interacciones medicamentosas de tipo riesgosa se detectaron las producidas entre las Cefalosporinas y los Aminoglucósidos, las cuales a pesar de tener un efecto sinérgico en su modo de acción contra los microorganismos, pueden afectar el sistema renal, auditivo y neurológico de los pacientes, por los efectos tóxicos que ejercen a estos niveles, lo cual tiene repercusión en el adulto mayor debido a sus características fisiológicas especiales. Estos resultados están en concordancia con lo que refiere la literatura de que la combinación de estos agentes se ha asociado con un incremento de la nefrotoxicidad. (11)
Con respecto a la significación clínica de estas interacciones riesgosas, tres fueron altas pues desencadenaron nefrotoxicidad y dos bajas porque a pesar de estar descrito el riesgo de nefrotoxicidad en la literatura, este no se evidenció.
Otras de las interacciones riesgosas detectadas fueron las de los aminoglucósidos con la furosemida, la cual aumentó la nefrotoxicidad de los aminoglucósidos, detectándose 4 altas pues se evidenciaron en el paciente y 4 bajas porque no se manifestaron en ellos.
La toxicidad renal de los aminoglucósidos es un cuadro reversible que habitualmente aparece varios días después de comenzar el tratamiento y cuya gravedad aumenta con rapidez, por ello es imprescindible valorar periódicamente el estado de la función renal, para realizar un ajuste de dosis en caso necesario, por otro lado el riesgo de nefrotoxicidad se incrementa con la edad, con la presencia de insuficiencia renal y cuando se asocian fármacos nefrotóxicos. (14)
En relación a la interacción de las cefalosporinas con la furosemida, que produce un incremento de la nefrotoxicidad, ototoxicidad y neurotoxicidad de las cefalosporinas, de acuerdo a su significación clínica, 5 fueron altas pues desencadenaron nefrotoxicidad, que se evidenció en los pacientes y 23 bajas, pues no se observaron evidencias clínicas significativas.
Por otra parte, el ciprofloxacino y la azitromicina son inhibidores enzimáticos que inhiben el metabolismo de fármacos como la teofilina, la glibenclamida y la digoxina, produciendo un incremento de sus concentraciones plasmáticas, con la consiguiente aparición de efectos adversos, siendo necesario tener especial cuidado en los casos que se utilicen en el esquema combinaciones con teofilina y digoxina por tratarse de fármacos con un estrecho margen terapéutico.
En relación a la significación clínica de las interacciones medicamentosas ciprofloxacino-teofilina y azitromicina-digoxina en todos los casos fueron altas. Según Oscanoa TJ (3) la interacción ciprofloxacino-teofilina está entre las diez interacciones farmacológicas más frecuentes en geriatría. La misma se evidenció en los pacientes evaluados por la presencia de excitabilidad, taquicardia y náuseas, resultados que coincidieron con los reportados por Clapé Laffita O y colaboradores. (9) La intoxicación digitálica fue la reacción adversa atribuida a la interacción entre azitromicina-digoxina. En el caso de la interacción ciprofloxacino-glibenclamida su significación clínica fue moderada, porque dio lugar a alteraciones farmacocinéticas, sin que se observaran efectos adversos de orden toxicológico.
En la investigación realizada se detectó una alta ocurrencia de interacciones medicamentosas predominando las riesgosas.
Las interacciones medicamentosas pueden tener repercusiones clínicas importantes. La probabilidad de tener problemas de este tipo aumenta a medida que se incrementa el número de fármacos administrados a cada paciente, de ahí que nuevas investigaciones han demostrado que existe una relación directa y proporcional entre el menor consumo de fármacos y una mayor longevidad. (15) Por tanto las interacciones medicamentosas deben prevenirse y la mejor forma de prevenir este tipo de inconvenientes es evitar las combinaciones de fármacos que ya han sido identificadas como problemáticas. Para ello debe prescindirse del uso de cualquier fármaco que no sea indispensable o cuando no pueda eliminarse, debe sustituirse por otro compuesto con acciones similares, pero desprovisto del mecanismo que ocasiona la interacción. (16)
Tablas – Interacciones medicamentosas en el tratamiento de pacientes ancianos con neumonía
Tablas – Interacciones medicamentosas en el tratamiento de pacientes ancianos con neumonía
Referencias Bibliográficas
1. Kanenguiser P. Las interacciones como causa de producción de efectos adversos en pacientes tratados con antibióticos. Rev. O.F.I.L. 2003; 13 (4): 51-59.
2. Gace Homero. Polifarmacia y morbilidad en adultos mayores. Rev. Med. Clin. Condes 2012; 23(1): 31-35
3. Oscanoa TJ. Interacción Medicamentosa en geriatría. Rev. Anales de la facultad de Medicina. 2004; 65 (2): 119-126(
4. Ross JS, Normand SL, Wang Y, Ko DT, Chen J, Drye EE, et al. Hospital volume and 30-day mortality for three common medical conditions. N Engl J Med. 2010; 362(12):1110-8.
5. Cuba. Ministerio de Salud Pública. Anuario Estadístico de Salud 2011. La Habana: Dirección Nacional de Registros Médicos y Estadísticas de Salud; abril 2012.
6. Soriano Llora T, Juanrraz Sanz M, Calvo Alcantara MJ, Sánchez Jiménez J, Colmenajeros Hernando JC. Valoración de interacciones medicamentosas en ancianos de alto riesgo incluidas en atención domiciliaria. La revista O.F.I.L 1998; 8(3): 9-19.
7. Reyes Salazar IS, Venzant Massó M, García Céspedes ME, Miró Rodríguez J: Tratamiento de pacientes inmunocompetentes con neumonía adquirida en la comunidad. MEDISAN 2012; 16 (4)
8. Marrero Báez S, Pérez Velázquez E, Mayo Márquez RC. Comportamiento clínico epidemiológico de la neumonía adquirida en la comunidad en el anciano. MEDICIEGO 2010; 16(2)
9. Clapé Laffita O, Hodelín Tablada R, Rodríguez Fernández A, Torres la Rosa JA. Reacciones adversas e interacciones medicamentosas en el tratamiento de las enfermedades respiratorias agudas. Rev Cubana Farm 2000; 34