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Manejo de la insuficiencia cardiaca crónica en atención primaria: revisión bibliográfica

Manejo de la insuficiencia cardiaca crónica en atención primaria: revisión bibliográfica

Autora principal: Natalia Sánchez Carbonell

Vol. XIX; nº 20; 936

Management of chronic heart failure in primary care: literature review

Fecha de recepción: 25/09/2024

Fecha de aceptación: 24/10/2024

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 20 Segunda quincena de Octubre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 20; 936

AUTORES

Natalia Sánchez Carbonell. Medicina Familiar y Comunitaria. Hospital de Alcañiz, España.

Beatriz Bureu Calleja. Medicina Familiar y Comunitaria. Hospital de Alcañiz, España.

Sergio Griñán Malla. Medicina Familiar y Comunitaria. Hospital Comarcal de Alcañiz, España.

Sonia Angós Vázquez. Hematología y Hemoterapia. Hospital Comarcal de Alcañiz,, España.

Alejandro Gisbert Segura. Medicina Familiar y Comunitaria. Hospital Comarcal de Alcañiz, España.

Jaime Gerardo Sancho Gracia. Medicina Familiar y Comunitaria. Hospital Comarcal de Alcañiz. España.

José Luis Ortega Lanuza. Medicina Familiar y Comunitaria. Hospital Comarcal de Alcañiz. España.

RESUMEN

La insuficiencia cardiaca (IC) es una entidad clínica derivada de alteraciones del corazón, ya sea a nivel estructural o funcional. La incidencia de esta patología tiene una relación directamente proporcional con la edad, observándose un crecimiento exponencial de la prevalencia en los últimos años debido al aumento de la esperanza de vida y de la supervivencia de pacientes con factores de riesgo cardiovascular por los avances en los distintos tratamientos. Los síntomas de la insuficiencia cardiaca pueden ser debidos a la congestión sistémica y pulmonar por fallos en la diástole o bien por bajo gasto cuando es la sístole ventricular la que se ve afectada. Se han realizado muchos avances sobre el tratamiento de esta enfermedad que ha conseguido mejorar la calidad de vida de los pacientes y aumentar la esperanza de vida. Por ello se considera de gran importancia un correcto y precoz diagnóstico.

En este artículo además de hablar sobre la insuficiencia cardiaca, su diagnóstico y tratamiento, lo haremos sobre todo desde el punto de vista de la Atención Primaria y lo que ella nos puede ofrecer para realizar un seguimiento de estos pacientes. Es el médico de familia el que en la mayoría de las ocasiones será el primer contacto médico de un paciente con clínica sugestiva de insuficiencia cardiaca y resulta importante por tanto el conocimientos del árbol diagnóstico y cómo realizar una asistencia global.

Palabras clave: insuficiencia cardiaca; factor de riesgo cardiovascular; tratamiento

ABSTRACT:

Heart failure is a pathology that comes from alterations of the heart, either at a structural or functional level. The incidence of this pathology has a directly proportional relationship with age, with an exponential growth in prevalence observed in recent years due to the increase in life expectancy and survival of patients with cardiovascular risk factors due to advances in the different treatments. The symptoms of heart failure may be due to systemic and pulmonary congestion due to failures in diastole or low output when ventricular systole is affected. Many advances have been made in the treatment of this disease that have managed to improve the quality of life of patients and increase life expectancy. Therefore, a correct and early diagnosis is considered of great importance.

In addition to talking about heart failure, its diagnosis and treatment, in this article we will do so above all from the point of view of Primary Care and what it can offer us to monitor these patients. It is the family doctor who, in most cases, will be the first medical contact for a patient with symptoms suggestive of heart failure and knowledge of the diagnostic tree and how to provide global care is therefore important.

Keywords: heart failure; cardiovascular risk factors; treatment

Declaración de buenas intenciones:

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses. La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original y no contiene plagio. El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Han preservado las identidades de los pacientes.

JUSTIFICACIÓN

La insuficiencia cardíaca es una enfermedad muy prevalente, como se explicará más adelante, con una elevada mortalidad por lo que consideramos realizar un resumen sobre su manejo actual y más enfocado a la Atención Primaria. Lo decidimos así ya que en los Centros de Salud se tiene una mayor cercanía con el paciente y a pesar de la gran carga asistencial que tienen, se puede realizar un control con un mayor seguimiento. Así pues, a través de una búsqueda bibliográfica de los protocolos actuales sobre el manejo de la insuficiencia cardiaca, se han recogido las recomendaciones de las sociedades de cardiología adaptando este artículo desde el punto de vista de la Atención Primaria para mostrar cómo allí puede realizarse el manejo del paciente, cuándo derivar a cardiología y cómo podría realizarse una consulta monográfica enfocada al seguimiento del paciente.

METODOLOGÍA

Se realizó por tanto, una búsqueda bibliográfica de la literatura disponible más actual (años 2022-2023) sobre la insuficiencia cardiaca. Se llevó a cabo la revisión de la mejor evidencia, posible, en ensayos clínicos, revisiones sistemáticas y finalmente protocolos de las sociedades de cardiología; utilizando como fuentes las principales bases de datos: UpToDate, PubMed (MEDLINE) y Cochrane. Los idiomas empleados para la búsqueda fueron el español e inglés, con términos MeSH del tesauro que fueron: “heart failure”; “heart failure treatment”; “heart failure guidelines”, etc.

DEFINICIÓN

Es una condición clínica en la que el corazón sufre algún tipo de alteración morfológica o funcional, generando así una serie de síntomas y signos en las personas que las padecen y que son resultado de un gasto cardiaco inadecuado. Ya que se trata de un síndrome, debemos de buscar alguna patología subyacente que esté causando el fallo del corazón y la cual tiene que ser investigada para poder hacer un abordaje integral desde el punto de vista cardíaco.

EPIDEMIOLOGÍA

Se trata de una patología muy prevalente ya que a efectos prácticos es la consecuencia final de todas las enfermedades cardiacas o factores de riesgo cardiovascular que padece una persona. Los datos epidemiológicos sobre la insuficiencia cardiaca dependen y aumentan con la edad, por lo tanto está incrementándose el número de casos por el aumento de la esperanza de vida y el avance en el manejo de las enfermedades cardiovasculares.1 De esta forma en España, la prevalencia en población general por encima de 70 años es del 10%, replicándose este porcentaje con cada década de edad. 2

CLASIFICACIÓN

La insuficiencia cardiaca puede clasificarse como se ha hecho tradicionalmente según la clase funcional del paciente 3, o bien mediante un sistema nuevo de distribución que tiene en cuenta la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI). Este último método es sobre el que más vamos a hablar ya que es el más utilizado en la actualidad por su repercusión en la práctica clínica sobre el manejo del paciente, y como veremos más adelante, el tratamiento dirigido de la insuficiencia cardiaca dependerá del grupo clínico en el que se encuentre cada uno en dependencia de su FEVI.

Este valor se calcula mediante un estudio dinámico y funcional del corazón por ecocardiografía realizada por un cardiólogo. Podemos clasificar entorces a los pacientes con insuficiencia cardiaca en 2 grandes grupos y que podemos encontrar en la Tabla nº1 del Anexo. Así, cuando los valores son superiores al 50% hablamos de insuficiencia cardiaca con FEVI conservada o preservada  (HFpEF). En cambio, cuando es inferior al 50% ya se trata de una FEVI deprimida. A su vez este último grupo se subdivide en FEVI ligeramente reducida  (HFmrEF) cuando el valor se sitúa entre el 49 y el 41% o FEVI reducida  (HFrEF) cuando ya es menor o igual al 40%. 4

En cuanto a la clase funcional y repercusión clínica que tiene la insuficiencia cardiaca en el paciente, podríamos agruparlos en 4 grupos diferentes mediante la clasificación de la NYHA . Cuando estos no sufren ningún tipo de limitación y se encuentran asintomáticos a la hora de realizar ejercicio físico habitual, se encontraría en una Clase I. El grado o clase II de NYHA pertenece al grupo de pacientes que ya tienen una ligera limitación de la actividad física con aparición de disnea y palpitaciones pero que se encuentran asintomáticos en reposo. Cuando las manifestaciones clínicas ya aparecen con la mínima actividad física, los sujetos se encontrarían en una clase funcional III y si por el contrario los síntomas ya aparecen incluso en reposo, sería un grado o clase IV de la NYHA, 3, 4  todo ello como figura en la Tabla nº 2 que podemos encontrar en el Anexo.

Existen también otras formas de clasificación como puede ser en función de las cavidades afectadas, diferenciando así insuficiencia cardiaca derecha que dará síntomas más congestivos o bien izquierda que generará situaciones de bajo gasto; en función de la fase de ciclo cardiaco que está alterada, encontrando insuficiencia cardiaca sistólica o diastólica; o en función de la velocidad de instauración siendo así un insuficiencia cardiaca aguda con su forma más grave el edema agudo de pulmón, y la insuficiencia cardiaca crónica.

ETIOLOGÍA

Encontramos fundamentalmente dos grupos de causas de insuficiencia cardiaca. Por un lado puede ser secundaria a cardiopatías capaces de producir un fallo cardiaco o por el contrario, por otros procesos orgánicos no cardiacos que generen un aumento en la demanda de oxígeno produciendo una claudicación del corazón.

En cuanto a las cardiopatías, es la enfermedad isquémica la que con más frecuencia de este grupo de patologías puede llegar a producir un cuadro de insuficiencia cardiaca aguda o crónica. Las miocardiopatías como la miocardiopatía hipertensiva, miocardiopatía hipertrófica o miocarditis pueden llegar a producir tal afectación al músculo cardiaco como para que se llegue a instaurar una alteración funcional. Por otro lado, las valvulopatías en fases avanzadas son otro grupo de patologías que con mucha frecuencia degeneran hasta tal punto de fallo cardiaco. Las arritmias mantenidas o de instauración rápida también producen cuadros de insuficiencia cardiaca.

Otras patologías no cardiogénicas como la anemia, las alteraciones tiroideas o crisis hipertensivas también pueden originar un cuadro de insuficiencia cardiaca bien descompensada como crisis aguda o como un proceso crónico.

CLÍNICA

El fallo del corazón generará cambios en los flujos y presiones de las cámaras cardíacas, produciendo así síntomas por bajo gasto o por congestión tanto a nivel sistémico como pulmonar. Los síntomas típicos como la disnea en sus distintos grados 2, la ortopnea o edemas de extremidades inferiores así como hallazgos en la exploración como la hepatomegalia o ingurgitación yugular son causados por congestión pulmonar y sistémica. Aquellas manifestaciones producidas por el bajo gasto cardiaco como la frialdad distal, livideces, palidez, frialdad y síncope son menos frecuentes.

Ya que todas las manifestaciones clínicas son muy poco específicas es muy importante saber qué población tiene una mayor predisposición de sufrir insuficiencia cardiaca. Esto nos ayudará a detectar aquellos casos sugestivos de estudio y poder así instaurar el tratamiento lo más precozmente posible. Así, el grupo poblacional que sin duda tiene una mayor posibilidad de sufrir un fallo cardiaco con los síntomas mencionados serán pacientes de edad avanzada.

Es evidente que otro conjunto de la población de riesgo son aquellas personas con factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión que aumenta el riesgo al doble, la diabetes, obesidad y enfermedad renal crónica, además de otras patologías como la fibrilación auricular, el EPOC, las válvulo y coronariopatías. Sujetos expuestos a cardiotóxicos como algunos quimioterápicos tienen también una mayor probabilidad de padecer insuficiencia cardiaca. 1,3

DIAGNÓSTICO

Es importante saber que a pesar del amplio número de pacientes susceptibles de llegar a desarrollar esta patología no se realiza ningún cribado salvo en sujetos con fibrilación auricular o aquellos que hayan estado expuestos a cardiotóxicos.

Existe un infradiagnóstico de insuficiencia cardiaca 1, lo cual supone un problema importante ya que cuanto más tiempo esté el paciente expuesto a una patología sin realizar un diagnóstico, mayor es también el periodo hasta que se instaura un tratamiento específico. Esto implica un mayor riesgo de agudizaciones y hospitalizaciones. La baja detección de casos de esta patología puede deberse a la infravaloración de los síntomas por parte del paciente, a una falta de conciencia de la enfermedad por los sanitarios o bien por la incertidumbre sobre el proceso diagnóstico. Es esencial el conocimiento de los síntomas de alerta y lo que desde Atención Primaria podemos hacer para llegar al diagnóstico de un paciente con insuficiencia cardiaca porque muchas veces seremos los primeros sanitarios con los que va a consultar.

Para poder establecer el diagnóstico es necesaria la presencia de síntomas o signos que ya hemos comentado y la confirmación de que hay un fallo cardiaco. La forma de objetivar puede hacerse mediante la determinación del péptido natriurético que estará elevado o bien mediante visualización de la congestión pulmonar o sistémica.

En un primer lugar y cuando un paciente con riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca – pacientes ancianos o con las patologías y comorbilidad mencionadas- cuenta con la clínica descrita, además de hacer una exploración general, hay que realizar una serie de estudios básicos como son un electrocardiograma (ECG), una radiografía de tórax y una analítica general con determinación del péptido natriurético. 5

En cuanto al ECG, hay una serie de signos que nos indican de forma indirecta que el paciente puede sufrir algún tipo de alteración morfológica o funcional del corazón que esté generando una insuficiencia cardiaca como pueden ser los bloqueos de rama, la desviación del eje a la izquierda, la hipertrofia ventricular o la presencia de arritmias como la fibrilación auricular. 3, 5

En la radiografía de tórax es típico encontrar una cardiomegalia, congestión venosa con edema intersticial de predominio central o incluso derrame pleural pero un estudio radiográfico normal no excluye nunca el diagnóstico. 4

El NT-proBNP es el tipo de péptido natriurético más utilizado. Estos péptidos son liberados como consecuencia de un estrés de la pared ventricular y se consideran patológicos a partir de unos puntos de corte que se han establecido en función de la edad del paciente. Valores superiores  son un marcador muy sensible en pacientes con sospecha de insuficiencia cardiaca y por el contrario, unos valores inferiores tienen un alto valor predictivo negativo de forma que será poco probable que los síntomas sean secundarios a un fallo cardiaco.  6

A pesar del resto de pruebas complementarias mencionadas hasta el momento, son realmente los valores de esta determinación peptídica los que determinan la actitud diagnóstica siguiendo las recomendaciones de las sociedades de cardiología. Así pues en aquellos casos con niveles elevados está indicada la realización de un ecocardiograma para determinar y diferenciar entre los distintos tipos de insuficiencia cardiaca que hemos explicado o posibles etiologías de la misma. Dado que niveles bajos hacen muy poco probable el diagnóstico, sólo en los casos con una altísima sospecha clínica estaría justificada la ecocardiografía u otros estudios indicados ya por cardiología como la resonancia cardiaca o estudios hemodinámicos. 4, 5

Por lo tanto se recomienda la valoración del proBNP como prueba clave ante la sospecha de un paciente con posible insuficiencia cardiaca tanto en la fase aguda en casos de descompensación como en procesos crónicos. 5 Es necesario saber que hay algunas condiciones como la edad, la enfermedad renal crónica, la diabetes y la fibrilación auricular que por sí solas aumentan los niveles de péptidos natriuréticos dando lugar a resultados con falsos positivos. Por el contrario, la obesidad disminuye los valores de esta determinación. 6

Como hemos mencionado y ante un paciente con clínica sugestiva con niveles altos de proBNP, hay que realizar un ecocardiograma para confirmar y objetivar las alteraciones morfológicas o estructurales que estén causando la insuficiencia cardiaca. Esta prueba es el gold standard y debe de ser realizada por el cardiólogo y en la mayoría de las ocasiones lo realizan por vía transtorácica (ETT). 7 Así, valoran la presencia o no de disfunción sistólica y diastólica, pueden detectar posibles etiologías y contabilizan la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) para iniciar un tratamiento más enfocado para cada uno de los 3 fenotipos que hemos definido al principio.

Ya hemos explicado que aunque los niveles de proBNP sean normales, cuando la sospecha diagnóstica es muy alta también estaría indicado realizar un ecocardiograma u otras pruebas que considere el cardiólogo para completar el estudio. En la Imagen nº1 que encontramos en el Anexo podemos ver el proceso diagnóstico de un paciente con síntomas compatibles con un cuadro de insuficiencia cardiaca.

Hay casos en los que es necesario que la valoración del paciente se haga lo más rápidamente posible y por tanto desde Atención Primaria sería necesario que se remitiera con una mayor preferencia a cardiología. Algunos de estas situaciones de alarma que precisan de una atención temprana son pacientes con arritmias, o con una clase funcional III-IV de la NYHA además de aquellos que tengan alguna condición que impida un inicio temprano del tratamiento con diurético o con fármacos inhibidores de SGLT-2 (iSGLT2) previo a un ETT como puede ser personas con tendencia a la hipotensión arterial o con enfermedad renal crónica (ERC). En aquellos casos en los que se objetive un aumento muy marcado del proBNP (>2000 pg/ml) o un crecimiento persistencia de los niveles de péptido natriurético también estaría indicada la realización del ecocardiograma y valoración por cardiología de forma preferente. 7

TRATAMIENTO

Ya hemos mencionado la importancia del ecocardiograma para determinar la FEVI y así poder establecer un tratamiento dirigido en dependencia de si esta se encuentra conservada y deprimida. En un primer lugar, cuando se puede determinar que la FEVI es mayor del 50%, los iSGLT2 como la empagliflozina o la dapagliflozina son el único grupo farmacológico que la sociedad española de cardiología así como la americana recomiendan con un nivel IA ya que han demostrado ser los únicos que disminuyen significativamente la mortalidad en este grupo poblacional. 5 Cuando no consiguen controlarse los síntomas se pueden añadir otros tratamientos como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o los antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA II), los antagonistas de receptores de mineralocorticoides u otros que se emplean en los casos de IC con FEVI reducida pero ya con un menor grado de recomendación. Es útil también el empleo de diuréticos cuando hay signos de retención hídrica siempre que no haya contraindicación. 6

En cuanto a los pacientes con FEVI deprimida las sociedades y grupos de trabajo nos recomiendan optimizar el tratamiento utilizando siempre cuatro grupos farmacológicos distintos. Al igual que en el caso de la IC con FEVI preservada, los diuréticos se utilizarán cuando haya congestión. Los iSGLT-2 también están recomendados en este grupo. 5,7 Inicialmente fueron utilizados como antidiabéticos orales, pero se ha visto y están suponiendo una revolución en el punto de vista cardioprotector y nefroprotector, que disminuyen la mortalidad cardiovascular y el ingreso hospitalario por IC. Es por ello por lo que se recomienda la utilización de estos fármacos en todos los pacientes con IC sea cual sea la FEVI. De esta forma puede iniciarse precozmente el tratamiento con este grupo terapéutico cuando tengamos sospecha clínica con péptidos natriuréticos elevados antes de realizar la ecocardiografía.

Otro de los grupos farmacológicos con los que se deben tratar a estos pacientes son los IECAS o ARA II. Cuando el paciente no esté controlado y siempre que sea bien tolerado por las cifras de tensión arterial, se sustituirán estos por un inhibidor de la neprilisina y angiotensina II como el sacubitril/valsartan. Por otro lado encontramos los antagonistas de los receptores de mineralocorticoides como la espironolactona; y en último lugar se encuentran los betabloqueantes siempre que sea tolerado por el paciente y no tenga ninguna contraindicación como bloqueos o EPOC (relativa).

Si bien es verdad que ya desde el año 2021 se propone esta cuádruple terapia de entrada al contrario del tratamiento escalonado que se había recomendado hasta entonces, la tolerancia a tantos fármacos en la práctica clínica habitual hace que muchas veces no puedan llevar un tratamiento completo y optimizado. Al final todos ellos son moléculas que por un mecanismo u otro producen una disminución de la tensión arterial, a lo que se suma la furosemida para complementar el tratamiento cuando se quiere reducir la retención hídrica. 7 En las imágenes nº 2 y 3 se incluyen los esquemas de tratamiento separados en dependencia de la FEVI.

SEGUIMIENTO DESDE ATENCIÓN PRIMARIA

La cercanía con el paciente con la que se cuenta desde Atención Primaria es muy importante ya que puede facilitar un intensivo seguimiento generalizado, así como hacerlo de forma más periódica y adaptándose siempre a la situación y a los medios de los que se disponen. Sería interesante crear consultas de seguimiento en las que se indagase sobre una mala adherencia al tratamiento que pueda suponer un mal control de la enfermedad además de la importancia de realizar una correcta cumplimentación del mismo . El apoyo a los hábitos de vida saludables o la adquisición de encaminadas a mejorar el manejo de su IC como dietas bajas en sal, el control de la ingesta hídrica o el autoajuste del tratamiento también sería un punto importante a incluir en este tipo de consultas.

Podría incluirse un plan de control de otras comorbilidades además de la resolución de dudas y gestión de la información. En este sentido también es importante la educación a la población sobre aquellos síntomas o signos que indiquen un posible descompensación que requiera de una atención médica urgente.

Aunque sin duda el punto clave de estas consultas sería el control clínico. Un control exhaustivo de la tensión arterial (TA nos facilita por ejemplo la detección más temprana de cifras de hipotensión pudiendo evitar caídas, síncopes u otras complicaciones derivadas de la misma. La solución para la detección de cifras de TA es muy fácil, cómo reducir o suspender los diuréticos u otros fármacos hipotensores. Las frecuencia cardiaca (FC) también sería útil monitorizarla ya que si los pacientes se encuentran taquicárdicos o con una FC por encima de su objetivo podemos pensar en que no hay un buen cumplimiento del tratamiento. En caso contrario, habría que disminuir o suspender los betabloqueantes. Es muy importante en este sentido también el control del peso como orientación hacia una posible retención hídrica que nos permita un manejo más detallado de los diuréticos. En la imagen nº 4 del Anexo podemos encontrar signos y síntomas que pueden presentar los pacientes con insuficiencia cardiaca con el enfoque que se recomienda ante ellos.

Este seguimiento clínico nos permitiría también la detección de signos y síntomas que indiquen un progreso y deterioro de la insuficiencia cardiaca como pueden ser una disnea con grado III/IV de la NYHA, persistencia de NT-proBNP elevado, disfunciones de órganos diana, FEVI < 35%, empeoramiento de la clínica o intolerancia progresiva al tratamiento.

Para una buena calidad de este tipo de consultas, sería necesaria una comunicación fluida entre atención Primaria y Especializada. El apoyo emocional que se puede aportar desde los Centros de Salud proporciona un enfoque más personal, ayudando así a motivar para realizar un buen seguimiento individual que sería muy beneficioso para los pacientes.

CONCLUSIONES

La insuficiencia cardíaca es una patología muy prevalente y la cual aumenta con la edad, siendo el resultado de patologías cardíacas que terminan generando el fallo del corazón. La clasificación más utilizada hoy en día en la práctica clínica diferencia la patología en 2 grandes grupos en dependencia de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI). De esta forma cuando la FEVI es mayor al 50%, se trata de IC con FEVI preservada, al contrario de cuando es inferior a este valor, que hablamos de IC con FEVI deprimida.

Los síntomas típicos y más frecuentes de esta enfermedad son muy inespecíficos, lo que dificulta en muchos casos el diagnóstico de insuficiencia cardiaca. La clínica se basa en la mayoría de los casos en disnea de diferentes grados, edemas en extremidades inferiores, síntomas de bajo gasto… Es por ello que hay que tener muy presentes los grupos de población que tienen un mayor riesgo de desarrollar fallo cardiaco como aquellos pacientes con enfermedades cardiacas o personas mayores.

La presencia de la clínica es fundamental para el diagnóstico además de objetivar el fallo cardiaco bien mediante el péptido natriurético que es secretado por el miocardio y cuyos valores y puntos de corte dependen de la edad o bien mediante la visualización de congestión pulmonar o sistémica.

Además de pruebas que nos ayudan a apoyar el diagnóstico como son el ECG o la radiografía de tórax – sin olvidar el péptido natriurético como determinación exigida para la confirmación diagnóstica- es necesario realizar un ecocardiograma para determinar la FEVI, esencial para individualizar el tratamiento en función de si este parámetro se encuentra o no disminuído.

En aquellos casos en los que la FEVI se mantiene por encima del 50% (FEVI preservada) solamente los iSGLT-2 han demostrado una disminución significativa de la mortalidad por lo que deben de contar con estos fármacos. En caso de no lograrse un control sintomático, además de los diuréticos para forzar diuresis, pueden añadirse otros que sí que se emplean en el otro grupo de enfermos. Cuando la FEVI ya se encuentra disminuida, el paciente debe de contar con un tratamiento completo con 4 grupos farmacológicos distintos: los iSGLT-2, IECAS o ARA-II, ARM y betabloqueantes.

Desde Atención Primaria puede hacerse un seguimiento más exhaustivo y personalizado de los pacientes con insuficiencia cardiaca para asegurar una correcta cumplimentación del tratamiento, un control sintomático y una detección precoz de signos que orienten hacia una descompensación del proceso. El objetivo sería disminuir el número de agudizaciones que precisaran de ingreso hospitalario y por lo tanto también la mortalidad.

Ver anexo

BIBLIOGRAFÍA

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