Las dolencias de las mujeres que sufren “microviolencia” o la violencia de los micromachismos
Autora principal: Leticia Civiriain San Miguel
Vol. XVII; nº 2; 63
The pains of women suffering from microviolence or the violence of micromachisms
Fecha de recepción: 29/12/2021
Fecha de aceptación: 28/01/2022
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 2 – Segunda quincena de Enero de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 2; 63
AUTORES:
Leticia Civiriain San Miguel. Trabajadora Social, Zaragoza, España
Yolanda Marcen Román, Profesora Facultad Ciencias de la Salud, Universidad de Zaragoza, España
Teresa Jiménez Bernado, Profesora Facultad Ciencias de la Salud, Universidad de Zaragoza, España
Sonia Usón Lucea Enfermera Medicina Preventiva Hospital Miguel Servet Zaragoza, España
Laura Aguar Larraz, administrativo. Centro de Reconocimientos Médicos “Gómez Laguna”. Zaragoza, España
María Isabel Manga González – Enfermera. Centro de salud canal imperial, Zaragoza, España
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
RESUMEN
Las mujeres que sufren o conviven en ambientes donde están presentes los micromachismos sufren dolencias y malestares que acaban reflejándose en sus cuerpos. Este tipo de dolencias se pueden detectar en ciertos aspectos físicos, mentales y conductuales. El origen de estos micromachismos está en la base del patriarcado y del sistema patriarcal. Este tipo de dolencias acaba siendo atendido en el sistema sanitario pero sin ser enfocado desde el punto de vista de la violencia de género.
El conocimiento de este tipo de dolencias ayudaría a las mujeres a entender mejor la somatización en sus cuerpos de situaciones vividas inadecuadas de las que protegerse.
PALABRAS CLAVE: Micro-violencia, Consecuencias para la salud, Micromachismos.
ABSTRACT
Women who suffer or live in environments where micromachisms are present suffer ailments and discomforts that end up being reflected in their bodies. These types of ailments can be detected in certain physical, mental and behavioral aspects. The origin of these micromachisms is at the base of the patriarchy and the patriarchal system. This type of ailments ends up being treated in the health system but without being approached from the point of view of gender violence.
The knowledge of this type of ailments would help women to better understand the somatization in their bodies of inadequate lived situations from which to protect themselves.
KEYWORDS: Micro-violence, Consequences for health, Micromachisms.
Los micromachismos, en adelante mM, se definen como prácticas de violencia en la vida cotidiana que son tan sutiles que pasarían desapercibidas, pero que reflejan y perpetúan las actitudes machistas y la desigualdad de las mujeres respecto a los hombres.
Según Luis Bonino (1), ideólogo del concepto, el prefijo “micro” hace alusión a aquello que es casi imperceptible, lo que se encuentra en el límite de la evidencia pero sin llegar a serlo. En algunos ámbitos se conoce este tipo de violencia, como violencia invisible.
Los mM son pequeños abusos y pequeñas formas de violencia que buscan menoscabar la autoestima y dificultar la autonomía de las mujeres para que los hombres mantengan su posición.
Dicha posición, se mantenía en el ideario social, por considerar que el hombre estaba por encima de la mujer en la sociedad, y aunque la detección y divulgación de los mM es “reciente”, las ideas en las que se basan son muy antiguas y acaban manteniendo las estructuras que se han utilizado desde hace décadas para relevar a la mujer a espacios más privados y dificultar su entrada en la esfera pública.
Se podría decir, que muchos de los comportamientos que están detrás de los mM no tienen esa intención, pero sí que se basan en el pensamiento cultural de la sociedad que, normalmente, dota de poder a los hombres frente a las mujeres, por tener como fundamento el sistema patriarcal.
Según Bonino (1), la palabra “poder” tiene dos acepciones: (2)
Por un lado, se encuentra el poder autoafirmativo, que se refiere a la capacidad de hacer, el poder personal de existir, decidir y autoafirmarse.(2)
Este poder solo se pude llevar a cabo si existe una legitimación social para que se lleve a cabo y se realice. Por eso, se considera que este poder solo lo pueden ejercer los hombres, que son quienes han tenido históricamente el permiso para ejercerlo, y lo que demuestra que subyace el sistema patriarcal que cede ese privilegio solo a los hombres.
Por otro lado, la otra acepción que resalta Bonino es el poder de dominio, que se centra en la capacidad y posibilidad de control y dominio sobre la vida de otras personas, lo cual implica la autoridad del hombre sobre cualquier aspecto de la vida de la mujer subordinada (pensamiento, sexualidad, economía…).(2)
La división de poder se puede percibir tanto dentro como fuera del hogar. La desigualdad entre el hombre y la mujer también se refleja en la asignación de los espacios públicos a los hombres, puesto que son más visibilizados y están asociados con el esfuerzo; y la asociación de la mujer, con el espacio privado (espacio doméstico y cuidado a las personas).(2)
La asignación de las mujeres al espacio doméstico y al cuidado de personas representa la subordinación femenina, perjudicando a su vez, su desarrollo, ya sea personal, social o laboral.
De las desigualdades de género y del patriarcado, que ha creado y mantenido estas desigualdades habla la historiadora feminista Gerda Lerner.(3)
Esta autora ha profundizado en, y sobre, los orígenes del patriarcado, lo que le ha llevado a desarrollar argumentos sobre el origen y las bases de este sistema para mantener la subordinación y las violencias que se ejercen hacia las mujeres.
Según Lerder, el patriarcado tiene un origen histórico, pero para mantenerse se ha ido adaptando y modificando en función del tiempo y de los sistemas políticos, sociales y económicos.
Por eso, cuando se habla de desigualdades, es inevitable hablar de patriarcado o sistema patriarcal, que tal y como lo definió Kate Millet se compone de dos elementos: uno, una estructura social (con una organización social que mantiene las desigualdades), y dos, una ideología que mantiene esas desigualdades. (4)
Pero volviendo a la violencia que sufren las mujeres, como consecuencia de los mM se puede decir, que las consecuencias de la violencia contra las mujeres son muy amplias e influyen en todos los aspectos de sus vidas, su salud y la de sus hijos e hijas y se extienden, además, al conjunto de la sociedad.
La violencia es un factor de riesgo para enfermar y toda forma de violencia tiene un impacto en la salud.
“Las enfermedades que son más frecuentes en las mujeres que en los hombres no lo son por ser propias del sexo femenino, propias de la naturaleza biológica de la mujer, sino que las padecen más mujeres que hombres probablemente como consecuencia de las desigualdades de género que existen en nuestra sociedad.(5)
Los mM debido a su uso reiterado en el tiempo produce unos efectos en la mujer que limitan poco a poco su desarrollo como persona, pues se observa que se va encerrando, coartando o desestabilizando. Lo que provoca la pérdida de autonomía. Se podría decir, que los mM perpetúan la disponibilidad de la mujer para el hombre.
Los mM representan una violencia tan invisible que producen un daño en la mujer que además de ser difícil de detectar, se agrava con el tiempo.
La lista de consecuencias que tiene para la salud la violencia contra las mujeres se despliega en diferentes factores físicos, mentales, conductuales y sexuales y reproductivas. Este último apartado se podrían clasificar dentro de los factores físicos pero son tan amplias, extensas y comunes las dolencias en este aspecto que se pueden considerar como un factor aparte.
Dentro de las dolencias físicas estarían algunas afecciones del aparato digestivo, lesiones en la cabeza, los ojos, el oído, el tórax o el abdomen.
Entre los daños mentales que acarrea la violencia se puede concluir que conlleva en algunos casos; depresión, trastornos del sueño y hábitos alimentarios, estrés y trastornos de ansiedad o baja autoestima.
Dentro de las modificaciones de conducta o trastornos conductuales se puede señalar el uso nocivo de alcohol u otras sustancias, la inestabilidad en las relaciones sexuales con múltiples compañeros sexuales o el desarrollo de conductas sexuales de riesgo.
Al señalar los efectos sobre la salud sexual y reproductiva como un efecto aparte, es por la alta tasa de problemas ginecológicos que sufren las mujeres que han vivido episodios de violencia. Infecciones vaginales, dolor de sueldo pélvico, infecciones en la vías urinarias suelen ser las más comunes dentro de este apartado, aunque se desconoce si existen otros factores que influyen en estas afecciones.
Es importante conocer qué tipo de mM existen para saber cómo detectarlos y, así, evitarlos.
Tipos de mM, Bonino establece una tipología (6), para poder identificarlos fácilmente, esta clasificación sería:
-Micromachismos coercitivos: (Control directo). Con estos mM los hombres usan la fuerza moral, psicológica, económica o de la personalidad para intentar convencer a la mujer de que la razón no está de su parte. La intención de los hombres está en la pretensión de subordinar a las mujeres desde diferentes argumentos discursivos.
-Micromachismos encubiertos: (De control oculto o indirecto). Se caracterizan por ser muy sutiles y estar ocultos por ello son tan eficaces.
-Micromachismos de crisis: Las relaciones de pareja entran en crisis y se desequilibran hacia una mayor igualdad. En este caso, las mujeres intentan que la relación se vuelva más igualitaria, es un paso hacia una relación más sana.
-Micromachismos utilitarios Se caracterizan por dos elementos; primero por su carácter utilitarista y segundo por la actitud de los hombres de aislarse de su responsabilidad compartida. Esta práctica se da sobre todo en los espacios domésticos.
Dentro de cada tipo de mM se darían los siguientes tipos de dinámicas y conductas.(6)
Tabla 1:
Micromachismos utilitarios:
No responsabilizarse sobre lo doméstico No implicación Pseudo implicación Implicación ventajosa Aprovechamiento y abuso de las capacidades “femeninas de servicio” Naturalización y aprovechamiento del rol de cuidadora Delegación del trabajo del cuidado de vínculos y personas Requerimientos abusivos solapados Negación de la reciprocidad Naturalización y aprovechamiento de la “ayuda” al marido Amiguismo paternal |
Micromachismos encubiertos:
Creación de falta de intimidad Silencio Aislamiento y malhumor manipulativo Puesta de límites Avaricia de reconocimiento y disponibilidad Inclusión invasiva de terceros Seudointimidad y seudocomunicación Comunicación defensiva – ofensiva Engaños y mentiras Seudonegociación Desautorización Descalificación-desvalorización Negación de lo positivo Colisión con terceros Microterrorismo misógino Paternalismo Manipulación emocional Dobles mensajes afectivo/agresivos Enfurruñamiento Abuso de confianza Inocentizaciones Inocentización culpabilizadora Autoindulgencia y autojustificación. Hacerse el tonto (y el bueno) Impericia y olvidos selectivos Comparación ventajosa Minusvaloración de los propios errores Echar balones fuera |
Micromachismos coercitivos:
Coacciones a la comunicación Control del dinero Uso expansivo – abusivo del espacio y el tiempo para sí Insistencia abusiva Imposición de intimidad Apelación a la “superioridad” de la lógica varonil Toma o abandono repentino del mando |
Micromachismos de crisis:
Hipercontrol Seudoapoyo Resistencia pasiva y distanciamiento Rehuir la crítica y la negociación Prometer y hacer méritos Victimismo Darse tiempo Dar lástima |
Fuente: Bonino (2005, pp. 98-100).
Teniendo claro los tipos y sus características, es importante volver a las consecuencias que generan este tipo de conductas en las mujeres y en sus cuerpos por este tipo de violencia invisible.
Los mM también generan efectos que repercuten en la calidad de vida y bienestar de las mujeres, mucho más difíciles de evaluar pero que pueden ser el inicio o desencadenante de otro tipo de malestares, entre ellos se puede señalar. (7)
-Sobreesfuerzo psicofísico, con agotamiento de la propia energía, inhibición del desarrollo personal, deterioro variable de la autoestima y malestar difuso e irritabilidad crónica.
La salud es el resultado de múltiples factores, no solo biológico, sino también psicológico y social, y por tanto, es necesario atender el contexto que la rodea. En este caso, es necesario atender las relaciones y la calidad de estas, para aumentar el conocimiento y los estudios sobre las consecuencias que la violencia sutil y continuada ejerce en los cuerpos de quienes la padecen, pacientes en su mayoría de la atención primaria por las dolencias anteriormente citadas.
En este trabajo se aborda la afección en la salud de la violencia invisible, pero es evidente que cualquier tipo de violencia de género afecta al bienestar y a la salud de las mujeres. Un ámbito que se ve muy afectado es el de la salud mental, pues es común la aparición de trastornos mentales, tales como la depresión, baja autoestima, intentos de suicidio y trastornos de estrés postraumático. Las mujeres maltratadas pueden experimentar diferentes estados anímicos vinculados al maltrato. (7)
Ahora que la “violencia de género” y dominación masculina se está deslegitimando socialmente, es importante atender a este tipo de conductas, pues a través de los mM se construyen y encuentran nuevos espacios para ejercer unas dinámicas que situan a la mujer en una posición inferior a la que le corresponde.
Es inevitable y deseable pensar que cualquier cambio en la estructura patriarcal, favorecerá al bienestar de las mujeres y de los hombres, si se potencia el desarrollo de vínculos igualitarios, ya que conllevará unas dinámicas más saludables para las relaciones de género. Por todo ello, además de enunciarlos, visibilizarlos y generar espacios educativos para erradicar los mM es importante que desde la atención sanitaria se aborden las dolencias que presentan las mujeres en las consultas médicas.
Algunos de los requisitos, con los que se trabaja no solo de forma terapéutica sino también de forma educativa, para desactivar estos mM son: (8)
Revisar los prejuicios sexistas que tienen las personas, sobre todo en relación con los patrones de reciprocidad, justicia/injusticia, cuidado/no cuidado del otro/a.
Aclarar las propias creencias sobre la validez de los hechos abusivos y la propia reacción frente a ellos (sobre todo pensando en los ejes temor/enfrentamiento y neutralidad/parcialidad).
Tener la capacidad de confrontar y de poner en práctica la autoafirmación de modo asertivo.
Conocer los modos de construcción de la condición masculina, sus privilegios y sus costos, a fin de ser conscientes para deconstruir los aspectos dominantes del rol masculino tradicional.
Por todo ello, y prestando especial atención a la forma de deconstruir estas dinámicas a nivel educativo, solo que remarcar que desde el ámbito sanitario la atención debe verse desde una mirada integral, con una perspectiva de género, y abordar las dolencias consultando factores sociales, psicológicos y culturales; pues el reconocimiento de los mM como elementos que enferman, la detección de éstos y su eliminación por parte de la sociedad es fundamental para la mejora de la mitad de la población del mundo.
BIBLIOGRAFIA
- Bonino, L. (1995). Desvelando los micromachismos en la vida conyugal. En J. Corsi (Eds.), Violencia masculina en la pareja. Una aproximación al diagnóstico y a los modelos de intervención (pp. 191-208). Buenos Aires: Paidós.
- Sanchez Perez, Laura. (2020), Género, poder y desarrollo: análisis antropológico de la política local. Ed. Universidad Salamanca. Colección Vitor.1
- https://www.antimilitaristas.org/IMG/pdf/la_creacion_del_patriarcado_-_gerda_lerner-2.pdf
- https://www.mujeresenred.net/spip.php?article2061
- Extracto de Cuadernos para la salud de mujeres nº2, Instituto Andaluz de la Mujer. Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación. 2019
- Bonino, L. (2005). Las microviolencias y sus efectos: claves para su detección. En C. Ruiz-Jarabo y P. Blanco (Coords.), La violencia contra las mujeres: prevención y detección (pp. 83-102). Madrid: Díaz de Santos.
- Henao-Orrego, O. (2020, octubre 3). VIOLENCIA Y MEDICINA SICOSOMÁTICA: EL LENGUAJE DEL CUERPO. Medicina,42(3), 403-412. Recuperado a partir de http://www.revistamedicina.net/ojsanm/index.php/Medicina/article/view/1537
- Vargas Murga, Horacio. (2017). Violencia contra la mujer infligida por su pareja y su relación con la salud mental de los hijos adolescentes. Revista Medica Herediana,28 (1), 48-58. https://dx.doi.org/10.20453/rmh.v28i1.3074