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Medicamentos biológicos y biosimilares. El futuro está en marcha

Medicamentos biológicos y biosimilares. El futuro está en marcha

Autora principal: Elena Galindo Lalana

Vol. XIX; nº 15; 500

Biological medications and biosimilars. The future is underway

Fecha de recepción: 01/07/2024

Fecha de aceptación: 30/07/2024

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 15 Primera quincena de Agosto de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 15; 500

Autores:

Elena Galindo Lalana. MIR 4º año Pediatría. Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa”. Zaragoza. España.

Carlos Galindo Lalana. Graduado en Biotecnología. Máster Universitario en Biología Molecular y Celular. Máster Universitario en Profesorado de Educación Secundaria. Universidad de Zaragoza. España.

RESUMEN

Los medicamentos biológicos han modificado la evolución y el pronóstico de múltiples enfermedades crónicas, pero su elevado coste supone un gran impacto para el sistema sanitario. Cuando la patente de un medicamento biológico caduca es posible la aparición de una molécula biosimilar desarrollada por biotecnología y que, después de pasar controles rigurosos con estudios de seguridad y eficacia, es comparable a su medicamento de referencia. Los biosimilares contribuyen a la sostenibilidad y a la accesibilidad de los tratamientos biológicos al ser posible su intercambio con la molécula original. Una vez que se aprueba un medicamento biosimilar, la Agencia Europea del Medicamento (EMA), puede extrapolar las indicaciones que tiene la molécula original.

Palabras clave: medicamento biológico, biosimilar, medicamento de referencia

ABSTRACT

Biological medications have significantly altered the progression and prognosis of various chronic diseases; however, their high cost has a substantial impact on the healthcare system. When the patent for a biological medication expires, it becomes possible for a biosimilar molecule, developed through biotechnology, to emerge. After undergoing rigorous controls and studies to ensure safety and efficacy, these biosimilars are comparable to their reference medications. Biosimilars contribute to the sustainability and accessibility of biological treatments, as they can be interchanged with the original molecule. Once a biosimilar medication is approved, the European Medicines Agency (EMA) can extrapolate the indications of the original molecule to the biosimilar.

Keywords: biological medications, biosimilar, reference medicine

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original y no contiene plagio.

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.

Han preservado las identidades de los pacientes.

MEDICAMENTOS BIOLÓGICOS Y BIOSIMILARES. EL FUTURO ESTÁ EN MARCHA.

INTRODUCCIÓN

Un medicamento biológico es aquel que contiene principios activos derivados de una fuente biológica (microorganismos, células humanas o animales) u obtenidos a partir de líneas celulares modificadas genéticamente mediante técnicas de ingeniería genética. Suponen una gran variedad de productos: hormonas, citocinas, enzimas, sueros inmunes, inmunoglobulinas, productos de fermentación, reactivos empleados para diagnóstico in vitro, anticuerpos mono o policlonales, terapias celulares y terapias génicas, vacunas, hemoderivados, alérgenos y proteínas recombinantes, entre otros1.

La composición química de los medicamentos biológicos es muy variada, pudiendo incluir proteínas, hidratos de carbono, ácidos nucleicos o combinaciones de estas sustancias o incluso estar formados por seres vivos completos, como células o tejidos.  Sin embargo, la mayoría de los medicamentos biológicos utilizados actualmente en la práctica clínica contienen sustancias activas basadas en proteínas. Estas pueden presentar diferencias en cuanto a su tamaño y complejidad estructural, y pueden abarcar desde proteínas simples como la insulina o la hormona del crecimiento a otras más complejas como factores de coagulación o anticuerpos monoclonales2,3.

Hoy en día, muchos de estos medicamentos biológicos son de procedencia biotecnológica. Se ha llegado a ellos modificando líneas celulares con ingeniería genética y dando lugar a un medicamento biosimilar, que es un medi­camento biológico muy similar a otro medicamento ya comercializado en la UE, denominado medicamento de referencia y que es posible empezar a comercializar trascurrida la duración de la patente (10 años)3,4.

La Unión Europea (UE) ha sido pionera en la regulación de los medicamentos biosimilares y esto ha supuesto un abaratamiento importante en sus precios, manteniendo la garantía de un medicamento que cumple rigurosos controles de calidad y biosimilitud con su medicamento biológico de referencia. No hay que confundir que tanto el medicamento de referencia como el biosimilar son medicamentos biológicos, ya que ambos derivan de una fuente biológica.

UN BIOSIMILAR NO ES UN GENÉRICO

En un genérico el principio activo es idéntico al original. Sin embargo, dada la complejidad de los medicamentos biológicos, en su proceso de elaboración, pueden existir modificaciones en su estructura que deben ser valoradas antes de su comercialización y demostrar que no afectan a la seguridad y eficacia del producto. Todo esto conlleva estudios preclínicos y clínicos más largos y complejos que los necesarios para un genérico hasta su aprobación y salida al mercado. Una vez comercializado, será necesario un programa de farmacovigilancia que asegure un seguimiento riguroso después de su autorización. El medicamento biosimilar se utiliza en la misma dosis, empleando la misma vía de administración y para tratar la misma enfermedad que el medicamento de referencia y no puede ser más eficaz que el medicamento de referencia (ya que el objetivo es que sean equivalentes).  Sin embargo, sí que estaría permitido que tenga un mejor perfil de seguridad. Según esta premisa los biosimilares aprobados en la UE son intercambiables desde un punto de vista científico, lo que significa que un biosimilar puede utilizarse en lugar de su producto de referencia, o viceversa5.

EVOLUCIÓN EN EL TIEMPO

Desde el año 2006, en el que se introdujo el primer biosimilar (somatropina), cada vez se han autorizado y utilizado más biosimilares en la UE3. Los datos recopilados en los últimos años han permitido incorporar conocimientos nuevos al concepto científico inicial. La llegada de los medicamentos biológicos revolucionó la forma de tratar muchas enfermedades, especialmente aquellas en las que está implicado el sistema inmune. La siguiente revolución empezó con los biosimilares, favoreciendo la competencia entre farmacéuticas y el consiguiente abaratamiento de los precios. Consecuencia de esto ha sido la mayor equidad entre pacientes debido al aumento de la disponibilidad de productos.

La introducción de los medicamentos biosimilares entre los diferentes países europeos es desigual, debido a las distintas políticas farmacéuticas nacionales que se han llevado a cabo. Actualmente (julio 2023) se encuentran aprobados en la Unión Europea un total de 76 biosimilares de 20 principios activos, en nuestro país, están aprobados y comercializados 57 medicamentos biosimi­lares de 17 principios activos3.

USOS DE LOS MEDICAMENTOS BIOLÓGICOS

Las aplicaciones de los medicamentos biológicos son múltiples, en diferentes campos y muy diversas enfermedades, siendo el patrón común en muchas de ellas la implicación del sistema inmune.

Enfermedades crónicas de la piel tales como la psoriasis, linfomas, pénfigo vulgar, lupus sistémico, dermatomiositis, dermatitis atópica, sarcoidosis, granuloma anular, hidradenitis supurativa, pioderma gangrenoso, penfigoide ampolloso, síndrome de Behçet, pitiriasis rubra pilar han podido beneficiarse de la utilización de estos tratamientos6.

Enfermedades inflamatorias complejas entre las que se encuentran las enfermedades intestinales crónicas como colon irritable, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa han permitido una mejoría importante de la calidad de vida y pronóstico a largo plazo de estos pacientes. Utilizando estas terapias el objetivo es la remisión completa de la enfermedad, tanto clínica como endoscópica7.

Si existe un perfil de pacientes especialmente beneficiado de las terapias biológicas son los afectados por enfermedades reumáticas ya que estos tratamientos han supuesto un cambio de estrategia en su manejo. Hasta hace unos diez años las terapias utilizadas sólo estaban destinadas a aliviar los síntomas clínicos con analgésicos y antiinflamatorios. En la actualidad, el objetivo es frenar la destrucción articular y retrasar la discapacidad de los pacientes lo máximo posible. En España hay varias terapias biológicas autorizadas con indicaciones para las siguientes enfermedades: artritis reumatoide, espondiloartritis axial, artritis psoriásica, artritis idiopática juvenil y osteoporosis. Estos medicamentos mejoran el dolor y la rigidez, disminuyen la inflamación, frenan o reducen la progresión del daño articular, atenúan la respuesta del sistema inmunológico, reducen el número de hospitalizaciones y de bajas laborales, previenen deformidades y complicaciones a largo plazo y mejoran de forma importante la calidad de vida del paciente8.

En los tratamientos oncológicos las terapias con medicamentos biológicos han permitido realizar un tratamiento más personalizado y específico en muy diversos tipos de tumores: cáncer colorrectal, cáncer de mama, cáncer ginecológico, peritoneal, cáncer de pulmón y renal, mejorando supervivencia a corto y largo plazo. El tratamiento permite enlentecer el crecimiento tumoral y retrasar su diseminación y la aparición de metástasis.  En muchos casos se trata de “tratamientos dirigidos” ya que están diseñados para bloquear de forma específica aspectos concretos de la biología celular o tumoral en lugar de destruir, de manera más indiscriminada, todas aquellas células que se reproducen rápidamente (como en el caso de la quimioterapia). Estos tratamientos atacan únicamente las células cancerosas, bloqueando los genes o las proteínas que se encuentran en ellas, actuando de forma dirigida y dañando lo menos posible a las células sanas9.

La última década ha visto una transformación en los enfoques para tratar las enfermedades alérgicas con el desarrollo, la aprobación y el uso creciente de productos biológicos destinados al tratamiento de estas afecciones crónicas. El asma fue la enfermedad inicial a la que se dirigieron los productos biológicos con omalizumab, que se une a la IgE libre para reducir la respuesta alérgica de las vías respiratorias. El principal efecto clínico de reducir la IgE circulante y su receptor celular fue la prevención de las exacerbaciones del asma. De esta manera los tratamientos con biológicos en el asma grave de difícil control se han dirigido a la prevención y evitación de las exacerbaciones. Los estudios se dirigieron a probar productos con eficacia en el bloqueo de los componentes de la inflamación T2. Con estos resultados encontrados para el asma, el uso de productos biológicos en enfermedades alérgicas se ha extendido a la rinosinusitis crónica con pólipos nasales, la dermatitis atópica y la urticaria crónica espontánea, dónde se han encontrado respuestas terapéuticas muy importantes10,11.

Los esquemas terapéuticos estándar para la vasculitis suelen estar asociados con numerosos efectos secundarios y una respuesta clínica desigual. Sin embargo, los avances recientes en la comprensión de la patogénesis de estas enfermedades sistémicas han permitido la utilización de diferentes agentes biológicos potencialmente útiles en pacientes con vasculitis12.

Considerar la insulina como medicamento biológico ha permitido la aparición de biosimilares y siendo segura su intercambiabilidad con su biológico de referencia. Esto ha supuesto una mayor disponibilidad y abaratamiento de su coste. Lo mismo sucede con la hormona de crecimiento (somatotropina), que fue el primer biosimilar aprobado en el año 20062.

Varias son las enfermedades oftalmológicas de evolución crónica y con terapias no totalmente eficaces que se han beneficiado de la utilización de medicamentos biológicos. Uveítis no infecciosas, degeneración macular, ojo seco asociado a síndrome de Sjogren, son algunas de estas enfermedades13. También se podría añadir la retinopatía diabética y las complicaciones oculares diabéticas en general.

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune crónica con desmielinización, inflamación, pérdida neuronal y gliosis (cicatrización). La destrucción de los axones mielinizados en el sistema nervioso central da lugar a la aparición de los síntomas clínicos. Esta destrucción está generada por células T inmunogénicas que producen citocinas con respuesta proinflamatoria. Las terapias biológicas modifican la evolución de la enfermedad al actuar directamente sobre el componente inflamatorio. El tratamiento agresivo con estos medicamentos lo antes posible puede disminuir el índice de recaídas, retardar la formación de nuevas lesiones y reducir potencialmente el riesgo de atrofia cerebral y la acumulación de discapacidades14.

Diferentes afecciones renales asociadas a enfermedades sistémicas tienen indicación de tratamiento biológico. Nefritis asociada a lupus, a vasculitis renales o determinados carcinomas renales tienen indicaciones precisas para la utilización de estas terapias. En concreto, la hemoglobinuria paroxística nocturna es un trastorno de las células madre hematopoyéticas (una célula que puede autorrenovarse y diferenciarse y constituir uno o más tipos de células). Se caracteriza por episodios de hemólisis intravascular y anemia hemolítica crónica. La destrucción intravascular de los eritrocitos da lugar a problemas gastrointestinales, cardiovasculares, pulmonares, cerebrales y urogenitales, así como trastornos de la coagulación. El tratamiento ha sido en gran parte empírico y sintomático, con transfusiones de concentrados de eritrocitos, anticoagulación y la administración de suplementos de ácido fólico o de hierro. Muchas intervenciones farmacológicas diferentes que se utilizan para el tratamiento de este trastorno médico no están estandarizadas. El eculizumab y posteriormente ravulizumab son agentes biológicos recientemente disponibles para la prevención de la anemia hemolítica y los episodios de coagulación grave15,16.

Cuando en la miastenia gravis no dan resultados tratamientos previos, determinados pacientes pueden beneficiarse de tratamiento con rituximab. La miastenia gravis (MG) es una enfermedad autoinmune crónica mediada por anticuerpos contra proteínas postsinápticas de la unión neuromuscular. Hasta un 10%-30% de los pacientes son refractarios a los tratamientos convencionales. Para estos pacientes, rituximab es una terapia que puede dar buenos resultados17.

CONTROLES POSTCOMERCIALIZACIÓN. APLICABILIDAD, SEGURIDAD Y TRAZABILIDAD.

La inmunogenicidad de los medicamentos biológicos siempre es supervisada por las autoridades reguladoras una vez que el medicamento está comercializado. Esto es especialmente importante para saber si aparecen reacciones inmunitarias infrecuentes que solo es posible detectar tras un largo periodo de seguimiento de un gran número de pacientes. Los medicamentos biológicos innovadores disfrutan de un mono­polio temporal que le otorga la patente de tal forma que al terminar ésta, permite salir al mercado medicamento biosimilares, con el mismo principio activo, que puedan competir con el medicamento original innovador. Al autorizar un medicamento biosimilar se garantiza que la calidad farmacéutica, la seguridad y eficacia sean las mismas que del biológico de referencia2.

Los medicamentos biosimilares promueven y generan competencia que permite, por un lado, la reducción de los precios, y por otro, un mejor acceso a esos medicamentos por su mejora en la asequibilidad18,19.

Antes de conseguir la autorización de comercialización, los medicamentos biosimilares han debido pasar una exhaustiva evaluación científica

La incorporación de los medicamentos biológicos en el sistema sanitario suscita preocupaciones a los gestores públicos debido a que el gasto en este tipo de medica­mentos innovadores ha crecido en los últimos cinco años muy por encima del gasto farmacéutico total. La comercialización de medicamentos biosimilares (medicamentos biológicos fuera de patente) conlleva una reducción de los precios, aumento de competencia y mejora de la accesibilidad a esos medicamentos, contribuyendo así a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios18,19. Permiten tratar al mismo número de pacientes a menor precio o bien tratar a más personas con el mismo presupuesto. Al suponer un ahorro incentiva la investigación y el desarrollo de nuevas moléculas. Son un claro ejemplo de uso racional de los medicamentos.

Todos los medicamentos biosimilares, por su condición de medicamentos biológicos nuevos que salen al mercado, están obligados a incluir el triángulo negro, indicativo de que son medicamentos sujetos a una especial vigilancia de su seguridad. Y esto será durante 5 años. El símbolo del triángulo negro invertido identifica a los medicamentos sometidos a seguimiento adicional. Se debe garantizar la inequívoca identificación y trazabilidad del medicamento biosimilar durante su uso clínico y en todos los niveles en la cadena de suministro. En cada momento y cada medicamento debe distinguirse con su marca comercial, número de lote y caducidad 5.

En la mayoría de los productos su dispensación es hospitalaria a través de los Servicios de Farmacia Hospitalaria, aunque si fuera factible, se debería favorecer su dispensación en la farmacia comunitaria para mejorar la accesibilidad de los pacientes.

CONCLUSIONES

Los biosimilares aparecen cuando caduca la patente del medicamento biológico de referencia y otras farmacéuticas deciden empezar su comercialización. Para su autorización, la Agencia Europea del Medicamento (EMA), utiliza las mismas normas de calidad, seguridad y eficacia que se aplican a los medicamentos biológicos. Debe estar garantizada su biosimilitud realizando estudios rigurosos que los comparen con el medicamento de referencia. Es imprescindible garantizar la eficacia y seguridad de su uso y una vez demostrados, es posible intercambiar el biológico por el biosimilar. Si se demuestra que un medicamento es biosimilar a un producto de referencia y tiene una seguridad y una eficacia comparables en una de sus indicaciones, estos datos se pueden extrapolar a otras indicaciones aprobadas para el medicamento de referencia. La extrapolación a otras indicaciones es responsabilidad de la EMA. La evaluación de la seguridad post-comercialización de los biosimilares es idéntica a la de cualquier biológico y su menor coste permite tratar a más pacientes con este tipo de terapias. Los biosimilares suponen una alternativa válida y más eficiente que los medicamentos de referencia.

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