cognitivos del individuo, y de la pérdida de funcionalidad psicológica que conlleva (estresor psicológico); de la interacción social real vulnerada por la aparición de la enfermedad y de la interrupción en el desempeño de los roles habituales (estresor social); y de su capacidad estigmatizante (estresor cultural).
La valoración que la persona hace de su enfermedad y la definición de las tareas para su enfermedad y la definición de las tareas para su adaptación nos llevan a la eficacia del comportamiento, el afrontamiento a la enfermedad; la cual viene influida por tres grupos de factores:
a) Socio-demográficas y personales: edad, sexo, posición económica, inteligencia, madurez emocional y cognitiva, fuerza del yo, amor propio, creencias religiosas, enfermedades previas y experiencias de afrontamiento previas. La época de la vida en que se da la enfermedad es particularmente importante.
b) Relacionados con la enfermedad: clase y localización de los síntomas, duración, moviendo vital.
c) Condiciones ambientales, físicas (como el espacio personal disponible, el grado de estimulación sensorial, etc.) o sociales (como la relación con los familiares, características del ambiente de trabajo, apoyo social, normas y expectativas culturales).
Lo que hace la persona al afrontar su enfermedad es tratar de adaptarse a la nueva situación. Desde un punto de vista general se puede hablar de un conjunto de tareas de adaptación que se ha de plantear en su proceso de afrontamiento (Moos, 1977).
1. El enfermo debe reconocer sus síntomas, controlarlos y prevenir sus crisis cuando sea posible (Ej. el diabético).
2. En el caso del tratamiento, la tarea que hay que superar es la de aceptar o no el tratamiento. Esta decisión depende de:
a) La naturaleza de la enfermedad.
b) Las etapas de la enfermedad.
c) La complejidad del tratamiento.
d) La adaptación a los cambios comportamentales requeridos.
e) Importancia de los efectos secundarios.
f) La estabilidad sociofamiliar.
g) El grado de información.
3. Mantener relaciones adecuadas con el médico y el resto del personal sanitario.
4. Conservar un equilibrio emocional razonable. En este caso el paciente y/o la familia deben afrontar los sentimientos de disgustos asociados a la enfermedad.
5. Conservar la auto-imagen y un sentido de control y competencia satisfactorios. En este caso, el enfermo debe alcanzar un equilibrio personal entre la aceptación de ayuda y su acción participativa, y llevar a cabo con éxito una vuelta a la independencia total después de un periodo de pasividad.
6. Conservar las relaciones con familias amigos. En ese caso ha de superar las dificultades de comunicación y debe encontrar métodos de adaptación con la situación familiar que se establezca.
7. Prepararse para un futuro incierto y acostumbrarse a vivir con esa incertidumbre.
Especificaremos entonces, determinantes del afrontamiento de la enfermedad crónica: (40)
a) La adaptación es dinámica, es una continua negociación entre la persona y su circunstancia. En el proceso de adaptación a la enfermedad crónica hay periodos de progresos seguidos de regresiones, dependiendo de cambios en los patrones de respuestas individuales.
b) La adaptación a la enfermedad crónica está influida por múltiples factores, incluyendo muchos aspectos de creatividad individual.
c) El enfermo crónico puede estar funcionando bien fisiológicamente, pero no ser capaz de realizar los cambios necesarios en su conducta social; o puede estar psicológicamente equilibrado, pero fisiológicamente desequilibrado.
d) La adaptación es evaluada desde muchas perspectivas y por muchas personas (familias, amigos, profesionales, etc.), cada una de las cuales pueden tener diferentes criterios, incluso, diferentes expectativas.
La adaptación a la enfermedad crónica exige una reorganización, incluyendo componentes cognitivos, emocionales y comportamentales, determinada por la enfermedad misma, su naturaleza y significado.
Vivir con la enfermedad crónica exige control en muchas áreas: de las crisis posibles, de los regímenes terapéuticos que requieren grandes cambios de estilos de vida, reorganización del tiempo, de los sentimientos y emociones, mantenimiento de relaciones adecuadas con otras personas significativas, como los familiares o profesionales, de la identidad “nueva”, mantenimiento de un equilibrio entre la necesidad de pedir ayuda a la familia y amigos y la de tener control personal y autoeficacia. (Moos 1977) (40)
Ese control o manejo del acontecimiento estresante que supone la enfermedad crónica se realiza mediante la emisión de conductas de afrontamiento muy variadas. Naturalmente, no se pueden ejecutar respuestas de afrontamiento que no estén en el repertorio comportamental del sujeto. Pero podemos distinguir las siguientes categorías comportamentales, que son frecuentes:
1. Negación o minimización de la gravedad de las crisis (Moos, 1977). Hay tres formas básicas de negación: (40)
a) Negación del hecho de la enfermedad.
b) Negación del significado de la enfermedad.
c) Negación del estado emocional de la enfermedad.
2. Respuestas de acción directa de escape / evitación del acontecimiento.
3. Búsqueda de información pertinente sobre la enfermedad, los procedimientos de tratamiento alternativo y sus probables consecuencias. El curso y evolución de la enfermedad depende de la información, consiguiéndola puede reducir ansiedad y miedos.
4. Conductas confrontativas: Esfuerzos activos centrados sobre los problemas para aprender procedimientos específicos relacionados con la enfermedad. Van destinados a mantener el autocontrol.
5. Mantenimiento regular de rutinas, tanto como sea posible y con métodos concretos. Es importante la planificación de actividades para conseguir la adaptación. (Antonosky, 1979; Diamond, 1980).
6. Manejo de la autopresentación y pedir apoyo emocional de la familia, amigos y profesionales sanitarios. La expresión de nuestras emociones es una forma importante de afrontamiento.
7. Ensayo de