas genera péptidos que pueden atravesar la barrera intestinal y llegar al torrente sanguíneo, intensificando los síntomas neurológicos e inflamatorios. Aunque algunos estudios han reportado beneficios en la reducción de síntomas gastrointestinales, la evidencia sobre su impacto en la microbiota intestinal es limitada. Además, su efectividad general sigue siendo controvertida, y se requieren investigaciones a largo plazo para evaluar los riesgos y beneficios de este enfoque (1,5).
Suplementos de prebióticos y probióticos
El uso de prebióticos y probióticos busca equilibrar la microbiota intestinal, mejorar la función de la barrera intestinal y aliviar los síntomas gastrointestinales. Estos suplementos han demostrado ser útiles en casos de estreñimiento, diarrea, dolor abdominal y flatulencia, además de mejorar la consistencia de las heces. Los probióticos, en particular, promueven la producción de AGCC, fortalecen la tolerancia inmunológica y reducen la capacidad de las bacterias patógenas para infectar (1,5,6). Sin embargo, la falta de protocolos estandarizados en cuanto a cepas bacterianas, dosis y duración del tratamiento representa una barrera para su aplicación clínica. Combinaciones específicas, como Lactobacillus reuteri y Bifidobacterium longum, han mostrado resultados prometedores al aumentar bacterias beneficiosas y reducir las perjudiciales (1,2,17).
Trasplante de microbiota fecal y terapia de transferencia de microbiota
El trasplante de microbiota fecal es una estrategia innovadora que implica la transferencia de comunidades bacterianas completas para restaurar el equilibrio intestinal. En el caso del TEA, la MTT incluye un protocolo que combina antibióticos, limpieza intestinal, supresores de ácido y trasplantes fecales durante un periodo de varias semanas (1-,3,5,7,16). Estudios preliminares han demostrado que esta terapia puede reducir los síntomas gastrointestinales y mejorar los indicadores conductuales, probablemente al influir en la expresión génica en el cerebro (1,3). Sin embargo, persisten preocupaciones sobre el riesgo de transferencia de patógenos y los efectos a largo plazo. Como alternativa, se están desarrollando microbiotas sintéticas personalizadas que podrían ofrecer beneficios similares con un menor riesgo (8,16).
Intervenciones dietéticas
Los hábitos alimenticios restrictivos comunes en niños con TEA pueden agravar la disbiosis intestinal y los problemas digestivos. Por ello, se recomiendan intervenciones dietéticas específicas como el aumento del consumo de fibra dietética, que regula la producción de AGCC y favorece la salud intestinal. Además, las dietas bajas enoligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables (FODMAPs) han mostrado ser eficaces para reducir síntomas gastrointestinales en ciertos pacientes.
Enfoques complementarios
Para abordar deficiencias nutricionales comunes en niños con TEA, es recomendable el uso de suplementos de vitaminas y minerales. Asimismo, las terapias conductuales, como el Análisis Conductual Aplicado (ABA), pueden complementar las intervenciones dirigidas a la microbiota, potenciando tanto los resultados conductuales como la calidad de vida general de los pacientes (5,7).
Consideraciones generales
El tratamiento de la interacción microbiota-TEA debe ser personalizado según las características individuales de cada paciente, considerando tanto su perfil clínico como su microbiota intestinal (14). El monitoreo constante de los síntomas gastrointestinales, la composición de la microbiota y los cambios conductuales es esencial para ajustar el enfoque terapéutico (5). Además, es necesaria una mayor investigación para profundizar en los mecanismos de acción subyacentes y desarrollar intervenciones más efectivas y personalizadas (16). Finalmente, estudios con tamaños de muestra amplios y diseños robustos son cruciales para establecer el papel específico de la disbiosis en el TEA y definir estrategias terapéuticas basadas en evidencia sólida (3).
Pronóstico:
El pronóstico en pacientes con TEA y alteraciones en la microbiota intestinal depende de múltiples factores (1,3-5,13). La disbiosis intestinalpuede empeorar los síntomas gastrointestinales y conductuales, dificultando la evolución del TEA. Sin embargo, intervenciones que restablezcan el equilibrio microbiano tienen el potencial de mejorar los síntomas y la calidad de vida de los pacientes (1,3,5,8).
La gravedad de los problemas gastrointestinales suele correlacionarse con un peor pronóstico, ya que estos pueden intensificar los síntomas del TEA. Además, diversos factores de riesgo pueden influir en la composición de la microbiota y, en consecuencia, en la evolución del TEA.No obstante, un manejo adecuado de estas afecciones puede generar mejoras significativas en el bienestar del individuo (1,3,5,8,10).
Las alteraciones en la conexión entre el intestino y el cerebro influyen directamente en el desarrollo neurológico y el comportamiento, con efectos como el aumento de respuestas inflamatorias y la liberación de neurotoxinas. Estas alteraciones pueden agravar déficits sociales, comportamientos repetitivos y otros síntomas del TEA (1,5,8,9,17).
Las estrategias terapéuticas, como el uso de probióticos, prebióticos, trasplantes de microbiota fecal y dietas específicas, han mostrado resultados alentadores en la reducción de síntomas gastrointestinales y conductuales. Sin embargo, aún se necesitan estudios más sólidos para garantizar su eficacia y seguridad a largo plazo (3-5,7,8,13).
Conclusiones:
Los mecanismos fisiopatológicosresaltan la complejidad de la interacción entre la microbiota intestinal y el TEA, sugiriendo que la modulación de la microbiota podría ser una estrategia terapéutica prometedora para mejorar los síntomas gastrointestinales y del comportamiento en individuos con TEA.
La identificación y manejo de los factores de riesgo, como la promoción de la lactancia materna, una dieta equilibrada y la reducción del uso indiscriminado de antibióticos en la infancia, pueden representar estrategias clave para la prevención y manejo temprano del trastorno.
A pesar de los avances, las investigaciones actuales enfrentan desafíos debido a la falta de estandarización, la diversidad de métodos y el tamaño reducido de las muestras, lo que subraya la importancia de identificar biomarcadores y personalizar las intervenciones para obtener mejores resultados.
Referencias:
- Herrera Mejía J, Ramos-Jiménez A, Jiménez Vega F, Campos Vega R, González Córdova AF, Wall-Medrano A. Functional feeding to alleviate gastrointestinal disorders associated with autism spectrum disorders: A systematic review. Nutr Hosp [Internet]. 2022;39(3):663–77. Disponible en: http://dx.doi.org/10.20960/nh.03898
- Ijeokwu R, Goraya S, Haq HMU, Okocha R, Goswami R, Adetunji EOA, et al. The role of gut microbiome in autism spectrum disorder (ASD) and emerging treatment strategies. J Adv Med Med Res [Internet]. 2024;36(10):100–7. Disponible en: http://dx.doi.org/10.9734/jammr/2024/v36i105593
- Alharthi A, Alhazmi S, Alburae N, Bahieldin A. The human gut microbiome as a potential factor in autism spectrum disorder. Int J Mol Sci [Internet]. 2022;23(3):1363. Disponible en: http://dx.doi.org/10.3390/ijms23031363
- Lewandowska-Pietruszka Z, Figlerowicz M, Mazur-Melewska K. Microbiota in autism spectrum disorder: A systematic review. Int J Mol Sci [Internet]. 2023;24(23). Disponible en: http://dx.doi.org/10.3390/ijms242316660
- Real-López M, Peraire M, Ramos-Vidal C, Nath D, Hervás A, Cortés X. Implicación de la disbiosis intestinal en la etiopatogenia y el tratamiento del trastorno del espectro autista: una revisión bibliográfica. Rev Neurol [Internet]. 2021;73(8):282–95. Disponible en: http://dx.doi.org/10.33588/rn.7308.2021189
- Katkoori Y, Ravula N, Narahari SPR. ASD and the gut microbiota: Emerging insights into autism treatment. World J Bio Pharm Health Sci [Internet]. 2024;19(3):396–402. Disponible en: http://dx.doi.org/10.30574/wjbphs.2024.19.3.0623
- Settanni CR, Bibbò S, Ianiro G, Rinninella E, Cintoni M, Mele MC, et al. Gastrointestinal involvement of autism spectrum disorder: focus on gut microbiota. Expert Rev Gastroenterol Hepatol [Internet]. 2021;15(6):599–622. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1080/17474124.2021.1869938
- Schaepers-Cheu M, Patel M, Lien G, Arora A. Exploring the gut microbiome – autism spectrum disorder connection: Implications for therapeutic interventions and future directions. bptjm [Internet]. 2024;4(1):34–58. Disponible en: http://dx.doi.org/10.52243/bptjm.v4i1.54
- Santocchi E, Guiducci L, Prosperi M, Calderoni S, Gaggini M, Apicella F, et al. Effects of probiotic supplementation on gastrointestinal, sensory and core symptoms in autism spectrum disorders: A randomized controlled trial. Front Psychiatry [Internet]. 2020;11:550593. Disponible en: http://dx.doi.org/10.3389/fpsyt.2020.550593
- Retuerto M, Al-Shakhshir H, Herrada J, McCormick TS, Ghannoum MA. Analysis of gut bacterial and fungal Microbiota in children with autism Spectrum Disorder and their non-autistic siblings. Nutrients [Internet]. 2024;16(17):3004. Disponible en: http://dx.doi.org/10.3390/nu16173004
- Korteniemi J, Karlsson L, Aatsinki A. Systematic review: Autism spectrum disorder and the gut Microbiota. Focus (Am Psychiatr Publ) [Internet]. 2024;22(2):242–51. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1176/appi.focus.24022008
- Zarimeidani F, Rahmati R, Mostafavi M, Darvishi M, Khodadadi S, Mohammadi M, et al. Gut Microbiota and autism spectrum disorder: A neuroinflammatory mediated mechanism of pathogenesis? Inflammation [Internet]. 2024; Disponible en: http://dx.doi.org/10.1007/s10753-024-02061-y
- Poupard L, Page G, Thoreau V, Kaouah Z. Relationships between gut Microbiota and autism spectrum disorders: Development and treatment. Clin Psychopharmacol Neurosci [Internet]. 2024;22(4):554–64. Disponible en: http://dx.doi.org/10.9758/cpn.24.1179
- Prosperi M, Santocchi E, Guiducci L, Frinzi J, Morales MA, Tancredi R, et al. Interventions on Microbiota: Where do we stand on a gut-brain link in autism? A systematic review. Nutrients [Internet]. 2022;14(3):462. Disponible en: http://dx.doi.org/10.3390/nu14030462
- Thomas A, Nawodi Weerasekara RADK. From gut to brain: The role of microbiome in autism and its clinical applications. Int J Health Sci Res [Internet]. 2024;14(9):107–15. Disponible en: http://dx.doi.org/10.52403/ijhsr.20240914
- Yang J, Fu X, Liao X, Li Y. Effects of gut microbial-based treatments on gut microbiota, behavioral symptoms, and gastrointestinal symptoms in children with autism spectrum disorder: A systematic review. Psychiatry Res [Internet]. 2020;293(113471):113471. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.psychres.2020.113471
- Tan Q, Orsso CE, Deehan EC, Kung JY, Tun HM, Wine E, et al. Probiotics, prebiotics, synbiotics, and fecal microbiota transplantation in the treatment of behavioral symptoms of autism spectrum disorder: A systematic review. Autism Res [Internet]. 2021;14(9):1820–36. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1002/aur.2560