escrita donde se valora el dominio de la misma (Troncoso y Del Cerro, 2009; disponible en web).
En este estudio se evidencia con claridad la importancia que reviste el aprendizaje de la lectura para alcanzar una vida autónoma, independiente y con participación social inclusiva, por lo tanto se plantea a la lectura como un objetivo alcanzable a lograr para todos los y las estudiantes, incluyendo a quienes presentan NEE específicamente con la informante representante de este caso en particular. Precisamente por esta particularidad, se debe emplear más tiempo y hacer uso de diferentes estrategias educativas para lograr que además de leer, sean capaces de progresar lo suficiente como para analizar, razonar, enjuiciar, criticar, valorar, elaborar y crear mediante el lenguaje escrito.
Leer es ciertamente un proceso cognitivo, pero es también una actividad social, fuertemente influenciada por interacciones entre el maestro y los estudiantes y entre los estudiantes mismo. En la medida en que el docente comprenda mejor estas interacciones, es probable que comience a diseñar ambientes más efectivos para ayudar a aprender a todos los niños con síndrome Down.
Si el educador, pudiera realizar su quehacer desde una perspectiva de educación socio-afectiva, es decir, con el propósito de desarrollar valores de adaptación y realización de sus estudiantes con este síndrome, tanto en la vertiente personal como en la social, haría que la calidad educativa avanzara, aunque careciera de instrumentos para ese propósito. Dichos instrumentos son imprescindibles para la formación del niño (a), pero más importante es la convicción y la preocupación por unos objetivos. Por ende, un plan de educación socio-afectiva, por parte de un docente, debería convergen perfectamente con la perspectiva de una educación constructivista y posibilita una enseñanza de mayor calidad.
Al inicio de la aplicación del programa se propicia al niño a emparejar objetos iguales, asociar objetos con sus fotos correspondientes, o a seleccionar señalando o pegando dibujos iguales cuando tiene capacidad para percibir semejanzas y diferencias. Con esta base irá progresando de modo que entienda el vocabulario y el lenguaje de esas acciones.
Muchos de los problemas y dificultades en el progreso posterior del área del cálculo tienen su raíz en la ausencia de un proyecto educativo que incluya el programa que aquí proponemos. Les falta también el conocimiento del lenguaje expresivo, en este aspecto, los niños con Síndrome de Down son capaces de asociar, seleccionar y clasificar objetos, aunque no entiendan el lenguaje que describe la acción que realizan.
De tal manera que, antes de tener la capacidad de expresar y explicar verbalmente el qué y el porqué de su acción, manifiestan claramente cuánto comprenden. Por otra parte el niño capta qué debe hacer observando la conducta del educador, imitándole y siendo ayudado. Poco a Poco, comprende qué debe hacer por lo que ve y por lo que práctica con ayuda. El profesor, mientras tanto, le da explicaciones breves, concretas y precisas. De este modo, antes de cumplir los 7 años, el niño será capaz de obedecer una orden verbal que implique ordenar o clasificar una serie de objetos, atendiendo a una categoría determinada (Piaget, 1984; p. 158).
El objetivo inicial en cualquiera de las sesiones educativas de aprendizaje discriminativo es que el alumno comprenda qué debe hacer, cómo debe hacerlo y que concepto o conceptos subyacen en la actividad que realiza. Pero un programa de aprendizaje discriminativo sirve también para alcanzar objetivos diversos, como son el aumento del vocabulario, el conocimiento y comprensión de las propiedades y cualidades de los objetos, las nociones básicas de cálculo, la preparación para la lectura y escritura, entre otros (Troncoso y Del Cerro, 2009, disponible en web).
Al respecto, la niña aprendió a asociar objetos iguales, objetos con fotos, imágenes o gráficos que los representen, fotos, dibujos y gráficos iguales y, finalmente, objetos que se relación entre sí por su uso o función. Después, fue capaz de clasificar objetos que, siendo diferentes, pertenezcan a una misma categoría o cumplan una función semejante: juguetes, animales, prendas de vestir, alimentos, vehículos, entre otros.
De allí que, todas estas actividades y su comprensión pueden lograrse antes de que el niño con síndrome de Down ingrese en la Escuela primaria (Troncoso y Del Cerro, 2009; disponible en web). Como hemos dicho, será necesario esperar un tiempo para que la niña sea capaz de dar pequeñas explicaciones verbales sobre las propiedades que son comunes o diferentes entre los diversos objetos que relaciona o que separa pero, mientras tanto, puede captar y aprender muchos conceptos.
Cada tarea debe estar preparada para lograr el objetivo concreto que se ha elegido, que debe estar muy claro para el educador. Sin embargo, conviene aprovechar para repasar o reforzar otros conocimientos del estudiante o para prepararle en otras áreas del desarrollo. De este modo, el aprendizaje se hace más eficaz y se facilita el progreso general de la niña. Gran parte de las actividades que se propusieron permitieron integrar aspectos manipulativos, cognoscitivos, lingüísticos, de orientación espacial de coordinación visomotora, de dirección de la mirada y del trazado.
Para ayudar eficazmente la niña con síndrome de Down a desarrollar sus capacidades perceptivo-discriminativas se plantearon la práctica de las actividades de asociación, de selección, de clasificación, de denominación y de generalización. a veces dos o tres de estas actividades se realizaron en la misma sesión de trabajo, teniendo en cuenta que las de denominación y generalización serán las últimas en iniciar porque son más difíciles para que la niña con síndrome de Down, debido a la dificultades lingüísticas y de abstracción que implican la asociación o emparejamiento le permitiera que ésta perciba y discrimine visual