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La Importancia de la Comunicación en la Relación Médico-Paciente

La Importancia de la Comunicación en la Relación Médico-Paciente

Autora principal: Marina Concepción Silva Mancilla

Vol. XV; nº 8; 309

The Importance of Communication in the Doctor-Patient Relationship

Fecha de recepción: 05/04/2020

Fecha de aceptación: 24/04/2020

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XV. Número 8 –  Segunda quincena de Abril de 2020 – Página inicial: Vol. XV; nº 8; 309

Marina Concepción Silva Mancilla*1, Gustavo Joel Martínez Coronilla2, Damiana de Jesus Oviedo Mandujano2, Angélica Fabiana Oviedo Mandujano3

  1. Facultad de Odontología Campus Mexicali, Universidad Autónoma de Baja California. Zotoluca s/n, Fracc. Calafia, C.P.21040, Mexicali, Baja California, México
  2. Facultad de Medicina Campus Mexicali, Universidad Autónoma de Baja California. Dr. Humberto Torres Sanginés s/n, Centro Cívico, C.P. 21000 Mexicali, Baja California, México
  3. Facultad de Educación, Universidad Complutense de Madrid (estudiante de doctorado). Rector Royo Villanova, C.P. 2804, Madrid, España.

RESUMEN

El presente artículo tiene como objetivo recuperar, mediante una revisión de la literatura, elementos que intervienen en la comunicación dentro de la relación médico-paciente. En el documento se mencionan las características de la comunicación verbal y no verbal en el ámbito médico, así como las habilidades necesarias para lograr que la comunicación sea eficaz, con el fin de realizar un diagnóstico asertivo y un tratamiento efectivo. En este sentido, se exponen algunas de las barreras de la comunicación a las que puede enfrentarse el médico en el ejercicio de su profesión, y de las cuales debe minimizar sus efectos. En el último subapartado, se retoman los contenidos, señalados previamente, en el marco de la formación de médicos, misma que debe considerar el desarrollo de las competencias comunicativas, así como la consideración de los valores y normas éticas, tanto en la formación inicial como de especialización.

Palabras clave: comunicación, relación médico-paciente, habilidades comunicativas, formación del médico

ABSTRACT

This study had the objective of is to recovering, through a literature review, those elements that intervene in communication within the doctor-patient relationship. The document mentions the characteristics of verbal and non-verbal communication in the medical field, as well as the skills necessary to make communication effective, in order to make an assertive diagnosis and effective treatment. In this sense, some of the communication barriers that the doctor may face in the exercise of their profession are exposed, and which must minimize their effects. In the last subsection, the previously indicated contents are retaken in the framework of the training of doctors, which must consider the development of communication skills, as well as the consideration of ethical values and standards, both in initial training and specialization.

Keywords: communication / doctor-patient relationship / communication skills / doctor training

Comunicación en medicina

A pesar de los vertiginosos cambios en el ejercicio de la profesión, debido al desarrollo de la medicina en el mundo contemporáneo, la relación médico-paciente es un pilar fundamental para la buena práctica de la medicina (Girela, Rodríguez, & Girela, 2017; Mendoza, 2017). El poseer conocimientos y habilidades en la comunicación le proporciona al médico las herramientas necesarias para establecer una relación eficaz con el paciente y sus familiares (Moore, Gómez , Kurtz, & Vargas , 2010)

La comunicación se define como la interacción entre dos o más personas mediante un mismo código, con la finalidad de transmitir un mensaje. Cada persona es diferente, debido a sus vivencias, experiencias, creencias, entre otras situaciones, lo que ocasiona que el proceso comunicativo con cada persona sea distinto (Loría, 2011).

Dentro de la comunicación se distinguen dos grandes categorías, la comunicación verbal y no verbal. La comunicación verbal comprende la forma oral y escrita. La comunicación oral, es considerada como una reciprocidad de opiniones e información, que deberá contar con sustento teórico y práctico. Se debe tener claro el mensaje que se pretende transmitir y hacerlo de forma comprensible para el paciente y familiares, es decir, emplear una terminología adecuada al nivel sociocultural del paciente, además de considerar elementos vocales como la velocidad, volumen y ritmo del habla, que permitan que el mensaje llegue de forma clara y precisa.  Por su parte, la comunicación no verbal se lleva a cabo, principalmente, a través de medios visuales que sustituyen o modifican el habla, como gestos, movimiento corporal, vestimenta, tacto, el contacto visual, entre otros. Estos dos tipos de comunicación se complementan uno con otro (Petra, 2012).

En lo que a comunicación escrita respecta, en el ámbito de la medicina existen dos documentos oficiales, que son el consentimiento informado y el expediente clínico. En cuanto al consentimiento informado, este permite al paciente recibir información médica sobre procedimientos diagnósticos o terapéuticos que son necesarios realizar, así como también se utiliza para ser partícipe de algún estudio médico con fin investigativo (Williams, 2015). En el expediente clínico se encuentran los datos más importantes del estado de salud del paciente, así como también brinda un panorama general de los procedimientos a los que ha sido expuesto (Visbal, 2010).

Para ambos documentos es de gran importancia respetar las reglas ortográficas, puesto que permiten elaborar un texto coherente y con sentido, de lo contrario, la idea original del texto puede prestarse a una interpretación errónea en manos de otro médico que requiera su lectura para dar una opinión terapéutica, o de un paciente que desee conocer los riesgos a los que puede estar expuesto ante algún procedimiento (Williams, 2015).

Transformación de los modelos de la relación médico-paciente

Hipócrates, el padre de la medicina, considerado como el fundador de la ética médica, establecía que los intereses del paciente debían de estar por encima de los intereses propios del médico. Inicialmente, desde Hipócrates (460 a.C.- 370 a.C.) hasta mediados del siglo  XX, la medicina seguía un modelo tradicional, en el cual la relación médico-paciente era de tipo paternalista; el médico actuaba como un padre sobreprotector, incluyendo los regaños cuando no se acataban las órdenes establecidas, si bien la enfermedad terminaba siendo controlada o resuelta, sin embargo había una pobre relación médico-paciente debido a un ambiente tenso y con limitación de la confianza (Beca, 2018).

A mediados del siglo XX, nace el concepto de una atención médica centrada en el paciente, sin embargo, el modelo tradicional seguía primando la relación médico-paciente. La limitada comunicación entre médicos y pacientes traía como consecuencia que la ruta terapéutica más adecuada estuviera lejos de ser alcanzada, ya que las opiniones de los pacientes respecto a su padecimiento y el curso que querían que éste llevara no eran tomadas en cuenta, provocando un sentimiento de frustración por el desinterés del médico a sus decisiones y, por ende, a su bienestar emocional. Esto causó inconformidad y frecuentes demandas de los pacientes hacia los médicos, razón por la cual la Asociación Americana de Hospitales aprobó en 1973 la primera Declaración de Derechos del Paciente, donde se menciona que el enfermo debe recibir información sobre su padecimiento y tiene derecho a decidir las rutas terapéuticas que le serán empleadas (Baquero et al. 2017).

Es hasta el siglo XXI, cuando se establece un nuevo modelo denominado medicina centrada en el paciente, en el que la misión central de la medicina es atender no solo la enfermedad, sino también los aspectos psicológicos del paciente, con el apoyo de una comunicación eficaz (Fernández, 2019), que origine un ambiente de confianza, respeto, y satisfacción para ambos (Beca, 2018; Pazinatto, 2019). Por otra parte este modelo promueve que el paciente tenga una participación activa en el conocimiento de los aspectos relacionados con su salud, sin embargo, aún es frecuente encontrar a gran número de médicos que no están siendo participes en establecer una comunicación efectiva con sus pacientes para fortalecer la relación médico-paciente (Fernández, 2019).

Un aspecto importante, que ha tenido peso en los últimos diez años y, que influye en una mayor exigencia de los pacientes de un trato adecuado por los médicos es el avance de las tecnologías de la información y la comunicación, particularmente, la expansión del internet, que ha permitido a las personas un fácil acceso a la información, donde pueden consultar sobre su padecimiento, por lo tanto, esperan que el médico les explique lo que han investigado, sin embargo, cabe destacar que existen una gran cantidad de información errónea, que puede provocar que el paciente suponga que el médico no tiene el conocimiento suficiente o que está omitiendo información, lo que puede generar desconfianza y desapego en el tratamiento que el médico señale.

Habilidades comunicativas en el médico 

En la literatura se identifican distintas habilidades que el médico debe desarrollar a lo largo de su formación, las cuales giran en torno a una relación médico-paciente basadas principalmente en la comunicación efectiva (Vílchez-Rivera, 2019). El uso de estas habilidades tiene como consecuencia un diagnóstico eficaz, así como un apego adecuado al tratamiento (Moore, Gómez , Kurtz & Vargas, 2010)

Autores como Brunero, Lamont & Coates (2010), consideran que la empatía es un elemento básico en la comunicación, ya que permite una relación significativa médico-paciente. La mayoría de los enfermos necesitan médicos empáticos. El médico especialista, al ser un experto en la elaboración de diagnósticos, no debe dejar de lado y mucho menos olvidar el arma poderosa y potente que lo ha acompañado durante décadas: la empatía, preciada característica de la relación médico-paciente (Ramiro & Cruz 2017).

Según Indacochea-Cáceda (2017), para desarrollar una adecuada relación médico-paciente, que considere todos los ángulos y modelos de esta relación, es necesario tomar en cuenta las normas éticas vigentes y los valores que son importantes en la medicina que incluyen la honestidad, integridad, valentía, fortaleza, sabiduría, ecuanimidad, justicia, compasión, respeto, entre otras.

El médico además debe ser neutral, es decir, no actuar bajo pensamientos propios de algún grupo religioso ni con intereses económicos. La política y religión del médico siempre será la decencia y la humanidad; estar preparado para abordar a un paciente y sus familiares direccionando el proceso comunicativo, lo anterior permitirá obtener mejores datos clínicos, para llegar a una terapéutica asertiva y evitar el rompimiento de la relación médico-paciente (Vílchez-Rivera, 2019).

Asimismo, Águila (2018) considera tres aspectos fundamentales que engloban las habilidades para una comunicación efectiva entre el médico y sus pacientes. El primero, es un clima psicológico favorable, que hace referencia a la creación de un ambiente seguro y de confianza; es aquí donde el médico mostrará su capacidad para ser empático y poner en práctica los valores y normas éticas aprendidas, para que sean aplicadas ante distintas situaciones que enfrenta un paciente. El segundo, es la capacidad para escuchar, donde establecer contacto visual, permitir al paciente expresarse abiertamente, prestar atención a los datos proporcionados, asentir con la cabeza, entre otros, permite que el paciente proporcione mayor información, que probablemente se reservaría si no se hubiera sentido en plena confianza al ser escuchado y comprendido. El tercero, es la asertividad, el ser honestos, expresivos y directos con el mensaje que se va a transmitir, facilita que la comunicación no pierda su rumbo y sentido.

Sin embargo, no se requiere ser una persona “fría” para ser asertivos, se debe tratar a los pacientes y familiares con respeto, compasión y humanidad (de Dios & Jiménez 2009). Encontrar la manera de comunicar situaciones comúnmente dolorosas, como la pérdida de facultades motoras o neurológicas, el diagnóstico de enfermedades terminales, el fallecimiento de un ser querido, entre otras, es uno de los retos más sensibles de la comunicación, no obstante, siempre existe la forma, tiempo y espacio para decirlo.

Barreras de la comunicación en la relación médico-paciente

Las barreras de la comunicación son obstáculos que pueden interferir en la comunicación efectiva. La relación médico-paciente, se encuentra rodeada de múltiples factores o barreras que recaen principalmente en la comunicación, sea esta verbal o no verbal (Fernández, 2019). Existen clasificaciones de las barreras de la comunicación, sin embargo, para fines de este artículo se consideran algunas de ellas que están presentes en el día a día del ejercicio médico.

Una barrera de gran importancia es el tiempo, específicamente en los establecimientos de la salud que no cubren las necesidades de la población que atienden, debido a un reducido número de médicos, los tiempos de espera son muy largos, las citas para consultas son programadas a largo plazo y atendidas en pocos minutos. En cuanto a consulta privada, es el médico quien tiene el poder de establecer el tiempo que desea invertir a cada paciente (Fernández, 2019).

Otra barrera es la falta de información detallada proporcionada al paciente ante la necesidad de una exploración física, el no informar que requiere ser tocado y el omitir especificaciones del procedimiento a realizar, puede provocar que este se sienta incómodo (Moore et al. 2010) e incluso, en algunos casos, rechazar la exploración.

Algunas actitudes del médico también pueden interferir en su comunicación con los pacientes, por ejemplo, es frecuente que el médico suponga que el paciente no tiene la capacidad de comprender su padecimiento, por lo tanto, no le permite opinar sobre la terapéutica que necesita emplear, privándolo de participar en la atención de su propia enfermedad. A su vez, una actitud desinteresada en la comprensión del paciente sobre su enfermedad y los procedimientos para su atención, ya sea de forma oral o escrita (al momento de escribir indicaciones, recetar medicamentos o en solicitudes de estudios diagnósticos) genera temor en el paciente respecto a su padecimiento (Williams, 2015).

Es común que muchos pacientes tiendan a mentir sobre su padecimiento debido a que el médico no les transmitió la suficiente confianza para expresarse, lo que puede representar otra barrera en la comunicación, en este sentido el médico debe tener la capacidad de transmitir la suficiente confianza para reducir la posibilidad de este escenario y evitar la pérdida de tiempo y materiales que se requieren para llegar a un plan terapéutico acertado (Vílchez-Rivera, 2019).

Formación del médico en la adquisición de la competencia de comunicación efectiva

Para cumplir una competencia educativa se debe atender, primeramente, la adquisición de conocimientos, seguida del desarrollo de habilidades para finalmente ponerlas en práctica (Moore et al. 2010). Forguione (2015) afirma que, una buena comunicación mejora la relación médico-paciente, siendo necesario formar al estudiante de medicina en esta competencia. En las escuelas de medicina, se imparten materias relacionadas con la comunicación, sin embargo, se enseñan de manera esporádica y como un tema que no tiene relación ni relevancia en la práctica médica. Por lo tanto, si no se brinda seguimiento a lo largo de la formación de estudiantes, de manera que estos no desarrollen habilidades comunicacionales, se podrán entorpecer los diagnósticos y tratamientos cuando se encuentren ejerciendo la profesión (Moore & Gómez, 2007).

Girela et al. (2017) realizaron un estudio en la Facultad de Medicina y Enfermería de la Universidad de Córdoba, en que analizaron 225 portafolios elaborados por los estudiantes, donde plasmaban distintas experiencias durante la realización de sus prácticas clínicas. De cada portafolio se revisó el cumplimiento o incumplimiento de los artículos que componen el Código de Deontología Médica (promulgado en 1978 por la Organización Médica Colegial de España con la finalidad de regular los colegios profesionales y el ejercicio de los médicos titulados). En la mayoría de los portafolios los incumplimientos tuvieron que ver con la relación médico-paciente, relativos a una mala actitud, lenguaje inadecuado, falta de entendimiento y confianza, entre otros.

Por su parte Bonvicini, Perlin, Bylund, Carroll, Rouse & Goldstein (2008) realizaron un estudio en el Institute for Healthcare Communication en Estados Unidos, con médicos titulados que tomaron una capacitación en comunicación médica basada en la empatía y concluyeron que el entrenamiento aumentó de manera significativa su actitud empática frente al paciente. A su vez, Hemmerdinger, Stoddart & Lilford (2007), en una revisión sistemática también concluyeron que la empatía es una cualidad muy importante y que se deben tomar medidas relacionadas a ésta en el proceso de selección de aspirantes a la carrera de Medicina.

Finalmente, la enseñanza de comunicación oral y escrita que se imparte a los estudiantes de medicina, debería de enfocarse no solo en relación con los pacientes y familiares de este, sino considerar al personal de salud (enfermeros, médicos especialistas, camilleros, técnicos, etc.), ya que en su práctica profesional mantendrá una estrecha relación con estos actores, con el único fin de beneficiar la salud del paciente (de Dios & Jiménez 2009).

CONCLUSIÓN

El propósito de establecer una relación médico-paciente que permita una buena comunicación tiene como finalidad brindar un diagnóstico certero y tratamiento eficaz. La falta de cumplimiento de los principios de la comunicación puede conducir a errores de diagnóstico médico y en ocasiones comprometer la seguridad y vida del paciente.

El interés que muestra el médico no solo a la enfermedad, sino también al aspecto psicológico del paciente, contribuye a lograr los propósitos de una comunicación efectiva. Sin embargo, aunque el modelo centrado en el paciente se ha promovido desde mediados del siglo XX, a la fecha no se han logrado consolidar las aspiraciones del mismo en la práctica médica.

Es primordial desarrollar competencias comunicativas que permitan al médico establecer una estrecha relación con sus pacientes. Éstas deben considerar el respeto a los valores y normas éticas vigentes, además de minimizar los efectos negativos que las distintas barreras pueden generar en el proceso comunicativo, independientemente que éstas sean originadas por factores externos al médico.

En este sentido, los planes y programas de estudio para la formación de médicos, tanto de nivel licenciatura como posgrado, deben considerar la ética profesional y las competencias comunicativas como aspectos transversales de la formación integral del médico. Por ello, es necesario transcender de la simple inclusión de asignaturas y módulos específicos en la malla curricular, a brindar orientación y acompañamiento a los estudiantes, tanto en el desarrollo de contenidos teóricos como en los espacios de práctica clínica, que los faculten para ofrecer un trato digno y humano a los pacientes, así como lograr los objetivos de la comunicación en la relación médico-paciente.

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