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Material didáctico para el desarrollo de la acentuación en los estudiantes de vigilancia y lucha antivectorial

palabras por su acentuación se clasifican en:

  • agudas (oxítonas): Palabras polisílabas cuya última sílaba es tónica
  • llanas o graves (paroxítonas). Palabras polisílabas cuya penúltima sílaba es tónica. Las de mayor frecuencia en el idioma
  • esdrújulas (proparoxítonas): Palabras polisílabas cuya antepenúltima sílaba es tónica
  • sobresdrújulas (súper proparoxítonas): La sílaba tónica se encuentra situada antes de la antepenúltima sílaba.

Es indispensable el dominio por parte de profesores y estudiantes de todas las reglas que intervienen en el proceso de enseñanza – aprendizaje de la acentuación, para evitar que se circunscriban al reconocimiento de las generales, es decir, de las relacionadas con el lugar que ocupa la sílaba de mayor intensidad dentro de la palabra y la letra con que termina. Durante los doce grados de la Enseñanza General, Politécnica y Laboral los alumnos adquieren de forma sistémica y sistemática las nociones y conceptos acerca de los niveles de la lengua y las funciones del lenguaje.

 El estudio de la lengua como sistema y los niveles que la integran componen la línea predominante en los programas de Español, lo que favorece el desarrollo de la concepción científica de la lengua por los escolares; sin embargo, la ortografía se mantiene a la zaga de las disciplinas del idioma, continúa presentándose como una materia infructuosa, en exceso preceptiva, desvinculada del resto de los saberes que el alumno precisa para desempeñarse en la vida; de ahí, la necesidad de búsqueda de estilos novedosos para desarrollar habilidades ortográficas en los mismos.

 En la escuela cubana la enseñanza de la ortografía es uno de los aspectos que comprende la asignatura Lengua Española (1ro – 6to grados) y Español – Literatura (7mo – 12mo grados) el cual se integra al contenido de los estudios lingüísticos y al desarrollo del lenguaje oral y escrito. Su valor reside en ser la vía para la adquisición de una correcta escritura. Los programas y orientaciones metodológicas de la enseñanza media conciben la práctica ortográfica como continuidad del encargo emprendido en los grados anteriores. En cada unidad aparecen clases específicas dedicadas a ejercitar diferentes elementos ortográficos, pero estas resultan insuficientes para enmendar las colosales dificultades de grados anteriores que traen consigo los discípulos.

Para las autoras, la ortografía es el dominio, que ostenta el estudiante, de un sistema de conocimientos, habilidades y valores que le permite conocer y aplicar el conjunto de normas o reglas que condicionan la escritura adecuada de las palabras del idioma, a través del cual revela que conoce su lengua y ha sido capaz de elevar su nivel cultural.

Las insuficiencias existentes han suscitado indagaciones sobre el tema; sin embargo, los resultados alcanzados en las jóvenes generaciones continúan siendo mínimos. Concierne al profesor de cada asignatura el papel preponderante en la formación de la cultura idiomática de sus estudiantes, aunque el catedrático de Español debe cumplir su encargo social al dirigir el proceso de manera que las clases sean desarrolladoras en relación con los contenidos de las disciplinas en general y en cuanto al tratamiento ortográfico, en particular.

El contenido de los objetivos de la enseñanza, según el Dr. Osvaldo Balmaseda, se refiere a sus niveles y a los intentos por determinar el modo de sistematizarlos:

1- Familiarizar: Los estudiantes asimilan los conocimientos a través de la identificación, distinción de palabras, signos y definiciones.

  1. Reproducir: Los estudiantes, a través de los fenómenos estudiados asimilan los conocimientos, tienen la posibilidad de analizar sus propiedades con ayuda de operaciones intelectuales simples.
  2. Aplicar: Los estudiantes asimilan los conocimientos a través de las aplicaciones de un modelo mediante operaciones intelectuales complejas, productivas y de solución de problemas. (Balmaseda, 2003, p. 48)

Para la enseñanza de la ortografía deben contemplarse diferentes métodos encaminados a lograr estereotipos, fundamentalmente sobre la base de la repetición.

Le son convenientes la copia, el dictado, la memorización de reglas, la etimología y el deletreo. El dictado dinamiza la actividad del estudiante y lo obliga a practicar tres de las cuatro habilidades lingüísticas básicas: escuchar, leer y escribir.

El docente puede realizar el procedimiento ortográfico a través de distintas vías:

  • como actividad sistemática de todas las clases en función de dar seguimiento al diagnóstico inicial
  • como contenido parcial de una clase
  • como clase especializada de ortografía.

La estrategia creada por las autoras está en consonancia con el Programa Director de la Lengua Materna el cual norma la enseñanza ortográfica para el técnico de nivel medio, a partir de responsabilizar al claustro docente para que desde su asignatura trabaje el vocabulario técnico y las palabras esenciales; por supuesto, la máxima exigencia recae sobre los expertos que, en modo alguno, deben proporcionar la práctica ocasional de la ortografía, la cual debe ser fruto de una cuidadosa reflexión dirigida a enmendar las incorrecciones de los educandos, a conocer las posibilidades ofrecidas por el texto y a cómo derivar las actividades para auspiciar el desarrollo de las habilidades ortográficas.

Como objetivo general de la asignatura el programa de primer año de Técnico Medio en las disímiles especialidades propone valorar la trascendencia del empleo correcto de la lengua, según las reglas de uso, en particular, los preceptos ortográficos. La enseñanza del Español – Literatura, juega un papel primordial en la formación de los estudiantes para que sean capaces de asumir los retos científicos y técnicos que demanda el actual desarrollo social; sin embargo, existen contradicciones que conllevan a poner en claro las dificultades en la línea del aprendizaje ortográfico como son: el no dominio de las reglas de acentuación por la mayoría del alumnado de la enseñanza técnica o no aplicarlas y el que los programas no avalen la solidez de los conocimientos ortográficos, a pesar de estar articulados