reducción relativamente elevada del riesgo como los exámenes frecuentes, incluido el cribado sanitario, los exámenes que exigen dosis elevadas, como la Tomografía Computadorizada (TC), y procedimientos que requieren tiempos prolongados de fluoroscopía como, por ejemplo, en radiología intervencionista, y en exámenes con pacientes especialmente sensibles a las radiaciones, como los niños.
Conviene, por tanto, dar prioridad a los exámenes más simples y frecuentes.
Una vez fijados los niveles de referencia para diagnóstico, deberá evaluarse periódicamente la dosis administrada al paciente, ya sea por medio de maniquíes estándar o de grupos de pacientes de tamaño estándar, en el equipo de todas las salas de radiología, con el objetivo a largo plazo de llevar a cabo evaluaciones anuales, así como tras cada cambio o reparación importante. Estas dosimetrías deben compararse con los niveles de referencia para diagnóstico establecidos previamente.
Existen dos métodos diferentes de aplicar niveles de referencia para diagnóstico: con maniquíes o con pacientes.
El uso de maniquíes ofrece algunas ventajas. En condiciones normales, bastan una o dos exposiciones para cada radiografía, para cada tipo de examen y para cada componente del equipo radiológico. Sin embargo, la utilización de un maniquí sólo es posible si:
- los niveles de referencia para diagnóstico se fijan para un maniquí determinado y ese (tipo de) maniquí está disponible en todas los centros de radiología
- se puede disponer de factores de conversión entre el maniquí utilizado y los pacientes.
Para algunos exámenes, el número de pacientes disponibles en un período relativamente breve es insuficiente. Por otra parte, es posible que la talla y la constitución de los pacientes difieran ampliamente, de modo que, de hecho, existan sólo unos pocos ‘pacientes de talla estándar’. El informe cita como ejemplo NRD definidos para pacientes de talla estándar con un grosor PA de tórax de 20 cm y un peso de 70 kg.
Dada la escasez de pacientes de talla estándar, algunos países toman en consideración a todos los pacientes disponibles durante el periodo de medición y calculan la media de los resultados de la misma como si se tratara de un paciente de talla estándar. Este método permite hacerse una idea razonable de la dosis apropiada, siempre que el número de pacientes no sea demasiado reducido (al menos 10).
Puesto que la talla y la constitución de las personas también difieren entre distintas poblaciones, puede definirse una gama típica de pacientes por país. Para el uso de niveles de referencia para diagnóstico armonizados, deberán evaluarse y aplicarse factores correctores.
Si las dosis medidas en una muestra de pacientes de talla estándar o en un maniquí estándar para un procedimiento estándar superan sistemáticamente el nivel de referencia para diagnóstico pertinente, deberá realizarse una revisión local de los procedimientos y del equipo en cuestión.
Estas revisiones darán lugar en la mayoría de los casos a una reducción de las dosis en el extremo superior de la curva que representa el número de exámenes y la dosis administrada. Así, por ejemplo, si las autoridades nacionales o los organismos profesionales fijan un nivel de referencia para diagnóstico en el percentil 75 o en otro percentil de la curva de dosis para un examen particular de radiodiagnóstico, este valor deberá disminuir en un cierto plazo.
Por otra parte, tanto en radiodiagnóstico como en medicina nuclear, la introducción de nuevas técnicas y procedimientos puede influir en la distribución de la dosis o en el nivel de actividad administrada en una u otra dirección.
Como ya se dijo anteriormente, el hecho de respetar un nivel de referencia para diagnóstico no significa siempre que se sigan principios de buena práctica. Deberá mantenerse la garantía de la calidad, incluido el control de calidad, aún cuando no se supere el nivel de referencia para diagnóstico y, especialmente, cuando las dosis se sitúen muy por debajo del nivel de referencia para diagnóstico previsto.
Los niveles de referencia para diagnóstico constituyen igualmente un instrumento útil de auditoría clínica, que puede proporcionar una base para la evaluación retrospectiva y para la formulación de recomendaciones para mejorar los procedimientos.
De conformidad con lo dispuesto en la DEM, deberán establecerse niveles de referencia para diagnóstico tanto en radiodiagnóstico como en medicina nuclear, siendo necesario iniciar una investigación y adoptar medidas correctoras apropiadas siempre que se superen sistemáticamente dichos niveles. En radiodiagnóstico, por tanto, este nivel debería ser superior al valor medio de las dosis medidas en pacientes o de las dosis en un maniquí.
En radiodiagnóstico, los niveles de referencia para diagnóstico deben basarse en dosis medidas en diversos tipos de hospitales, clínicas y prácticas y no sólo en hospitales bien equipados.
Pueden utilizarse dosis en la superficie de entrada, productos dosis-área u otros parámetros relacionados con la dosis.
Como ya se dijo anteriormente, puesto que los pacientes y la información requerida difieren ampliamente, los niveles de referencia para diagnóstico sólo son aplicables a procedimientos estándar, a maniquíes estándar o a grupos de pacientes de talla estándar, así como a grupos específicos de niños clasificados por edad, talla y peso.
Para la evaluación de los niveles de referencia para diagnóstico pueden utilizarse las dosis en la superficie de entrada medidas con un dosímetro de termoluminiscencia (DTL) fijado al cuerpo del paciente, o el producto dosis área.
El uso de los niveles de referencia para diagnóstico resulta particularmente aconsejable para los exámenes más comunes, que puedan implicar dosis elevadas o que deban ser realizados con mayor frecuencia productos al gran número de patologías que se pueden diagnosticar en un mismo estudio, como es el caso que nos ocupa en esta investigación: los estudios radiográficos de