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Nutrición enteral en el paciente crítico: avances recientes

Nutrición enteral en el paciente crítico: avances recientes

Autor principal: Luis Josué Sánchez Madriz

Vol. XX; nº 05; 150

Enteral nutrition in critically ill patients: recent advances

Fecha de recepción: 22/01/2025

Fecha de aceptación: 27/02/2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 05 Primera quincena de Marzo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 05; 150

Autores

Dr. Luis Josué Sánchez Madriz

https://orcid.org/0009-0002-0717-4225

Afiliación: Universidad de Iberoamérica

País: Costa Rica

Dra. Jeniffer Fabiola Shion Pérez

https://orcid.org/0009-0005-8381-3940

Afiliación: Universidad de Ciencias Medicas

País: Costa Rica

Dr. Luis Diego Palma González

https://orcid.org/0009-0001-2729-3750

Afiliación: Universidad Autónoma de Centro América

País: Costa Rica

Dra. Nikol Paola Camacho Arias

https://orcid.org/0009-0005-8127-0313

Afiliación: Universidad Latina de Costa Rica

País: Costa Rica

Dra. Gioconda Agüero Gómez

https://orcid.org/0009-0003-1888-3905

Afiliación: Universidad de Iberoamérica

País: Costa Rica

RESUMEN

El articulo presenta los resultados de una revisión narrativa de literatura científica sobre el tema de la nutrición enteral en el paciente crítico y avances recientes en el campo. Se hace una definición de la nutrición enteral, tipos y modos de aplicación. Se describen los criterios de selección de la forma de aplicación de la nutrición enteral en los pacientes críticos. Se describen distintas formulaciones de alimentación para los pacientes de acuerdo a su condición. Se resalta que los últimos avances en el campo están centrados en la aplicación de técnicas de imagen que facilitan los procesos de sondeo y aplicación de las vías enterales, de igual forma el diseño de dietas especializadas de acuerdo a estudios inmunológicos y de condiciones propias de los pacientes. Se menciona también la importancia de la aplicación de probióticos como elemento fundamental en las dietas con el fin de proteger a los pacientes en sus condiciones gastro intestinales. En líneas generales, la nutrición enteral es una técnica de alimentación aplicada a los pacientes críticos, que amerita un proceso de monitoreo constante y las medidas de aplicación personalizada dirigen el interés investigativo actual.

Palabras clave: nutrición enteral, paciente crítico, protocolos de NE , beneficios de NE, riesgos de NE.

ABSTRACT

The article presents the results of a narrative review of scientific literature on the subject of enteral nutrition in critically ill patients and recent advances in the field. A definition of enteral nutrition, types and modes of application is made. The selection criteria for the form of application of enteral nutrition in critically ill patients are described. Different feeding formulations for patients according to their condition are described. It is highlighted that the latest advances in the field are focused on the application of imaging techniques that facilitate the processes of probing and application of enteral routes, as well as the design of specialized diets according to immunological studies and the conditions of the patients themselves. The importance of the application of probiotics as a fundamental element in diets in order to protect patients in their gastrointestinal conditions is also mentioned. In general terms, enteral nutrition is a feeding technique applied to critically ill patients, which merits a constant monitoring process and personalized application measures direct current research interest.

Keywords: enteral nutrition, critical patient, EN protocols, benefits of EN, risks of EN.

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

INTRODUCCIÓN

La nutrición enteral (NE) desempeña un papel crucial en el tratamiento de pacientes con enfermedades graves, ya que proporciona nutrientes esenciales a través del tracto gastrointestinal (GI) cuando la ingesta oral es inadecuada o imposible. Los avances recientes en la comprensión de la respuesta metabólica a las enfermedades graves, las mejoras en los protocolos de alimentación y las innovaciones tecnológicas en los dispositivos de alimentación han transformado significativamente la administración de NE en las unidades de cuidados intensivos (UCI) (1). Los beneficios de la nutrición enteral temprana han sido bien documentados, incluido el mantenimiento de la integridad intestinal, la reducción de la incidencia de infecciones y mejores resultados clínicos en comparación con la nutrición parenteral. Esta revisión tiene como objetivo resumir las últimas investigaciones sobre la optimización de las estrategias de alimentación enteral en pacientes con enfermedades graves, centrándose en los desarrollos recientes en el momento de la alimentación, las formulaciones y los enfoques de monitoreo (2).

Durante la última década, han surgido nuevos conocimientos sobre el momento de inicio de la nutrición enteral, y la alimentación enteral temprana dentro de las 24 a 48 horas posteriores al ingreso a la UCI ahora se considera el estándar de atención (3). La lógica detrás de la alimentación temprana se basa en su capacidad para reducir la respuesta catabólica a las lesiones, preservar la función inmunológica y mejorar el pronóstico general. Además, se han introducido nuevas formulaciones de nutrientes, como la inmunonutrición y las dietas basadas en péptidos, que ofrecen nutrientes específicos que pueden modular la respuesta inmunitaria y favorecer la recuperación. Estas innovaciones ponen de relieve la necesidad de estrategias nutricionales personalizadas adaptadas a las demandas metabólicas e inmunológicas de los pacientes en estado crítico (4).

Esta revisión explora estos avances tecnológicos y la evidencia que respalda su uso en pacientes en estado crítico, proporcionando una descripción general integral de cómo están dando forma a las prácticas modernas de nutrición enteral.

METODOLOGÍA

Esta revisión narrativa se realizó mediante la búsqueda en bases de datos como Taylor&Francis, PubMed, Cochrane Library, Springer y EBSCO, para identificar artículos de investigación originales publicados entre 2014 y 2024 relacionados la nutrición enteral en el paciente crítico y sus avances recientes. La estrategia para la búsqueda implicó la aplicación de descriptores como los siguientes: “nutrición enteral”, “ paciente crítico”, “ protocolos de NE”, “ beneficios de NE” , “ riesgos de NE”.

La búsqueda se realizó principalmente en idiomas inglés y español. Se tomaron en cuenta investigaciones entre 2014 y 2024. Se consideraron estudios publicados en texto completo.  La metodología empleada en esta revisión de la literatura refleja un enfoque riguroso y estructurado para sintetizar el conocimiento actual sobre la inmunoterapia del melanoma. Al centrarse en estudios recientes y sus hallazgos, esta revisión tiene como objetivo informar a los médicos e investigadores sobre los últimos avances en la nutrición enteral del paciente crítico.

RESULTADOS

Definición de nutrición enteral

La nutrición enteral (NE) se refiere a la administración de nutrientes directamente al tracto gastrointestinal (GI) a través de un tubo, catéter o estoma, evitando la necesidad de ingesta oral. Este método se emplea comúnmente cuando un paciente no puede satisfacer los requerimientos nutricionales mediante una alimentación regular, pero conserva un tracto gastrointestinal funcional (5). La NE se puede administrar a través de sondas nasogástricas, nasoyeyunales o de gastrostomía endoscópica percutánea (PEG), según la condición del paciente y la duración de la alimentación requerida. El objetivo de la NE es proporcionar macronutrientes esenciales (proteínas, carbohidratos y grasas) y micronutrientes (vitaminas y minerales) para mantener el equilibrio energético y apoyar la curación, al mismo tiempo que se preserva la integridad del sistema GI (6).

En pacientes con enfermedades críticas, la nutrición enteral es necesaria para contrarrestar el estado hipercatabólico a menudo inducido por traumatismos, sepsis o cirugía, que puede provocar un rápido desgaste muscular y desnutrición (7). La EN no solo aporta los nutrientes necesarios para mantener la función orgánica, sino que también ayuda a preservar la integridad intestinal, evitando la translocación bacteriana y reduciendo el riesgo de infecciones, como la neumonía asociada a la ventilación mecánica (NAVM). Además, el inicio temprano de la alimentación enteral se ha asociado con mejores resultados clínicos, incluida una menor morbilidad, una menor duración de la estancia en la unidad de cuidados intensivos (UCI) y menores tasas de mortalidad (8).

Tipos de nutrición enteral

La NE se puede clasificar según la vía de administración y el tipo de fórmula utilizada. Las dos vías principales para la administración de NE son la alimentación nasogástrica y la alimentación nasointestinal. La alimentación nasogástrica implica la colocación de una sonda a través de la nariz hasta el estómago y se utiliza comúnmente en situaciones de corto plazo en las que el paciente tiene un sistema gastrointestinal (GI) funcional (7). La alimentación nasointestinal, como la nasoyeyunal o nasoduodenal, evita el estómago y administra nutrientes directamente al intestino delgado, y se recomienda en pacientes con riesgo de aspiración o aquellos con vaciamiento gástrico retardado. La NE a largo plazo se proporciona a través de gastrostomía endoscópica percutánea (GEP) o yeyunostomía, que son tubos insertados quirúrgicamente cuando se requiere alimentación a largo plazo (9).

El tipo de fórmula utilizada en la nutrición enteral también varía según el estado clínico del paciente. Las fórmulas poliméricas estándar contienen proteínas intactas, carbohidratos y grasas, diseñadas para pacientes con capacidades digestivas y de absorción normales. Estas fórmulas suelen estar libres de lactosa y se pueden utilizar en la mayoría de los pacientes con una función gastrointestinal adecuada. Las fórmulas elementales o semielementales, por otro lado, contienen proteínas parcialmente hidrolizadas (péptidos), lo que las hace más fáciles de digerir y absorber(10). Se recomiendan para pacientes con afecciones como pancreatitis, síndrome del intestino corto u otros trastornos de malabsorción.

También hay fórmulas especializadas disponibles para pacientes con afecciones médicas específicas. Las fórmulas de inmunonutrición están enriquecidas con nutrientes específicos como arginina, glutamina, ácidos grasos omega-3 y nucleótidos, que han demostrado modular la función inmunológica y reducir la inflamación. Estas se utilizan a menudo en pacientes gravemente enfermos o en aquellos que se recuperan de una cirugía o un traumatismo. Otras fórmulas se dirigen a afecciones específicas, como las fórmulas renales para pacientes con enfermedad renal, que son bajas en proteínas, potasio y fósforo (11). Las fórmulas para diabéticos están diseñadas para controlar los niveles de glucosa en sangre con un contenido de carbohidratos modificado, mientras que las fórmulas hepáticas se utilizan en pacientes con insuficiencia hepática para reducir la carga de nitrógeno (12).

Modos de administración y criterios de selección

La administración de NE se puede clasificar en tres modos principales: alimentación continua, alimentación intermitente y alimentación en bolo. La alimentación continua implica administrar la solución nutritiva de manera constante durante 16 a 24 horas utilizando una bomba de infusión, que ayuda a mantener una velocidad de infusión estable y se recomienda para pacientes con enfermedades críticas o aquellos con deterioro de la función gastrointestinal (GI). Minimiza el riesgo de distensión gástrica, aspiración y diarrea, lo que lo convierte en el método preferido para pacientes en unidades de cuidados intensivos (UCI) o aquellos con alto riesgo de complicaciones como vaciamiento gástrico retardado (13). La alimentación continua asegura una absorción óptima de nutrientes, especialmente en pacientes con función GI comprometida debido a enfermedad, cirugía o sedación.

La alimentación intermitente, por otro lado, se proporciona a intervalos regulares a lo largo del día, generalmente durante 20 a 60 minutos, imitando los patrones de alimentación normales. Este modo se utiliza cuando los pacientes muestran cierto grado de recuperación de la función GI o están haciendo la transición de la alimentación por sonda a la ingesta oral. Puede mejorar la movilidad del paciente y, a menudo, es más satisfactoria psicológicamente para quienes desean aproximarse a un horario de alimentación regular (14). Sin embargo, la alimentación intermitente puede conllevar un mayor riesgo de intolerancia (p. ej., vómitos o distensión abdominal) en comparación con la alimentación continua, lo que la hace más adecuada para pacientes con tolerancia gastrointestinal establecida y estado clínico estable (13).

La alimentación en bolo implica administrar un gran volumen de fórmula (normalmente 250-400 ml) rápidamente durante un período corto (normalmente de 15 a 30 minutos), varias veces al día. Este método es adecuado para pacientes con función gastrointestinal estable, aquellos que requieren nutrición enteral domiciliaria o cuando el acceso a la alimentación es limitado, como en hogares de ancianos o durante la recuperación de una enfermedad (12). La alimentación en bolo se asemeja mucho a los patrones de alimentación normales, pero conlleva un mayor riesgo de complicaciones, como aspiración, náuseas y vómitos, en particular en pacientes con vaciamiento gástrico alterado o mala tolerancia gastrointestinal.

Criterios para la selección de los modos de nutrición enteral

La selección del modo adecuado de administración de nutrición enteral depende de múltiples factores, entre ellos el estado clínico del paciente, la función gastrointestinal y el riesgo de aspiración. La alimentación continua suele seleccionarse para pacientes gravemente enfermos o aquellos con alto estrés metabólico que requieren una ingesta constante de nutrientes durante un período prolongado. Este método también se prefiere cuando los pacientes corren el riesgo de presentar intolerancia gástrica o aspiración. La alimentación intermitente es ideal para pacientes que pueden tolerar volúmenes moderados de alimentación a intervalos establecidos, lo que permite pausas en la alimentación, una mejor movilidad y un ritmo de alimentación más natural. La alimentación en bolo suele elegirse para pacientes estables a largo plazo que pueden tolerar volúmenes mayores y rápidos de fórmula y no tienen riesgos significativos de intolerancia gastrointestinal o aspiración (11).

Además, el modo de alimentación también puede depender de factores logísticos, como la disponibilidad de personal sanitario para administrar los alimentos y la viabilidad del uso de la bomba en entornos de atención domiciliaria. Por ejemplo, la alimentación en bolo se utiliza a menudo para pacientes domiciliarios porque requiere menos trabajo y no requiere una monitorización continua con bombas de infusión, mientras que la alimentación continua puede ser más apropiada en hospitales donde es posible una monitorización estrecha (15).

Parámetro de monitorización de nutrición enteral

Tolerancia gastrointestinal

El control de la tolerancia gastrointestinal (GI) es crucial en los pacientes que reciben nutrición enteral (NE), ya que ayuda a detectar complicaciones como náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento y aspiración, que pueden comprometer la absorción de nutrientes y la seguridad del paciente. Los marcadores clínicos de tolerancia incluyen volúmenes residuales gástricos (GRV), distensión abdominal y función intestinal. Si bien el GRV se ha utilizado tradicionalmente para evaluar la tolerancia, ahora se cuestiona su utilidad debido a la variabilidad en la práctica clínica y la evidencia de que un GRV alto no siempre se correlaciona con el riesgo de aspiración. Las pautas modernas recomiendan controlar los signos clínicos de intolerancia (p. ej., vómitos o malestar abdominal) en lugar de confiar únicamente en el GRV. La diarrea, a menudo causada por fórmulas hiperosmolares, antibióticos o infecciones, es otro aspecto crítico de la tolerancia gastrointestinal que se debe controlar(4). Ajustar la composición de la fórmula, la velocidad de infusión o el uso de medicamentos como los procinéticos puede abordar estos problemas.

Balance de nitrógeno

El balance de nitrógeno es un indicador clave del metabolismo proteico y del estado nutricional general en pacientes con enfermedades graves que reciben NE. Se calcula midiendo la ingesta de nitrógeno (de las proteínas) y las pérdidas de nitrógeno (principalmente a través de la orina), donde un balance de nitrógeno positivo indica una ingesta proteica adecuada para la reparación tisular y un balance negativo sugiere catabolismo y nutrición insuficiente. Los pacientes en estados catabólicos, como aquellos con quemaduras graves, traumatismos o infecciones, requieren una mayor ingesta proteica para lograr un balance de nitrógeno positivo (1). El control del balance de nitrógeno permite a los médicos ajustar el suministro de proteínas para satisfacer las demandas metabólicas, lo que mejora los resultados en pacientes con enfermedades graves. Sin embargo, esta medida requiere una recolección precisa de orina para la excreción urinaria de nitrógeno de 24 horas y, a menudo, es un desafío logístico en entornos clínicos.

Función hepática y renal

La función hepática y renal debe controlarse regularmente en pacientes que reciben NE, en particular en aquellos con afecciones hepáticas o renales preexistentes. Las fórmulas de NE pueden afectar estos órganos, especialmente si son ricas en proteínas o contienen nutrientes específicos que requieren procesamiento hepático o renal. Las pruebas de función hepática (PFH), que incluyen bilirrubina, fosfatasa alcalina, alanina aminotransferasa (ALT) y aspartato aminotransferasa (AST), ayudan a evaluar la tolerancia hepática al soporte nutricional, y las anomalías pueden indicar esteatosis, colestasis o hepatotoxicidad por sobrealimentación o componentes específicos de la fórmula enteral (14). La función renal se controla a través de la creatinina sérica, el nitrógeno ureico en sangre (BUN) y la producción de orina. Las fórmulas de NE hipercalóricas o con alto contenido de proteínas pueden exacerbar el deterioro renal, especialmente en pacientes con enfermedad renal aguda o crónica. En tales casos, pueden requerirse fórmulas de NE especializadas con contenido ajustado de proteínas y electrolitos (8).

Respuesta inflamatoria

La respuesta inflamatoria en pacientes con enfermedades graves puede influir significativamente en el metabolismo de los nutrientes y la eficacia de la NE. Los biomarcadores como la proteína C reactiva (PCR), la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) se miden comúnmente para evaluar la respuesta inflamatoria sistémica. Los marcadores inflamatorios elevados pueden indicar un aumento del estrés metabólico y del catabolismo, lo que requiere ajustes en el suministro de nutrientes, en particular en la ingesta de proteínas y calorías, para apoyar la respuesta inmunitaria y prevenir la desnutrición (15). Los estados inflamatorios también pueden alterar la absorción de nutrientes y la permeabilidad intestinal, lo que conduce a problemas como un aumento de la translocación bacteriana o daño a los enterocitos. El seguimiento de estos marcadores permite a los médicos adaptar la terapia nutricional al estado inflamatorio del paciente, lo que potencialmente mejora la recuperación al modular la respuesta inmunitaria y metabólica a través de intervenciones nutricionales(2).

Riesgos o posibles complicaciones

Aspiración y complicaciones respiratorias

Uno de los riesgos más importantes asociados con la nutrición enteral (NE), en particular en pacientes con enfermedades graves, es la aspiración, que puede provocar neumonía y otras complicaciones respiratorias. La aspiración se produce cuando el contenido gástrico se regurgita y se inhala hacia los pulmones, a menudo debido a un vaciamiento gástrico deficiente, una vía aérea desprotegida o una colocación incorrecta de la sonda. Los estudios indican que el riesgo de aspiración aumenta en pacientes con deterioro neurológico, vaciamiento gástrico retardado o aquellos que reciben ventilación mecánica (9). Las estrategias preventivas, como elevar la cabecera de la cama a 30-45 grados, la alimentación continua en lugar de en bolo y el control de los volúmenes gástricos residuales, pueden ayudar a minimizar este riesgo. Sin embargo, incluso con estas intervenciones, el riesgo de aspiración no se puede eliminar por completo, por lo que es esencial un control cuidadoso (16).

Complicaciones gastrointestinales

La NE puede causar una variedad de complicaciones gastrointestinales (GI), que incluyen náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento y distensión abdominal. Estas complicaciones suelen estar relacionadas con la composición de la fórmula de alimentación, la velocidad de administración o las condiciones subyacentes que afectan la motilidad intestinal y la absorción. La diarrea, por ejemplo, se asocia con frecuencia con fórmulas hiperosmolares, uso de antibióticos o infecciones como Clostridium difficile. Los vómitos y las náuseas, por otro lado, pueden indicar un vaciamiento gástrico retrasado o intolerancia a la fórmula de alimentación (17). El manejo de estas complicaciones a menudo implica ajustar la osmolalidad de la fórmula, reducir la velocidad de infusión o introducir agentes procinéticos. El control regular de los síntomas gastrointestinales y realizar ajustes oportunos al protocolo de alimentación pueden ayudar a prevenir complicaciones más graves, como la isquemia o la perforación intestinal (9).

Complicaciones metabólicas

La NE, en particular cuando se administra a velocidades o volúmenes inadecuados, puede provocar complicaciones metabólicas, como sobrealimentación, síndrome de realimentación, hiperglucemia y desequilibrios electrolíticos. La sobrealimentación puede provocar hiperglucemia, hígado graso y compromiso respiratorio, especialmente en pacientes con capacidad metabólica limitada. Por el contrario, el síndrome de realimentación es una complicación potencialmente mortal que se produce cuando un paciente desnutrido recibe un apoyo nutricional rápido, lo que provoca un cambio en los electrolitos (especialmente el fosfato), el equilibrio de líquidos y los procesos metabólicos (15). Esta afección se caracteriza por hipofosfatemia, hipocalemia e hipomagnesemia, y puede provocar complicaciones cardíacas, neurológicas y hematológicas si no se controla con cuidado. Para evitar estos problemas, se recomienda iniciar la NE a tasas bajas en pacientes desnutridos y controlar de cerca los niveles de electrolitos, aumentando gradualmente la tasa de alimentación según la tolerancia (5).

Avances recientes

En los últimos años, la investigación sobre nutrición enteral ha avanzado significativamente en la optimización de la administración de nutrientes para mejorar los resultados clínicos de los pacientes. Un área clave de enfoque ha sido el desarrollo de fórmulas de alimentación más específicas y personalizadas, ajustadas a las necesidades individuales del paciente. Se ha observado que la composición de las fórmulas enterales, que incluyen proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales, puede influir directamente en la recuperación y en la reducción de complicaciones. Fórmulas especializadas, como aquellas enriquecidas con ácidos grasos omega-3, glutamina o antioxidantes, han mostrado efectos positivos en la modulación de la respuesta inflamatoria y en la reducción del riesgo de infecciones en pacientes críticos. La administración temprana de nutrición enteral también ha sido respaldada por estudios que muestran beneficios en la reducción del tiempo de hospitalización y mejoría en la función inmune.

Otro avance importante en la nutrición enteral es el uso de probióticos y prebióticos para mejorar la salud gastrointestinal. Estas son bacterias beneficiosas que ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal, mientras que los prebióticos son compuestos que favorecen el crecimiento de estas bacterias. La investigación reciente ha demostrado que la suplementación con probióticos en fórmulas enterales puede mejorar la función intestinal y reducir la incidencia de infecciones nosocomiales en pacientes críticamente enfermos. Además, los prebióticos pueden prevenir la diarrea asociada a la alimentación enteral y mejorar la absorción de nutrientes (6). La combinación de ambos elementos se ha mostrado prometedora en la mejora de los resultados clínicos y en la reducción de complicaciones gastrointestinales.

Otro de los avances significativos  es el desarrollo de tecnologías avanzadas de monitoreo para asegurar una administración segura y efectiva. Se han introducido sistemas de monitoreo continuo que permiten una evaluación más precisa de la tolerancia y el estado nutricional del paciente en tiempo real. Estas tecnologías ayudan a ajustar las tasas de infusión, a detectar precozmente complicaciones como la aspiración y a mejorar la adherencia a los protocolos de alimentación (18). Además, se está trabajando en la integración de estos sistemas con dispositivos de monitoreo metabólico, lo que permitiría personalizar aún más la nutrición enteral según las necesidades energéticas y metabólicas del paciente.

Un área emergente de investigación es la relación entre el microbiota intestinal y la respuesta a la nutrición enteral. Estudios recientes han comenzado a explorar cómo la composición de la microbiota puede influir en la absorción de nutrientes y en la eficacia de la alimentación enteral. Se ha observado que ciertos perfiles de microbiota están asociados con mejores respuestas a la nutrición, mientras que otros pueden predisponer a complicaciones como infecciones o inflamación crónica (12). El entendimiento de estas interacciones podría llevar a estrategias de alimentación más personalizadas basadas en el análisis del microbiota intestinal de los pacientes.

CONCLUSIONES

En resumen, los avances recientes en la nutrición enteral han permitido una mejora significativa en el manejo nutricional de pacientes críticos. La optimización de las fórmulas enterales, adaptadas a las necesidades específicas de cada paciente, ha mostrado beneficios importantes, como la reducción de complicaciones y una mejor recuperación clínica. El uso de fórmulas enriquecidas con nutrientes específicos, como ácidos grasos omega-3, antioxidantes y aminoácidos, ha demostrado ser eficaz para modular la respuesta inflamatoria y reducir infecciones nosocomiales, lo que subraya la importancia de personalizar la nutrición enteral según las condiciones del paciente.

Además, el uso de probióticos y prebióticos en la nutrición enteral ha emergido como un enfoque prometedor para mejorar la salud gastrointestinal y reducir las complicaciones asociadas con la alimentación enteral, como la diarrea. Estos suplementos ayudan a equilibrar la microbiota intestinal y mejoran la absorción de nutrientes, lo que contribuye a una recuperación más rápida y efectiva en pacientes críticos. En este contexto, la investigación sobre la interacción entre la microbiota y la nutrición enteral está abriendo nuevas oportunidades para personalizar aún más el tratamiento nutricional.

Finalmente, el desarrollo de tecnologías avanzadas de monitoreo ha permitido un control más preciso de la administración de la nutrición enteral, mejorando la seguridad y efectividad del tratamiento. Estas herramientas facilitan el ajuste dinámico de la nutrición en función de la respuesta metabólica del paciente, lo que optimiza los resultados clínicos. En conjunto, estos avances reflejan un enfoque más integral y personalizado en la nutrición enteral, que no solo mejora los resultados clínicos inmediatos, sino que también contribuye a una recuperación más rápida y sostenida a largo plazo.

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